Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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Por qué leer ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’ tanto si viste la peli como si no

Ha muerto el gran cineasta Milos Forman. Adaptó de forma colosal la novela ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’, de Ken Kesey, uno de los libros fetiche de reginaexlibrislandia. Las dos versiones, en tinta y en celuloide, son obras de arte con mayúscula.

(Alguien voló sobre el nido del cuco, 1975 / United Artists)

(Alguien voló sobre el nido del cuco, 1975 / United Artists)

Pero como suele ocurrir, ambas obras no corrieron la misma suerte: mientras la película homónima de Milos Forman se llevó a mediados de los setenta no uno, sino cinco de los premios Oscar (mejor película, mejor director, mejor actor, mejor actriz y mejor guión adaptado) y se convirtió en cinta de culto en tiempo récord, la novela Alguien voló sobre el nido del cuco quedó relegada a un más que discreto segundo plano.

Y eso me saca de quicio, porque Alguien voló sobre el nido del cuco (Ken Kenswey, Anagrama) es un auténtico novelón, con una impagable galería de personajes y un mensaje tan demoledor e inquietante como, a ratos, tierno y a ratos hilarante.

Alguien voló sobre el nido del cuco

Alguien voló sobre el nido del cuco

Es el sobrecogedor retrato de los hospitales psiquiátricos de la norteamérica de los años 50 que es, más allá de su brillante adaptación cinematográfica homónima, un novelón de órdago. En ella Randle McMurphy finge estar loco para esquivar la cárcel y termina confinado en la sala del hospital psiquiátrico que dirige con mano de hierro Ratched, la sádica Gran Enfermera. McMurphy, vital, generoso, amoral y rebelde, librará desde su llegada una guerra sin cuartel contra la Gran Enfermera y su sistema represivo. Las batallas serán divertidas y cruentas; algunos internos perderán en ellas la vida, y otros descubrirán los encantos del sexo, la bebida, la libertad y la rebelión permanentes. Maravillosa crónica de un momento y un lugar que es a ratos espeluznante, a ratos tierna y otros incluso divertida. Palabra de Regina ExLibris.

No me malinterpretéis: la novela se lee, sí, pero menos de lo que merece. Y el nombre de su autor, Key Kensey, suena menos de lo que debiera. Es más: si la buscáis en una librería lo más habitual (salvo las excepciones de rigor) hay más probabilidades de que no la tengan en balda que de que sí os la podáis llevar puesta. Os la pueden conseguir, eso sí. Pero en stock son pocas las librerías que la incluyen en su fondo per se. Y es una lástima. Haced la prueba.

En reginaexlibrislandia siempre tenemos ejemplares porque nos encanta y porque la prescribimos a discreción. Este alguienvolósobreelcuconismo desmesurado me viene a mí de serie, y lo inoculo entre mis libreros y entre mis reginaexlibrislandianos asiduos o esporádicos a destajo.

Y os diré que aún no ha llegado el día en que un lector al que prescribí Alguien voló sobre el nido del cuco haya vuelto para decirme algo negativo de la novela. Todo lo contrario.

Aunque este post es, obviamente, una lanza por la novela original os dejó el trailer al peliculón homónimo de Milos Forman para que veáis que me he sacudido el bibliorencor a librazos ;P

Seis novelas de Evelyn Waugh para leer y disfrutar de la mejor prosa mordaz

Se cumplen 52 años de la muerte de Evelyn Waugh, otro santo bibliopatrón de mi librería y uno de los titanes de las letras anglosajonas del SXX. Escasamente admirado como ser humano pero venerado como escritor y como cronista despiadado de la frívola generación de entreguerras, yo siempre pensé en él como en una flapper atrapada en el cuerpo de un católico converso, gruñón, soberbio, misógino y snob de bofetón con la mano abierta, pero con un talento portentoso para la literatura.

Evelyn Waugh

Evelyn Waugh

Alguien atormentado por una feroz lucha interna y en perpetuo pie de guerra contra el mundo que implosionó en artefactos literarios cargados de veneno, de ironía y de verdad. De ahí que la ‘marca Waugh’ se materialice en novelas divertidas y alocadas con espacio para el desencanto y la crítica, pero, eso sí, de forma perversamente sutil.

Adoro su obra, su sentido del humor, su lucidez mordaz y esa gloriosa lengua bífida con la que describe esos entornos en los que se maneja como pez en el agua: la aristocracia con toda su pompa, los círculos diplomáticos y las corruptelas, el ejército y los conflictos bélicos, la flema universitaria y la prensa.

Así que con ese bibliocuadro entenderéis por qué siempre que puedo prescribo sus novelas a discreción.

Y ahora más que nunca, puesto que con la biblioefeméride de peineta atornillada al pelucón me he venido arriba y he montado un escaparate evelynwaughiano con seis novelas de Evelyn Waugh que ningún lector debería perderse según Regina ExLibris. No están todas las que son, pero si son todas las que apuntalan su universo literario al completo.

¿Listos? Van:

1. Retorno a Brideshead. Evelyn Waugh. Tusquets. La vuelta de Charles a la elegante mansión de lord Marchmain, convertida ahora en cuartel por la guerra, le devuelve a un pasado en que recorría embelesado sus jardines y salones, y se dejaba seducir por sus singulares habitantes, en especial por el ambiguo y cautivador Sebastian y su fascinante hermana, lady Julia, y el misterio que envuelve a toda la estirpe. Un libro soberbio, se mire por donde se mire. Cuenta con una ya mítica adaptación catódica de la BBC británica y, ya en los 2000, una película homónima.

Retorno a Brideshead

Retorno a Brideshead

 

2. ¡Noticia Bomba! Evelyn Waugh. Anagrama. Un magnate de la prensa de Fleet Street llamado Lord Copper presume de la infalibilidad de su olfato para descubrir talentosos reporteros que inundan de exclusivas su tabloide y ganarle así lectores a la competencia. Sin embargo, a causa de una confusión de apellidos, envía a «cubrir» la guerra civil en una remota república africana a uno de los periodistas más improbables para tal misión. A partir de ese equívoco, Evelyn Waugh se lanza a una feroz y desopilante sátira sobre el mundo del periodismo, los enviados especiales, la información, la desinformación y la confusión. Considerada como una de las grandes novelas de humor del siglo XX, es también un vívido y corrosivo retrato de la profesión y del sector que arrancará las carcajadas tanto de quienes la sufren a diario como de los ajenos al mundillo.

¡Noticia Bomba!

¡Noticia Bomba!

3. Izad más banderas. Evelyn Waugh.  RBA. Tanto si aún no han leí­do a Evelyn Waugh como si sólo se perdieron por las páginas de Retorno a Brideshead o de Noticia bomba no dejen de hacerse con Izad más banderas, y les aseguro que caerán rendidos ante el particular y acerado sentido del humor con el que el escritor inglés recrea sus propias experiencias y desventuras en el frente en la II Guerra Mundial. Así, a través de su carismático y caradura Basil Seal, levanta a palabras un fresco del periodo en el que Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Hitler, incidiendo en el desconcierto generalizado que supuso tanto para la sociedad -especialmente la alta, que es el ecosistema natural de Waugh- como para el ejército pasar de la euforia inicial a un baño de realidad y crudeza con las primeras derrotas del bando aliado. Realismo, humor y un giro de tuerca a los acontecimientos verí­dicos hacen de este libro un artefacto narrativo de alto voltaje y risa continua.

Izad más banderas

Izad más banderas

4. Un puñado de polvo. Evelyn Waugh.  RBA. Cuando se trata de diseccionar la decadencia de la alta aristocracia británica de los años veinte no hay lengua más bífida que la de Evelyn Waugh. Ya fuera con una exquisita melancolía o con un hilarante sentido del humor, el trasfondo siempre era el mismo: las grandezas y miserias de quienes añadían a su martini varios lingotazos de cinismo e hipocresía. Pues bien, con Un puñado de polvo. Waugh depura su tema, su técnica y su estilo para ofrecernos un cóctel de infidelidad conyugal: la de Lady Brenda Last que, tras siete años de aséptico matrimonio, tiene un tórrido affaire con una sanguijuela social mientras el cornudo Tony trata de encajar el golpe emprendiendo una huida en compañía de un lector que se dará de bruces con un final tan inesperado como demoledor.

Un puñado de polvo

Un puñado de polvo

5. Una merienda de negros. Evelyn Waugh. Anagrama. Destructiva farsa colonial que ataca tabto a los salvajes de la jungla como a los de las ciudades modernas, y en la que abundan personajes inolvidablemente cómicos como el inepto y petulante embajador inglés o las dos damas que se presentan para observar el tratamiento dado a los animales en ese país «bárbaro». En ella Seth, el nuevo emperador de Azania, «tirano de los mares y licenciado en Oxford», ofrece a su antiguo condiscípulo Basil Seal –insolente, sofisticado y amoral, una perfecta garantía contra la estabilidad– el cargo de «ministro de modernización» de su africano país. A partir de ahí se emprenden las más descabelladas innovaciones, provocándose un sinfín de intrigas tribales y diplomáticas que desembocan en la anarquía y el caos, y en un auténtico festín caníbal absolutamente despiadado, hilarante y veraz.

Merienda de negros

Merienda de negros

6. Cuentos completos. Evelyn Waugh. RBA. Si lo que buscas es una dosis reconcentrada de hastío, crítica mordaz, esnobismo caricaturizado y satirización extrema de personajes hazte ipso facto con los Cuentos completos de Evelyn Waugh. Son 39 relatos del escritor británico que pulverizó la escritura decimonónica con un estilo literario que marcará toda la novela del siglo XX y en el que, con su prosa estilizada e incisiva pero siempre inteligente, no deja títere con cabeza mientras arranca cada relato con frases-garfio que enganchan al lector al texto sin darle opción a abandonarlo hasta el punto y final.

Cuentos Completos

Cuentos Completos

¿Por qué el Don Draper de Mad Men debería leer ‘El Manantial’, de Ayn Rand?

El alcance de una serie televisiva como medio de biblioprescripción de masas es tan brutal que, como librera y bibliófaga, me alío sin titubeos con el “enemigo catódico”.

(Mad Men, 2007 / AMC)

(Mad Men, 2007 / AMC)

Es el caso de la colosal Mad Men, sembrada de referencias literarias de órdago, y a cuyo visionado se ha entregado con ciertos recelos y bastante retraso uno de mis reginaexlibridlandianos más asiduos.

Pero, por lo que me contó mi cliente libresco una vez empezado su maratón madmeniano parece que el entusiasmo le gana el pulso a la desgana:

Cliente: Buenísima, oye. Yo no sé por qué esperé tanto para ver Mad Men

Regina: Sí, querido, la verdad es que es de lo mejor que se ha hecho en TV

C.: ¡Es que me he visto la Temporada 1 prácticamente del tirón!

R.: ¡Ja, ja, ja! En su día yo también me pegué una buena “jartá”

C.: Es que además te quería comentar que en el capítulo 11, cuando el tal Bertram Cooper (ya sabes, el socio de más edad, ese que va descalzo y adora el arte oriental) le propone a Don hacerle socio éste se muestra encantado, pero le dice que él no quiere contrato.

R.: ¿y?

C.:  Pues que el Cooper se echa a reír y le suelta algo así como: “¡Ah! sabía que lo dirías. Ha hablado el inconformista. Te tengo que presentar a mi amiga, la Señorita Ann Ryde (o algo así creo que dice): a ella se le caerá la baba contigo”

R.: ¡Ah, sí! El tal Cooper es fanático de Ayn Rand, una escritora rusa que en los 40 publicó dos novelones tan polémicos como exitosos: El Manantial y La Rebelión del Atlas. La citan más veces en la serie, pero en esa escena el tiro iba más por El Manantial

El Manantial

El Manantial

C.:  Ah, ¿y por qué se supone que Don Draper debería leer ‘El Manantial’, de Ayn Rand?

R.: Bueno, parece que Cooper ve en Draper un clon de Howard Roark, que encarna al individualista nato. Y sí que parecen estar hechos por mismo patrón, la verdad. De ahí lo de que Draper se la leyera y lo de presentarle a su amiga, la propia Ayn Ran, que alucinaría con un ejemplar como Draper suelto por Madison Avenue.

C.: ¿Y es buena la novela? A mí, ahora que lo dices, me suena de algo…

R.: Para mí es un novelón. No es de lectura fácil, eso es cierto. Y te diré que quienes piensan que las letras son alimento básico del espíritu no pueden aplazar más la lectura de El Manantial, una novela audaz, incisiva y demoledora que fascina lo mismo que desconcierta y en la que cohabitamos en la piel de Howard Roark, un joven y brillante arquitecto decidido a ser él mismo que se ve obligado a luchar contra todos mientras es arrastrado por un tsunami emocional al toparse con la mujer de su vida. Un himno literario al individualismo  y al inconformismo que desdobla el mundo en dos planos enfrentados: cómo es y cómo debería ser. Lo dicho: demoledora y de una lucidez brutal.

C.: Pues sí que tiene buena pinta, sí. Y aunque me queda mucha Mad Men por ver puede que sí tenga Don Draper algo de esa novela.

R.: Bueno, también se filmó una adaptación homónima con guión a cargo de la propia Ayn Rand, y con Gary Cooper. Otro peliculón, todo sea dicho.

(El manantial, 1949 / Warner Bros.)

(El manantial, 1949 / Warner Bros.)

C.: ¡En blanco y negro, verdad! Sí, de eso me suena El Manantial entonces. Pero tampoco llegué a verla. Oye, pero, ¿tienes la novela?

R.: Sí, solo la edita un pequeño sello argentino y te aviso que tiene “letra hormiga”, pero cuando te metas en harina verás que hasta eso se te olvida.

Y mi reginaexlibrislandiano abandonó mis confines con su ejemplar de El manantial de Ayn Rand editado por Grito Sagrado, sello que tiene en su catálogo toda la producción literaria de la escritora rusa, que encabezó a denominada novela liberal, con la que abanderó la libertad personal de cada individuo y combatió el colectivismo en todas sus variantes.

Se puede estar o no alineado con el ideario aynrandiano, pero en según qué circunstancia, contexto histórico y situación, y despolitizando sus tramas, lo cierto es que cualquier cambio nace del individuo dispuesto a no doblegarse.

(Mad Men, 2007 / AMC)

(Mad Men, 2007 / AMC)

En este sentido, el Howard Roark de El Manantial es, sin duda, un héroe literario. Y puede que, a su modo y desde su despacho en la agencia de Madison Avenue, Don Draper también. Y, eso sí: la novela es un clásico que todos deberíamos leer. Y más con la que está cayendo ahí fuera, querid@s. Regina ExLibris Dixit.

Y como bonus el trailer de la adaptación que filmó King Vidor de El Manantial en 1949:

“¿Qué novela me leo de Paul Auster antes de meterme con su libraco ‘4321’?”

Es muy difícil sustraerse al embrujo narrativo de Paul Auster, siempre enredando con el destino, el deseo, el amor, el azar, la identidad y su Nueva York natal.

Paul Auster es un ilusionista literario, un bibliomago de lo cotidiano que, apenas con unas cuantas palabras y un par de trucos muy sencillos, transforma lo banal en milagroso ante la mirada entre incrédula y fascinada del lector.

(El Ilusionista, 2006 / Yari Film Group)

(El Ilusionista, 2006 / Yari Film Group)

Y yo, por muy librera y por muy Regina ExLibris que sea también soy humana, a veces incluso demasiado humana para mi gusto.  Y como tal siento una irrefrenable debilidad por según qué escritores. Y como Paul Auster encabeza esa lista, exhibo sin complejos mi paulausterianismo extremo dentro en reginaexlibrislandia, y más allá. Tanto que cuando leo y releo cualquiera de sus novelas me siento como la sinuosa cómplice del genial biblio-ilusionista.

Así que, como ya supondréis, cuando un reginaexlibrislandiano acude a mi formulando las palabras mágicas (“Algo de Paul Auster”) a mí se me desata la bibliofilia y siento que nada puede salir mal.

Pero reconozco que la de hace un rato ha sido la más inesperada y curiosa de las peticiones de biblioguía paulausteriana que me han formulado nunca en la librería:

Cliente: Oye, Regina, ¿qué me leo de Paul Auster antes de meterme con 4321, el último libraco que sacó?

Regina: ¿Perdona?

Cliente: Sí, que llevo tiempo teniéndole ganas y se habla muy bien de 4321, pero creo que, al menos para empezar con él, es un poco demasiado. ¿No crees? Es que es muy, muy tocho y no quiero desanimarme.

Regina: ¡Jajaja! Bueno, sí, pensándolo bien quizás 4321 sea demasiado para empezar con Auster. Veamos, para los no iniciados cualquiera de sus libros previos es bueno, aunque siempre que me insisten yo recomiendo cualquiera de estos seis títulos, que pueden leerse en este orden, o no…

Y aquí le saqué las seis novelas de Paul Auster cuya lectura prescribo para adentrarse (y muy probablemente engancharse) en el universo literario del titán narrativo:

1. El palacio de la luna. Paul Auster. Booket. En los albores de la era lunar y de su madurez, Marco, desorientado, se abandona a una indigencia que lo hubiera devorado de no ser por la bella Kitty Wu, su empleo como biógrafo y el omnipresente astro plateado. Paul Auster maneja con esos tres hilos narrativos los movimientos de Marco por El palacio de la Luna mientras desvela cómo alguien puede frenar en seco su propia caída si se alinean algunas pequeñas casualidades. Una fábula deliciosa y demoledora en la que asistimos a la reconstrucción emocional y espiritual de un joven a quien la realidad desintegró, pero que renace por entre sus cenizas avivado por el deseo por escribir y por la pasión que siente por una chica. Una pequeña gran obra maestra.

El palacio de la luna

El palacio de la luna

2. Viajes por el Scriptorium. Paul Auster. Booket. En Viajes por el Scriptoriumn, Paul Auster radiografía su forma de ficcionar a través de un relato sobre Mr. Blank, un hombre que amanece amnésico y encerrado en un cuarto y al que la visita de personajes ayuda a construir y deconstruir su identidad. Una nueva clase magistral de narrativa que, sin embargo, quizá no sea apta para los no familiarizados con el escritor neoyorquino. Para el resto, una bibliodelicia.

Viajes por el Scriptorium

Viajes por el Scriptorium

3. Brooklyn Follies. Paul Auster. Booket En Brooklyn Follies, el mago de lo cotidiano y demiurgo de personajes con un magnetismo sobrecogedor que es Auster nos introduce a Nathan Glass, un hombre quebrado que, tras sobrevivir a un cáncer y a un divorcio agónico, regresa al vecindario donde creció para apurar su ridícula existencia escribiendo sobre disparates y locuras ajenas. Pero a medida que empieza a escribir conoce a una troupe de personajes que pulverizan sus planes y de cadáver inminente pasa a ser un hombre casi enamorado, con mucho que hacer y muchas ganas de vivir. Una novela magistral, Auster en estado puro.

Brooklyn Follies

Brooklyn Follies

4. El libro de las ilusiones. Paul Auster. Booket Un escritor y profesor de literatura ya no es ni la sombra de sí mismo. Es una criatura absolutamente devastada que se pasa los días bebiendo y cavilando sobre el último instante en que su vida aún podría haber cambiado, aquel en que su mujer y sus hijos aún no habían subido al avión que estalló. Hasta que una noche, mirando casi sin ver la televisión, y por primera vez tras seis meses de deambular peligrosamente sobre un alambre emocional en el vacío, algo lo hace reír.

El libro de las ilusiones

El libro de las ilusiones

5. Invisible. Paul Auster. Anagrama. Cuando una se ventila las casi trescientas páginas de Invisible en apenas una tarde y lo único que alcanza a balbucir más allá de su punto y final es un «Diosssss», no cabe duda: Paul Auster se ha vuelto a superar. Así, sin más, porque el mago de las tramas imposibles ha refinado su técnica para legar al mundo una novela cargada de intriga, erotismo y giros inesperados, y al tiempo poblada por personajes de un magnetismo tan sobrecogedor y tan al límite de sus espirales emocionales que desarman: Adam Walker, un joven aspirante a poeta de alma quebrada, se topa en Nueva York con una pareja de parisinos maduros que le desdibujarán su destino. Cuatro décadas después, un Walker terminal contacta con un amigo de la universidad para que coescriba su historia, y así será como asistiremos al relato de su vida en lo que es una gloriosa y caleidoscópica fábula sobre la pérdida, la identidad y la sexualidad en estado puro con un final demoledor.

Invisible

Invisible

6. Sunset Park. Paul Auster. Anagrama. Como paulausteriana no puedo evitar que, con cada nueva novela del escritor, me invada el vértigo y no sepa si el genio de la metanarrativa se ha superado una vez más o si por el contrario su genio se empieza a desinflar. Pues bien, atrincherada en la última página de Sunset Park apenas doy crédito a la maravilla que acabo de devorar: el mejor Auster en un relato cargado de pequeñas historias hilvanadas en torno al de Miles, un casi treintañero que, a la espera de que su novia sea mayor de edad, regresa a Nueva York tras años de autodestierro físico y emocional para reconciliarse con su pasado y detonar las vidas de su familia y de sus compañeros okupas en Brooklyn. Vital, cómica, trágica, realista y magnética.

Sunset Park

Sunset Park

Y para los iniciados una rareza: El país de las últimas cosas, tan inquietante como cautivadora. Palabra de Regina ExLibris.

Porque, efectivamente y como comentaba mi reginaexlibrislandianano, la colosal 4321 puede ser demasiado para una toma de contacto con la literatura de Paul Auster. Sí, puede ser demasiado, porque lo cierto es que 4321 es biblioharina de otro costal literario, queridos. Y también de otro post.

(El Ilusionista, 2006 / Yari Film Group)

(El Ilusionista, 2006 / Yari Film Group)

 

 

 

 

 

Si te ríes con el humor de Gila lee ‘Las aventuras del buen soldado Svejk’, de J. Hasek

Hoy he aprendido en la librería dos bibliolecciones: una, que para hacer de la guerra algo hilarante y absurdo o eres Gila o Jaroslav Hasek. Y dos, que vinculándolos das con una vía de prescripción librera soldadosvejkiana tan inesperada como certera.

Aunque admiradora tanto de uno como del otro, debo reconocer que hasta hace unas horas jamás se me pasó por el pelucón el conectarlos. Pero la Providencia Librera en su infinita y pérfida sabiduría tuvo a bien materializar a dos ancianos en mis confines para que uno de ellos me iluminara con su ingenio para conectar libros con lectores.

(Miguel Gila / TVE)

(Miguel Gila / TVE)

Tanto Miguel Gila como Jaroslav Hasek fallecieron, pero por suerte del humorista español aún nos quedan los archivos televisivos, y del escritor checo su gran e inacabada novela: Las aventuras del buen/valiente soldado Svejk, cuyo título baila al son de cada editor y/o traductor, y desde ya os digo que yo soy soldadosvejkiana de pro.

En su día devoré el novelón en tiempo récord y con una sonrisa permanente las casi 800 páginas de uno de los textos más hilarantes, inesperados, tiernos y reveladores de la literatura, que es además uno de los argumentarios antibelicistas más lúcidos, divertidos e irreverentes que jamás se hayan escrito. Y, como yo, el resto de libreros de reginaexlibrislandia.

Por eso siempre tenemos stock en la librería, pero como ahora hay en circulación tres ediciones decidí cargar la bibliorecámara con todas ellas para destacarlos en una mesita de títulos recomendados. Son Los destinos del buen soldado Švejk en Acantilado; Las aventuras del valeroso soldado Schwejk en Austral; y Las aventuras del buen soldado Svejk en Galaxia Gutenberg.

Soldado Svejk en Acantilado, Galaxia Gutenberg y Austral

Soldado Svejk en Acantilado, Galaxia Gutenberg y Austral

El pedido desembarcó en mis confines hace un par de días, pero fue esta mañana cuando me metí en harina con ellos. Y me dije:

Regina, cielo, deja que se airee el bueno de Svejk, que falta le hace al mundo

Y finiquité la tarea. Al rato, mientras me afanaba yo en mis múltiples quehaceres libreros, entraron dos sexagenarios. Según supe luego, buscaban un regalo para Juanito, compañero de tardes de dominó en el centro de mayores del barrio al que acuden, y al que, por lo que cotilleé, le encanta leer:

Ciente 1: Yo, chico, no sé qué le gustará

Cliente 2: No te apures, Jacinto, si Juanito lo lee todo

C1: ¡Por eso, a saber qué no tiene!

C2: ¿Y qué tal el Premio Planeta, el del Sierra ese?

C1: Quita, quita, Tomás… ¿No le has oído despotricar contra él?

C2: La verdad es que no.

C1: ¡Si se puso como una fiera el día que se enteró!

C2: Ah. ¿Y el del Aramburu del que todos hablan?

C1: No, hombre, no, ése sí que se lo leyó ya. ¡Si a mí me lo prestó él!

C2: Madre mía, cuánto libro… no sé por dónde empezar

C1: ¡Anda, mira este de aquí, que lo hay en tres versiones!

C2: ¿Cuál?

C1: Las aventuras del buen soldado Svejk

C2: No lo conozco.

C1: Yo sí, lo leí hace mucho. Está ambientado en la Primera Guerra Mundial, y lo protagoniza un soldado tonto que desquicia a sus superiores.

C2: ¿Pero es bueno, te ríes?

C1: Mira, para que te hagas una idea: es como lo que hacía Gila con el casco y el teléfono, pero en libro y ambientado en Centroeuropa.

C2: ¿Cómo Gila? ¡No me digas! Pues a Juanito le encanta Gila…

C1: Mira, yo creo que le llevamos este, que seguro que no se lo espera. ¿Te parece?

C2: Vale, pero, ¿cuál le llevamos?

C1: Mmm, mejor este, que parece que se lee mejor

C2: Sí, creo que este no sé si tiene la letra más grande o hay más hueco entre líneas. Y con lo gordo que es cuanto más fácil y menos cansado de leer sea, pues mejor.

Y se llevaron el ejemplar en la edición de Galaxia Gutenberg envuelto para regalo.

Y a mí me encantó la biblioargucia de don “Jacinto” para vincular a Gila con la obra magna e inacabada de Hasek. Razón no le faltaba al caballero, todo sea dicho.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

Para quienes no conozcáis la novela, una de las grandes y más internacionales de toda la literatura checa, cuenta las andanzas de Josef Svejk, un bobalicón que logra alistarse para servir al Imperio Austrohúngaro en la Gran Guerra a pesar de que es un idiota consumado. Pero no uno cualquiera, no, hablamos de un ‘imbécil’ con certificado oficial y todo que, una vez embutido en su uniforme, desquicia al oficial más hierático con su estupidez simplona cargada, por otra parte, de lucidez frente al sinsentido bélico y la rigidez castrense. O, lo que es lo mismo, cientos de páginas de sátira inteligente para pulverizar la irracionalidad hecha hombre, intereses cruzados y guerra.

 

Y aquí va un pequeño Guiño a don Miguel Gila en “OIGA, ¿ES EL ENEMIGO?”, sin duda uno de sus monólogos antibelicistas más memorables.

Pero tanto si se os escapa alguna carcajada con el genio antibelicista de Gila, como si no es así, no lo dudéis y leer en algún momento Las Aventuras del buen soldado Svejk.

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Lee ‘Damas Oscuras’, los ventiún cuentos de fantasmas victorianos con los que te temblará hasta la campanilla

Tardaré en conciliar el sueño. También me costará volver a disfrutar de según qué ratos a solas en la librería, y lo mismo con esta nueva manía de buscar una explicación racional para todos y cada uno de los ruidos cotidianos que me envuelven. Eso me pasa por aventurarme sin más a una bibliovigilia con un ejemplar de Damas Oscuras.

(Penny Dreadful, 2014 / Showtime)

(Penny Dreadful, 2014 / Showtime)

El volumen de Impedimenta es una deliciosa bacanal libresca de escalofríos y taquicardias de la –gélida y huesuda– mano de ventiún creadoras victorianas, con un talento endemoniado para erizarme los pelos del pelucón y dejarme el sistema nervioso central más tenso que las cuerdas de un Stradivarius.

Tanto que al terminar el último de los ventiún cuentos me puse a moler los granos de café a puñetazos en un intento desesperado de atemperarme en plena madrugada. Verme desfilar después por el pasillo con el moño electrizado, los globos oculares  fuera de las cuencas y la taza humeante meneándose más que un tren de mercancías a punto de descarrilar era todo un poema macabro y victoriano.

Y es que por más que mi bibliofilia supure fascinación por lo tenebroso, la muerte, lo sobrenatural y, en general, el terror gótico en cualquiera de sus formas, esta vez no ha sido suficiente para sobrevivir sin secuelas a la sobrecogedora experiencia lectora de esta oscura delicia literaria.

Total, que como llegué a reginaexlibrislandia sin haber pegado ojo, hecha un amasijo de nervios apelotonados bajo un pelucón desmadejado y con más ojeras que Chu-Lín, decidí que la mejor manera de sacudirme la bibliocongoja victoriana era consagrarme a mis quehaceres libreros con intensidad redoblada y debidamente cafeinada.

Y en esas estaba cuando el carraspeo de un reginaexlibrislandiano sigiloso a punto ha estado de lograr que mi corazón implosionara dentro de mi caja torácica ¡Boom!:

Cliente: Ejem, Regina, buenos días

Regina: ¡AY, POR DIOS! ¿QUÉ? ¿QUÉ?

Cliente: ¡Perdona, mujer!

Regina: (gesticulo para que me dé un minuto y pueda recuperar las pulsaciones… y el riego sanguíneo en general)

Cliente: Pero, Regina, ¿estás bien?

Regina: Ay, sí, sí… perdona. Es que me has asustado un pelín

Cliente: Mujer, lo siento

Regina: Nada, nada, cosa mía. Que me pasé la noche con un librito de fantasmas y estoy pelín sugestionada

Cliente: ¡No fastidies! ¿Y qué libro es ese?

Regina: Mira, lo tengo aquí debajo: Damas Oscuras, Cuentos de fantasmas de escritoras victorianas eminentes.

Cliente: ¡Ostias! Pues la portadita está muy, ejem, lograda, ¿no?

Regina: ¡Ja, ja, ja! Ya ves, ¿por qué te crees que lo tenía tapado? Esas nueve cuencas vacías me llevan taladrando desde ayer.

Cliente: Ah, pues a mí eso de pasar miedo leyendo me va mucho, pero nunca he sido muy de “relatos de fantasmas”. Pero por lo que veo igual los he menospreciado. ¿No?

Regina: Pues ya te digo yo que sí. Y además en este caso son historias de escritoras victorianas, que es la era dorada del subgénero espectral

Cliente: ¿Sí? No sabía…

Regina: Sí. Los relatos de fantasmas eran una tradición oral para las veladas navideñas en la Inglaterra de finales del XVIII y principios del XIX. Pero después la prensa vio el filón y lo popularizó impreso en folletines. Titanes como Dickens o Willkie Collins publicaban piezas así, y luego grandes autoras como Charlotte Brontë, Elizabeth Gaskell, Charlotte Riddell, Rosa Mulholland, Margaret Oliphant, Vernon Lee, Amelia B. Edwards, o la americana Willa Cather explotaron el género como su arma de doble filo.

Cliente: ¿A qué te refieres?

Regina: A que lo utilizaron como palanca para rebelarse contra la represión de la mujer en plena época victoriana. Lo que en apariencia son relatos espeluznantes de fantasmas cargados de metáforas y de recursos del gótico esconden su manera de socavar y pulverizar la figura masculina.

Cliente: Pero, ¿cómo?

Regina: Muy fácil. En aquella época lo que más terror podía producirle a un hombre era padecer y exteriorizar los males “típicamente femeninos”: histeria, miedo y debilidad de carácter. Así que las autoras victorianas descargaron sobre protagonistas masculinos tramas espeluznantes y pulverizarles «públicamente» su tan airada masculinidad.

Cliente: Ahhhh, ya veo, ya.

Regina: Pero, ojo, no te confundas. Esa lectura es real y está ahí, entre líneas, sí. Con una carga de ironía para nada sutil. Pero los cuentos, además de eso, ya te digo yo que te van a hacer pasar un ratito de lo más ameno, querido. Si tienes hambre de historias tenebrosas y espeluznantes pero, eso sí, sin sangre ni vísceras, todo muy sutil y muy psicológico, prepárate para deglutir este bibliofestín con un menú de plato único: el miedo.

Cliente: Meh, pues no me digas más. ¡Lo quiero!

Y abandonó mis confines con un ejemplar de Damas Oscuras y su bibliofilia entre desafiante y recelosa ante la firme promesa reginaexlibrislandiana de una experiencia lectora espeluznante. Y yo por mi parte no pude evitar deleitarme ante la inminencia del mejor-peor rato lector que va a pasar mi reginaexlibrislandiano querido cuando se atrinchere con su ejemplar…

Damas Oscuras

Damas Oscuras

Porque yo sé que tú sabes que todos sabemos que él ha infravalorado mi congoja y que se adentrará en los ventiún cuentos con la misma alegría y ligereza con la que yo me adentré. Mejor, queridos, mejor: así el biblioimpacto será, si cabe, más intenso. Canelita en rama, ya os lo digo yo.

Así que si eres un lector en busca de emociones fuertes hazte con un ejemplar de Damas Oscuras (Impedimenta) y pasa un rato aterrador, tenebroso y escalofriante, codeándote con un hatajo de difuntos que, por venganza, impotencia, maldiciones varias o pura obstinación, se niegan a abandonar este mundo al menos hasta lograr que te tiemble hasta la campanilla.

Palabra de Regina ExLibris.

Déjate de pamplinas y lee ya ‘La Conjura de los Necios’, de J. Kennedy Toole

«Mi magnificiencia les turbaba». Una muestra de la corrosiva y monumental erudición de Ignatius Reilly, uno de los grandes antihéroes de la literatura de todos los tiempos, equiparado por muchos al Quijote.  A su turbio encanto nos rendimos sin titubeos en reginaexlibrislandia siempre, pero quizá hoy un poco más porque se cumplen 49 años de la muerte de John Kennedy Toole, su padre literario.

Ignatius Reilly

Ignatius Reilly

Para su colosal personaje el creador estadounidense levantó a palabras La Conjura de los Necios, un novelón tan trágico como divertido que nadie le quiso publicar en vida. Tras el suicidio de Toole, incapaz de soportar la inviabilidad de su novela, su criatura literaria no solo vio la luz en 1981, sino que apenas un año después fue galardonado con el Premio Pulitzer de literatura.

Y menos mal, porque seguro que desde aquel día en que un editor dejó suelto por la realidad a Ignatius Reilly el mundo es un lugar mejor, queridos.

O, al menos, no es tan malo como antes de que este gigantón grosero, delirante y genial lo habitara para levantar unas cuantas ampollas en la cuadriculada y castradora mezquindad de muchos.

La conjura de los necios

La conjura de los necios

Total, que tanto porque en la librería hemos decidido recordar al maltrecho John Kennedy Toole en el aniversario de su muerte como porque no imaginamos mejor bibliosugerencia para esta Semana Santa que encerrarse con La Conjura de los Necios reforcé mi arsenal de ejemplares de la edición de Anagrama.

Y estaba yo montando un rinconcito ignatiusreillyano cuando alguien carraspeó al otro lado de mi escritorio:

Cliente: Estooo, Regina, perdona

Regina: ¿Sí?

Cliente: Esos libros que tienes ahí, los amarillos..

Regina: ¿Sí?

Cliente: Tengo curiosidad. Me suena que La conjura de los necios es un libro del que se habla mucho, pero nunca lo leí. ¿lo recomiendas?

Regina: ¡SÍ! De hecho es una de esas novelas que todos deberíamos leer al menos una vez en la vida. Y digo al menos porque la primera lectura es un shock, y es con la segunda cuando percibes matices que antes eclipsaban las carcajadas.

Cliente: Fíjate que quien más me habló de él es un amigo que es un fanático… tanto que en Halloween se disfrazó de su protagonista, el gordinflón ese…

Regina: ¿Se disfrazó de Ignatius Reilly? ¡Qué bueno, ja, ja, ja!

Cliente: Sí, fue la sensación de la fiesta. Él es ya de por sí un tipo enorme, e iba muy desaliñado, sin afeitar, con un gorro de esos con orejeras, bufanda, camisa de franela, guantes sin dedos, un viejo chaquetón, pantalones raídos y botas de montaña. También llevaba una libreta en un bolsillo y un perrito caliente o un bocadillo o algo así.

Ignatius Reilly

Ignatius Reilly

Regina: ¡Ja, ja, ja! Pues por lo que me dices tu amigo clavó al bueno de Ignatius Reilly

Cliente: Mira, ¿sabes qué? Me lo llevo para estas vacaciones. Venía sin una idea muy clara de qué libro quería leer pero, claro, aquí estabas tú, conjurando contra un necio como yo ¡ja, ja, ja!  Ante eso solo puedo dejarme de pamplinas y leérmelo.

Regina: Que sí, hombre, que ya verás cómo supera tus biblio-expectativas, querido

Y se fue con su ejemplar de La Conjura de los necios, de John Kennedy Toole bajo el brazo. Y a mí me pareció ver a Ignatius Reilly salir corriendo tras él. Seguro que congenian. Después de todo no siempre se cumple la máxima de Reilly:

 “Fortuna hace girar su rueda hacia abajo y nunca sabemos cuál es la desagradable sorpresa que nos depara el destino”.

A veces, las sorpresas, sobre todo si tienen que ver con libros y literatura, son de todo menos desagradables. Palabra de Regina ExLibris.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

La conjura de los necios, John Kennedy Toole. Anagrama. El mundo parece estar contra Ignatius Reilly, uno de los personajes más memorables, excéntricos, glotones, mordaces, eruditos e irreverentes de la literatura que llena una disparatada, ácida e inteligentísima novela ambientada en los bajos fondos de Nueva Orleans. Aunque agridulce, la carcajada escapa por sí sola ante las situaciones desproporcionadas y esperpénticas de esta gran tragicomedia, en la que el siempre excesivo Ignatius, atrincherado en su cuarto, se atiborra de comida basura mientras despotrica y escribe miles de páginas de esa gran obra que redimirá a la humanidad del capitalismo rapaz que la corroe. Pero todo cambia cuando su madre sufre un accidente de tráfico por conducir ebria, y él se ve obligado a salir al mundo real, ese universo de los horrores dominado por el caos, la locura y el mal gusto, para ganarse la vida, condenado a codearse con todo y todos a quienes detesta. Y a partir de aquí, escenas, situaciones y personajes se suceden y acumulan formando una inmensa bola de angustias y desencuentros que termina impresionando justo antes del punto y final.

 

De Philip Kerr lee las novelas de su gran sabueso Bernie Gunther en el Berlín nazi

¿Quién se lee la serie policiaca de Philip Kerr primero, tú o yo, Regina ExLibris?” Ese es el duelo bibliófilo que me planteó uno de mis clientes asiduos hace casi una década, y ahora que por desgracia ha fallecido el genial autor de novela negra escocés he recordado la curiosa manera en que me convertí en devota philipkerriana y bernieguntheriana de pro.

Philip Kerr y su saga Berlín Noir

Philip Kerr y su saga Berlín Noir

Mi cliente me lanzó el guante libresco un viernes cualquiera allá por 2009, e inmediatamente después de echar el cierre a la librería me propuse saldar mis cuentas con el escritor escocés y su saga Berlín Noir, protagonizada por el sabueso Bernie Gunther y ambientada en el Berlín nazi y, de paso, pulverizar a mi reginaexlibrislandiano de pro en su estimulante biblioreto.

Así fue como me adentré en el universo philipkerriano para regresar después al mundo de la no ficción absolutamente fascinada por todos y cada uno de los (por ahora) seis títulos de la serie que publica el sello RBAVioletas de MarzoPálido criminalRéquiem alemánUnos por otrosUna llama misteriosa y Si los muertos no resucitan, éste último flamante III Premio de Novela Negra RBA 2009.

Y, para qué negarlo, hoy regresé a mis confines librescos deseando recibir a mi querido reginaexlibrislandiano para saborear lo que imaginaba sería mi victoria bibliófila por partida doble.

Doble porque lo pasé en grande leyendo a Kerr, y porque pensaba, ingenua y pretenciosa de mi, que habiendo devorado la serie completa en apenas 48 horas muy probablemente me impondría ‘por bibliogoleada» a mi adversario lector…

… Pero no fue así. Porque cuando me equivoco, pues como que me equivoco PERO BIEN.

Porque efectivamente él se pasó por mi librería el lunes por la mañana:

– Cliente: ¡Hombre, Regina, buenos lunes! Qué animada te veo…

 Regina: ¡Sí, ja, ja, ja!

 C.: Bueno, bueno, bueno… ¿Y qué tal Bernie Gunther?

– R.: Pasé con él mi enfermedad. TODO el fin de semana, querido.

– C.: ¿Ah, sí? ¿Y qué títulos leíste?

– R.: Los seis de Berlín Noir.

– C.: ¿Los seis?

– R.: Sí, querido, ¡los seis! ¡Del tirón!

– C.: Entonces estamos en tablas…

– R.: ¿Cómo que en tablas?

– C.: Esta madrugada yo me terminé Si los muertos no resucitan

Philip Kerr

Philip Kerr

– R.: Pe-pero, pero…

– C.: ¿Qué quieres? Me enganchó el sabueso Gunther y eso de pasearte por la Alemania nazi mientras investigas un crimen es de lo más novedoso, al menos para mí. Y husmear en los bajos de la Gestapo, de la cúpula hitleriana y de¨los advenedizos del Reich…

– R.: ¡Si! Es uno de sus grandes logros: reconstruír el día a día en la alemania nazi entre 1936 y 1945.

– C.: Así que… ¡empate!

– R.: Ja, ja, ja… y yo que venía segura de que te plancharía

– C.: Oye, ¿crees que Kerr nos dará más de su Bernie?

– R.: Eso espero… Porque, ya ves, empezó siendo una trilogía y… ¡ya van seis!

Y ahí nos quedamos los dos parloteando sobre anécdotas, detalles y giros de las tramas de los seis títulos de Berlín Noir pero, eso sí, ya desde la óptica de bernieguntheradictos de pro…

Hoy es un día triste para los bibliófilos y philipkerrianos de pro: D.E.P., maestro

NOTA DE REGINA EXLIBRIS.

Violetas de marzo

Violetas de marzo

Violetas de Marzo. Philip Kerr. RBA. 

En la Alemania de 1936, cuando la peste nazi envuelve el país como una masa gelatinosa, aprender a convivir con la esvástica y la barbarie es cuestión de supervivencia, y a eso pocos ganan a Bernie Gunther. Ex-policía reconvertido en investigador, lucha por su integridad moral cuando proliferan las Violetas de marzo que, además del nombrar el inicio de la saga Berlin Noir, designaba a los subidos in extremis al macabro tren nazi y con demasiado por demostrar a Hitler. Philip Kerr introduce a un sabueso al más puro estilo Marlow, Wallander y Montalbano, con quien viajaremos a las entrañas de una época y una realidad, la de miles de germanos engullidos por el Führer, mientras Bernie investiga dos asesinatos que salpican a la cúpula del partido en las Olimpiadas berlinesas. Una gran novela negra maravillosamente ambientada y con un detective intenso, cálido y fuerte como un lingotazo de schnapps.

  • Y vosotros, reginaexlibrislandianos de mis anaqueles, ¿Leísteis a Philip Kerr? ¿Qué os parece su sabueso Bernie Gunther? ¿Cómo os dio por leerlo? ¿Lo recomendaríais?
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7 síndromes con nombre de personaje literario: ¿encajas en alguno?

En reginaexlibrislandia siempre le buscamos a todo un referente literario. Es una bibliopulsión que, vista desde fuera, puede resultar malsana tirando a enfermiza. Pero en nuestro caso es algo tan natural e instintivo que no puede ser malo.

Y es que entre los libreros biblioetiquetamos a mansalva nuestras propias filias, fobias, carencias, manías, querencias y rasgos de la personalidad, ya sean aspectos permanentes o emociones pasajeras. Y no es difícil, porque la literatura está llena de personajes gloriosamente peculiares e imprevisibles.

Síndromes con nombre de personaje literario

Síndromes con nombre de personaje literario

Lo curioso es que, a veces, esos rasgos peculiares que hacen que un personaje sea tan adorable incluso en su excentricidad se convierten, extrapolados a la realidad, en aspectos molestos e incluso enfermizos.

Tanto que han dado nombre a una serie de patologías reconocidas y a ciertos síndromes, que, por desgracia, convierten la existencia de quien los sufre en un auténtico calvario.

Sin llegar (por ahora) a ese dramático y patológico extremo repasamos los siete síndromes literarios que se manifiestan con más virulencia entre los libreros de reginaexlibrislandia, empezando por la que suscribe, Regina ExLibris, que los manifiesto todos a la vez.

¿Listos? ¡Vamos!

1. EL SÍNDROME DE PETER PAN.  Peter Pan es el niño que se niega a crecer. Vive en el país de Nunca Jamás, rodeado de aventuras, hadas, piratas y otros infantes eternos. Así que quien tiene el “Síndrome Peter Pan” es alguien infantil e inmaduro en un sentido psicológico y social. No quiere crecer, así que se estanca en un comportamiento infantil o adolescente, y no evoluciona. Esto lo convierte en una persona egoísta y, en casos extremos, deriva en trastornos de personalidad narcisistas.

  • El libro: Peter Pan. James M. Barrie. Alianza.  Peter Pan es, por desgracia, uno de los personajes más conocidos y menos leídos de la literatura y por eso aprovecho este púlpito para hacer un llamamiento a la lectura de uno de los relatos más emocionantes, originales y absorbentes con los que me he topado, para volar a Nunca Jamás con Peter Pan, Wendy, Campanilla, los Niños Perdidos y, como no, con el Capitán Garfio y su ya mítica disertación sobre los buenos y los malos modales. Una auténtica obra maestra. Peter invita a Wendy al País de Nunca Jamás para que sea la madre de ‘los niños perdidos’. Todos compartirán sus aventuras y luchas contra el Capitán Garfio.

 

Síndrome de Peter Pan

Síndrome de Peter Pan

2. EL SÍNDROME DE DORIAN GRAY.  El protagonista de ‘El retrato de Dorian Gray’ vende su alma al diablo para no envejecer. Esta obsesión por la eterna juventud del personaje de Oscar Wilde da nombre a un desorden caracterizado por la preocupación extrema de la apariencia física y la dificultad para encajar el envejecimiento. Es parte de un trastorno denominado “dismorfofobia”, y quien lo sufre no soporta padecer defectos o anomalías que afecten a su apariencia estética, especialmente al rostro.

  • El libro: El retrato de Dorian Gray. Oscar Wilde. Austral. Cuando a finales del XIX el talento y la irreverencia de Oscar Wilde escandalizaron a la mismísima Gran Bretaña y, por ende, al resto del mundo, el genial irlandés dio un golpe de efecto con una deliciosa fábula en la que la estética y el mal ponen en jaque a la ética y al bien el día en que el joven Gray accede a que su amigo el pintor Basil Hallward lo retrate con una intensidad tan diabólica como real, puesto que el cuadro comienza a reflejar las transformaciones físicas y espirituales de un alma preñada de perversiones, claroscuros y recovecos o, lo que es lo mismo, la esencia de un seductor exquisito, refinado e infinitamente malévolo a quien sus excesos en apariencia no le pasan factura de ningún tipo.
Síndrome de Dorian Gray

Síndrome de Dorian Gray

3. EL SÍNDROME DE MADAME BOVARY. La heroína de la novela de Flaubert vive en un estado de frustración e insatisfacción crónica, atrapada entre sus aspiraciones y fantasías, y la insoportable parquedad de la realidad que habita, que para ella nunca es suficiente. Es la eternamente insatisfecha, y ese es el rasgo que caracteriza a las personas que padecen el síndrome de Madame Bovary, donde las divergencias entre sus ilusiones y la realidad serán siempre insalvables. Se trata de un trastorno de carácter normalmente afectivo y vinculado a la depresión.

  • El libro: Madame Bovary, G. Flaubert. Siruela. Desgarrada entre la prosaica realidad en que vive y sus ensueños de romances y riquezas, Enma Bovary nunca será feliz junto a su marido, un modesto médico de pueblo. Ni el nacimiento de su hija ni su affaire con un joven seductor de provincias lograrán colmar a la eternamente insatisfecha Madame Bovary.
Síndrome de Madame Bovary

Síndrome de Madame Bovary

4. EL SÍNDROME DE OTELO. El protagonista de la obra ‘Otelo’, de William Shakespeare, mata a su mujer porque piensa (erróneamente) que ella le está siendo infiel. Así que se dice que padecen el síndrome de Otelo quienes sufren de celos patológicos, o delirios celotípicos que hacen que la persona tenga dudas irracionales sobre la fidelidad de su pareja. Son personas desconfiadas, inseguras, con problemas de comunicación e inmadurez emocional. En casos extremos se asocia al alcoholismo y a los desórdenes neurológicos.

  • El libro: Otelo. W. Shakespeare. Alianza. Dentro de la amplia galería de personajes que a lo largo de las obras de William Shakespeare encarnaron las más universales y comunes pasiones que mueven la naturaleza humana, Otelo ha pasado a representar el hombre destruido por los celos. Otelo es el arquetipo del hombre celoso. Es una muestra cabal de cómo Shakespeare captó la complejidad de la psicología humana. Sin embargo, el tema crucial y más general de la obra es la desconfianza. Movida por este veneno que se esparce por sus diálogos e impregna las relaciones entre parejas, ya sean hombres y mujeres, ya jefes y subordinados, esta tragedia sigue resultando, hoy como ayer, una lectura tan subyugante como poderosa.
Síndrome de Otelo

Síndrome de Otelo

5. EL SÍNDROME DE ALICIA.  ¿Quién no recuerda los famosos “Cómeme” y “Bébeme” de la historia de Lewis Carroll que hacía volver a Alicia más y más pequeña, o más y más grande? Es el origen de la denominada “micropsia”, un desorden neurológico relacionado con la percepción visual. Quienes lo padecen ven los objetos más pequeños de lo que son en realidad. Suele estar relacionado con las migrañas y en los mentideros librescos se dice que incluso el propio Lewis Carroll lo sufría.

  • El libro: Alicia en el País de las Maravillas, L. Carrol. Valdemar. Cuando Charles Dogson improvisó las Aventuras subterráneas de Alicia, no sabía que esa puerta que daba acceso a millones de niños y de adultos lectores a un mundo cargado de personajes irreverentes, sátiras extravagantes, retos lingüísticos y pulsos a la lógica extrema era la misma que le conduciría a él, como Lewis Carrol, y a su novela, como Alicia en el País de las Maravillas al olimpo de las deidades literarias. Conocer al Gato de Cheshire, tomar el té con el Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo o jugar al croquet con la mismísima Reina de Corazones es una experiencia que nadie, nadie, debería perderse. 
Síndrome de Alicia

Síndrome de Alicia

6. EL SÍNDROME DE MUNCHHAUSEN. El barón Münchhausen, el gran mentiroso por excelencia de la literatura, está inspirado en oficial de caballería alemán famoso por las disparatadas historias que inventaba. Pero aunque pueda parecer algo estrafalario y hasta divertido, la realidad no es tan cómica como esta ficción literaria. Quienes padecen el síndrome de Munchausen simulan enfermedades con sofisticada habilidad para atraer la atención de terceros, conocidos o personal sanitario. Aunque saben que están mintiendo, sus motivaciones para fingir son inconscientes, y suelen tener una historia clínica de abusos, problemas de identidad, episodios psicóticos breves y relaciones interpersonales inestables.

  • El Libro: Las sorprendentes aventuras del barón Münchhausen. Gottfried A. Bürger. Alianza. Aunque atribuidas a Rudolf Erich Raspe, quien tradujo al inglés una versión que fue plagando de adiciones e interpolaciones de dudosa calidad literaria, se considera que fue Gottfried August Bürger quien supo darle a la obra ese algo indefinible que lo convirtió en obra clásica y popular. El barón más embustero que imaginarse pueda narra aquí sus famosas aventuras y desventuras: desde el hilarante episodio en el que se lo traga un enorme pez, hasta su increíble viaje a la Luna en busca de un hacha de plata perdida. Una historia a medio camino entre lo grotesco y lo fantástico con un esperpéntico y desvergonzado protagonista que provoca una y otra vez las risas del lector.
Síndrome de Munchhausen

Síndrome de Munchhausen

7. EL SÍNDROME DE HUCKLEBERRY FINN. Bautizado como el personaje irreverente y escurridizo de la obra de Mark Twain, este síndrome psicológico se caracteriza por la incapacidad para tomar decisiones y asumir responsabilidades. No se trata de que quienes lo sufren se nieguen a madurar, como el síndrome de Peter Pan, sino que durante toda su vida eluden cualquier tipo de responsabilidad. Los expertos aseguran que es un mecanismo de defensa ligado al rechazo parental así como a una baja autoestima.

  • El Libro: Las Aventuras de Hucckleberry Finn. Mark Twain. Cátedra. A pesar de haber sido considerada tradicionalmente como una obra de literatura juvenil, «Huckleberry Finn», según Samuel Langhorne Clemens, alias Mark Twain, no es una obra «de muchachos» ni «para muchachos». Es un relato tan divertido e irreverente como cautivador en el que Huck, un huérfano vagabundo y pendenciero, y Jim, un muchacho negro que huye de la esclavitud, remontan el Mississippi en busca de libertad y aventuras a bordo de su barcaza. Una delicia literaria para paladares bibliófilos sin edad.
Síndrome de Huckleberry Finn

Síndrome de Huckleberry Finn

 

‘El Club de la Lucha’, una novela de culto de los 90 que deberías leer hoy

Si buscas una lectura que te deje K.O. ya desde el prólogo lee El Club de la Lucha, de Chuck Palahniuk. Así de tajante he sido hace un rato en la librería, cuando un reginaexlibrislandiano se adentró en mis confines en busca de una experiencia lectora intensa pero diferente. Muy diferente.

(El club de la lucha, 1999 / 20th Century Fox)

(El club de la lucha, 1999 / 20th Century Fox)

Pero, ojo, porque por diferente él, según me explicó, se refería a una trama de alto voltaje cuya bibliodescarga, lejos de limitarse a asegurarle un buen rato de evasión entre líneas, le sacudiera y le abrasara las entrañas, y algo más.

Que tuviera fondo, que le trasmitiera algo, que le hiciera pensar. Incluso que el propio libro le pidiera, una vez terminado, otra relectura.

Total, que con esos parámetros y por lo que me transmitió “todo él”, yo lo tuve muy, muy claro:

Cliente: ¿Sí? ¿El Club de la Lucha, dices?

Regina: Sí. Es una novela corrosiva, hipnótica, violenta, hilarante, apocalíptica y absolutamente despiadada, en la que Palahniuk vomita toda la rabia que condensaba como el joven de futuro incierto y frustrado que era él a mediados de los noventa.

Cliente: ¡Ufff! Vaya, sí, eso me suena. Lo que pasa es que ya vi la peli…

Regina: Sí, la que filmó David Fincher a finales de los 90, con Brad Pitt. Es una buena adaptación, pero te aseguro que la novela es canelita en rama. Ya no solo por la trama en sí, sino porque Palahniuk es un escritor más de verbo que de adjetivos. Es acción pura, y no solo por la trama, sino porque te noquea a palabras. Su lectura es hipnótica, pero no pierdes el hilo. Un hilo que, por otra parte, a lo que te lleva es a una crítica salvaje del consumismo extremo que parece haber dejado sin opciones a muchos. Te hace reflexionar sobre el mundo en que vivimos, sobre hacia dónde vamos y sobre cómo nos relacionamos con los demás y con las cosas.

Cliente: Sí, y me temo que veinte años después los nuevos treintañeros estamos más o menos igual. Ay que joderse, oye. En fin, me estas convenciendo, puede que sí sea justo lo que ando buscando.

Regina: Lo de que Palahniuk la “vomitara” es casi literal, porque la escribió en apenas tres meses. Y a un ritmo igual de vertiginoso fue best-seller y, de ahí, a libro de culto.

Cliente: No me extraña, ¡pero si a mí me suena hasta que se crearon “clubes de lucha” y todo! Aunque yo pensaba que venía de la película

Regina: Suele pasar. Lo de que la película eclipse al libro original, quiero decir. Pero aún no he conocido a alguien que haya leído el libro después de haber visto la película y se haya sentido decepcionado. Todo lo contrario, porque la novela tiene muchos matices y llama a relecturas y a múltiples interpretaciones. ¡Si ya desde el prólogo te descoloca soltándote que su novela es poco más que un Gastby moderno! Pero mejor ya no te digo más.

MI reginaexlibrislandiano se llevó su ejemplar de El Club de la Lucha, de Chuck Palahniuk totalmente convencido, tremendamente intrigado y cargado de biblioentusiasmo.

(El club de la lucha, 1999 / 20th Century Fox)

(El club de la lucha, 1999 / 20th Century Fox)

Mucho me equivocaré (pero mucho, mucho, querid@s) si no biblioatino con esta prescripción y el turbio pero carismático Tyron Durden se revela incapaz de atrapar a su lector en su frenética, violenta e hipnótica espiral narrativa.

Que yo,reginaexlibrislandianos queridos, sé de buena tinta que NO me equivoco. Y «lo sé porque Tyler lo sabe».

Pero en cualquier caso si me llego a equivocar prometo comentároslo. Palabra de Regina ExLibris ;P

El club de la lucha

El club de la lucha

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

El club de la lucha. Chuck Palahniuk. Debolsillo.

Si lo que buscas es una novela demoledora que pulveriza a la sociedad de consumo, cargada de adrenalina y de violencia pero curiosamente reveladora, hazte con El club de la lucha, un libro de culto de Chuck Palahniuk con una exitosa adaptación cinematográfica en la que treintañeros oficinistas se despojan de corbata y zapatos para sacudirse la rabia, la frustración, la castración de su masculinidad y el vacío existencial a puñetazos mientras un narrador anónimo contempla esas peleas hasta la extenuación y con sus propias reglas como la terapia definitiva a sus males endémicos.

Y aquí, queridos, os dejo el trailer de la adaptación homónima de 1999 filmada por David Fincher:

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