Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Les Sorcières 2007, la esencia del Roussillon

Languedoc- Roussillon es La Mancha francesa, la zona donde se concentra la mayor parte del viñedo. Y al igual que en la zona española en los últimos años algo está cambiando.

La crisis de la filoxera genera un cambio en el cultivo y se empezaron a plantar variedades mucho más productivas y en las tierras más ricas. A esto se añade, en 1962, la pérdida de Argelia, que hace que desaparezca el mayor proveedor de vino a granel y barato y que Languedoc-Roussillon esté dispuesto a ocupar su papel.

Tras años de vinos baratos donde la calidad no era lo importante aparecen numerosas bodegas dispuestas a disputar la batalla de la calidad.

Una de ellas es el Domaine Clos des Fées. Y de allí nos viene el vino de esta semana. Es Les Sorcières 2007.

Hervé Bizeaul su propietario fue sommelier, ganador del concurso al mejor sommelier de Francia, restaurador, periodista vinícola y gastronómico. Sus primeros vinos nacen en 1998.

Perdidas en un desierto de monte bajo y carrascal, rodeadas de muros de piedra sabiamente apilados por viticultores hace muchos años, las viñas están plantadas a azada. Imponentes robles en medio de las viñas.

Los diferentes terroirs están muy separados unos de otros y esa es para Hervé Bizeaul y su mujer, Claudine, una de las cualidades del domaine. La altitud varía entre los 350 y los 650 metros.

Les Sorcières tiene un 40% Carignan, 45% Grenache, 10% Syrah y 5% Mourvèdre. Es una selección de viejas viñas de Carignan y Grenache de 40 a 80 años plantadas en laderas arcillo calcáreas, junto con viñas jóvenes de Syrah y Mourvèdre. Se realiza una maceración prefermentativa a bajas temperaturas. La maceración dura entre 15 y 21 días, con bazuqueos suaves diarios. Una parte del vino, 15%, se cría en barricas de roble nuevas durante 6 meses, el resto del vino tiene una crianza de 8 meses en depósitos de cemento.

Intenso en el color, frutas rojas y negras muy maduras en nariz, sedoso en boca, nuevamente intenso, con taninos presentes pero bien domados. Fácil de beber y para disfrutar cómodamente ahora.

En tienda su precio ronda los 13 euros.

Alain Graillot y Domaine de Trevallon: dos joyas del Ródano y de la Provenza

Esta semana van como recomendados dos de los vinos que más me gustan y más quiero. El primero nos viene de la parte norte del Ródano francés. Es el Alain Graillot Corzes-Hermitage 2007.

Alain Graillot es uno de los viticultores más interesantes que me he encontrado en estos años. Habla perfectamente español pues vivió varios años en Costa Rica y Guatemala. Era por entonces un ejecutivo de una multinacional, pero a los 40 años lo dejó para dedicarse enteramente al vino.

Sus 21,10 hectáreas de viñedo están situadas en Pont de l’Isère, a pocos kilómetros al sur de Tain l’Hermitage. Hay 2,7 hectáreas de blanco con viñas de unos 20 años, y 17, 3 hectáreas de Syrah, con una edad que va desde los 10 a los 50 años. Sólo hay una hectárea que no está en el entorno de la bodega, sino en una ladera cerca de Tain. También tiene 1 hectárea en Saint-Joseph y 0,10 en Hermitage.

Los métodos de cultivo son tradicionales, orientados hacia pequeños rendimientos, poda corta y abonados muy ligeros. No se utilizan herbicidas y los suelos se trabajan únicamente con arado, para conseguir que las raíces de las cepas profundicen en la tierra y que el agua pueda entrar. Las vendimias son manuales y normalmente no se despalilla la uva.

Cuando acaba la fermentación maloláctica, el vino pasa a criarse en barricas de roble. Aunque hay un pequeño porcentaje de barricas nuevas, un 10% cada año, la mayoría son de 1 y 2 años compradas en Borgoña. También se usan fudres de 600 litros. Después de 12 meses de crianza los vinos de las diferentes parcelas se mezclan en proporciones que dependen de cada añada y continúa su envejecimiento en tinas de más volumen.

Alain Graillot 2007 es la fiel representación del Syrah más puro, más auténtico. Todavía es una criatura a la que le quedan unos años para dar lo mejor de si mismo, pero se puede beber ahora gracias a su excelente materia, con fruta madura pero para nada confitada a sobremadura. Su precio en tienda sobrepasa por poco los 18 euros.

El segundo vino nos viene de la parte más sur del Ródano, de los Alpilles, entre Avignon y Arles, cerca de Saint Remy de Provence. Es el Domaine de Trevallon 1999.

El otro día hablaba de Eloi Dürrbach, como asesor de Château Gigognan. Hoy voy a hablar de su casa. La finca fue comprada en 1955 por René Dürrbach, pintor y escultor, gran amigo y colaborador de Picasso, que buscaba un rincón tranquilo para poder trabajar sin el agobio de la Costa Azul. Él jamás pensó que en el monte bajo de los alrededores se pudiese hacer un gran vino.

En 1973 su hijo Eloi Dürrbach, que tenía entonces 23 años y estudiaba Arquitectura, crea el viñedo y para realizarlo construye diversas terrazas en parte de las colinas que rodean la casa. El viñedo tiene 20 hectáreas y está formado por un gran número de pequeñas parcelas, situadas en un radio de unos 2 kilómetros alrededor de la bodega. Hay 200 metros de desnivel entre las parcelas y los terrenos son arcillo pedregosos, con arenas y gravas, sobre un fondo calcáreo duro. Todo el terreno está lleno de impresionantes barrancos. El cultivo se realiza de forma natural y tradicional, sin insecticidas, abonos o herbicidas químicos.

Los vinos tintos tienen un 50% de Cabernet Sauvignon y un 50% de Syrah. Las dos variedades se vinifican separadamente. Los racimos no se despalillan. La fermentación se realiza en pequeñas tinas donde se practica el bazuqueo con los pies, sin control de temperatura y sin utilizar levaduras. Cada parcela se vinifica por separado. Después el vino envejece 2 años en pequeños fudres de roble.

Soy consciente de que Domaine de Trevallon no es el vino más fácil, hay que dedicarle tiempo y dejarlo que exprese lo mucho que lleva dentro. La mejor forma de hacerlo es decantarlo bastante antes de que vayamos a beberlo. Pero cuando se abre aparece como uno de los vinos más personales de cuantos yo he bebido.

Su precio en tienda está sobre los 44 euros. No es barato pero es realmente bueno.

Un Mencía de Valdeorras y un Châteauneuf-du-Pape

El primer tinto de esta semana nos viene de Galicia, que, como ya he dicho muchas veces, es una de nuestras grandes esperanzas para elaborar tintos de altísimo nivel. Se trata de Gaba do Xil Mencía 2007.

De esta bodega ya hablé en su momento cuando salió la nueva añada del blanco y lo vuelvo a hacer ahora con la salida al mercado del tinto 2007.

Telmo Rodríguez, mi socio en Alma Vinos Únicos, ha conseguido dar un salto de calidad importante, muy importante, con la cosecha 2007 en sus vinos gallegos.

El propio Telmo explica en su página web su relación con la zona.

Este es nuestro proyecto mas reciente a pesar de que fuera la primera zona que visitamos a principio de los años 90 cuando todavía nuestro proyecto carecía de forma.

La visita de varios pueblos entre ellos las Ermitas nos causó una gran impresión, conocimos a un viticultor que seguía podando sus viñas con una herramienta del la edad media. No tenemos duda que todas estas impresiones nos empujaron hacia nuestro trabajo actual.

A penas a unos pocos kilómetros hoy se encuentra nuestro viñedo de la Falcoeira en el pueblo de Santa Cruz. Un viñedo ancestral, memoria de una Galicia rotunda

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Un vino lleno de fruta, con taninos marcados pero muy bien fundidos, con una notable acidez, que le aporta frescura y futuro. Y encima a un precio muy competitivo, un poco más de 8 euros en una tienda.

Para el segundo vino nos vamos al Ródano sur y en concreto a su zona más representativa, a Châteauneuf-du-Pape. Es el Château Gigognan Clos du Roi 2005.

Una bodega histórica que durante muchos años estuvo prácticamente abandonada, hasta que, en 1996, la compra Jacques Callet y pone al frente a Jean Roure. La propiedad tiene 72 hectáreas de viñedo, 22 son de Côtes du Rhöne, 20 de Côtes du Rhône Villages y 32 son de Châteauneuf-du-Pape.

Su gran salto de calidad lo da a partir del 2003 cuando se hace cargo del viñedo y de la vinificación Eloi Dürrbach, propietario del Domaine de Trevallon, y amigo desde hace años de Jacques Callet y Jean Roure.

Eloi es uno de mis vignerons favoritos y de él hablaré más extensamente otro día cuando recomiende su vino.

Elaboran 3 vinos. El más sencillo es Le Vigne de Regent y algunos años excepcionales sacan Cuvée Cardinalice, elaborado sólo con las cepas más viejas de Garnacha. Clos du Roi es el vino prototipo de la casa.

Clos du Roi 2005 tiene un 71% de Grenache y un 29% de Syrah. Todas las variedades y todas las diferentes parcelas se vinifican por separado La Grenache envejeció en fudres y la Syrah lo hizo en barricas.

A pesar de elaborarlo Eloi Dürrbach no conocía el vino hasta que me lo recomendó Carlos Horta, propietario del restaurante Vila Mas en Sant Feliú de Guixols y una de las personas con más conocimientos sobre vinos que conozco. Gracias a él lo incluimos en nuestro catálogo y la verdad es que estoy encantado.

No es para nada un Châteauneuf moderno y concentrado, uno de esos vinos de altas puntuaciones que a mi no me apasionan. Es elegante, con mucha fruta, profundo, mineral y con larga vida por delante. En tienda su precio está sobre los 37 euros.

Un Xarel.lo del Penedès y un Vacqueyras del Ródano

Nuestro primer vino de esta semana está elaborado con una de las variedades blancas más interesantes de nuestro país, la Xarel.lo. Es el Nun Vinya dels Taus 2006.

La Xarel.lo es una variedad autóctona de Cataluña, una de sus variedades históricas pero que ha pasado unos años casi abandonada.

Fue Carlos Esteva quien demostró su enorme potencial y ahora le sigue Enric Soler, que con la ayuda de Esther Nin ha conseguido un blanco original, a la vez poderoso y fresco, opulento y mineral.

Enric es, a pesar de su juventud, un veterano en el mundo del vino. Sumiller, catador, profesor, decide dar el paso adelante y convertir sen productor. A la muerte de su padre hereda un viñedo de 0,89 hectáreas de cepas de Xarel.lo de más de 60 años. Junto a la viña hay una pequeña masía que sirve de bodega.

Esther Nin, es hija de un viticultor del Penedès y creció entre viñas. Estudió biología en Barcelona y enología en Tarragona. Tras trabajar en Clos Martinet, empieza su camino independiente y es la bodega de Clos Erasmus en el Priorato. Ella se encarga de la elaboración.

El cultivo es biodinámico, la fermentación se hace en barricas de roble nuevas, de diversas procedencias, y la crianza en esas barricas se ha prolongado durante 10 meses. Se han elaborado unas 7.000 botellas, por lo que es difícil de conseguir. Su precio en tienda está sobre los 38 euros.

El segundo vino nos viene del Ródano. El otro día hablábamos de Château Rayas, hoy quiero recomendar un vino que elabora su propietario pero de precio más ajustado. Es el Château des Tours Vacqueyras 2000.

La finca está situada entre Sarrians y Jonquières, en una pedregosa ladera en lo alto de la colina, en las faldas de la sierra de Dentelles de Montmirail.

Louis Reynaud, propietario de Château Rayas, compra la finca en 1935 y se la lega a su hijo Bernard. Recibe el nombre por su pequeño, pero muy bonito, castillo de dos torres del siglo XVI.

Durante años se cultivan diversos productos agrícolas y el vino se vende a la cooperativa local. En la actualidad hay también cereales y olivos.

En 1980 Emmanuel Reynaud comienza a trabajar con su padre y en 1989 construye la bodega para elaborar personalmente el vino. Emmanuel trabaja con su tío Jacques en Château Rayas y aprende los métodos de trabajo que han llevado a la cumbre a Rayas. Reduce sustancialmente los rendimientos de Château des Tours, hasta los 20 hectolitros por hectárea.

La vendimia es tardía, casi con ligera sobremaduración. Todas las parcelas se elaboran por separado, para respetar al máximo las características de sus suelos. Sin despalillar las uvas entran en los depósitos de cemento donde fermentan y hacen la primera parte de la crianza, que finalizan en viejos fudres de roble, en los que el vino permanece entre 8 y 14 meses.

Son en total 40 hectáreas de viñedo, de las que 15 son de Vacqueyras, aunque únicamente se utilizan 6. De Côtes du Rhône hay 5 hectáreas, siendo el resto Vin de Pays de Vaucluse, comercializado como Domaines des Tours.

Château des Tours Vacqueyras 2000 tiene un 80% de Grenache (Garnacha) y un 20% de Syrah. Las cepas tienen entre 30 y 70 años y los suelos son arcillosos y calcáreos.

Un vino que marca el estilo de la casa, fino, no muy concentrado, expresivo, con buena capacidad de envejecer. Este 2000 es un vino ya hecho, que se disfruta ahora, pero que va a vivir muchos años más.

Su precio en una tienda ronda los 20 euros, por cierto, muy bien gastados.

Château Rayas, la garnacha convertida en mito

Es uno de los vinos que me producen más emoción. Conseguir importarlo para España fue uno de mis momentos más felices. Una bodega diferente, incluso extraña en una época como esta.

La historia la comienza Albert Reynaud, notario en los alrededores de Avignon, que se queda sordo a los 45 años y decide retirarse al campo. En 1880 compra Rayas para practicar su afición favorita que era la caza.

Pero el auténtico creador de Château Rayas es su hijo Louis, que ya en 1920 embotella el vino de la propiedad. Aunque no tiene ninguna tradición vinícola que le haya transmitido su padre, Louis Reynaud desde el principio, y a pesar de su juventud, está dispuesto a hacer algo diferente. La orientación de las tierras en las que planta es norte, con lo que consigue una maduración más larga y suave. El bosque que rodea las viñas le da sombra y crea un microclima muy particular.

Los suelos son de arcilla fina, calcáreos y con arenas, pero sin los habituales cantos rodados, “galets roulées”, que él quita personalmente a mano de sus tierras. Y de las trece variedades autorizadas en Châteauneuf-du-Pape planta únicamente Grenache, Garnacha.

Cuando Louis muere, en 1978, le sucede su hijo menor Jacques, que no solo aumenta el prestigio de la casa sino que se hace famoso por su peculiar carácter y su falta de respeto absoluto a las normas burocráticas.

Espíritu libre que no se doblega ante las presiones ni de los burócratas de las denominaciones ni de los periodistas con gran capacidad de influir en los mercados. Es famoso su encuentro con Robert Parker, al que no deja entrar en su bodega a catar los vinos por presentarse tarde a la cita.

Sin embargo, el vino es cada día más demandado y los buenos aficionados buscan las escasas botellas con ahínco. En los accesos a la bodega no se encuentra ni un sólo cartel, pero todos los días se ve gente buscando el sitio.

Los rendimientos son muy bajos, de 15 a 18 hectolitros por hectárea, las uvas se recogen muy maduras, casi al borde de la sobremaduración, sin despalillar se vinifican lentamente, utilizando métodos completamente tradicionales. En la bodega no hay ni acero inoxidable, ni control de la temperatura, ni nada de roble nuevo. La crianza se hace en una curiosa colección de viejos fudres de diferentes tamaños y edades, aunque todas muy avanzadas.

En 1997 Jacques muere y su sobrino Emmanuel Reynaud, en la foto de arriba con las viejas cepas que están delante de la bodega, se hace cargo de la dirección de la bodega. Sigue con el máximo respeto los métodos de trabajo de su tío.

Château Rayas tiene 11,8 hectáreas de Grenache y 1,8 hectáreas de uva blanca, que se reparten a la mitad entre Clairette y Grenache Blanc.

Vinos excepcionales, voluptuosos y con gran capacidad para envejecer.

Un Riesling Kabinett del Mosela y un Monastrell Pie Franco de Jumilla

Este verano estuve visitando la Mosela y fue uno de mis mejores viajes vitícolas. Una de las cosas que más me sorprendió fue la enorme capacidad de algunos vinos, que nosotros consideramos dulces, para acoplarse a la perfección a la cocina de los guisos y las carnes.

Hasta ese momento había comido muy bien con los blancos secos y también con los dulces, pero no había experimentado tanto con los Kabinett, los Spätlese o con los Aulese viejos.

El vino que hoy recomiendo es uno de los que más agradablemente me sorprendió en ese viaje, por su frescura, su mineralidad, su contenido dulzor y su buena acidez. Es el Abtsberg Riesling Kabinett 2007 de la bodega Maximin Grünhaus – Schubert’sche Gutsverwaltung. Merece la pena pinchar en el enlace para ver una bonita colección de fotos.

Maximin Grünhaus es una bodega que durante siglos perteneció a la abadía de San Maximin y fue su primer propietario laico, Friedrich Freicher, en 1810, quien vendió las primeras botellas de vino.

El precioso edificio de la bodega se construyó en el año 996 y pertenece a la familia Carl Friedrich von Schubert desde 1882. Tienen 31 hectáreas de viñedo.

Este Kabinett procede el pago de Abtsberg, el pago del abad, una finca de 8 hectáreas, en las que la viña ha estado siempre plantada desde hace más de 1.000 años. Los suelos son de pizarra azul desmoronada y la pendiente alcanza en algunos sitios el 70%.

La cosecha 2007 es de excepcional calidad y estuvo marcada por uno de los desarrollos vegetativos más largos de la historia.

Un vino con apenas 8,5 grado de alcohol, una acidez de 8,4 gramos y 59 gramos de azúcar residual. Una mezcla espectacular para un vino con el que es imposible no disfrutar. Su precio en tienda es de unos 22 euros.

El segundo vino nos lleva casi al otro extremo. Nos vamos a Jumilla y para hacerlo escogemos un Casa Castillo Pie Franco 2005.

Elaborado sólo con Monastrell, procedente de la finca La Solana y de cepas plantadas a pie franco, sin injertar, en el año 1941. Una joya de baja producción, apenas 600 kilos por hectárea, de la que José María Vicente saca un buen rendimiento.

Despalillado si estrujar, encubado en lagares subterráneos, hace la maloláctica en barricas de roble francés nuevo en las que después continúa su crianza durante 18 meses.

Un vino poderoso, con 14,5 grados, de taninos densos pero integrados, con la madera muy marcada pero con buena fruta, roja y negra. Personalmente creo que con menos madera estaría mejor, pero la fruta es tan poderosa que acaba venciendo. Su precio está sobre los 28 euros.

Las 10 personalidades del vino en Francia

Después de las intensas discusiones que se han formado durante estas semanas de vacaciones vuelvo a ponerme otra vez en marcha. Aconsejo a quien no lo haya hecho que lea los comentarios que se han ido sucediendo estos días sobre los vinos recomendados tanto para las fiestas como para despedir el año. Aparte de los inevitables ataques anónimos de turno hay aportaciones y debates realmente interesantes.

En su último número, de diciembre 2008, La Revue du Vin de France escogía las 100 personalidades del vino en Francia. Me parece una buena idea y en esa línea, a partir de la próxima semana voy a escoger las personas o instituciones que en mi opinión son las más influyentes en el mundo del vino español.

Pero hoy vamos a hablar de las que escoge la conocida revista francesa.

El primer puesto lo ocupa un desconocido para la opinión pública francesa, y no digamos para la española. Se trata de Pierre Castell. Es el primer productor de vino de Europa y el tercero mundial. Posee entre otras cosas 14 châteaux en Burdeos y 3.260 hectáreas de viñedo en el mundo. Es también propietario de la cadena de tiendas Nicolas.

En segundo lugar está Corinne Henry-Munoz, directora de líquidos de Carrefour. De ella dicen que vende 348 millones de euros en vino cada año.

El tercer puesto lo ocupa Bernard Arnault, presidente de LVMH, que en lo que al vino se refiere se queda en Möet Hennesy. Entre sus posesiones están Dom Pérignon, Möet, Veuve Clicquot, Ruinart, Mercier, Krug, parte mayoritaria de Château d’Yquem, Château Quinault L’Enclos y Château Cheval Blanc, estos dos últimos compras personales, no del grupo, y asociado al belga Albert Frère.

El cuarto puesto es para Robert Parker, cuya presencia es tan justa como inevitable, y el quinto para Bernard Mary, director general de Crédit Agricole, algo como mínimo sorprendente.

A continuación viene Jean-Claude Boisset, propietario del grupo de Borgoña que lleva su nombre. Después está Michel Rolland, enólogo asesor de múltiples bodegas y caricaturizado de forma cruel en la película Mondovino.

En octavo lugar está el presidente de INAO, el instituto de las denominaciones de origen francés, Yves Bénard, antiguo dirigente de Möet.

El noveno es Jean-François Moueix, propietario de Petrus, la leyenda de Pomerol.

Cierra el grupo de 10, Louis-Fabrice Latour, propietario de la Maison Louis Latour de Borgoña y de Simonnet-Febvre en Chablis.

Muchos nombres desconocidos, junto con los propietarios de grandes grupos de venta y Robert Parker, como único personaje de fuera de Francia.

El lunes empezamos nuestra lista española.

Los vinos para despedir y recibir el año

Como a mi me gusta, empezamos por un Champagne y como siempre será un Champagne de viticultor, en este caso de viticultora.

Marie-Noëlle Ledru es una de las mejores vignerons de Champagne. Tiene 5 hectáreas de Pinot Noir y 1 de Chardonnay, situadas en Ambonnay y catalogadas como Grand Cru.

Para la ocasión escogemos Ledru Millésime 1999, elaborado con un 85% de Pinot Noir y un 15% de Chardonnay.

Su secreto está en el trabajo en las viñas y en su larga crianza con las lías. Es un Champagne sin ningún licor de expedición. Nacho JJ lo define perfectamente en su cata de Verema,

auténtico, alejado de modas y convencionalismos

Es muy joven todavía, y al igual que el de André Clouet de la semana pasada, tiene mucha vida por delante, pero se puede disfrutar muy bien de él. Cuesta en tienda unos 60 euros.

Seguimos con un blanco de Monterrei, elaborado por José Luis Mateo, de quien ya hablé hace algún tiempo. Para mi José Luis es uno de los mejores viticultores de España, de los que trabaja con más pasión su viñedo.

Especialista en vinos tintos, sin embargo, para esta ocasión he escogido su blanco Gorvia 2005. Elaborado sobre todo con Dona Blanca y algo de Treixadura.

Procede de un viñedo de 1,2 hectáreas, con cepas de unos 18 años plantadas en ligera pendiente y suelos de arcillas rojas y esquistos-pizarrosos.

Un blanco poderoso, de una añada cálida como fue el 2005. Empieza a integrar la madera que ya no es molesta y que deja su sitio a una buena presencia de fruta. Puede que le falta algo de frescor para rematar el conjunto, pero es una delicia de vino, como todos los que hace José Luis Mateo. Sale en tienda sobre los 20 euros.

Lo probé ayer con el pavo relleno que hace mi suegra y no puedo menos que recomendarlo. Se impuso a un Château Latour 1999, que tardó tiempo en expresarse agobiado por el poderío del vino anterior.

Para la carne recomiendo en esta ocasión un vino blanco y encima dulce, aunque si excesos. Es el Dr. Bürklin-Wolf Gerümpel “R” Riesling Auslese 1990.

De esta bodega ya he hablado en otra ocasión cuando recomendé su Riesling más básico. Es la bodega privada con mayor extensión de viñedo de Alemania, con 85,5 hectáreas. Pero en este caso cantidad y calidad van de la mano.

La historia de este vino es curiosa. Michael Wöhr, el gran importador de vinos alemanes, lo descubrió de forma casi casual en la bodega. Era una partida de vinos reservados para ellos, de ahí la “R”. Lo probó y le gustó tanto que no pudo evitar presionar a la bodega para que se lo vendiesen y cuando Michael presiona consigue lo que quiere.

Gracias a él podemos disfrutar ahora de un riesling de 18 años, lo que no es nada fácil. Un vino que mezcla un dulzor contenido y ya integrado, con una magnífica acidez, que le aporta frescura. Hay que dejarse de miedos y convencionalismos y probarlo con un buen guiso o asado de carne y ya veréis que bien mezcla. Su precio está en tienda sobre los 40 euros.

Los vinos para estas fiestas

Dado que la semana que descansaré hasta el 12 de enero, voy a recomendar algunos vinos para esta Nochebuena y esta Navidad. Volveré el 26 para recomendar vinos para el fin de año.

La primera elección es un Champagne de la casa André Clouet, de la que ya recomendé un vino.

Hoy he escogido el André Clouet Cuvée Matador Alfaro. Es un Champagne nuevo, que supone una innovación en la forma de trabajar de esta casa y que se hizo inicialmente sólo para la cuvée Matador, pero que dado el resultado es difícil que Jean-François Sainz-Clouet no lo vuelva a utilizar.

La etiqueta reproduce un cuadro original del artista valenciano Andreu Alfaro.

Está elaborado sólo con Pinot Noir de Bouzy, Grand Cru de Champagne, de las añadas 2005 y 2006. La añada 2005 fue especialmente buena en Bouzy, consiguiendo las uvas una magnífica acidez y un buen grado.

Primero se vinificó en pequeños depósitos de acero inoxidable, después el mosto pasó a barricas de roble de tercer año procedentes del Château Doisy Däene, de Sauternes. El mosto volvió al inox, que contenía lías de Chardonnay, para acabar la fermentación alcohólica. El vino continuó su crianza en las barricas durante 3 semanas antes de hacer el ensamblaje.

El aporte dulce de las barricas, la memoria de azúcar y riqueza, en palabras de Jean-François Sainz-Clouet, hace que no se añadiese ningún licor de expedición, ni ningún vino viejo.

Un Champagne fino, elegante, todavía muy joven, con larga capacidad de envejecer pero que puede disfrutarse ahora. Su precio en tienda ronda los 50 euros.

Como vino blanco he pensado en La Calma 2005, un vino de Carlos Esteva. La Calma procede de una parcela de 0,89 hectáreas, plantadas en 1982 con Chenin Blanc. Está situada en la parte de arriba de la colina y eso le da una curiosa orientación norte y sur. Los suelos son muy calcáreos y la presencia de fósiles de conchas marinas destaca a primera vista. Ha tenido una breve crianza en barricas de roble francés.

La Calma 2004 es un vino elegante, sutil, mineral y lleno de encanto. Su precio en tienda está sobre los 25 euros.

En estos días nos juntamos a comer con nuestros padres, suegros y demás familia. En su honor voy a escoger un vino clásico. Hablaba de Bodegas Muga y dentro de su gama voy a escoger Prado Enea Gran Reserva 2000.

Con este vino tengo una relación curiosa. Cuando lo cato nunca me deslumbra, pero cuando hago una comida con él según va pasando el tiempo cada vez me gusta más.

Está elaborado con un 80% de Tempranillo, repartiéndose el resto entre Garnacha, Mazuelo y Graciano. Las uvas se vendimian bien maduras, son las últimas en entrar a la bodega. La fermentación se hace en tinas de madera de 10.000 litros. La crianza es de 12 meses en depósitos de madera de 16.000 litros y 36 meses en barricas de roble. Nunca sale al mercado antes de permanecer 36 meses en botella.

Un vino clásico, aunque en las últimas añadas es algo más poderoso. Un vino redondo, sedoso, que se puede beber muy bien ya. Gustará a los mayores pero también a los jóvenes. Su precio en tienda está sobre los 30 euros.

Por último, como la noche va a ser larga, vamos a escoger un vino dulce y, aunque ya he hablado de él, no puedo evitar elegir una de mis pasiones. Molino Real 2005 es un vino de Telmo Rodríguez, elaborado en la Axarquía de Málaga.

Como ya contamos, para elaborar este vino se ha aprovechado la tradición de las paseras, mujeres que dejaban las uvas solearse nada más ser recogidas. Entre 10 y 15 días las paseras limpian y dan la vuelta a los racimos, eliminando las uvas de peor aspecto. Más tarde, se utilizan prensas de aceite de oliva verticales, se seleccionan los primeros mostos de la prensada y sin desfangar se fermentan en barricas durante unos dos meses. Para obtener una botella de medio litro hacen falta más de 4 Kg. de uva. Después de permanecer dos años en barrica, este vino se embotella con vocación de envejecer durante muchos años

Pura sensualidad, goloso en boca, con el dulzor justo y la acidez perfecta. Su precio roda los 40 euros, pero da tanto placer que se olvida el dato pronto.

Los vinos de Maceración Carbónica

El primero en llegar es el Beaujolais Nouveau. El tercer jueves de noviembre y al grito de le Beaujolais Nouveau est arrive, escrito en grandes carteles o en pequeñas pizarras, se sitúa en tiendas y restaurantes de todo el mundo un vino de calidad media, en demasiadas ocasiones baja, que se ha convertido en una de las mejores operaciones de marketing del mundo del vino, aunque cada año pierde un poco más de fuerza. Pero no hay que olvidar que un importante porcentaje de vino de esta zona se vende en la primera semana.

Un vino que como ya dijimos perjudica a otros vinos de la zona, mucho más interesantes, que se ven metidos en un carro comercial en el que no se siente cómodos, pero, que dada la fama del Beaujolais Noveau, es difícil separarse.

En España este tipo de vinos también se da y todavía hay mercados en el norte, sobre todo Bilbao y Vitoria, donde son mayoritarios en barras.

El sistema de elaboración de estos vinos es la maceración carbónica. Supongo que todos sabéis en que consiste, pero por si hay algún despistado lo voy a explicar brevemente.

Se echan los racimos enteros, sin despalillar, ni romper, en grandes depósitos, normalmente de acero, aunque hay quien sigue usando madera o se ha vuelto más moderno y usa acero inoxidable. Hay una parte de la uva que se rompe o se aplasta y sufre una fermentación normal, con levaduras, pero hay otra parte que sigue intacta y realiza únicamente una fermentación intracelular, dentro de la propia uva. La mayor parte realiza primero la intracelular y después la tradicional con levaduras.

Si la uva llega rota o rasgada se impone primero la fermentación por levaduras, si llega entera se impone la intracelular.

Esta forma de elaborar fue la única que se utilizaba en España hasta finales del siglo XIX, con la escueta excepción de Manuel Quintano.

El resultado son vinos más aromáticos, con intensos recuerdos florales, de colores muy vivos y presencia de carbónico en la boca. Son vinos que hay gente a la que le entusiasman y gente que no puede con ellos. Más de un cliente nos ha devuelto alguna vez en El Lagar alguna botella elaborada mediante este sistema porque al notar el carbónico pensaba que estaba mala.

Normalmente se venden jóvenes, dentro del año siguiente a la vendimia, pero hay excepciones y se ven vinos que elaborados por este sistema envejecen muy bien. Todavía recuerdo un excepcional Sierra Cantabria Gran Reserva 1973, que nos acompañó durante muchos años en nuestras celebraciones con los amigos. Estoy seguro de que todavía estaría muy bueno, pero demasiadas celebraciones acabaron con nuestras botellas.