Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Un tinto de Madrid y otro de Borgoña: Dos formas de entender el vino

Ya estamos a primeros de mes y todavía no nos ha dado tiempo a gastarnos todo el dinero, por eso, estamos que lo tiramos.

Como hoy es el 2 de mayo empezamos por un vino de Madrid.

El Marqués de Griñón es un personaje, a la vez respetado y polémico, dentro del vino español. Defensor de la técnica, de la utilización de las más modernas tecnologías y de la teoría de que un vino se hace y no nace. En su finca de Dominio de Valdepusa en Toledo se ha rodeado de los más mediáticos asesores, como el francés Michel Roland y el australiano Richard Smart.

Carlos Falcó fue uno de los primeros que apostó por plantar variedades francesas como Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Petit Verdot. Él no deja nada a la improvisación, desde el principio sabe el vino que quiere sacar.

Pero, repito que es 2 de mayo, hoy hemos escogido su vino madrileño. El Rincón 2004 nace en Aldea del Fresno, en la orilla derecha del río Alberche. Proviene de 9 hectáreas plantadas, en el año 2000, con Garnacha y Syrah. Ha tenido una crianza de 10 meses en barricas de roble francés.

Representa un tipo de vino, técnico, bien elaborado, con un estilo más del Nuevo Mundo que de la vieja Europa. En aromas y boca se impone la fuerza de la Syrah, con sus notas de frutas rojas. La madera se deja notar todavía con sus tonos torrefactos. Los taninos son amables, no agreden.

Si os gustan los vinos intensos y fáciles de beber, aquí tenéis una buena opción. Su precio está sobre los 20 euros.

El otro vino que escogemos hoy es de Denis Mortet, de quien hemos hablado recientemente. Procede de Marsannay, el pueblo más al norte de la Côte de Nuits en Borgoña, justo al lado de Dijon. Son poco más de 300 hectáreas y es el único pueblo de Borgoña donde se elaboran blancos, rosados y tintos.

Denis Mortet Marsannay Longeroies 2005 procede del pago Longeroies, con unas 6,7 hectáreas.

Fue una de las últimas adquisiciones de Denis Mortet, que consiguió 0,79 hectáreas, de cepas de 35 años, plantadas en suelo calcáreo profundo, con tierra grasa y silex en la superficie.

A este vino, de una añada excepcional como 2005, Denis Mortet le aplicó la misma forma de trabajo que a sus Grands Crus. Trabajo meticuloso en la viña, poco intervencionismo en la elaboración y crianza en barricas de roble nuevo.

Un vino que define muy bien el estilo de vino de Denis Mortet. Con un poco más de color de lo habitual en Borgoña, pero a que muchos aficionados españoles les parecerá todavía claro, intenso, sabroso, con la madera flotando en espera de integrarse, pero con tanto fruta que al final desaparecerá. Se puede beber ahora de joven, pero envejecerá con gran dignidad durante años.

Su producción, como no podía ser menos de una finca tan pequeña, es minúscula, pero se puede encontrar en tiendas en España a unos 60 euros.

Puede parecer caro pero estoy seguro de que jamás os arrepentiréis de haberlos pagado.

Denis Mortet (2): pasión por la viña

Hace unos días rendía mi particular homenaje a Denis Mortet, al que denominaba un viticultor genial. Hoy voy a seguir explicando las razones de ese apodo.

Denis Mortet parte de 11,5 hectáreas de viejas viñas de Pinot Noir, en las que, gracias a la forma de trabajar y arar el suelo, las raíces se entierran profundamente. Jamás utilizó ningún abono químico y buscaba bajos rendimientos, entre 30 y 40 hectolitros por hectárea, mediante una poda adecuada y un desnietado.

Si le preguntabas por los principales factores que determinan la calidad de un vino, él siempre decía

la calidad está ligada a numerosos parámetros. La geología es uno de ellos. También la cantidad de piedras para la calidad del drenaje, la topografía, la situación de las viñas en pendiente, la exposición al viento, la edad, la orientación, la planta.

La calidad incluso será diferente de una viña a otra aunque sean vecinas, los terroirs son diferentes y cada uno impone su huella. Pero sobre todo no hay que olvidar que el trabajo en la viña representa el 90% del resultado final de un vino, repartiéndose el 10% restante a partes iguales entre la elaboración y la crianza, por eso obtengo tan buenos resultados de mis villages, porque son trabajados exactamente igual que mi Chambertin.

El trato es el mismo, después es el terroir el que habla.

Fiel a esa idea hace un profundo trabajo en el campo. No utiliza ni herbicidas ni abonos. Desde el final del invierno hasta mediados de julio se hacen entre 5 y 6 trabajos en la viña. Su poda es larga, tiene hasta 7 alturas de despunte diferentes. Se hace un deshoje manual, no muy severo y adaptado a la singularidad de cada parcela y a las características climáticas de cada año. Normalmente deja bastante aireación al nivel de los pies y bastante vegetación en la parte alta. Por esa razón tiene que tirar muchas hojas antes de la vendimia si el año es húmedo, para facilitar la entrada del sol al corazón de la viña. Retira de forma sistemática los entre-corazones en cada cepa.

Los sarmientos se machacan en el viñedo y se incorporan al suelo en los trabajos de primavera, estableciéndose de esta manera una enmienda orgánica natural que se transforma en humus.

La vendimia en verde, dos por año, se hace siempre de forma pensada, razonada y acorde a las características de cada parcela y cada añada. El control de los rendimientos se realiza cepa a cepa y no por parcelas y se hace un recorte draconiano de los rendimientos, siempre menos de 40 hectolitros por hectárea. Él siempre ha buscado racimos pequeños, llegando incluso a tener 16 racimos por cepa.

Cuando los racimos son muy pequeños hace falta 4 ó 5 racimos para obtener el equivalente a un racimo normal.

Denis dedicaba todo su tiempo al viñedo. A partir del mes de mayo estaba en la viña los 7 días de la semana, sin conocer fiestas o domingos.

Mis viñas están trabajadas como si fuera un jardín. Sin querer ser pretencioso yo me considero un artista.

Para un domaine de 11,5 hectáreas durante los meses de junio y julio hay trabajando 14 personas en la viña.

Durante la vendimia se hace una primera selección en la viña y una segunda en una mesa de selección. Las uvas se despalillan totalmente y se maceran en frío durante 4 ó 5 días.

La fermentación es larga y lenta, con bazuqueos numerosos, que pueden llegar a ser de 4 al día. La crianza, que dura unos 18 meses, se realiza en barricas de roble, en una gran parte nuevo, siempre de la tonelería François Frères.

Según sus propias palabras

Como elaborador, he pasado por tres periodos. Uno entre los años 1993 y 1996, donde entré en la concepción más moderna del vino, con una fuerte apuesta por la extracción, dando lugar a vinos muy concentrados. Ya en las añadas 1997 y 1998 mis vinos son un poco más finos.

En los años 1999 y 2000 se avanza en la precisión y la fineza. Pero es a partir de la vendimia 2000 cuando el avance es más significativo, sobre todo a nivel de vinificación, con vinos que ganan en pureza, en elegancia, con menos materia y más equilibrio y finura.

La muerte le ha impedido avanzar todavía más en esta línea y posiblemente nos haya privado de beber sus mejores vinos.

Por lo que se de Arnaud trabajará con toda su ilusión para seguir el camino de su padre.

En recuerdo de Denis Mortet, un viticultor genial

Un 30 de enero de 2006, a los 49 años, Denis Mortet, uno de los vignerons más brillante y meticuloso que yo he conocido se quitaba la vida de un disparo en una viña víctima de una depresión que arrastraba durante varios años.

Aunque su prestigio haga pensar lo contrario, la primera añada que elabora es la de 1992.

Su carácter, obsesivo y perfeccionista, le llevó hasta las alturas, pero se convirtió en su gran enemigo. Denis siempre consideró que había fracasado con la añada 1999.

La materia prima de la cosecha 1999 es de una calidad increíble, desconocida en Borgoña para los viticultores de mi generación, pero yo cometí demasiados errores, vendimié muy tarde, no tenía muy bien mi cabeza en esos momentos. Desde luego no es la de 1999 una añada de la que yo me sienta orgulloso”

En el año 2000 tuvo su primera crisis por depresión.

Once meses después de su muerte el Grand Jury Européen (Gran Jurado Europeo) se reunió en una bodega del Piamonte para catar vinos de Borgoña y Barolo de esa añada. Catadores de Francia, Italia, Holanda, Portugal, Gran Bretaña, Suiza, Estados Unidos y España probaron los mejores vinos y el ganador fue el Clos Vougeot de Denis Mortet.

Un vino de lo que él consideraba su gran fracaso, la añada que se le había escapado, a la que no había sabido sacar todo lo que tenía dentro, era considerado el mejor.

Denis, a quien vemos con su mujer en la foto de arriba, nace en 1956 en Daix, un pequeño pueblo a 4 kilómetros de Dijon. Su abuelo era obrero vitícola en Gevrey-Chambertin y propietario de casi 1 hectárea de viñedo. Su padre no continuó su trabajo sino que dejó Gevrey por Dijon para ir a trabajar a la casa de la familia de su mujer, que tenía una explotación de frutales.

Así Denis Mortet pasó su adolescencia trabajando con su familia materna.

Allí aprendí a trabajar la tierra, en aquella época en la que todo se respetaba. No existían herbicidas, era el comienzo de los fertilizantes, todo estaba ordenado, lógico, lleno de buenas sensaciones, todavía no dábamos carne de comer a los rumiantes… De esta época guardo muchas sensaciones y el contacto físico con la tierra que me son muy útiles para mi trabajo de vigneron. Con mi padre aprendí las bases del oficio, el resto me lo he inventado.

Estudia en el Liceo vitícola de Beaune donde acaba en 1976 y un año más tarde hace su primera vendimia en una viña que su padre le había dejado en alquiler. Tras esa experiencia abandona Daix y se va a vivir a Gevrey-Chambertin, a la casa donde había vivido su abuelo.

En 1984 forma una sociedad con su padre y su hermano Thierry. Su padre se encarga de la venta y Denis del trabajo de la viña. Siguen así hasta 1991 en que su padre se retira y su hermano prefiere hacer su propio domaine.

Otro día contaré el rigor con el que trabajaba Denis Mortet su viñedo y se comprenderá sin dificultades las razones del profundo respeto que le tengo y del dolor que me causó su muerte.

Su esposa Laurence, destacada catadora y miembro del Gran Jurado Europeo, y su hijo, Arnaud, que desde hace años colaboraba con él son los que tienen que mantener el gran trabajo de Denis.

La añada 2006 es la primera que va a elaborar Arnaud Mortet en solitarioy todos la esperamos con expectación. Todavía no la he probado y no he visto notas de cata publicadas en ningún medio.

Su padre le deja en herencia un viñedo excepcional y un sistema de trabajao único, pero le ha puesto el listón muy alto.

El estilo de vinos que me gusta

Tendría que haber sido el primer tema pero lo ha ido dejando por lo complejo de la explicación. Y es que definir que tipo de vino es el que más me gusta es complicado. Empezaré por definir lo que no me gusta y de la negación saldrá algo positivo.

No me gustan los vinos elaborado con uvas sobremaduradas, aquellos en los que la fruta se expresa confitada.

No me gustan los vinos con sobre extracción. No me gusta que la madera se note en el vino, ni aunque esté enmascarada por los toques de torrefacto que aporta un buen, y excesivo, tostado de las barricas.

No me gustan los taninos secos, ni que haya gente, incluida especialistas, que digan que con el paso del tiempo se van a limar: un tanino seco es seco hasta que el vino muere.

Resultado de todo esto no me gustan los vinos concentrados y pastosos, de entrada rotunda y que se mueren a mitad de la boca.

No me gusta que los vinos de una zona sean tan iguales a los de otra, que las técnicas de elaboración se impongan hasta el punto de que es imposible saber la procedencia de los vinos, el lugar donde han nacido las uvas.

Algunos amigos cuando les cuento esto me dicen que acabo de eliminar a la mayor parte de los vinos top que se elaboran en España y es posible que sea así, pero la moda de la concentración, la búsqueda del estilo que supuestamente gusta a Parker no me interesa. Este tipo de vino me aburre.

Me gustan los vinos en los que el hombre interviene poco en la elaboración, aunque haya trabajado a fondo el viñedo.

Mi trabajo acaba cuando la uva llega a la bodega

decía el gran Denis Mortet, del que otro día hablaré más.

Me gustan los vinos que expresan su terroir, que son diferentes, únicos, aunque tengan defectos. Me gustan los vinos frescos, con acidez y buena fruta.

Adoro Borgoña, me gustan los buenos mencías leoneses o gallegos, la expresión elegante del Duero, el equilibrio y la finura de los buenos riojas, la Cabernet Franc y la Chenin Blanc del Loira, el Riesling de Alemania, la Grüner Veltliner austriaca, los grandes y olvidados vinos de Jerez, la frescura del moscatel de la Axarquía de Málaga, la intensidad auténtica de los buenos douros, la cariñena del Priorat, el Champagne de los buenos viticultores, la sutileza de una bodega del Penedès como Can Ràfols, los viejos oportos, las garnachas llenas de sutileza procedentes de viejas cepas…

De esos vinos voy a ir hablando en este blog para que juntos podamos disfrutarlos.