Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Un Verdejo de Segovia y un Garnacha de Toledo, cuando los Vinos de la Tierra se vuelven ganadores

Nuestro primer vino recomendado del año 2009 es un blanco de la zona de Rueda, aunque sale como Vino de la Tierra de Castilla y León, por razones que desconozco. Se trata de Ossian 2007, la apuesta personal de Javier Zaccagnini.

Zaccagnini fue director de la denominación de origen Ribera del Duero y fue, junto con Mariano García, el creador de Aalto, donde todavía tiene una participación destacada.

Cuando se encontró con Ismael Gonzalo y vio su viñedos prefiloxéricos de Nieva, situados a 900 metros de altitud y con algunas cepas de Verdejo de 150 años, decidió involucrarse a fondo en ese proyecto decido a hacer un vino de gran calidad y con capacidad de envejecimiento.

Como asesor técnico se buscó a Pierre Millemann, que asesora varias bodegas de Francia, sobre todo Borgoña, y Alemania. Dice Javier Zaccagnini que cuando Pierre vio las cepas se enamoró de ellas.

El trabajo en el campo es ecológico, la vendimia es tardía, en el caso del 2007 favorecida por los 16 días continuados de sol que se dieron en octubre. La elaboración es al estilo borgoñón, utilizando sólo levaduras autóctonas, haciendo la maloláctica y con fermentaciones en barricas muy lentas.

Un vino que busca perdurar en el tiempo, al que la falta todavía integrar la madera pero que puede hacerlo sin problemas. Hay que olvidarse de las frutas exóticas tan habituales en muchos vinos de Rueda, aquí hay estructura, seriedad y buena fruta. Su precio en tienda está sobre los 21 euros.

El segundo vino es de mi amigo y colaborador Flequi Berruti. Es el Ziries 2007, un Vino de la Tierra de Castilla.

Flequi, a quien nadie conoce por su nombre real, es una de las personas con más pasión por el vino que conozco. Si a esa pasión le sumas sus conocimientos y su innata generosidad pues sale una persona como él, con quien tengo el lujo de trabajar.

Flequi se junta con otros dos apasionados como son Sonia López y Javier Castro, y alguno más que ha ido dejando el proyecto harto de perder los pocos días de fiesta, y crean Bodegas Lobecasope.

Encuentran viñas al pie de los Montes de Toledo, en Cuerva, donde está la bodega, y en San Pablo de los Montes, con una altitud de 845 y 885 metros y suelos franco arenosos. Las cepas de más edad tienen 52 años y las más jóvenes 20. Tienen ahora 3,5 hectáreas de viñedo, pero están a apunto de comprar 2 hectáreas más. La agricultura es biodinámica

Ziries 2007 tiene como base la Garnacha, con un 90%, siendo el resto Tempranillo y Cariñena. Tras estar 6 meses en depósitos de acero inoxidable ha tenido una crianza de otros 6 meses en barricas de 300 litros de roble francés.

Los Ziríes fueron una dinastía bereber, originaria de Argelia. Una rama se trasladó a Al-Andalus y en el año 1013 fundaron la taifa de Granada. Amantes del arte, la arquitectura y el buen vivir consiguieron identificar su nombre con el arte y las construcciones civiles de su época. En palabras de Flequi

El nombre del vino quiere rendir homenaje a las grandes aportaciones que el pueblo musulmán hizo a la agricultura de de la península

Como es difícil que no me influya la amistad a la hora de describir el vino voy a dejar que sea Manuel Camblor el que lo haga. Él lo probó en una cata en Estados Unidos y describe así su experiencia

El vino era el Ziries, Vino de la Tierra de Toledo 2007 y automáticamente vulneraba mi regla de los alcoholes, pues cargaba 14.8%. Pero la cosa es que la carga, a decir verdad, ni se le notaba. Nariz bastante reductiva, como es de esperarse de un vino muy recientemente embotellado. Pero detrás de esa reducción aparecen notas de violetas y tomillo sobre cereza y frambuesa negra. Suculento en boca, limpio, con excelente enfoque. Obviamente, está un tanto achocado por el embotellado y el cruce del charco, pero promete. Quisiera reencontrármelo en seis meses. Lo más curioso es que, a pesar de la alta graduación, no se siente calor ni excesiva untuosidad. Por el contrario, hay frescura. Me deja rascándome la cabeza

Más tarde en un comentario vuelve a hablar del vino

En cuanto al vino de Fleki, la verdad es que no se le notaba la cantidad de alcohol que llevaba. Había buena estructura y fruta muy expresiva. Fue una excepción a mi propia regla, que debe haberlas de vez en cuando. Es un vino al que daré más oportunidades si se me pone delante

Su precio en tienda está sobre los 11 euros.

Las polémicas nuevas variedades blancas de Rioja

Los vinos blancos de Rioja no van a misa como los tintos. No consiguen imponerse en el mercado y se ven superados por zonas mucho más nuevas como Rueda.

Los viejos vinos tradicionales casi han desaparecido. Únicamente se salvan los de R. López de Heredia. Viña Tondonia, con su magnífica colección de viejas añadas. Su blanco más joven es el Gravonia 1993 y el más viejo el Viña Tondonia 1957. Pero son una excepción a la que habrá que dedicar más tiempo.

Los nuevos vinos blancos se dividen en dos categorías. Por un lado, los más jóvenes, baratos y llenos de levaduras artificiales. Por otro, los fermentados en barrica, donde la madera se impone sobre la fruta.

Hay excepciones pero, por desgracia, son muy pocas, demasiado pocas.

El Consejo Regulador de Rioja quiere revitalizar los vinos blancos riojanos y no se le ocurre nada mejor que aprobar la incorporación como variedades autorizadas de 3 uvas foráneas y otras 3 de la zona. Las de casa son las minoritarias Maturana blanca, Tempranillo blanco y Turruntés.

El cachondeo viene cuando se aprueban las de fuera: Chardonnay, Sauvignon Blanc y Verdejo. Ahí es nada.

Chardonnay debe de ser porque es una uva que casi no abunda en el mundo, lo que nos abre muchas puertas o quizás por los grandes éxitos de venta de sus vecinos navarros que cada vez venden menos. Sauvignon Blanc posiblemente por lo mismo, aunque sin la referencia vecina de Navarra.

Y Verdejo porque algún brillante analista ha pensado que como triunfa en Rueda vamos a ponerla nosotros, así cuando alguien pide “un verdejo” podemos conseguir que algún camarero despistado o untado en lugar de un Rueda nos ponga un Rioja.

El presidente del Consejo valoró la decisión como

un gran avance para el desarrollo de la Denominación en el futuro

Apañados estamos con estos dirigentes.

Un blanco criado de Rueda y un goloso vino de La Mancha

Nuestro primer vino de hoy es un blanco de Rueda, Belondrade y Lurton 2006.

Didier Belondrade se enamoró de España hace muchos años y su sueño fue tener un motivo para quedarse a vivir aquí. Lo encontró en Rueda. Era el año 1994 cuando apareció en el mercado por primera vez Belondrade y Lurton.

Un vino por entonces novedoso, que se alejaba del perfil clásico de los vinos de Rueda. No buscaba la fruta inmediata y fácil, sino que utilizó las viejas técnicas de Burdeos para conseguir un vino con capacidad de envejecer durante bastantes años. Empezó con 10.000 botellas y ahora está sobre las 95.000.

De la mano del arquitecto francés Vicent Dufos construyó una bodega también atípica en la zona, pues no buscaba llamar la atención sino pasar desapercibida e integrarse en el paisaje.

Tiene 25 hectáreas de viñedo propias y controla otro tanto de viticultores de la zona. Belondrade y Lurton 2006 fermenta y envejece en barricas de roble, con clara mayoría de roble francés, durante 10 meses.

Que nadie espere encontrar un verdejo de los de libro, todo lo contrario, encontrará un vino más complejo, todavía marcado por la madera, pero con gran futuro por delante. Sirve para acompañar pescados con salsas, carnes blancas y caza de pluma.

Su precio en tienda está sobre los 21 euros.

El segundo vino es de Alejandro Fernández y no es, como parecería seguro, de la Ribera del Duero sino de La Mancha.

Cuenta Alejandro que en todos sus viajes cada vez que pasaba por los viñedos de La Manca sentía sana envidia de las uvas manchegas, que siempre crecían ajenas a las lluvias y a las heladas de su Ribera del Duero.

Hasta que un día decidió invertir allí. Se instaló en Campo de Criptana, entre molinos de viento y muy cerca de la estación montó su bodega. Así nació El Vínculo, cuyo nombre es un homenaje a la bodeguita que tenía su padre en Pesquera de Duero. Una unión entre dos zonas, a través de un hombre que ha hecho del Tempranillo su pasión.

Paraje La Golosa Gran Reserva 2002 nace de un viñedo de más de 60 años, situado en el pago del mismo nombre. Ha tenido una crianza en roble francés de 24 meses. Pocos nombres encajan tan bien en un vino como este. Goloso a más no poder, incita a seguir bebiendo.

Su precio ronda los 27 euros.