Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Un Mencía de Valdeorras y un Châteauneuf-du-Pape

El primer tinto de esta semana nos viene de Galicia, que, como ya he dicho muchas veces, es una de nuestras grandes esperanzas para elaborar tintos de altísimo nivel. Se trata de Gaba do Xil Mencía 2007.

De esta bodega ya hablé en su momento cuando salió la nueva añada del blanco y lo vuelvo a hacer ahora con la salida al mercado del tinto 2007.

Telmo Rodríguez, mi socio en Alma Vinos Únicos, ha conseguido dar un salto de calidad importante, muy importante, con la cosecha 2007 en sus vinos gallegos.

El propio Telmo explica en su página web su relación con la zona.

Este es nuestro proyecto mas reciente a pesar de que fuera la primera zona que visitamos a principio de los años 90 cuando todavía nuestro proyecto carecía de forma.

La visita de varios pueblos entre ellos las Ermitas nos causó una gran impresión, conocimos a un viticultor que seguía podando sus viñas con una herramienta del la edad media. No tenemos duda que todas estas impresiones nos empujaron hacia nuestro trabajo actual.

A penas a unos pocos kilómetros hoy se encuentra nuestro viñedo de la Falcoeira en el pueblo de Santa Cruz. Un viñedo ancestral, memoria de una Galicia rotunda

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Un vino lleno de fruta, con taninos marcados pero muy bien fundidos, con una notable acidez, que le aporta frescura y futuro. Y encima a un precio muy competitivo, un poco más de 8 euros en una tienda.

Para el segundo vino nos vamos al Ródano sur y en concreto a su zona más representativa, a Châteauneuf-du-Pape. Es el Château Gigognan Clos du Roi 2005.

Una bodega histórica que durante muchos años estuvo prácticamente abandonada, hasta que, en 1996, la compra Jacques Callet y pone al frente a Jean Roure. La propiedad tiene 72 hectáreas de viñedo, 22 son de Côtes du Rhöne, 20 de Côtes du Rhône Villages y 32 son de Châteauneuf-du-Pape.

Su gran salto de calidad lo da a partir del 2003 cuando se hace cargo del viñedo y de la vinificación Eloi Dürrbach, propietario del Domaine de Trevallon, y amigo desde hace años de Jacques Callet y Jean Roure.

Eloi es uno de mis vignerons favoritos y de él hablaré más extensamente otro día cuando recomiende su vino.

Elaboran 3 vinos. El más sencillo es Le Vigne de Regent y algunos años excepcionales sacan Cuvée Cardinalice, elaborado sólo con las cepas más viejas de Garnacha. Clos du Roi es el vino prototipo de la casa.

Clos du Roi 2005 tiene un 71% de Grenache y un 29% de Syrah. Todas las variedades y todas las diferentes parcelas se vinifican por separado La Grenache envejeció en fudres y la Syrah lo hizo en barricas.

A pesar de elaborarlo Eloi Dürrbach no conocía el vino hasta que me lo recomendó Carlos Horta, propietario del restaurante Vila Mas en Sant Feliú de Guixols y una de las personas con más conocimientos sobre vinos que conozco. Gracias a él lo incluimos en nuestro catálogo y la verdad es que estoy encantado.

No es para nada un Châteauneuf moderno y concentrado, uno de esos vinos de altas puntuaciones que a mi no me apasionan. Es elegante, con mucha fruta, profundo, mineral y con larga vida por delante. En tienda su precio está sobre los 37 euros.

Los 25 más influyentes: Telmo Rodríguez

No es la primera vez que lo digo y espero que no sea la última. Telmo Rodríguez es mi socio y me une a él una muy buena amistad. Pero no son esas las razones por la que le he incluido en la lista de los 25 más influyentes.

Telmo es, junto con su padre Jaime, el impulsor de la Granja de Nuestra Señora de Remelluri, que es el primer proyecto de bodega basada en un viñedo propio que rodeaba el lugar donde se elaboraba el vino, siguiendo los parámetros más clásicos de los châteaux bordeleses. Un vino basado en un viñedo, algo que de aquella no abundaba precisamente en el panorama vinícola español.

Años más tarde abandona la bodega familiar para hacer sus propios vinos, siempre en compañía de Pablo Eguzkiza. Tras unos primeros pasos a base de vinos de subsistencia la Compañía de Vinos Telmo Rodríguez ha conseguido una magnífica colección de viñedos en diversas zonas.

Vinos como Matallana, Altos de Lanzaga o Pago La Jara se encuentran, para mí, entre los mejores de España.

Tampoco por eso le incluyo en la lista. Pero hay dos cosas que nadie puede negar. Telmo Rodríguez y Pablo Eguzkiza han hecho renacer el vino de Málaga, con su excepcional Molino Real.

En Málaga hay un antes y un después de Molino Real. Antes era el abandono del viñedo, el cierre de bodegas históricas, la nada. Después hay vida por delante. Nuevas bodegas surgen y van a surgir, para conseguir que esta zona histórica vuelva a ocupar el lugar que nunca debió de dejar.

Otra de las zonas que Telmo ha recuperado es Cebreros con su Pegaso Barrancos de Pizarra, del que ya hemos hablado. Cebreros era otra zona histórica condenada al granel, a la jubilación de los viticultores y al abandono de las viñas. Y aquí también Pegaso va a marcar un antes y un después. De momento Raúl Pérez y Daniel Jiménez Landi han sacado El Reventón y seguro que otros van a seguirles.

Dos zonas llenas de historia en las que Telmo Rodríguez vio la posibilidad de sacar grandes vinos, respetando esa historia y apoyándose en una viticultura tan heroica como olvidada.

Por cierto, en la foto de arriba está Telmo con Pablo Eguzkiza y la foto de abajo la he encontrado en internet, pero no se quien es su autor. La pongo porque dice Maribé que está muy guapo.

Los vinos para estas fiestas

Dado que la semana que descansaré hasta el 12 de enero, voy a recomendar algunos vinos para esta Nochebuena y esta Navidad. Volveré el 26 para recomendar vinos para el fin de año.

La primera elección es un Champagne de la casa André Clouet, de la que ya recomendé un vino.

Hoy he escogido el André Clouet Cuvée Matador Alfaro. Es un Champagne nuevo, que supone una innovación en la forma de trabajar de esta casa y que se hizo inicialmente sólo para la cuvée Matador, pero que dado el resultado es difícil que Jean-François Sainz-Clouet no lo vuelva a utilizar.

La etiqueta reproduce un cuadro original del artista valenciano Andreu Alfaro.

Está elaborado sólo con Pinot Noir de Bouzy, Grand Cru de Champagne, de las añadas 2005 y 2006. La añada 2005 fue especialmente buena en Bouzy, consiguiendo las uvas una magnífica acidez y un buen grado.

Primero se vinificó en pequeños depósitos de acero inoxidable, después el mosto pasó a barricas de roble de tercer año procedentes del Château Doisy Däene, de Sauternes. El mosto volvió al inox, que contenía lías de Chardonnay, para acabar la fermentación alcohólica. El vino continuó su crianza en las barricas durante 3 semanas antes de hacer el ensamblaje.

El aporte dulce de las barricas, la memoria de azúcar y riqueza, en palabras de Jean-François Sainz-Clouet, hace que no se añadiese ningún licor de expedición, ni ningún vino viejo.

Un Champagne fino, elegante, todavía muy joven, con larga capacidad de envejecer pero que puede disfrutarse ahora. Su precio en tienda ronda los 50 euros.

Como vino blanco he pensado en La Calma 2005, un vino de Carlos Esteva. La Calma procede de una parcela de 0,89 hectáreas, plantadas en 1982 con Chenin Blanc. Está situada en la parte de arriba de la colina y eso le da una curiosa orientación norte y sur. Los suelos son muy calcáreos y la presencia de fósiles de conchas marinas destaca a primera vista. Ha tenido una breve crianza en barricas de roble francés.

La Calma 2004 es un vino elegante, sutil, mineral y lleno de encanto. Su precio en tienda está sobre los 25 euros.

En estos días nos juntamos a comer con nuestros padres, suegros y demás familia. En su honor voy a escoger un vino clásico. Hablaba de Bodegas Muga y dentro de su gama voy a escoger Prado Enea Gran Reserva 2000.

Con este vino tengo una relación curiosa. Cuando lo cato nunca me deslumbra, pero cuando hago una comida con él según va pasando el tiempo cada vez me gusta más.

Está elaborado con un 80% de Tempranillo, repartiéndose el resto entre Garnacha, Mazuelo y Graciano. Las uvas se vendimian bien maduras, son las últimas en entrar a la bodega. La fermentación se hace en tinas de madera de 10.000 litros. La crianza es de 12 meses en depósitos de madera de 16.000 litros y 36 meses en barricas de roble. Nunca sale al mercado antes de permanecer 36 meses en botella.

Un vino clásico, aunque en las últimas añadas es algo más poderoso. Un vino redondo, sedoso, que se puede beber muy bien ya. Gustará a los mayores pero también a los jóvenes. Su precio en tienda está sobre los 30 euros.

Por último, como la noche va a ser larga, vamos a escoger un vino dulce y, aunque ya he hablado de él, no puedo evitar elegir una de mis pasiones. Molino Real 2005 es un vino de Telmo Rodríguez, elaborado en la Axarquía de Málaga.

Como ya contamos, para elaborar este vino se ha aprovechado la tradición de las paseras, mujeres que dejaban las uvas solearse nada más ser recogidas. Entre 10 y 15 días las paseras limpian y dan la vuelta a los racimos, eliminando las uvas de peor aspecto. Más tarde, se utilizan prensas de aceite de oliva verticales, se seleccionan los primeros mostos de la prensada y sin desfangar se fermentan en barricas durante unos dos meses. Para obtener una botella de medio litro hacen falta más de 4 Kg. de uva. Después de permanecer dos años en barrica, este vino se embotella con vocación de envejecer durante muchos años

Pura sensualidad, goloso en boca, con el dulzor justo y la acidez perfecta. Su precio roda los 40 euros, pero da tanto placer que se olvida el dato pronto.

Un blanco bordelés y un tinto de Garnacha de Cebreros: dos joyas capaces de envejecer

Graves es la zona donde se elaboran los vinos secos de más personalidad de Burdeos y dentro de Graves en Pessac-Léognan. La zona recibe el nombre por las numerosas piedras de gravas que recubren sus suelos. De aquí proviene el primer vino que esta semana recomendamos.

Clos Floridène 2006 es un vino del enólogo Denis Dubourdieu, conocido como el papa de los vinos blancos bordeleses. Cuenta con 17,5 hectáreas, de las que 13,60 son de variedades blancas.

Los suelos son similares a los de la cercana Barsac, con una fina capa de arena arcillosa, rica en óxido, que se conoce en la zona como las arenas rojas de Barsac. El clima sin embargo es más frío, debido a la llegada de aire frío de los bosques de Las Landas, lo que hace que el ciclo vegetativo sea más largo.

Clos Floridène 2006 tiene un 55% de Sémillon, 44% de Sauvignon y 1% de Muscadelle. La crianza ha durado 11 meses en barricas de roble, con un 30% nuevo.

Interesante nariz de frutas blancas sobre un fondo mineral, que la madera no tapa. Vigoroso en boca pero no cansino. Un vino que refleja muy bien el espíritu y la capacidad de guarda de los blancos bordeleses y a un precio no exagerado, sobre los 25 euros. Merece la pena abrirlo antes y decantarlo.

El otro vino recomendado es Pegaso Barrancos de Pizarra 2002, un tinto de Cebreros, en Ávila. Situado a la sombra de la sierra de La Paramera, Cebreros es un viñedo histórico, hoy ya prácticamente olvidado y abandonado, que, sin embargo, desde el punto de vista vitivinícola tiene un gran valor. Los vasos de Garnacha, podados como en el siglo XIX, abren sus brazos para apenas dejar paso a los caballos que labran con dificultad los increíbles barrancos de pura pizarra.

El viñedo de la ladera de Cebreros tiene un microclima, marcado por el peculiar viento, que suaviza el duro clima avileño, loo que favorece un retraso en la maduración.

La ladera de Arrebatacapas que representa el mejor enclave de este municipio, se caracteriza por la elevada altitud de sus viñedos, su perfil escarpado y la intensidad de su pizarra parda. Viejas cepas podadas en vaso de forma excepcional, demuestran que jamás este viñedo ha perdido el hilo de una viticultura ancestral que produce una Garnacha realmente única.

Pegaso Barrancos de Pizarra 2002, elaborado por Viñas Viejas de Cebreros, es un proyecto conjunto de Telmo Rodríguez y Carlos Saínz, el corredor de rallys. Se parte de 8 hectáreas de viñedo, con diferentes altitudes y orientaciones, todas ellas en profundas laderas. La viña más alta está a 1.010 metros.

Los rendimientos son bajos y no superan en ningún caso los 1.000 Kilos por hectárea. Ha tenido una crianza de 14 meses en barricas de roble francés de 500 litros.

Una Garnacha auténtica, mineral, profunda y con muy buena capacidad de envejecer. Aunque en la actualidad se comercializa la añada 2005 hemos escogido la 2002, de la que todavía se pueden encontrar botellas en tiendas especializadas, porque el vino está más abierto y expresivo.

Un lujo de vino que se pude encontrar a menos de 30 euros. Su precio y sus características hacen que no sea un vino para todos los días, pero merece la pena probarlo.

Molino Real, el vino más sensual

Coincidiendo con la feria de Vinoble Telmo Rodríguez hizo una cata histórica de Molino Real. Se cataron todos los vinos elaborados hasta ahora, excepto el 2002, que por problemas con el transporte no llegó.

Molino Real es uno de mis vinos preferidos. Telmo es socio nuestro en Alma Vinos Únicos y me une a él una muy buena amistad. Sus vinos, sobre todo la gama alta, tienen un profundo respeto por el terroir del que proceden y Molino Real puede ser una definición de su estilo.

Tengo una amiga que siempre dice que es un vino que no puede beber con cualquiera porque

me pone, vaya como me pone

Hace poco más de dos siglos Málaga era una referencia en el vino dulce. Pero su influencia fue decayendo. La filoxera ya fue un golpe total al viñedo y al vino, que prácticamente desapareció.

Los escarpados viñedos de Moscatel de la Axarquía de Málaga, que se han mantenido gracias a la industria de la pasa, se han recuperado para utilizar su uva como base de este vino.

Los primeros intentos se hacen en 1994, aunque la primera cosecha comercializada es la de 1998. Telmo tenía claro desde el principio lo que buscaba

Después de varios años de búsqueda del mejor equilibrio de fermentación, surge Molino Real que desde el principio trata de no ser un nuevo vino sino un relevo del vino que ya existió. En este sentido ninguna técnica enmascara el auténtico perfil del vino de montaña de Málaga. Procede de uvas de Cómpeta, en la Axarquía malagueña. Son viñedos dramáticos, espectaculares, situados en pronunciadas pendientes de pizarra donde no se puede meter ni un burro.

Para elaborar este vino se ha aprovechado la tradición de las paseras, mujeres que dejaban las uvas solearse nada más ser recogidas. Entre 10 y 15 días las paseras limpian y dan la vuelta a los racimos, eliminando las uvas de peor aspecto. Más tarde, se utilizan prensas de aceite de oliva verticales, se seleccionan los primeros mostos de la prensada y sin desfangar se fermentan en barricas durante unos dos meses. Para obtener una botella de medio litro hacen falta más de 4 Kg. de uva. Después de permanecer dos años en barrica, este vino se embotella con vocación de envejecer durante muchos años.

Por eso la cata era una oportunidad de saber si Telmo había conseguido su objetivo.

Las añadas 2005, 2004 y 2003 estaban todavía demasiado jóvenes, los aromas netos de moscatel se imponían, pero no había empezado todavía su evolución.

La cosa se animó con el 2001 y, sobre todo, con el 2000. Me sorprendió el buen momento de la añada 1999, pues la última vez que lo había bebido me pareció que estaba un poco apagado. Sin embargo había renacido con fuerza. Lo mismo pasaba con el primero, el 1998.

Como final de la cata probamos una botella de Old Mountain 1997. Una prueba que se hizo con esa añada dejándolo envejecer más de 4 años en barrica y de la que, por desgracia, casi no hay botellas.

Lo mejor es que todos los vinos todavía tenían mucha vida por delante, ninguno había empezado a decaer. Todos se podían beber y disfrutar bien ahora, pero estaban todavía cerrados, sin entrar en ese momento de explosión de los grandes vinos, en el momento justo de su consumo.