Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

Archivo de octubre, 2010

Marcel Lapierre ha muerto

Es la peor forma de volver a escribir en el blog, algo que llevo algunos días intentando hacer pero que no acabo de concretar. Pero hoy no puedo dejarlo ni un minuto más. Me acaba de llamar César Ruiz para decirme que Marcel Lapierre ha muerto. La noticia me deja totalmente impactado. Los vinos de Marcel se encuentran entre mis preferidos y suelen ser compañeros de mesa en muchas ocasiones. Me apasionan por su frescura, su fruta limpia, su personalidad y por lo mucho que me cuentan y me aportan. Los he recomendado en varias ocasiones y pensaba volver a hacerlo con su gran 2009.

La noticia me pilla fuera de la oficina y por eso las fotos están sacadas de varias páginas web.

Marcel Lapierre era la tercera generación de vignerons. Su abuelo, Michel, se instala en Villié-Morgon a primero del siglo XX y se convierte en bodeguero del Domaines des Chenes. Después de la Segunda Guerra Mundial le sucede su hijo Camille, que empieza a vender su propio vino en fudres a los bistrot de Lyon y Macon. A finales de los años 50 empieza a vender su vino en botellas y compra nuevas parcelas de viñedo.

Marcel Lapierre nace en 1950 y estudia enología en el Instituto Agrícola. Los profesores nos enseñaron a hacer vinos modernos, comenzaron explicándonos que no hacían falta vendimias maduras para estar seguros de tener suficiente acidez en la uva. Cuando alguien les planteaba como resolver la falta de azúcar su respuesta siempre era: si os falta azúcar ya la añadiréis. También nos aconsejaban añadir ácido tartárico y calentar el mosto para que arrancase la fermentación. Todo lo contrario de la vinificación tradicional del Beaujolais.

Estas enseñanzas las aplica, como el resto de bodegueros, desde 1973, en que la muerte de su padre le obliga a vendimiar por primera vez, hasta 1980. Ese año se encuentra con Jules Chauvet, autor de numerosos libros en los que reivindicaba la elaboración natural de los vinos, y tras hablar con él decide que debe cambiar su forma de hacer las cosas.

En 1981 decide empezar a trabajar sus viñas de forma biológica y desde hace unos años aplica también la biodinámica. Nada de tratamientos químicos, ni herbicidas. Para la protección del viñedo se usan tratamientos biológicos.

Por otro lado, reivindica la forma tradicional de elaborar, sin intervencionismo y olvidando todo lo aprendido en sus estudios de enología. Las vendimias son manuales, se busca la maduración ideal. Se hace una selección rigurosa en cada cepa y después se eliminan todas las uvas que no estén en estado perfecto. Esta selección es imprescindible pues después no se usan encimas o levaduras exógenas, tampoco SO2 y no se chaptaliza nunca.

Los racimos enteros se encuban entre 10 y 15ºC, los del fondo se rompen y el jugo se libera naturalmente. Poco a poco la cuba se llena de gas carbónico. Una parte fermenta con el gas carbónico y otra de forma tradicional, es lo que se conoce en la zona como fermentación semicarbónica. El encubado dura de 10 a 20 días, según las características de cada cuba, con el fin de extraer el máximo de materia y fijar los aromas más finos.

Después los vinos pasan a fudres o pièces de 228 litros, con edades entre los 3 y los 13 años, donde permanecen durante 9 meses.

Tiene 11 hectáreas de viñedo, de las que 1 está en la Côte du Py, con una edad media de 45 años y localizadas todas en el pueblo de Villié-Morgon. Con la hectárea situada en la Côte de Py, tan especial que durante años no fue clasificada como Morgon sino que el vino salía como Vin de Table, elabora su Cuvée ML. Era también copropietario, junto con su amigo Jean-Claude Chanudet, de Château Cambon, que dirigía Marie, su mujer.

Es muy interesante entrar y disfrutar de su página web.

Junto a Marcel llevaba ya años trabajando su hijo Mathieu, que será quien continúe con los ideales de su padre. Desde aquí le mando un gran abrazo.

Al igual que él consideraba a su maestro Jules Chauvet, Marcel Lapierre puede ser considerado como la tradición razonada, el gran maestro de todos los vignerons del Beaujolais que han apostado por la calidad.