Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Dos vinos originales, uno de Ribeiro y el otro de Rioja

El primer vino para esta semana es un Ribeiro de Emilio Rojo 2007.

Emilio Rojo es uno de los personajes más curiosos del vino español. Ingeniero de Comunicaciones y ejecutivo de una multinacional se transformó en viticultor radical y se instaló en Arnoia para plantar 1,5 hectáreas de viñedo y elaborar uno de los vinos más personales de Galicia.

Capaz de dar una conferencia en la Facultad de Económicas y Empresariales de Santiago bajo el título de “La geometría euclidiana del vino blanco verdadera” y de contar en televisión que le gustaría tener el instinto de su perro y beber en los charcos para conocer mejor la tierra.

Tiene 1 hectárea de viñas en ladera y 0,5 en llano, divididas en 4 parcelas. La edad media de las cepas es de 17 años. Los suelos son graníticos y los rendimientos bastante bajos.

La variedad mayoritaria, 50%, es Treixadura, acompañada de Lado, con un 20%, y de Loureiro, Albariño y Torrontés con un 10% cada una.

La producción es muy pequeña y su precio supera los 30 euros, pero merece la pena gastárselos. Es un vino de verdad, capaz de envejecer con dignidad, de expresar su origen.

La segunda opción es un tinto de Rioja, Sierra Cantabria Colección Privada 2005.

La familia Eguren, con Marcos a la cabeza, ha conseguido en los últimos años situar sus vinos entre los mejores en todas las guías, tanto nacionales como de fuera. Pero la familia lleva desde 1870 cultivando el viñedo y los vinos se embotellan como Sierra Cantabria desde 1957.

Tienen varias opciones para escoger desde su línea más sencilla hasta los vinos más especiales como Amancio, La Nieta o los de Toro. Pero nos hemos decidido por este Colección Privada porque ha sido siempre el que más me gusta.

Nace de cepas de Tempranillo de más de 50 años, procedentes de sus fincas de Los Terreros y Jararte en San Vicente de la Sonsierra.

Parte del vino se ha elaborado siguiendo el método tradicional y la otra parte con maceración carbónica, una forma de hacerlo muy habitual en la casa y que se utilizó en exclusiva para algunos de sus grandes reservas, como el mítico de 1973. Después el vino se cría durante 18 meses en barricas de roble.

Todavía marcado por la madera pero con mucha fruta para poder soportarla e integrarla. Goloso y largo, es buen acompañante de platos contundentes y el ligero punto de carbónico le va muy bien, por ejemplo, a unas patatas con chorizo a la riojana.

Su precio en tienda raramente llega a los 30 euros.

José Luis Cuerda: Cine, política y botellas de vino

José Luis Cuerda es ampliamente conocido por sus películas e incluso por su participación en la plataforma de apoyo a Zapatero y sus controvertidas manifestaciones, pero su faceta de vinatero es mucho más desconocida.

La lengua de las mariposas, La educación de las hadas, La marrana, Tocando fondo, Amanece que no es poco o El bosque animado son alguna de sus películas.

Él siempre dice

debo la bodega a los éxitos de Amenabar

Aunque nacido en Albacete, Cuerda es un gran amante de Galicia. Fue rodando, en 1987, El bosque animado, cuando conoció la zona donde ahora tiene la bodega. Buscando localizaciones encontró un caserón construido en 1529 por el clérigo Rodrigo de Quinta, en la parroquia de Gomariz, junto al monasterio de San Clodio, que le deja prestado su nombre al vino.

José Luis Cuerda, a quien vemos en la foto sirviendo su vino en un acto de verema, consigue comprar la casa, empieza a rehabilitarla y compra los viñedos que la rodean. En la cosecha 2005 sale al mercado el primer Sanclodio.

La apuesta de Cuerda es coherente desde el principio. Sus vinos se elaboran únicamente con las uvas de las 6 hectáreas de viñedo de su propiedad y sobre todo del Cerrado da Porta, viñedo que rodea la casa y que fue plantado en el año 2003.

Las uvas son autóctonas, siendo la fundamental la Treixadura, con un 67%, seguidas de Godello y Torrontés, y, en menor medida Loureiro y Albariño, aunque en esta caso su presencia es mínima. Las viñas están plantadas en terrazas.

Buscamos hacer un vino personal, auténtico y, sobre todo, honrado. Limitamos mucho la producción y aunque hagamos menos botellas queremos hacerlas bien.

Las cepas todavía son muy jóvenes pero aún así se nota perfectamente la autenticidad de un vino que consigue, tal como pretende su elaborador, ser honrado.

Un Ribeiro de los de antes, sin maquillaje, ni efectos especiales. Su precio en tiendas está sobre los 10 euros.

Los tintos despiertan en Galicia

Hace algún tiempo en una entrevista en la revista La Clave dije que la zona de más futuro para elaborar vinos tintos es Galicia. Hasta ahora sólo se valoraban sus vinos blancos, sobre todo sus albariños, pero el cambio climático les ha cogido en buen momento.

Vicente Sotés, presidente del Comité Científico del CONCLIVIT y del grupo de expertos Medio Ambiente y Cambio Climático de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) lo tiene claro:

El ciclo se está adelantando. La vid brota antes en Galicia y la uva tiene más meses por delante para alcanzar un nivel óptimo de maduración.

El catedrático de edafología Francisco Díaz-Fierros asegura:

En algunos lugares la vendimia ha pasado de realizarse a mediados de octubre a primeros de septiembre. La temperatura media puede subir en torno a los 2,5 grados al norte de Galicia, y hasta 5 grados al sur, lo que haría posible incluso la introducción en algunos valles de las provincias de Lugo y Ourense de variedades de uva francesa como Cabernet Sauvignon o Chardonnay, o las utilizadas en las denominaciones de origen Rioja y Ribera del Duero, Garnacha y Tempranillo, entre otras.

Esta es la parte que más me preocupa, que en Galicia se repita el terrible mal de otras zonas en las que se ha abandonado lo propio para empezar a apostar por lo que viene de fuera, sin darse cuenta de que caemos otra vez en la internacionalización del gusto. Vinos iguales en todos los sitios.

Galicia tiene la suerte de contar con una buena cantidad de uvas autóctonas, cultivadas durante años y de marcada personalidad. Dejarlas de lado sería un crimen.

Bastardo, Caiño, Loureiro y Mencía son las cuatro patas sobre las que debe asentarse esta revolución que en pocos años situará los tintos gallegos entre los más prestigiosos de España. Olvídense del Cabernet, del Tempranillo o de la inefable Syrah.

Vinos atlánticos, finos y la vez intensos, capaces de expresar la mineralidad de sus suelos, a veces graníticos y a veces pizarrosos, provenientes de viejas cepas de poca producción. Vinos diferentes.

No hay que olvidar estos nombres:

Quinta Muradella y Gorvia de Monterrei, Goliardo de Rías Baixas, Algueira, La Cima y La Lama de Ribeira Sacra, Gaba do Xil de Valdeorras y A torna dos pasas de Ribeiro. Sus producciones son pequeñas y a veces son difíciles de encontrar pero hay que hacer el esfuerzo porque la recompensa merece la pena.