Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Vinos de Pago: ¿realidad o sueño?

Una de las novedades de la nueva Ley de la Viña y el Vino es la creación de una categoría superior, la máxima que puede alcanzar el vino, los Vinos de Pago.

La ley define el pago como

el paraje o sitio rural con características edáficas y de microclima propias que lo diferencian y distinguen de otros de su entorno, conocido con un nombre vinculado de forma tradicional y notoria al cultivo de los viñedos de los que se obtienen vinos con rasgos y cualidades singulares… Se entiende que existe vinculación notoria con el cultivo de los viñedos, cuando el nombre del pago venga siendo utilizada de forma habitual en el mercado para identificar los vinos obtenidos en aquél durante un período mínimo de cinco años

Tras esta farragosa, aburrida y poco concreta prosa se esconde una buena idea. El que las mejores fincas de España puedan tener una categoría especial, propia y única. En la línea que llevada al extremo nos acerca a Borgoña.

Pero la realidad es bastante diferente.

Sólo hay que mirar el último vino, cuando menos que yo sepa, que se ha podido acoger a esta categoría de vinos de Pago. Se trata de Señorío de Arínzano.

Con todos mis respetos al trabajo de la familia Chivite me parece totalmente increíble que se considere Vino de Pago a un vino que todavía no ha salido al mercado. Una finca, preciosa por cierto, comprado por los Chivite hace 20 años, que se replantó totalmente con Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot y Chardonnay. Nada de Garnacha la cepa histórica en Navarra.

No discuto la calidad del vino, que está en la línea de los Chivite Colección 125, vinos bien hechos pero en los que se destaca mucho más el trabajo de elaboración que el lugar de donde proceden las uvas. Y se supone que ese debe ser el concepto de Vino de Pago, el terroir por encima de todo lo demás.

No es Señorío de Arínzano el único caso, más bien todo lo contrario. ¿Cuáles son los rasgos y cualidades singulares que diferencian a Finca Elez, Pago del Guijoso o Dehesa del Carrizal de cualquier otro vino manchego?.

Desde luego no es mi idea de un vino de pago.

Las fotos están sacadas de las páginas web de Señorío de Arínzano, la de arriba, y del Pago del Guijoso.

Viejas cepas en una finca de ensueño

He aprovechado estos días de vacaciones para visitar diversas zonas vinícolas, desde Borgoña hasta Alemania pasando por Galicia. Y en esta última he encontrado uno de los viñedos más fantásticos que sea capaz de recordar, un viñedo que produce emoción.

Está en la zona del Salnés. Es una finca pequeña, poco más de hectárea y media, pero encierran toda la historia de Rías Baixas.

Su propietaria, Lola, sobrepasa los 70 años, aunque parece que tiene muchos menos. En su familia el viñedo y el vino ha sido siempre cosa de mujeres. Su madre, Genoveva, es la gran creadora de la finca, la que la mejoró y la mantuvo, la que fue capaz de transmitir a su hija toda la pasión por el vino.

Lola, en la fotografía con Rodrigo Méndez, elaborador de Leirana, fue capaz de aguantar con esta finca, con sus viejas cepas y sus bajos rendimientos, con sus altos costes de mantenimiento, con la dificultad de encontrar mano de obra para trabajarla.

Antes teníamos una cuadrilla de gente de por aquí que trabajaba muy bien, eran mayores pero sabían muy bien lo que hacían. Pero ahora la mayoría se ha ido a descansar

Nos dice sonriendo mientras señala al cielo e intuimos que ese es el lugar de descanso de la mayor parte de la cuadrilla.

Los que vienen ahora le gustan menos

Es tan difícil encontrar gente que a veces tengo que mirar a otro lado para que parezca que no me entero de lo que hacen mal. Yo les digo que toda la uva que no esté perfecta que la tiren, que más vale poco bueno que mucho malo, pero no siempre me hacen caso. Tengo que ir hablando con unos y con otros para que hagan lo que les digo, pero sin enfadarme que se me marchan

Cepas que en algunos casos tienen casi 300 años, cepas que se retuercen en el tiempo, que se han quedado casi huecas, que se mantienen por ese halo invisible que notas nada más bajar del coche y pisar la tierra.

Cepas de Albariño y Caiño, casi a partes iguales, demostrando que esta uva forma tanta parte de la historia de la zona como la variedad blanca, que ahora casi monopoliza el cultivo.

Lola tiene tanta fe en sus uvas que durante años ha guardado botellas de los vinos que elaboraba en casa, tanto del Albariño como del Caiño.

Hemos probado estas dos variedades elaboradas de forma artesanal hace más de 30 años. Lola sabe la edad porque se elaboraron en la bodega vieja y la nueva tiene ya 30 años.

Puede que yo esté un poco loca pero siempre me ha gustado guardar botellas para ver como cambian con los años y me gusta tener botellas que hizo mi madre

Los vinos son sorprendentes. El Caiño de más de 30 años parece haber detenido el tiempo. Si me lo ponen a ciegas y me dan 100 oportunidades de decir su procedencia estoy seguro de que no hubiera acertado y, sin embargo, la marcada personalidad de la uva se nota perfectamente, pero yo nunca hubiese pensado que estos vinos fueran capaces de vivir tantos años.

El Albariño también de más de 30 años mantiene su acidez. Está todavía vivo y sorprende su complejidad tan diferente de esa linealidad que sigue la mayor parte de los nuevos albariños gallegos.

Gente como Lola te devuelve la ilusión y te hace ver que no todo está perdido en el mundo del vino español. Espero que pronto se puedan probar en el mercado los vinos de esta finca, mientras tanto hay que tener la suerte de que algún amigo los conozcA y te lleve hasta allí.

Viñedos más jóvenes, rendimientos más altos

Otra vez de vuelta después de unas largas vacaciones en las que no he escrito ni una línea. Me propuse tener para septiembre varios post pero la realidad es que no he sido capaz de escribir ninguno.

A partir de ahora cambiaré los textos con menor frecuencia, tres veces a la semana en lugar de las 5 de antes. Las razones son diversas y la falta de tiempo es una de las primordiales. Prometo, eso sí, seguir contestando a todo el mundo con la mayor rapidez posible. Ya sabéis que me interesan mucho vuestras opiniones y que de ellas aprendemos todos.

Para retomar la línea quiero empezar con unas reflexiones y unos datos para la reflexión.

Es evidente que el panorama del vino y del viñedo español está cambiando de forma radical. Aparecen nuevas zonas, algunas de gran interés, nuevos bodegueros, en demasiados casos con viejas ideas pero también gente joven con ganas de hacerlo realmente bien y creyendo que la clave está en el viñedo.

Pero este cambio no es siempre positivo. Estamos generando eso que llamamos uniformidad del gusto, la globalización del estilo de los vinos y contra eso tenemos que luchar todos los días. Cada uno con nuestras armas. El consumidor exigiendo y los profesionales siendo eso, profesionales.

Hemos hablado ya de numerosas causas para esa uniformidad. Voy a dar ahora una serie de datos que nos pueden ayudar a entender todavía más los problemas que generan estos cambios.

En Rioja en 1983 las hectáreas inscritas eran 38.349. En 1990 había 43.074 hectáreas con una producción ese año de 161 millones de litros, lo que daba un rendimiento medio de 3.743 litros por hectárea. En el año 2006 las hectáreas ya eran 60.390, es decir, 17.316 más. La producción fue de 276 millones de litros lo que supone un rendimiento de 4.573 litros por hectárea.

En Ribera del Duero en 1989 había 9.146 hectáreas, de las que el 57% tenía más de 40 años. Hoy hay 20.711 hectáreas de las que el 46,41% se plantaron después del año 1996 y más del 16% son viñas plantadas en el siglo XXI.

En Navarra en 1984 la Garnacha representaba el 84,45% del total del viñedo. En 2005 representa sólo el 25,72%. En 1984 el Merlot era inexistente hoy representa el 12,45%. En el año 1990 la producción fue de poco más de 66 millones de kilos de uva en el año 2005 superó los 145 millones.

Más hectáreas, viñedos más jóvenes, cambios en las prácticas culturales de cultivo, rendimientos más altos, más presencia de la madera, en 1990 en Rioja había 547.000 barricas, en 2006 la cifra era de 1.197.000, más modernidad, menos particularidad. Vinos más iguales.

Causas de la uniformidad del sabor: Viñedos mal plantados

Hablábamos el otro día de los efectos de la uniformidad del sabor, quiero centrarme hoy en las causas. El tema es largo y le dedicaré varios días, aunque no necesariamente seguidos para no aburrir.

Una gran parte del viñedo español es de reciente plantación y en prácticamente todas las nuevas plantaciones se han olvidado las viejas cepas. Los clones se compran en viveros impersonales, sin seleccionar las mejores cepas que cada uno tenía en sus viñas o pidiéndoselas al vecino.

Casi todo se ha plantado en espaldera, con marcos de plantación más ajustados a las necesidades del tractor que a las necesidades de las cepas.

Históricamente se plantaba de forma diferente en cada sitio, teniendo en cuenta sus características. En las zonas húmedas del atlántico se utilizaba el emparrado alto, para aprovechar hasta el último rayo de sol, mientras que en Cebreros se hacía en un vaso que pretendía ocultar las uvas de sol.

Hoy podemos ver plantaciones prácticamente iguales en La Mancha que en Galicia.

Una viña en espaldera y otra en vaso no tienen nada que ver, aunque están pegadas. Es diferente su exposición al sol, su relación con el agua y el modo en que le afectan los vientos. Se ha plantado sin pensar, sin ningún tipo de reflexión.

Muchas de las nuevas bodegas han cuidado mucho más el aspecto arquitectónico que las viñas. Edificios con pretensiones y conocidos arquitectos para la bodega, ningún interés para el viñedo.

Antes de la filoxera los viñedos estaban plantados en los terrenos más pobres, en laderas en las que sólo podían vivir las cepas. La filoxera hizo que algunos de esos viñedos excepcionales ya no volviesen a replantarse por las enormes dificultades de trabajarlos y sus bajos rendimientos.

Pero ahora los nuevos viñedos se han plantado en todos los sitios, en laderas y en vegas, en tierras pobres y en suelos muy productivos. Casi la mitad de cepas de Rioja están plantadas en suelos aluviales, que se encuentran en valles fluviales o muy cerca de ellos.

Los rendimientos son cada día más altos. Los datos oficiales de Rioja de la cosecha 2005 hablan de 7.517 kilos de uva por hectárea. Una cifra impensable en viñedos viejos.

¿Cuántas bodegas han hecho un buen estudio de suelos para ver si eran los más idóneos, para ver que variedades, o que clones, se adaptaban mejor a esos suelos?

Se ha comprado desde el punto de vista inmobiliario (muchos de esos nuevos bodegueros entiende mucho de este tema) y no pensando en el viñedo.

Hubo una época en España en que las viñas no se trataban nada, no había dinero para ello. Pero el valor del kilo de uva empezó a subir y se vio que era un negocio y había que asegurarse cada año esos ingresos, cada vez más importantes. Ante el peligro se empezó a tratar por sistema y empezó el problema. Pero eso lo dejo para otro día.

Por cierto, las fotos son de viñedos de Rioja, Ribera del Duero, La Mancha, y Costers del Segre . ¿Alguien podría acertarlas?