Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Distinción y elegancia en un blanco del Nahe y un tinto del Penedès

Los dos vinos de esta semana destacan por su distinción y su elegancia.

El primero nos llega del Nahe alemán. Siempre he dicho que la Riesling alemana es una de mis uvas favoritas. Me apasiona su gran complejidad envuelta en una apariencia de sencillez. El vino elegido es Dönnhoff Hermannshöle 2006.

Los vinos alemanes han tenido la suerte de entrar en el mercado español de la mano de Michael Wöhr, un hombre tan lleno de pasión como de conocimiento. Michael cuando habla de la Riesling la llama la diva y consigue al hacerlo una perfecta definición.

De todos los viticultores alemanes sin duda Helmunt Dönnhoff es uno de los más destacados. Su familia es viticultora desde el año 1750 y él se hace cargo de la bodega familiar en 1971, cuando todavía era muy joven. Su rigurosidad en el viñedo, su habilidad y su personalidad hacen que pronto destaquen sus vinos.

En la actualidad tiene 16 hectáreas de viñedo, de las que 12 son de Riesling. Cualquiera de los vinos de su gama merece la pena, desde el más sencillo al pago más destacado.

Para esta semana hemos escogido uno de sus mejores pagos, Hermannshöle. Situado en el pueblo de Niederhausen, en la ribera del Nahe, destaca por su magnífica exposición sur y por sus viejas cepas de más de 60 años. En su suelo destaca la pizarra gris y la vulcanita, de origen volcánico.

Es un viñedo calificado como Grosses Gewächs, el equivalente al Grand Cru de Borgoña, la máxima calificación posible.

Dönnhoff Hermannshöle 2006 es un vino que destaca por su frescura, con una alta acidez perfectamente integrada. De una atractiva mineralidad que enamora en la boca, tan ligero como concentrado, tan intenso como sutil. No hay palabras para describirlo, por eso lo mejor que se puede hacer es beberlo.

Su precio en tienda ronda los 58 euros, puede que parezca caro pero estamos ante uno de los grandes vinos blancos del mundo.

El segundo vino nos viene de una bodega conocida, de la que ya hemos hablado. Es el Gran Caus 2002.

Si Can Ràfols dels Caus elabora alguno de los mejores vinos blancos de España, también lo hace con los tintos.

Gran Caus 2002 es una mezcla de las tres variedades destacadas de Burdeos, perfectamente aclimatadas a esta finca del Garraf.

Merlot es la variedad mayoritaria, con un 42%. Procede de la viña Pals de Fusta, de orientación sur y plantada en 1984. La siguiente variedad es Cabernet Franc, con un 38%, de las Viñas La Creu y La Pujada, de orientación sureste y plantadas en 1984. El resto es Cabernet Sauvignon de la viña La Corbata, de orientación sur y plantada en 1982.

Carlos Esteva, propietario de la bodega, odia que la madera se imponga en sus vinos, prefiere que se exprese su peculiar terroir. El vino ha tenido una crianza en barricas de roble francés, con muy bajo porcentaje de roble nuevo, de 12 meses. Se embotellaron poco más de treinta mil botellas en julio de 2004.

Gran Caus 2002 no es un vino de esos que podíamos definir como modernos, de esos llenos de concentración y fruta sobremadura. Aquí nos encontramos frescura, acidez, complejidad, buena fruta, elegancia y profundidad.

Su precio en tienda está sobre los 19 euros.

Como muchos de vosotros os habréis dado cuenta el orden en el que Can Ràfols dels Caus saca sus vinos no es el habitual orden cronológico, sino que cada año saca al mercado la añada que considera que está mejor para beber en ese momento. Por esa razón sacó antes el 2000 que el 1999 y ahora saca antes el 2002 que el 2001

Un barrica de la Ribera del Duero y un Cabernet Franc del Loira

El primer vino que recomendamos hoy viene de la Ribera del Duero y es el Marqués de Velilla Barrica 2004.

Nunca he ocultado mi personal debilidad por Gabriel Rivero, para mi uno de los mejores enólogos que actualmente trabajan en España.

Conocí a Gabi hace ya muchos años cuando dirigía Château Sociando Mallet, vino que con su trabajo contribuyó a situar entre los más grandes de Burdeos. Después se marchó al Líbano a Château Kefraya y hace poco más de 3 años se volvió a España, donde nunca había trabajado, para dirigir Marqués de Velilla.

Se encontró con una bodega bastante abandonada en su día a día. Vinos normales, sin demasiadas pretensiones y en muchas ocasiones con marcados defectos. La labor de levantar la bodega era dura pero Gabi se puso a ella con la fe que le caracteriza.

Su primera tarea consistió en hacer un estudio de suelo de las 183 hectáreas de viñedo, situadas en el entorno de La Horra, que tiene la bodega. Encontró 18 tipos de suelo, desde arcillosos que proporcionan a los vinos potencia, hasta gravas y arenas que aportan más delicadeza.

Su pasión por el viñedo hace que no sea extraño verle paseando a primeras horas de la mañana, cuando el sol todavía se niega a salir del todo.

Marqués de Velilla Barrica 2004 es el primer vino que elabora Gabriel Rivero en la bodega. Una añada marcada por el granizo que destruyó la mitad de la cosecha.

Tiene un 95% de Tempranillo y 5% de Cabernet Sauvignon, procedentes de las parcelas Curillas, La Vega del Conde, La Encina y El Membrillo. Ha tenido una crianza de 12 meses en barricas de roble, sobre todo francés.

Cuando salió al mercado algunos se quejaban de que era un vino duro y difícil. Han pasado algunos meses y el vino está en un momento impecable, con los taninos finos y redondos, para nada agresivos y con una frescura de fruta muy destacable.

Su precio en tienda está sobre los 7 euros y es muy difícil encontrar un vino de la Ribera del Duero mejor por este precio.

Una demostración más del buen hacer de Gabriel Rivero y de que los grandes vinos de esta bodega están por llegar.

El segundo vino es del Loira francés. Ya hablamos el otro día de los hermanos Foucault, viticultores a los que tengo especial respeto. Su feudo está en Saumur-Champigny, en el Loira.

El nombre de Champigny viene del latín campus ignis, que significa campo de fuego y posiblemente sea porque tienen la temperatura media más alta de la región.

Clos Rougeard siempre está elaborado únicamente con Cabernet Franc, conocido en la zona como breton, debido a que en el siglo XVII Richelieu encarga al abad Breton que replante los viñedos y utiliza para hacerlo plantas de Cabernet Franc compradas en Burdeos.

Cuando las uvas llegan a la bodega, que está entre 10 y 12ºC, permanecen entre 4 y 5 días a esta temperatura, haciendo una maceración prefermentativa en pequeñas cubas de cemento. El encubado se hace en cubas de cemento abiertas y dura de 3 a 4 semanas y a diario se hacen bazuqueos con los pies y remontados. No se incorporan los vinos de prensa. La maloláctica se hace en barricas de roble. Se hacen 3 ó 4 trasiegos por año.

Clos Rougeard 2003 proviene de 4,5 hectáreas de viñedo, situadas en diferentes parcelas. Las cepas oscilan entre los 15 y los 70 años. El rendimiento medio es de 40 hectolitros por hectárea. Ha tenido una crianza en barrica de 18 meses, parte importante de las cuales son barricas usadas procedentes de Château Margaux y Château Haut-Brion.

La añada 2003 en el Loira, como en el resto de Francia y también de España, fue especialmente calurosa, por eso el vino tiene un poco más de color y algo menos de acidez de lo que es habitual, aunque, debido a su buen trabajo en el campo, tiene una acidez realmente sorprendente para las características de la añada.

La frescura, la profundidad y la mineralidad son rasgos siempre característicos de este vino.

Es un vino destinado a vivir muchos años pero que empieza a estar en buen momento. Yo aconsejo abrirlo cuando menos 1 hora antes de beberlo.

Con su prestigio y su baja producción es un vino difícil de conseguir pero se puede encontrar a unos 29 euros en las tiendas.

El estilo de vinos que me gusta

Tendría que haber sido el primer tema pero lo ha ido dejando por lo complejo de la explicación. Y es que definir que tipo de vino es el que más me gusta es complicado. Empezaré por definir lo que no me gusta y de la negación saldrá algo positivo.

No me gustan los vinos elaborado con uvas sobremaduradas, aquellos en los que la fruta se expresa confitada.

No me gustan los vinos con sobre extracción. No me gusta que la madera se note en el vino, ni aunque esté enmascarada por los toques de torrefacto que aporta un buen, y excesivo, tostado de las barricas.

No me gustan los taninos secos, ni que haya gente, incluida especialistas, que digan que con el paso del tiempo se van a limar: un tanino seco es seco hasta que el vino muere.

Resultado de todo esto no me gustan los vinos concentrados y pastosos, de entrada rotunda y que se mueren a mitad de la boca.

No me gusta que los vinos de una zona sean tan iguales a los de otra, que las técnicas de elaboración se impongan hasta el punto de que es imposible saber la procedencia de los vinos, el lugar donde han nacido las uvas.

Algunos amigos cuando les cuento esto me dicen que acabo de eliminar a la mayor parte de los vinos top que se elaboran en España y es posible que sea así, pero la moda de la concentración, la búsqueda del estilo que supuestamente gusta a Parker no me interesa. Este tipo de vino me aburre.

Me gustan los vinos en los que el hombre interviene poco en la elaboración, aunque haya trabajado a fondo el viñedo.

Mi trabajo acaba cuando la uva llega a la bodega

decía el gran Denis Mortet, del que otro día hablaré más.

Me gustan los vinos que expresan su terroir, que son diferentes, únicos, aunque tengan defectos. Me gustan los vinos frescos, con acidez y buena fruta.

Adoro Borgoña, me gustan los buenos mencías leoneses o gallegos, la expresión elegante del Duero, el equilibrio y la finura de los buenos riojas, la Cabernet Franc y la Chenin Blanc del Loira, el Riesling de Alemania, la Grüner Veltliner austriaca, los grandes y olvidados vinos de Jerez, la frescura del moscatel de la Axarquía de Málaga, la intensidad auténtica de los buenos douros, la cariñena del Priorat, el Champagne de los buenos viticultores, la sutileza de una bodega del Penedès como Can Ràfols, los viejos oportos, las garnachas llenas de sutileza procedentes de viejas cepas…

De esos vinos voy a ir hablando en este blog para que juntos podamos disfrutarlos.