Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Romanée-Conti 2001 por 1 euro y mucha suerte

Si hay un vino mítico en el mundo es el Romanée-Conti. Su fama es tan alta como su precio, pero ahora, eso si con mucha suerte puedes comprarlo por 1 euro.

La idea es de Sebastià Lozano y su Petit Celler. Hasta el 20 de diciembre de este año puede participar en el sorteo de una botella de Romanée-Conti 2001. Es muy fácil hacerlo. En este enlace te lo explican. Como mínimo debes comprar 1 euro pero no hay tope.

Todo el dinero recaudado, y eso es lo más importante, será para la AFANOC, la Asociación de Familiares y Amigos de Niños Oncológicos de Cataluña. Se algo de esto del cáncer y si alguien se merece todo el apoyo son ellos.

La bodega está en el pueblo de Vosne-Romanée y los viñedos de esta pequeña AOC, apenas 1,8 hectáreas de viñedo, están al final de pueblo, en uno de los lugares más mágicos de Borgoña. Si continúas por el camino a ala izquierda del pueblo hasta llegar a unos árboles tienes que pararte, bajarte del coche y sentarte a contemplar una vista única.

Debajo de ti está Romanée-Conti, casi integrada en ella está La Romanée, a tu derecha verás La Grande Rue y La Tache, a tu izquierda Richebourg y al fondo Romanée-Saint-Vivant. ¿Alguien da más?

En 1760 compra la propiedad el príncipe Conti, que añade su nombre a la viña. Le gustaba tanto el vino que decidió dedicarlo para su consumo privado, sin vender ni una sola barrica. Tras la revolución francesa, en 1869 la compra Jacques-Marie Duvauld-Blochet, antepasados de la familia De Villaine. En 1942 se incorpora al domaine Henri Leroy y así permanece todavía la propiedad, en manos de las familias De Villaine y Leroy.

En este artículo de Luis Gutiérrez para el mundovino encontraréis más información sobre la bodega.

Que mejor que apoyar una gran causa, tentar a la suerte y disfrutar de un excelso vino.

Homenaje a los padres de la Ribera del Duero

Tuve la suerte este viernes pasado de estar en un emotivo homenaje a 7 bodegueros de lujo de la Ribera del Duero. Los protagonistas fueron, Alejandro Fernández, los hermanos Pérez Pascuas, Benjamín, Adolfo y Manolo, Ismael Arroyo, Pablo Peñalba, fallecido hace 15 meses, y Anastasio García.

Ellos fueron los pioneros de la Ribera del Duero, las bodegas familiares que estuvieron en el origen del nacimiento de la Denominación de Origen Ribera del Duero.

El homenaje estaba organizado por sus hijos y contó con la aportación entusiasta de Javier Pérez Andrés, de la revista Argi. Todo surgió en Madrid Fusión, cuando Lucía Fernández, una de las hijas de Alejandro, se puso en contacto primero con Javier y después con José Manuel Pérez Ovejas y Juan Pablo Peñalba.

Los homenajeados no sabían a lo que venían a Burgos. Algunos, como Alejandro, pensaban que venían al cumpleaños de una amiga, otros al cumpleaños de un hijo. Por eso su sorpresa fue grande cuando al entrar en el Palacio de la Merced vieron a todos sus hijos, sus nietos, sus amigos, en algunos casos venidos de muy lejos. Sorpresa que pronto dio paso a la emoción.

Un homenaje merecido. Sin ellos la Ribera del Duero no sería en absoluto lo que es hoy. Ellos salieron de la nada, prácticamente sin ayuda de nadie, sólo de los suyos, en una época mucho más difícil, cuando el mundo del vino tinto se resumía en Rioja y nada más. Ellos supieron apostar por la viña, por los vinos de calidad, por salir a la calle, con las botellas debajo del brazo, a vender puerta a puerta unos vinos que, por entonces, no conocía nadie.

Que el homenaje se lo hayan tenido que hacer sus hijos, sin ayuda de la administración dice mucho. Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León, presente en el acto lo mencionó, con cierta vergüenza, en su discurso. Era un homenaje que tendría que haberles hecho las instituciones, pero que les llegó de los más queridos, de sus familias, de sus sucesores.

A destacar que todos ellos siguen viviendo en sus pueblos, junto con sus hijos que continúan la labor que empezaron sus padres.

El mundo del vino español no sería igual sin ellos. Pesquera, Viña Pedrosa, Torremilanos, Valsoltillo y, en menor medida, Señorío de los Baldíos están aquí para acreditarlo.

Las dificultades de la cata a ciegas

Este domingo en el Magazine de El Mundo tuve la suerte de formar parte de una cata ciega de las novedades aparecidas en el mercado en este 2008. Conmigo estaban algunos de los mejores vendedores de vino de España.

Seis “tenderos” ilustrados nos llamaba Antonio M. Casado, entrecomillando tenderos como si tuviese miedo de ofendernos, cuando en realidad es lo que somos: tenderos de vinos.

Estaban, de izquierda a derecha en la foto de Antonio Heredia que publica el periódico, Juan Luis Pérez de Eulate, de quien ya hablamos. Mayte Santa Cecilia, de Bodegas Santa Cecilia, una de las tiendas históricas de Madrid y con una espectacular línea de precios, Quim Vila, propietario de Vila Viniteca de la que ya hemos hablado alguna vez y sin lugar a dudas una de las mejores tiendas de Europa.

En el medio de la foto estoy yo, posiblemente por ser el mayor. A mi derecha, mirando la foto, la brasileña Marcia Dos Santos, de Lavinia, otra tienda de la que hay poco que añadir a lo ya escrito, y Miguel Prohens, de la madrileña Enoteca Barolo, una de las mejores apariciones de los últimos años en el mercado de las tiendas de vino.

La cata fue a ciegas y los resultados a veces nos sorprendieron a todos, como siempre pasa en este tipo de catas.

Muchos vinos a catar, los publicados más alguno más que obtuvieron puntuaciones más bajas. Vinos muy diferentes y de zonas muy diferentes.

La primera conclusión que saco al ver los resultados es evidente. Los vinos mediterráneos gana la batalla a los atlánticos. Los 4 primeros, Ferret Bobet 2005, Gresa 2006, Cap de Barbaria 2006, 4 Kilos 2006 son mediterráneos y sólo el quinto, Altos de Losada 2006, es atlántico.

Es algo que ya habíamos comprobado en otras catas. No es que sean mejores es que lucen más en este tipo de catas, son más golosos, más potentes, más redondos.

Posiblemente la cosa hubiese cambiado dejando los vinos unas horas en las copas para ver su evolución, pero así eran las normas de la cata y así son, normalmente, las catas ciegas, sobre todo cuando son de tantos vinos y se va siempre contra el tiempo. Posiblemente con ese tiempo algunos vinos más atlánticos hubiesen subido sus puntuaciones. Su nervio, su acidez se hubiese integrado mejor y habrían aparecido los tonos más personales.

¿No os ha pasado alguna vez?

¿Qué vino se debe servir en las grandes reuniones de estado?

Con motivo de la reciente reunión de G 20, o G 21 ya que estaba España, algunos tertulianos y comentaristas habituales criticaron al señor Bush por poner en la cena vinos muy caros.

De entrada, para acompañar una codorniz ahumada se bebieron un Landmary Damaris Chardonnay Reserve 2006, un prototipo de chardonnay americano también con sus tonos tostados.

Con el costillar de cordero se puso un Shafer Hillside Select Cabernet Sauvignon 2003, uno de los mejores vinos tintos de California. Su precio es elevado, por encima de los 300 dólares, pero la 2003 no alcanza los altos precios de la 2002, a la que los 100 puntos de Robert Parker encumbró.

De final un Étoile Rosé de Chandon, el espumoso americano del grupo Moët & Chandon y rosado que está de moda.

Yo no creo que el menú se salga de tono para nada y considero que los vinos elegidos tampoco suponen ningún despilfarro. Era una oportunidad para hablar de la gastronomía y de los vinos de Estados Unidos y Busch con lógica no la desaprovechó.

En España cuando se casó el Príncipe de Asturias se reunieron en España los más importantes dirigentes del mundo y las noticias sobre la boda salieron en todas las televisiones.

Era un escaparate perfecto para lucir nuestra gastronomía y se encargó de la cena de la noche anterior a dos de nuestros mejores cocineros, Ferrán Adriá y Jose Mari Arzak. Pero los vinos que se eligieron no estaban a la altura. La culpa no fue de quienes los eligieron sino del miedo a poner vinos caros por el que dirán y por las críticas que seguro iban a aparecer.

De blancos Clarion, Milmanda y Chivite 125 Aniversario, de tinto Matarromera y de dulce MR de Telmo Rodríguez. Al día siguiente en la boda la cosa fue todavía mucho peor. Vinos genéricos, sin marca para no ofender. Un blanco de Rías Baixas, un tinto de Rioja y un Cava.

Ni un gran Jerez en las dos comidas, ni un antiquísimo Pedro Ximénez. En blancos tampoco estaban los viejos de Viña Tondonia, que hubieran demostrado que nuestros blancos si saben envejecer. Y en tintos tampoco aparecieron los Vega Sicilia o los viejos de Marqués de Riscal o Marqués de Murrieta.

Los vinos más históricos y significativos de España se quedaron fuera.

Contrasta esto con la actitud de nuestros vecinos de Francia. Ellos no tienen ningún miedo a poner en la mesa de sus invitados los mejores vinos.

Cuando, el 13 de junio de este mismo año, Sarkozy recibe al matrimonio Bush los vinos que le sirven son un blanco de Borgoña, O. Leflaive Criots Bâtard-Montrachet 1995, un tinto de Burdeos, Château Mouton Rothschild 1996 y un Champagne, Pommery Cuvée Louise 1998.

No es poca la diferencia.

Sebastián Cabrerizo, un gran comerciante

Acaba de llegar a mis manos el periódico quincenal Mercados del Vino y la Distribución. Entre sus contenidos destaca un interesante análisis de los ratios del sector español de las distribuidoras.

Uno de los datos más sorprendentes es el de la facturación por empleado. El ganador es una empresa burgalesa que conozco muy bien, Dilcasa Internacional, que facturó en 2006, todos los datos son de ese año, 10.463.750 de euros por cada empleado.

El origen de esa empresa está en Sebastián Cabrerizo, aunque en la actualidad está en manos de su hijo, que hereda también el nombre, y de Juan Carlos Benedicto, su hombre de confianza desde que, casi un niño, empezó a trabajar con él.

Sebastián Cabrerizo ha sido uno de los hombres más temidos por los bodegueros españoles y, sin embargo, si tecleas su nombre en google se ve que es casi desconocido.

Nació en un pueblo de la sierra burgalesa, casi a medio camino entre Burgos y Soria, en Quintanar de la Sierra. Empezó trabajando en la tienda de alimentación de su padre, pero su espíritu inquieto le hizo llegar a más.

Un día me encontré con él y con Alejandro Fernández, propietario del grupo Pesquera. Los dos se conocían desde sus inicios y recordaban multitud de anécdotas.

Cuando todavía mi vino no era muy conocido me acuerdo que me llamaste y en mi coche te llevé a Quintanar unas cajas de Pesquera que cargamos juntos en tu pequeño camión. Quién nos iba a decir que ahora estaríamos donde estamos

Así empezó, comprando y vendiendo por la zona. Esa fue la raíz a partir de la cual creó su imperio. Pronto se trasladó a Burgos y sus ventas empezaron a crecer. Creo la Distribuidora Licorera Castellana, más conocida como Dilcasa.

Su secreto era comprar y vender barato. Compraba en todos los sitios de España y la mayor parte de las veces la mercancía no llegaba a entrar a sus almacenes porque ya estaba vendida en otro lugar.

Si algún distribuidor de algún remoto lugar de España necesitaba vender urgente algo pues andaba necesitado de dinero Sebastián era el primero en enterarse y comprar su mercancía a un precio más bajo de lo habitual.

Eso le generó varios enemigos, sobre todo entre los bodegueros menos acostumbrados a estos trueques que los licoreros. Pero también fueron muchos los bodegueros que en momentos de crisis acudieron a él para vender sus vinos a bajo precio.

Utilizó todo tipo de métodos. Todavía recuerdo una supuesta exportación a Rusia de vinos de las mejores bodegas de Haro que acabó en su almacén para desesperación de los bodegueros que se sintieron engañados, aunque no por él.

Tuvo un pretendido escándalo judicial por fraude que le afectó mucho. Digo pretendido pues su única implicación fue en la prensa donde apareció como implicado y en algunos casos hasta se le situó en la cárcel. La realidad es que ni siquiera llegó a declarar como imputado pero todavía hoy al teclear su nombre en google es lo que más aparece.

En 2002 vendió, cuando facturaba más de 150 millones de euros, su empresa al grupo Miquel Alimentació y teóricamente se retiró, aunque pronto apareció Dilcasa Internacional.

Su tipo de negocio es totalmente diferente al mío y muchas veces he salido perjudicado, pero le tengo un gran respeto y aunque hace ya varios años que no le veo al leer el artículo me he acordado de él y me ha parecido interesante contar su historia.

Por cierto, no he encontrado ni una foto suya buscando en google. Por eso, por primera vez, el texto va sin fotos.

¿Son aburridas las catas de vino?

El otro día Caesar, que como sabéis es César Ruiz, decía

Me preocupa lo aburrido y anticuado que percibe la gente el mundo del vino. Rojo picota, aromas terciarios, astringente… a la gente joven esto no le atrae

Ponía el ejemplo de Karlos Arguiñano

No sé si será un gran cocinero o no, pero ha hecho mucho por la cocina en este país

Y, como casi siempre, Caesar tiene mucha razón. El lenguaje del vino es aburrido, pedante y demasiadas veces ininteligible. Se utilizan en demasiadas ocasiones palabras similares para definir vinos muy diferentes.

El color suele ser rojo rubí o rojo cereza. Hace años me llevé una gran sorpresa. Mis cuñados son diseñadores de joyas y un día hablando con ellos me di cuenta de que en su mundo se habla de rubí color Burdeos.

En cuanto al color cereza, matizado algunas veces como cereza picota, sólo hay que coger una cesta de cerezas para ver los colores tan diferentes que encontramos dentro de una misma variedad, no digamos si mezclamos variedades diferentes.

Pero la parte más gloriosa llega con la gama de olores. Hay descripciones frías y otras que evocan recuerdos personales muy marcados.

Hace unos años una prestigiosa catadora describía los aromas de un blanco de Rueda y decía que le recordaban a

Camisón de novia en la noche de bodas

Siempre me quedé con ganas de preguntarle el porqué de la noche de bodas, pero nunca me atreví, temeroso, quizá, de la respuesta.

Esa misma catadora describía el sabor de una manzanilla y le recordaba

al sudor después de un orgasmo

Son dos formas originales y puede que exageradas de describir un vino pero son bastante más divertidas que las que se usan habitualmente.

Esta es la descripción clásica de un vino en una prestigiosa guía española.

Color cereza intenso, borde anaranjado. Aroma tostado, especiado, pastelería, ebanistería, buena reducción. Boca especiada, tostado, taninos maduros, buena acidez.

Esta es la de otro

Color cereza intenso. Aroma potente, muy tostado, fruta confitada, especiado. Boca sabrosa, graso, especiado, tostado, taninos maduros.

Y esta es una tercera

Color cereza intenso. Aroma potente, varietal, fruta confitada, especiado, tostado, tabaco. Boca sabrosa, taninos maduros, buena acidez, equilibrado, fino amargor.

Son vinos tan diferentes como un Campillo 2004 de Rioja, un Resalte Vendimia Seleccionada 2005 de Ribera del Duero y un Gran Caus 2002. Tres vinos, en mi opinión, muy diferentes.

Cada cata corresponde a un vino, pero no necesariamente en el orden que los he puesto. ¿Os atrevéis a adivinar que cata es la de cada vino?

Otro día seguiremos con el tema pues da mucho de sí, ahora dejo esta pregunta. ¿Hay tercera vía entre la literatura y la descripción clásica?

¿Son rentables las tiendas de vino?

A raíz de la celebración del 20 aniversario de la Vinoteca El Lagar que comentaba el lunes, me preguntaron si las tiendas de vino tienen futuro y si son rentables.

Me gustaría que mi respuesta hubiese sido un rotundo si, pero tuve que pararme un rato a reflexionar y poner en orden mis dudas.

El número de tiendas de vino que se abren cada año sube, pero también el número de las que se cierran,

En una tienda de vino, como en cualquier otro negocio el problema financiero es la clave. Todas las tiendas necesitan estar en uno de esos lugares llamados comerciales y eso tiene un alto costo. Los disparatados costes de alquiler de los locales en España suponen una elevada carga para cualquier negocio. Se puede vivir en lugares menos comerciales y por lo tanto más baratos, pero son muy pocos los que sobreviven.

Otro problema de las tiendas de vino son los pequeños márgenes comerciales con los que se trabaja en el mundo del vino. Márgenes de un 30% sobre precio de coste, que no 30% de beneficio, son muy estrechos y se quedan muy cortos a poco que los costes se disparen. Cualquier tienda, que no sea de alimentación, tiene márgenes que como mínimo triplican a los del vino.

Con márgenes pequeños hay que vender mucho para que la tienda sea rentable y en España la mayor parte del consumo, casi el 60%, se hace en bares y restaurantes.

Los regalos de Navidad son una parte importante, pero la competencia es brutal. Los grandes loteros se imponen y se han ido comiendo a los pequeños, que se han convertido en meros comerciales que venden el catálogo de los grandes a cambio de una comisión. Una parte de los distribuidores venden a las empresas a los mismos precios que venden a las tiendas, lo que les impide ser competitivas.

Han sido muchas las tiendas que se han dedicado a la distribución en hostelería de los vinos de calidad. Su mayor conocimiento del vino que venden, su capacidad de aportar mayor gama y de vender por botellas sueltas en lugar de por cajas han sido una parte decisiva en su éxito.

Cuando Maribé y yo montamos El Lagar no pensábamos montar una distribuidora, pero si no lo hubiésemos hecho habríamos cerrado hace años.

Juan Luis en Palma de Mallorca tiene distribuidora, también la tienen Quim Vila y Miquel Bofill en Cataluña, Germán Blanco y Ramón Coalla en Asturias, Tablanca y Phillippe Cesco en Cantabria, Luis Martín en Valladolid o Joaquín Solbes en Guipuzcoa y está a punto de montarla Lavinia.

No es evidentemente la única solución, de hecho hay tiendas que han sobrevivido años sin distribuidora, pero es una de las formas de hacer rentable una tienda de vinos. ¿Qué pensáis vosotros?

Por cierto la foto de arriba es de Vila Viniteca y la de abajo de L´Intendant, una preciosa tienda de Burdeos.

Que 20 años no es nada

Estoy de celebración particular. Este viernes pasado la Vinoteca El Lagar ha cumplido 20 años.

Cuando abrimos El Lagar en Burgos las tiendas especializadas únicamente en vino eran pocas, muy pocas, y casi ninguna en una ciudad de provincias como Burgos, pequeña y muy poco dada a las innovaciones.

Nuestros primeros clientes fueron una pareja de recién casados, que, casualidades de la vida, volvieron a Burgos este año y se acercaron a la tienda para ver si todavía estábamos vivos. Se dieron dos milagros a la vez: ellos seguían casados y nosotros abiertos.

Los inicios fueron de una dureza casi imposible de contar. Algunos nos decían

se nota que sois niños bien y que vuestro padre os ha puesto la tienda no para ganar dinero sino para entreteneros

Pocos sabían que desde la primera piedra hasta la primera botella las habíamos comprado a crédito y a crédito de los de entonces, que a poco que te retrasases en el pago se ponía a un ventitantos por ciento.

En Burgos en esos años sólo se vendía Rioja y de las marcas más conocidas. Nosotros apostamos por la Ribera del Duero y después por todas las zonas que iban surgiendo con ímpetu y cierto desorden.

Nuestro primer acercamiento a los vinos franceses fue a Burdeos y de la mano de François Passaga. Recuerdo nuestra cara de embeleso recorriendo los grandes châteaux y subiendo las escaleras de Château Margaux para hacer una cata. Habíamos visto tantas veces esas escaleras desde la calle que subirlas era un gran premio.

Después llegaron otras zonas, españolas, francesas, portuguesas, alemanas… Muchos vinos probados en cada viaje y el maletero del coche siempre lleno a la vuelta para probar en casa con los amigos nuevos vinos y compartir con ellos el placer del viaje.

Fuimos los primeros en organizar en España una muestra de vinos de esas que, afortunadamente, se celebran cada vez en más sitios. El lugar escogido fue un instituto, el Cardenal Mendoza, y lo hicimos a primeros de septiembre aprovechando las vacaciones escolares.

Por cierto, hubo bastante polémica entre profesores pues a algunos no les gustaba dejar el centro para hacer promoción de bebidas alcohólicas. Más tarde cambiamos el lugar y nos fuimos al Monasterio de San Juan.

Años más tarde nació Alma Vinos Únicos que nos permitió el lujo de trabajar con gente como Telmo, César, Delia, Flequi y Nacho. Nombres que se unen a los de Esther, el alma mater de la casa, David, media vida de la tienda con nosotros, Marian, Noelia y Bea.

Todos ellos, junto a una lista de amigos que es tan difícil de mencionar sin alargar el texto como imposible de olvidar, han hecho posible que esta tienda haya salido adelante y que lo que fue un sueño sea hoy una realidad, tan llena de dudas como de certezas, alrededor de una pasión común: el vino.

Y por encima de todos Maribé Revilla, el pilar sobre el que se han construido todos estos sueños. Sin su sentido común, sin su capacidad de crear cosas desde la nada, sin su fuerza nada de esto hubiera sido posible.

La magia de vender vino

Los cocineros viven su mejor momento mediático, son casi como las estrellas de rock. Los sumilleres, gracias a gente como el pionero Custodio Zamarra, empiezan a salir del armario, se asocian y hay varios que ya son personajes conocidos por el gran público.

Pero los propietarios de tiendas de vino especializadas siguen a oscuras. A veces, se asocian con los sumilleres para hacer oír su voz, otras veces están en el silencio.

Lo recordaba Javier Pérez Andrés en las mesas redondas de Medivinia, la primera feria de los vinos de Rueda.

Podría hablar de muchos de ellos, pero voy a hacerlo de Juan Luis Pérez de Eulate, propietario de La Vinoteca de Palma de Mallorca.

Juan Luis llegó en 1989 como turista a Mallorca, con su mochila y su tienda de campaña, dispuesto a recorrer la isla, pero lo que vio le gustó tanto que se quedó a vivir allí.

Era navarro, informático y aficionado al vino, aunque sólo fuese por los chiquitos que se tomaba en Pamplona.

En 1992 crea su primera tienda en una céntrica plaza de Palma, ahora cerrada, pues se le ha quedado pequeña. Las nuevas instalaciones, que llevan más de 3 años, en la calle Pare Bartomeu Pou 29, ocupan más de 1.000 metros y todo su almacén está climatizado. Esto es algo que debería ser normal pero que por desgracia no lo es, ni siquiera en lugares cálidos como Mallorca.

Dispuesto a servir el vino en las mejores condiciones también sus furgonetas de reparto tienen equipo de frío.

Fue uno de los impulsores, desde su actividad comercial, de Ánima Negra y, en colaboración con las bodegas Maciá Batle, hace un vino que se llama Pagos de María.

Cada dos años, desde 1996, celebra La Magia del Bodeguero (en la foto de abajo), un evento que reúne a bodegas de toda España, con amplia representación de los vinos isleños. Sus clientes, hosteleros y particulares pueden catar los mejores vinos gracias a una perfecta organización.

En un lugar como Mallorca ha sido capaz de convertirse en el gran referente de los vinos de calidad y lo ha hecho siempre a su manera, sin renunciar a sus principios.

Un buen año: cine y vino

He visto en Canal + la película de Ridley Scott Un buen año, basada en la novela de Peter Mayle, de la que ya hemos hablado. En realidad es una adaptación muy sui géneris, pues toda la historia no tiene nada que ver con la novela de Mayle.

En cualquier caso es una película sencilla, sin pretensiones, un divertimento sin más. Pero como son pocas las películas que, de una u otra forma, hablan de vino voy a comentar algo sobre ella.

No quiero desvelar mucho sobre ella para no estropeársela a quien quiera verla. El personaje protagonista es un broker agresivo y triunfador que no respeta ninguna norma y cuyo único amigo es un abogado de actitudes similares.

La película empieza con el protagonista de niño con su tío jugando al ajedrez, bebiendo una botella de Tempier 1969, un magnífico vino de Bandol, rebajado, en el caso del niño, con agua, y escuchando las reflexiones sobre la vida y el vino del tío.

El vino es incapaz de mentir

Varias vendimias más tarde al broker le llega la noticia de que su tío ha muerto y al no haber hecho testamento él como familiar más cercano ha heredado la casa y los viñedos. A partir de ese momento el contraste de su forma de vivir con la de Provenza es el eje sobre el que gira la película.

Este diálogo resume lo que sucede

– Este lugar no encaja con mi vida

– No, es tu vida la que no encaja con este lugar

Para mi no es un peliculón pero me ha parecido divertido verla. La figura del ejecutivo agresivo que vuelve al campo no es sólo un recurso de los guionistas, sino que se han dado varios casos. Hace poco hablábamos de Emilio Rojo y hay otros casos alguno tan llamativo como el de Nicolas Joly.

La podéis ver en Canal + 2 hoy domingo a las 20 horas o en Canal + el miércoles a las 12 de la noche.