Archivo de enero, 2019

La historia del ‘Cantera vs cartera’ y la doble moral en torno a Barça y Real Madrid

Portada de Mundo Deportivo de diciembre de 2016. Neymar costó 19,3 millones.

Fueron años divertidos los del inicio de esta década. Con el Barça ganándolo todo, Florentino Pérez llegó como un Mesías para el madridismo, y lo hizo chequera en mano. Con un mercado más o menos estabilizado, el golpe encima de la mesa fue demoledor, y de una tacada fichó a Cristiano Ronaldo (94 millones), Kaká (65), Benzema (35), Xabi Alonso (30) y Raúl Albiol (15). Jamás un equipo había gastado más de 200 millones de euros en un solo verano.

Florentino no hizo más que repetir lo que ya hizo en su primera etapa, pero de golpe. Si entonces los Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham u Owen llegaban en años distintos, esta vez la obligación de hacer frente al mejor Barcelona de la historia lo precipitó todo. El presidente del Real Madrid tenía, además, la teoría de que los jugadores no solo eran una clara mejora deportiva, sino también una inversión. Ese dinero se recuperaría, vía ingresos publicitarios, venta de camisetas y mejora de resultados deportivos.

En los años siguientes, no hubo grandísimos desembolsos. Llegaron jugadores no muy caros, más teniendo en cuenta su calidad, como Özil, Di María, Khedira o Modric. Y en 2013, llegó Gareth Bale, convertido en el fichaje más caro de la historia (sin entrar en el precio de Neymar) merced a una cifra cercana a los 100 millones de euros.

Pues bien, los dos grandes fichajes del Real Madrid, el de CR en 2009 y el de Bale en 2013, desataron una ola de demagogia como no recuerdo. ¿Cómo era posible que un equipo de fútbol gastara esas cantidades indecentes con el hambre que había en el mundo? De inmediato, surgieron las comparaciones. Con ese dinero, se podría financiar a no sé cuántos centenares de investigadores contra el cáncer. O pagar la educación a miles de niños desfavorecidos. O construir centenares de viviendas sociales. El medidor de demagogia estaba en sus máximos.

El arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, se apuntó a la fiesta, y criticó los «dispendios descomunales» del Real Madrid.

Desde el eterno rival, el Barça, las críticas también llegaron. Ellos jamás harían algo así, y por eso fueron muchos los que opinaron del gasto del club blanco. «El precio de Bale es una falta de respeto al mundo», soltó en 2014 el Tata Martino, cuando todos pensaban que lo de Neymar no había sido para tanto.

Las palabras que peor han envejecido son las de Sandro Rosell, entonces presidente culé. «Yo no hubiera pagado los 100 millones, no nos lo podemos permitir. Si pagamos 100 millones, nos montan un pollo». ¿Alguien sabe algo de ese pollo que dijo el pobre Rosell que se produciría?

El que, por supuesto, tenía algo que decir (como de absolutamente todo) era Piqué. Con su habitual tono reflexivo y tono de voz de quien demuestra un gran conocimiento de lo que habla, el central explicó como mientras en el club blanco había cantidades infinitas para fichar, en su humilde club hacían lo que podían para plantar batalla con su limitado presupuesto. «El Madrid puede permitirse gastarse 100 millones en Bale, 30 en Isco, 30 en Illarramendi… Nosotros luchamos con lo que tenemos», dijo entonces Gerard. Qué cosas.

Se instauró entonces en el imaginario colectivo una idea que se encargó de repetir hasta la saciedad la prensa catalana: el cantera contra cartera. El Barça sumaba sus éxitos basado en chavales salidos de la base, en los Xavi, Iniesta y Puyol, unidos a Messi. Se contaba como canteranos también a Pedro, llegado con 17 años, o a jugadores por los que se habían pagado millonadas como Cesc, Piqué o Jordi Alba, que se fueron de chavales y, tras triunfar, volvieron. Mientras, el Real Madrid solo vivía de fichajes, de extranjeros, algo al parecer indigno.

Las comparaciones con este tema fueron constantes, imposible reflejar en un artículo los ríos de tinta para lo que dio el tema.

Los años fueron pasando, la histórica generación de canteranos culés se fue apagando, y el relevo no llegó. No era solo que no había ‘Xavis’ o ‘Iniestas’, es que por no haber, no hay ni ‘Pedritos’. «Me gustaría que hubiera un canterano que metiera 15 goles, pero es que no es así», soltó Valverde el otro día preguntado por la falta de oportunidades de los canteranos. Ningún chaval joven ha tirado la puerta abajo, y el Barça, mientras, ha gastado auténticas millonadas en fichajes. Fijénse, por ejemplo, en el dato que puse el otro día en Twitter acerca de los grandes fichajes de culés y madridistas en los últimos años.

Efectivamente, el Real Madrid ha dejado de ser la referencia en el mercado de fichajes. Florentino no ha querido, de momento al menos, entrar en una guerra que deja precios de locura y opta por fichar a jóvenes que pueden ser cracks del futuro… o no (Vinícius, Rodrygo…). Si ha entrado en esa lucha el Barça, que tras gastarse unos 130 en Dembélé, pagó 160 por Coutinho y este miércoles más de 80 por un chaval que viene del Ajax y que tiene todo por demostrar aún.

Portada del Sport

Portada del Sport de 2010.

Pero lo más gracioso del asunto (que no sorprendente, porque no me sorprende nada esa doble moral) es que ya se acabaron las comparaciones. Debe ser que esas millonadas ya no hacen falta para investigar enfermedades, que ya no hay hambre en el mundo, o que ya sí es moral hacer con el dinero privado de uno lo que le viene en gana. Del cantera vs cantera, ni rastro ya, por supuesto.

Y, para acabar, me gustaría comparar dos casos, el de Bale y el de Coutinho. El gales, del que solo se recuerda las numerosas veces que se ha lesionado, tiene varias noches mágicas en finales de la Copa de Europa, ha marcado un gol antológico en una final copera ante el Barça y ha dejado un rendimiento más que aceptable. ¿Que se esperaba de él ser un nuevo Cristiano y no lo ha sido? Vale, pero la persecución que se le hace es espectacular y siempre dejando la sensación de que con lo que costó, ha sido una decepción. Del brasileño, se habla de su mala adaptación al equipo casi de soslayo, es suplente y aquí no pasa nada. Uno costó 96 millones, el otro 160. La diferencia entre el trato que se le da a uno y el que se le da al otro solo tiene una explicación: la camiseta que visten.

 

La mayoría de los culés están de acuerdo con Piqué: la Copa no es una prioridad

Gerard Piqué, en un partido con el Barça. (EFE)

Gerard Piqué, en un partido con el Barça. (EFE)

Ya lo dijo Carles Puyol el pasado mes de mayo, cuando el Real Madrid ganó su cuarta Champions en cinco años. El Barça tiene que «priorizar» si quiere ponerse al nivel europeo de los blancos. Es difícil, pero no imposible. Por lo que Ernesto Valverde tiene que dosificar a sus jugadores (sobre todo a Leo Messi) e, incluso, si es necesario, elegir qué competiciones disputar al máximo nivel. En caso de que eso se de, está claro que la Copa del Rey es el torneo ‘menor’, por detrás de la Liga y el título continental.

Y lo dijo ayer también Gerard Piqué después de caer ante el Sevilla en el Pizjuán (2-0): «Si remontamos bien, si no otra vez será«. Y este pensamiento lo tienen la mayoría de los culés. Porque está claro que (por unas cosas o por otras) los aficionados al fútbol hemos asumido eso de que la Copa no es una prioridad. Ya sea por el torneo en sí, que podría considerarse ‘más fácil’ o ‘menos sacrificado’ que Liga y Champions, o simplemente por que la presión mediática nos ha metido eso en la cabeza.

Está claro que es mucho mejor ganarlo todo, lo perfecto sería un triplete (o sextete). Algo que el Barça ya ha conseguido y, precisamente por ello, tendría que volver a intentar lograrlo. Pero en caso de que no haya opciones, que los jugadores estén KO, que el equipo no pase un mala racha… (cosa que ahora no pasa, todo sea dicho) sería lógico que, tanto jugadores como aficionados, prefieran ganar Liga y Champions —o solo una de las anteriores— que la Copa.

No solo le ocurre al Barça, también al Real Madrid, Atlético… Cuando un equipo que opta a todo gana exclusivamente esta competición en una temporada se habla de «fracaso». Esto no pasa si se gana la Champions o la Liga.

Con esto no quiero decir que los azulgranas hagan bien en ‘tirar’ la Copa, más bien todo lo contrario: un club que puede conseguir los títulos que se proponga, sobre todo con los muchos fichajes que está haciendo y la pasta que se está gastando en ellos, no puede rendirse nunca en una competición, ya sea continental, nacional o regional. Pero su obsesión por la Champions los lleva al punto en el que estamos: con un pie y medio fuera.

Las frases y los mensajes en los que Boateng desprecia al Barça y a Leo Messi

Muchos han sido los futbolistas que acaban fichando por un club cuando años, meses e incluso días antes negaban querer jugar en sus filas. Es más, algunos de ellos afirmaban preferir a sus eternos rivales antes que al club por el que después ficharon. Y es que a veces el dinero puede más que el sentimiento. Es ‘chaqueterismo‘. Un claro ejemplo de ellos es Kevin-Prince Boateng, el nuevo fichaje (cedido hasta final de temporada) del Barça.

Hace algo menos de dos años, el futbolista alemán y ghanés, que por aquel entonces jugaba para el Eintracht Frankfurt de la Bundesliga, dijo que preferiría jugar en el Real Madrid que en el Barça. E incluso se atrevió a afirmar que prefería que el Real Madrid ganara el clásico que días después ganó el Barcelona de Luis Enrique en el Bernabeu (2-3).

Lo hizo en una entrevista previa a dicho partido. Pero no fue la única vez que Boateng mostró su preferencia por el Real Madrid y por Cristiano Ronaldo, al que considera el mejor jugador de Europa, siempre por encima de Leo Messi. El mensaje más reciente que publicó a favor del galo (y, como consecuencia, en detrimento del argentino) fue el pasado 15 de junio. Tan solo siete meses antes de terminar vestido de azulgrana y con Messi de compañero (y líder).

Un año antes, el 13 de agosto de 2017, día en el que se jugó otro clásico entre el Barça y el Real Madrid, esta vez en el Camp Nou, el ghanés se quejó de un penalti pitado a favor del Barça de Keylor Navas sobre Luis Suárez. Y luego celebró eufórico el gol de Cristiano que deshizo el empate y puso por delante al Real Madrid. Incluso llegó a preguntarse si el Barça «extrañaba a Neymar» cuando acabó el partido.

Pero no fue el único. Años antes ya se había mostrado fan de CR. Incluso pidió, antes de la gala del Balón de Oro de enero de 2013, que premiaba al mejor jugador del año 2012, que lo ganara Cristiano.

Eso sí, no tuvo suerte y finalmente se lo llevó Leo Messi, quedando el luso en segundo lugar por encima de Andrés Iniesta. Un Iniesta al que Boateng también tiene aprecio.

Boateng, en una entrevista en abril de 2017.

Boateng, en una entrevista en abril de 2017.

La impunidad de Luis Suárez (y del Barça) que ni el VAR frena

Luis Suárez y Messi

Luis Suárez y Messi (EFE).

La indignación con el gol de Luis Suárez no viene de la jugada en sí, viene del hartazgo por la acumulación de ‘casualidades’, de que la moneda siempre caiga del mismo lado. De que el uruguayo no haya sido expulsado ni una sola vez desde que llegó a la Liga española. Molesta la impunidad absoluta, básicamente. Igual que Mascherano se fue de la Liga española sin que se le pitara ni un solo penalti, Suárez lo hará sin una sola roja.

La llegada del VAR ha traído varias cosas positivas, y una de ellas es que la excusa de que «es que fue una jugada muy rápida», ya no vale. La nueva es la de «los grises», jugadas en las que puede haber varias interpretaciones. Siempre hay coartadas para los errores clamorosos de los árbitros. También para las jugadas dudosas, y estas siempre caen curiosamente del mismo lado, del azulgrana. Bueno, siempre no. Cuando Lenglet fue expulsado por un codazo tras intervención de la tecnología, se montó tal follón mediático, que ni una sola vez más se ha atrevido el VAR a volver a señalar algo en contra del Barça.

La jugada de Suárez y Cuéllar es de las que me parece normal que el árbitro no vea bien sobre el campo. Una jugada rapidísima, confusa, casi imposible de ver por el árbitro en un primer vistazo. Pero ahora tenemos VAR. Si la jugada se analizaba tranquilamente, con varias repeticiones, y con expertos estudiándola, no debía haber problemas en verla. Para ser claros, si ese gol lo mete, por ejemplo, Ángel el del Getafe al Betis, el gol hubiera sido anulado y el delantero se hubiera llevado la correspondiente amarilla.

Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver, y anular ayer ese gol a Suárez, con empate en el marcador y pocos minutos por jugarse, hubiera supuesto un terremoto mediático… con el Barça ‘perjudicado’. Y cuando no se quiere ver una jugada, no se ve. El que no quiere ver falta clara del uruguayo, no la ve. Y el que no quiere ver que Rulli arrolla a Vinícius, pues tampoco lo ve. «Todo ok, José Luis». Qué mal está el Madrid, a 10 puntos del Barça eh. Y todos contentos.

PD: La jugada de Suárez será considerada como un acierto del VAR. Le pregunté directamente la semana pasada a Velasco Carballo por jugadas así, y su respuesta fue que cuando ni entre ellos (los exárbitros) se ponen de acuerdo, se considera un acierto. Normal que así tenga un 96% de efectividad el VAR, según su propio estudio.

Críticas a Paco González por llamar «feo» a un jugador del Atlético de Madrid

Paco González y Víctor Mollejo (GTRES / INSTAGRAM).

Sucedió este sábado, durante la retransmisión en directo en el programa Tiempo de Juego la Cadena COPE del partido entre el Huesca y el Atlético de Madrid. En el equipo rojiblanco había debutado un canterano de 17 años llamado Víctor Mollejo, ante la plaga de lesiones de los de Simeone. El aspecto del jovencísimo delantero llama la atención porque sufre alopecia desde muy tierna edad.

Tras una jugada de ataque del Atleti, el directo de Tiempo de Juego, Paco González, no evitó comentar: «Qué feo es, el pobre», después de que las cámaras enfocaran a Mollejo. De fondo se escucharon las risas de algunos de los colaboradores del programa. «Es que le han enseñado en un primer plano, perdón», explicó González.

Esto no pasó desapercibido entre la afición atlética, que ha mostrado su indignación en Twitter por las palabras del famoso periodista.

En lo personal, estoy seguro de que Paco González no tuvo en absoluto ánimo de ofender a Mollejo y que lo hizo en el tono distendido con el que suele conducir el programa. De hecho, 24 horas después se disculpó en antena y dijo que él también se considera feo. Por otra parte,  estoy convencido de que el chaval no se lo ha tomado mal. La solución es bien sencilla, de todos modos.

El papelón de la RFEF: ¿Y si el Barcelona gana ahora la Copa del Rey?

Messi, este jueves ante el Levante (EFE).

Lo sospechaba ya este jueves mi compañera Noelia Pérez. El Barça se va de rositas. La alineación indebida de Chumi en el partido de ida de octavos ante el Levante queda impune porque la denuncia se hizo fuera de plazo.

Así las cosas, el Barcelona sigue adelante tras haber cometido una infracción. ¿Qué pasará si el equipo azulgrana acaba ganando el torneo? (como, por otro lado, ha ocurrido en los últimas cuatro temporadas). Evidentemente, la ley es la ley y no se podrá objetar nada de manera legal al posible triunfo barcelonista, pero moralmente, sería todo un papelón para la RFEF: el equipo que alza el título cometió una alineación indebida.

Como bien dice mi amigo Daniel Fernández de Lis, abogado, es la RFEF la que debía entrar de oficio y vigilar estos hechos.

Independientemente de ello, este precedente debería obligar a los clubes a extremar la atención ante futuros deslices de los equipos, porque acabamos de comprobar que el tiempo de reacción es fundamental.

Y ahora, a ver qué nos depara el fútbol.

 

La ignorancia del Levante salvará (previsiblemente) al Barça

Chumi, jugador del Barça B. (FCB)

Chumi, jugador del Barça B. (FCB)

El Levante denunciará, pero quizá ya no será suficiente. Una alineación indebida que hizo saltar todas las altertas este jueves podría haber clasificado al equipo de Paco López para cuartos de la Copa del Rey, pese a perder la eliminatoria ante el Barça (4-2). Y es que el KO podría haber sido para el Barça, pero anticipado. No obstante, el tiempo es el mejor aliado ahora de los azulgranas. Y también la ignorancia del Levante.

Hasta que lo ha hecho público el diario El Mundo este jueves, el Levante no se ha dado cuenta de que Valverde convocó y puso a Chumi (Juan Brandáriz, jugador del filial) en el partido de la ida pese a que no podía. Según el reglamento, el jugador (sancionado con el Barça B al acumular cinco tarjetas amarillas) no debería haber jugado:

Cuando se trate de futbolistas que pudieran ser reglamentariamente alineados en otros equipos de la cadena del principal o en alguno de los equipos de un club patrocinador, el futbolista sancionado no podrá intervenir en ninguno de estos equipos o clubes, hasta que transcurra, en la categoría en la que se cometió dicha infracción, el número de jornadas a que haga méritos la sanción

Quieren denunciarlo este viernes, fuera de tiempo, una semana después, porque no tenían constancia de ello. Pero los plazos juegan en su contra. El equipo levantino tenía un plazo de 48 horas (hasta el viernes) para denunciar ante la RFEF que había alineación indebida y no lo hizo. Algo que salvará previsiblemente a los azulgranas. Tanto que, según ha podido saber Marca, «la Federación considera que no hay caso porque no ha habido denuncia alguna». Y, cuando la haya, el Comité de Competición la estudiaría de forma urgente.

Veremos a ver qué pasa…

Ante la duda, decisión del VAR en contra del Real Madrid

VAR

VAR (EFE).

No había demasiadas dudas sobre lo que iba a pasar. Canales había marcado el empate para el Betis, se había señalado fuera de juego, y el VAR entraba a revisar la jugada. Mientras, la televisión ofrecía la acción. Parecía que el cántabro estaba ligerísimamente adelantado. Muy justo, sí, pero fuera de juego. Como decíamos, no había demasiadas dudas sobre lo que iba a pasar. El gol, por supuesto, era concedido. Antes, en el primer gol del Madrid, el videoarbitraje había revisado la jugada desde casi tres minutos antes, no sea que encontrara algún motivo para poder anularlo.

 

Así llevamos un par de jornadas, con mucha confusión alrededor del VAR (fueron numerosos los árbitros que la semana pasada dijeron que había habido penalti sobre Vinícius y que tenía que haber entrado el videoarbitraje) y la sensacion de que los que mandan harán lo que les dé la gana. Las decisiones dudosas, mientras tanto, caen una detrás de otra en contra del Real Madrid. Que sí, que este equipo juega mal. Que está en un desastroso momento. Que falta gol, e incluso algo de talento. Vale a todo, y bien que se ha analizado, pero eso no quiere decir que haya que callarse ante cada decisión en contra, sobre todo cuando parecen todas demasiado injustas y reiteradas.

Y lo que más escama es el oscurantismo, ese no saber cómo se toma esa decisión, quién y cómo se traza esa línea para ver si es fuera de juego o no. Porque, recordemos, antes en las realizaciones televisivas sí se trazaban esas líneas y las podía ver todo el mundo… hasta que se destapó que éstas no eran rectas.

El VAR ha venido para quedarse y para ayudar a los árbitros, pero en nada ayuda que dé la sensación de que es tan arbitrario como las decisiones en el campo de un colegiado.

PD: Y mientras Simeone, quejándose del VAR, el día que al Atlético una muy polémica decisión le ha dado dos puntos. La Liga está peligrosamente preparada, ya saben.

¿Perdonará la afición colchonera las mofas de Morata si acaba fichando por el Atleti?

La escena se produjo en 2014, en las celebraciones de la Décima Champions del Real Madrid, conseguida en Lisboa tras derrotar al Atlético de Madrid en la final. En el balcón del Palacio de Correos, sede de la Comunidad de Madrid, Álvaro Morata agarró el micrófono y entonó un cántico: «Que se enteren los indios quién manda en la capital» (los indios son los aficionados del Atleti, en contraposición de los vikingos, que son los del Real Madrid).

Ahora, cinco años después, el delantero (que por cierto, surgió de las categorías inferiores del club rojiblanco) podría recalar en el Atlético del Cholo. Mi compañero Raúl Rioja comentaba el otro día en este mismo blog que sería un perfil idóneo para los de Simeone. Estoy bastante de acuerdo con él. Pero más allá de lo deportivo, me consta que hay muchos atléticos que no quieren tener a un reciente exmadridista en sus filas, y el vídeo que abre este artículo ilustra perfectamente algunas de sus justificaciones.

En mi opinión, creo que habría que darle menos importancia a estos exabruptos de los jugadores. Igual que nadie en el Bernabéu (que yo sepa) echa en cara a Courtois aquello de «salta, salta, pequeño canguro…» ni antes lo hicieron cuando Figo llamó llorones a los madridistas. Que los futbolistas, a veces, demuestren poca madurez, no significa que los hinchas deban hacerlo también.

Morata y su cántico (YOUTUBE).

¿Es la Messidependencia el mayor problema del Barça?

Leo Messi en un partido con el Barça. EFE

Leo Messi en un partido con el Barça. EFE

Parece que todos los problemas del Barça se solucionan cuando Leo Messi está sobre el campo y cuando tiene un buen día (casi siempre). Es el jugador más determinante del club azulgrana. Encabeza la clasificación de tiros, goles y asistencias de La Liga, y sus ausencias, aunque sean pocas y en partidos no demasiado trascendentales, se notan. Solo hay que ver la ida de los octavos de la Copa del Rey ante el Levante de este jueves. No estaba Messi y un Barça que lleva una temporada casi impecable se deshinchó. Esto deja constancia de la dependencia que el club que dirige Ernesto Valverde tiene del crack.

Entonces, ¿Es la Messidependencia el mayor problema del Barça? Yo digo no. Cualquier club que tenga al mejor jugador del mundo nota su ausencia. Incluso si tienes a uno de los mejores. El Real Madrid también está sufriendo la ausencia de Cristiano Ronaldo esta temporada. Era uno de los mejores jugadores, se fue, y ahora lo echa de menos. Añoran sus goles, aunque algunos no lo quieran admitir.

Cualquier jugador de calidad similar deja huella en el equipo. Y eso no es malo. Al revés. Lo peor llega cuando el resto de los jugadores del equipo se acostumbran a estar rodeados de los mejores y, cuando estos falta, tampoco saben aprovechar la oportunidad. El problema no es la Messidependencia. El problema es que quienes tienen que dar la talla en un momento dado no la den y esperen a que llegue Leo Messi (que, apostemos, seguramente jugará la vuelta de la Copa en el Camp Nou) para resolver el desaguisado.

Háganselo mirar y dejen de echar las culpas a Messi o a Valverde.