El Atleti sale reforzado de la Supercopa de la vergüenza

Diego Pablo Simeone, en la final de la Supercopa (EFE).

Todo estaba mal en este invento de Luis Rubiales. Sobre todo por la sede, un país donde se vulneran una y otra vez los derechos humanos. También, en definitiva, por llevarse el trofeo fuera de España, privando a los aficionados españoles de ver a sus equipos en directo. Podríamos discutir lo del formato, es decir, meter a dos equipos que no han ganado nada a jugar, porque ha dado algo de emoción, pero a costa de perder la justicia de que el trofeo lo disputen campeón (o subcampeón) de Copa y Liga. Pero ni aun aceptando este cambio como algo positivo, se puede mirar con buenos ojos una demostración de que el dinero todo lo puede comprar, pasándose por el arco del triunfo a las aficiones locales. Ha sido la Supercopa de la vergüenza.

Pero más allá de disquisiciones políticas, el Atlético de Madrid debe sacar una lectura positiva de su paso por este torneo. Es difícil hacer esta afirmación cuando el equipo ha caído de nuevo en una espantosamente jugada tanda de penaltis ante su eterno enemigo, pero el fútbol debe mirarse con perspectiva y los del Cholo pueden sacar de Jeddah que vencieron al Barça y que no perdieron (en el tiempo reglamentario) ante el Real Madrid, dos equipos estratosféricos, y que llegaban en mejor forma que los colchoneros a esta cita árabe.

El Cholo ha sacado de nuevo petróleo de una plantilla mermada y corta de efectivos, y ha demostrado que no se ha perdido el colmillo competitivo tras la decepción, por ejemplo, del año pasado ante la Juve. Esta Supercopa debería servir para mirar con menos pesimismo esa montaña gigantesca que parece el invencible Liverpool de Klopp.

Pero para que estas sensaciones se cumplan, es necesario que algunas cosas mejoren. Hay que reforzar al equipo en el mercado de invierno, y sobre todo, recuperar o directamente resucitar a algunos futbolistas que están lejos de lo que se espera de ellos, que son unos cuantos.

Con todo, insisto, el Atleti debe salir de este torneo con la cabeza muy alta. Ojalá pudiéramos decir lo mismo de la RFEF.

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