Hoy, por fin, se puede hablar de los árbitros. Hace apenas unos días, casi horas, si lo hacías no había más que una explicación: que no te gusta el fútbol.
Los jugadores del Real Madrid celebran un gol al Betis en presencia de Mateu Lahoz (EFE).
Sí, efectivamente, nos hemos tirado días leyendo que ante lo grandioso de la remontada del Barça, si hablabas del colegiado no eras más que un resentido, que no te gusta el fútbol (tengo que repetirlo de nuevo, aún no me lo acabo de creer), y que los colores te ciegan. Una mala persona que se estaba ahogando en su bilis, prácticamente.
Y entonces ha llegado una actuación de un árbitro que podría haber favorecido al Real Madrid. Ni siquiera está del todo claro que fuera así, porque aparte de una posible expulsión de Keylor Navas que, quizás, Mateu Lahoz perdonó, también hubo un par de penaltis posiblemente escamoteados a los blancos y un gol mal anulado a Cristiano.
De esto ya hemos hablado aquí alguna vez, solo conviene analizar una parte de la historia, en esta caso la de la no roja a Keylor, luego es evidente: otro robo del Madrid.
Haciendo el repaso a las portadas de la prensa deportiva, me ha sorprendido, quizás porque soy ingenuo, que los dos periódicos de Barcelona llevaran hoy una mención al arbitraje, dejando claro que de nuevo había ayudado al Real Madrid. Uno no espera ya objetividad. Tampoco ni siquiera ya que sean justos. Pero sí vergüenza torera. Creí a que, después de la exhibición de Aytekyn en el Camp Nou del pasado miércoles en la Champions, dichos diarios estarían un tiempo calmados con el tema de los colegiados. He vuelto a subestimarles.
Y, ya, por último, ayer domingo había gente comparando lo del Barça-PSG con lo del Real Madrid-Betis. «Los árbitros se equivocan, son humanos». Sí, efectivamente, la no expulsión de Keylor ha sido la coartada perfecta para justificar lo de Aytekin. Para no creérselo.