Archivo de abril, 2019

Zidane está asustado por el dominio actual del Barça

Zidane, en un partido contra el Barça. (EFE)

Zidane, en un partido contra el Barça. (EFE)

Sí. Zinedine Zidane está asustado. Y no por el mal rendimiento de su equipo en este final de temporada, sino por que el eterno rival haya ganado (dando por hecho que esta también la logrará) ocho de once títulos ligueros en la última década. OCHO, que se dice pronto. Y el Real Madrid, dos. Para el técnico galo ahora el título más importante es el nacional. Porque de la Champions ya se ha cansado… y porque ve que, a este paso y con este ritmo, el Barça le superará en número de trofeos de Liga en sus vitrinas.

Los culés llevan 26 (con esta) y los blancos, 33. Solo siete de diferencia, por lo que para 2030 ya podríamos hablar de empate ténico si se sigue la misma rutina. Pero… la culpa de ello solamente la tendrá el Real Madrid. Es verdad que actualmente la Liga es cosa de dos (o de tres si el Atleti se mete en la lucha). Y cuando uno de los dos está más centrado en otras competiciones que en esa, lo normal es que la pierda. Es lo que le ha pasado a los blancos esta última década: se han centrado más en ganar Champions tras Champions (cuatro en los últimos cinco años, sin contar este) y han dajado la Liga de lado.

El campeonato nacional hay que jugarlo con intensidad y ganas desde el primer al último partido. Es el que evalúa el rendimiento de un equipo durante todo el año, con partidos casi todos los fines de semana (e incluso entre semana) que obligan a estar al 100% si se quiere tener opciones al título. Es el más sacrificado, y por tanto, el que más se agradece ganar al final de temporada. Pero claro, no tiene el mismo reconocimiento a nivel mundial como ganar una Champions. Y eso, el copar todas las portadas de Europa, es lo que le mola a Florentino.

Zidane está asustado. No solo por la Liga, también porque ve que este año el Barça puede ganarlo todo: un triplete. Va por el buen camino: la liga decidida, la Copa a punto de caramelo con una final asequible ante el Valencia y la Champions encarrilada, ya en semis y tras haber pasado la fase maldita con solvencia. Un triplete que podrían conseguir los azulgrana, que sería su tercer triplete de la historia, por los… CERO que llevan los blancos. Y eso escuece.

Los bochornosos pitos a Gareth Bale en el Bernabéu

Gareth Bale, en el Bernabéu

Gareth Bale, en el Bernabéu (EFE).

No acabo de entender muy bien lo que está pasando con Gareth Bale. El público del Bernabéu, implacable de nuevo, volvió a silbar al galés cada vez que cogió el balón en el encuentro ante el Athletic.

Lo curioso del caso es que esa sentencia que parece que ya se ha dictado solo afecta al británico. Es como si el gran culpable de la mala temporada del Real Madrid fuera él y solo él, como si el resto del equipo hubiera estado bien y este año para olvidar fuera todo por su evidente mala temporada.

Y es que lo de su desastrosa mala temporada no tiene discusión. Bale ha decepcionado, me ha decepcionado enormemente. Esperaba que fuera un líder sobre el campo, que cogiera el relevo goleador de Cristiano, y eso no ha ocurrido. Quizás por sus recurrentes lesiones, quizás porque ya el físico, su gran virtud, no le da para más, pero es la cruda realidad ahora mismo con el galés.

Bale debe de salir del Madrid este verano, en el nuevo proyecto no tiene que estar. De eso tampoco tengo dudas, y no tengo problema en reconocerlo.
Pero que alguien, por favor, me explique esa inquina con el hombre que hace apenas unos meses metió los dos goles decisivos de la victoria en la final de la Champions, uno de ellos una inolvidable chilena.

Su rendimiento quizás ha sido algo inferior de lo esperado, pero desde luego no ha sido Kaká. Su media de goles y asistencias ha sido más que buena (parecida, por ejemplo, a la de Raúl) y absolutamente siempre ha aparecido en los momentos importantes. No solo en esa final de Champions en Kiev, también fue decisivo en la de Lisboa de 2014, y en la de Milán en 2016. Dejó también un gol imborrable en una final de Copa ante el Barça. Y en 2016 marcó el tanto ante el City que dio el billete a la final continental.

Son muchos, muchísimos, los buenos momentos que ha dejado. ¿Qué pasa entonces? Si es su desidia, ¿por qué a Kroos no se le trata igual de mal? Si es que no habla casi español tras más de cuatro años, ¿por qué al madridismo le cae entonces tan bien David Beckham?

Igual es algo tan imperdonable como irse a jugar al golf en sus ratos libres, e incluso verlo por televisión. Debe de ser eso lo que hace a un amplio sector del madridismo odiarle y a muchos periodistas perseguirle sin tregua.

Te doy una colleja y te saco amarilla si no te gusta: ¿abuso de poder del árbitro con Morata?

Momento en el que Alberola Rojas toca con condescendencia a Álvaro Morata (GTRES)

Todavía está caliente la polémica expulsión de Diego Costa en el Barcelona vs Atlético de Madrid y la desmesurada sanción que recibió el delantero colchonero cuando este sábado hemos visto una escena que define a la perfección al estamento arbitral en España.

El árbitro manchego Alberola Rojas, encargado de dirigir el partido entre los colchoneros y el Eibar en Ipurúa, ha provocado la ira de Álvaro Morata cuando, en un momento de la segunda parte, el colegiado le ha dado lo que el delantero ha calificado de colleja (para ser fieles a la verdad, ha sido un toque en el cogote del ariete) y luego lo ha agarrado por el brazo. Las protestas del madrileño por estos hechos le han valido, además, una amarilla.

Lo ha dicho el Cholo bien claro después. Por un gesto parecido, a él le cayeron cuatro partidos de sanción, los mismos que le cayeron a Diego Costa por tocar a Gil Manzano (más otros cuatro por ese insulto cuyo audio no se ha escuchado públicamente). Lo ha apuntado bien el exárbitro Iturralde González en Carrusel Deportivo: el árbitro es la autoridad y debe mantenerse en su sitio. De ninguna de las maneras el colegiado puede tocar a un jugador, y menos con el gesto de prepotencia y chulería con el que el joven Alberola lo ha hecho, en lo que parece un claro caso de abuso de poder, porque encima le ha castigado después.

Si el Comité de Árbitros actuara con dignidad, Alberola Rojas, conocido por ser Míster Los Yébenes (Toledo) y por su look de ‘tronista’ musculado de Mujeres y Hombres y Viceversa, tendría que pasar de manera inmediata a la nevera o, en otras palabras, ser sancionado varias jornadas. Tampoco estaría de más que, para variar, el club presentara algún tipo de queja.

Para exigir respeto primero hay que dar ejemplo, y más aún si eres la máxima autoridad en el terreno de juego. Pero los árbitros españoles no se caracterizan precisamente por dar buen ejemplo de nada.

Messi, Suárez… ¿y para qué más?

Leo Messi y Luis Suárez celebran un gol del Barça. (EFE)

Leo Messi y Luis Suárez celebran un gol del Barça. (EFE)

Messi y Suárez forman un tándem letal. El argentino lleva 43 goles en todos los torneos disputados por el Barça esta temporada, por los 23 del uruguayo. Juntos han anotado 66 goles (el 60% de los de su equipo) que hacen que los azulgranas sean claros favoritos para ganar todas las competiciones, tanto nacionales como continentales. La primera ya la tienen en el bolsillo: ambos sentenciaron la Liga el pasado sábado ante el Atleti en el Camp Nou a falta todavía de siete jornadas. Y no les hizo falta nadie más. Ni Coutinho, ni Dembelé, ni Malcom… ni mucho menos Kevin-Price Boateng… el tridente del Barça no está cojo: tiene solo dos patas (útiles), la MS. Y, no, tampoco echan de menos a Neymar… aunque parece que él sí que los echa de menos a ellos.

Cinco temporadas llevan juntos en el Barça. Cinco temporadas en las que se han ido conociendo y adueñando de la delantera azulgrana. Han hecho de sus posiciones inamovibles. Ni la llegada de Griezmann podría acabar con eso… si se piensa mejor «La Decisión».

Si echamos la vista atrás, Suárez se ha convertido en el socio perfecto para Messi. Nunca antes el argentino había encontrado semejante complicidad con alguno de sus anteriores compañeros: ni Ibahimovic ni Villa o Eto’o lograron encajar piezas con él. Pero Suárez sí. No le importa estar en un segundo plano. Y es que los estratosféricos números de Messi ensombrecen las brillantes estadísticas de Suárez, que ha alcanzado ya los 175 goles en 240 partidos con el Barça desde su llegada en 2014. Pero no le importa que Messi destaque más que él. Es más, él le ayuda a que lo haga. Es uno de los principales culpables de que Messi sea cada vez mejor Messi. Y eso es de admirar.

Leo y Luis son amigos fuera y socios dentro del campo. En esta temporada, Messi es el Pichichi de la Liga (33 goles), pero también el máximo goleador en Champions con 8 tantos marcados esta temporada, empatado con Lewandowski (8) y con una diferencia de 3 goles con Neymar y de cuatro con Cristiano y Mbappé. Suárez sigue al crack argentino de cerca en el contador de Liga, en segunda posición con 20 tantos; pero en Champions no se ha estrenado este año. Ganar el máximo torneo europeo es la obsesión del Barça, por lo que tener el marcador a cero es algo que le pesa, y mucho, al uruguayo, que todavía tiempo tiempo de marcar: la próxima oportunidad, el miércoles ante el Manchester United. Y seguro que Leo le ayudará a quitarse la espinita.

Diego Costa: condenado por su fama y por estar en el Atleti del Cholo

Diego Costa protesta ante Gil Manzano su expulsión con roja directa (EFE).

Diego Costa tiene la sangre más caliente que el cenicero de un bingo. Eso lo sabemos todos. Pero también sabemos que desde que llegó a España, cuelga con un sambenito que me temo que jamás podrá quitarse. «La ha vuelto a liar», leía este sábado apenas unas horas después del final del partido ante el Barcelona, donde vio roja directa en el minuto 28 por, según el colegiado, «cagarse en su puta madre». Es su tercera expulsión con el Atleti, sólo la segunda en Liga y la primera con roja directa, pero para el chascarrillo de barra de bar suena perezoso echar un vistazo de 30 segundos a las estadísticas.

Este es el principal problema: que haga lo que haga, Diego Costa quedará para siempre como un jugador sucio o marrullero, protestón y pendenciero. Es el precio que hay que pagar por jugar en el Atleti del Cholo y, como dije en una ocasión, por no haber nacido en España.

Dicho esto, Costa tiene la suficiente experiencia como para saber de qué va el tema. Saber que, por desgracia, todo lo que haga en el terreno de juego va a ser mirado con una minuciosidad que no se aplica con otros jugadores. Yo entiendo que sea normal ver todos los fines de semana a Luis Suárez o a Sergio Ramos chocar frente con frente con unos apocados árbitros que van dando pasos atrás y zanjan la discusión bajando los ojitos llorosos y murmurando una regañina (suave, no se vayan a enfadar) y pensar que es la ley que rige para todos, pero Diego lleva el suficiente tiempo en España como para saber que en función de la camiseta que lleves, puedes llevar el límite o no tu protesta.

Por eso creo que el de Lagarto, con toda esta información, tiene que extremar su cuidado. Es injusto, pero en ello está en juego su presencia en el césped y el bien del equipo. Quizá ya no tenga tiempo de redimirse esta temporada, pensando en la sanción que le va a caer. Veremos si lo hace la que viene, pero ése es otro cantar.

Alguno podrá decir que dónde está la verdad. Gil Manzano tiene su versión y Diego Costa la suya. Y el juez es el primero. En este tipo de expulsiones, es la palabra de uno contra la del otro y corresponde al espectador decidir a quién cree. Por desgracia, en este caso podemos leer los labios del árbitro dando explicaciones pero no los de Costa (al menos que yo sepa mientras escribo estas líneas).

De todos modos, ya sabemos que en el fútbol español poco importa la verdad, siempre y cuando, claro, la situación beneficie a los de siempre.