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Archivo de enero, 2016

No se puede consentir que la economía global esté al servicio del 1% de la población mundial

Por Pedro Serrano Martínez

En los últimos años se ha hablado mucho de crisis económica, pero, a sabiendas de que el problema no reside en la falta de riqueza en el mundo y de que la desigualdad ha alcanzado niveles intolerables, habrá que comenzar a hablar de crisis de desigualdad.

Un agente bursátil observa la evolución de las cotizaciones de la Bolsa de Madrid (EFE).

Un agente bursátil observa la evolución de las cotizaciones de la Bolsa de Madrid (EFE).

Que el 1% más rico de la población mundial acumule más riqueza que el 99% restante, es inaceptable. Que los grandes beneficiados de la economía sean los que más tienen, es escandaloso. Que los poderes económicos, con la anuencia de la clase política, hayan conseguido legitimar e instalar en el pensamiento colectivo la idea de que, para estimular el crecimiento económico es necesario que las empresas y personas más ricas tengan tipos impositivos bajos para así beneficiar al conjunto de la población, es vergonzoso.

No es comprensible, por poner un ejemplo, que el multimillonario Warren Buffett reconozca públicamente que, en la práctica, paga menos impuestos que la persona que se ocupa de la limpieza de su oficina. Si a esta falta de progresividad en la aplicación de los impuestos le añadimos la evasión y elusión fiscal, no es de extrañar que los ricos incrementen sus beneficios en detrimento de los demás. No se puede consentir que la economía global esté al servicio del 1% de la población mundial. No se puede tolerar que el poder y los privilegios se estén utilizando para manipular el sistema en favor de unos pocos, poniendo en peligro la cohesión social.

El sistema injusto actual no es fruto de la casualidad, sino el resultado de decisiones políticas intencionadas. Por el bien de todos, incluidos los ricos, es imperioso que los líderes mundiales pongan fin a los paraísos fiscales y comiencen a aplicar políticas fiscales más justas y progresivas. En nuestras manos está la posibilidad de construir una economía más humana al servicio de todas la personas.

 

Amazonas: Se destruye un mundo por el egoísmo de unos pocos

Por José Carlos Hidalgo Romero

Imagen del Amazonas (Google).

Imagen del Amazonas (Archivo).

La hipocresía en la que se mueven nuestros gobiernos no tiene parangón. Preocupados, dicen, por el calentamiento global y el cambio climático, se les va la energía por la boca cuando se presenta un hecho sobre el que sin ningún género de dudas, se debe de actuar para evitar el progresivo deterioro y destrucción del pulmón verde de la Tierra.

Quinientos kilómetros de selva amazónica van a ser inundados por el gobierno brasileño para construir una presa hidroeléctrica y no somos capaces de reaccionar e impedir este disparate.
Con toda la propiedad del término, yo lo llamo «holocausto», porque es la destrucción de un mundo por el egoísmo de unos pocos. Pongámonos en marcha todos juntos para detener este delito medioambiental. El Amazonas, no es exclusivo de Brasil. Pertenece a toda la Humanidad.

El ciclismo no se promueve con impuestos a los ciclistas ni dejándolos en una cuneta destrozados

Dos ciclistas en Zaragoza. (RA)

Por Jorge de Lalama Seoane

El ciclismo no se promueve poniendo impuestos a los ciclistas, ni marcándolos a hierro, ni dejándolos en una cuneta destrozados.
Comprendo la incomodidad que le supone a muchos que una bicicleta pase por su lado pero los ciclistas sufrimos algo más que incomodidades como son los ataques de perros peligrosos sueltos en la ciudad o asilvestrados en el campo o arcenes reducidos sin mantenimiento llenos de cristales que hace que muchas veces tengas que salirte de ellos jugándote el físico y la vida.
Queda muy bien en la foto salir paseando en bicicleta por Madrid con cinco coches de escoltas guardándote las espaldas pero para el ciclista común la única forma segura de desplazarse es invadiendo la acera porque los autobuses te cierran el paso y los coches te golpean.
Salvemos al ciclista con carriles destinados para ellos como los que hay en la Casa de Campo [Madrid ] pues no sólo el aire que respiramos sería más sano sino que salvaríamos vidas.

Carta abierta a Pablo Iglesias: «No ha estado muy acertado»

Por Gerardo Seisdedos

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Pablo Iglesias, con la cúpula de Podemos, en una rueda de prensa. (EFE)

Me dirijo a usted como líder de Podemos, movimiento ciudadano que surgió de la indignación ciudadana para regenerar la vida política, y para intentar ilusionar a muchos españoles, tarea nada fácil ya que existen muchas presiones, tanto de sus filas como de las de sus socios de coalición y no digamos de los poderes económicos, para recordarle que no ha estado muy acertado, según mi humilde opinión, al revindicar vicepresidencias, sillones y ministerios, pues eso supone dar carnaza a los depredadores políticos, que están ansiosos por despedazar a una fuerza que amenaza sus privilegios, además, y mas importante, perder credibilidad entre sus votantes.

Por tanto sugiero señor Iglesias prudencia y paciencia. No importa no tener carteras ni vicepresidencias ni poder. En la época de la Transición, el PSOE consiguió muchas más mejoras sociales en la oposición que en todos los años que gobernó. Y si no pregunte a sus mayores o infórmese en las hemerotecas.

Los molestos espectadores de los conciertos gratuitos

Por María José Viz Blanco

Patio de butacas.

Espectadores en un teatro. (MARC CALLEJA)

Aunque lo que voy a contarles tiene que ver con la Banda Municipal de Música de A Coruña, bien se podría aplicar a otras del resto de España. El público que suele seguir a la banda, sea en recinto cerrado o al aire libre, está formado por jubilados y por niños principalmente. Es posible que la gratuidad de los conciertos influya en esta preponderancia. La ausencia de jóvenes y de personas entre 40 y 50 años es muy notoria.

Hay dos clases de espectadores –simples “asistentes”- que destacan por lo molesto de su comportamiento. Por un lado tenemos a los niños pequeños que se dedican a corretear en el patio de butacas, a hablar y gritar… a los que hay que añadir los bebés, que suelen llorar ruidosamente cansados de estar en un lugar al que no han pedido ser llevados. Ningún adulto se responsabiliza de estos pequeños traviesos, ni se les ocurre sacarlos de la sala. Las excepciones son, por ende, llamativas: he visto a niños emulando al director en sus asientos, entusiasmados y con el incipiente amor por la música reflejado en sus rostros.

La otra tipología de incordiantes la forman los enganchados al móvil, que no quieren ponerlo en silencio –desoyendo la megafonía- y que, incluso, chatean durante todo el concierto. Estar cerca de una persona viendo su móvil es molesto por la fuerte luz que emite el aparato. Nunca entenderé qué lleva a una persona a un concierto si lo que va a hacer lo puede realizar cómodamente desde su sofá.

A pesar de lo dicho, el público es mayoritariamente respetuoso, asiduo y entendido, lo cual se demuestra en la adecuación de los aplausos a los finales de las piezas. A quien corresponda, una petición doble: ¡más conciertos y mayor publicidad de los mismos, por favor!

No se hace nada contra el acoso escolar

Por José Ramón Serrano Jiménez

Tal vez seas uno de los que jugaban al desprecio cuando eras menor, y ahora te horroriza ver algo así. Podría que fueses un jugador neutral. No importa. Porque realmente los niños no tienen la culpa. Al menos, no toda.

Ellos son la última cadena de un eslabón, la mano ejecutora. Un reflejo de lo que se les enseña en casa. El acoso escolar no es algo aislado, no es una excepción; ocurre, y más de lo que pensamos. El problema es que no se hace nada. Y amarga pensar que esto que ha sucedido no incite a actuar, que no se mueva nadie.

Pelea entre varios chicos en el colegio (GTRES).

Pelea entre varios chicos en el colegio (GTRES).

Si desde el hogar no hay una buena educación, el niño se divertirá haciendo sufrir. Muchas veces es debido a la idea de querer ser el mejor, el más fuerte, y eso es porque se populariza el quedar por encima de alguien más débil. No importa si para ello hay que marginar, pegar o insultar al blanco elegido.

No es necesario esforzarse mucho para recibir maltrato. Una discapacidad, ser diferente, o simplemente no querer entrar en el juego de la fuerza. Y ojo, no hablo de peleas esporádicas o insultos «amigables», que son normales. Aquí hablo de arrinconar, intimidar y apalear a alguien de forma física o psicológica (que es más frecuente) día tras día. Hasta que ocurre que alguien no es lo bastante fuerte para soportarlo y se suicida.

Tampoco el sistema educativo tiene actualmente los mecanismos necesarios para paliar la situación. El profesor apenas interviene en el mundo de los muchachos, y cuando lo hace, suele ser para una regañina o un castigo al «cabecilla», que en realidad sólo empeora la situación. Lo mismo ocurre si lo cuentas a los familiares cercanos. No hay consecuencias. No se pone freno. Y por eso la víctima elige callarse e intentar afrontar sola la situación. Porque no queda otra.

Y esto sólo se arregla con educación en casa y con mecanismos de control eficaces, mejorando el ambiente escolar. Concienciar a los niños de que hacer esas cosas no te hace ser mejor, sino todo lo contrario. Que el gordo, el sordo o el «empollón» valen tanto como él, o más. Y que son como él.

 

 

 

Los emigrantes españoles estamos en el olvido institucional, descuidados y maltratados

Por Inés Alonso

Funcionario

Un funcionario frente a un ordenador. (ARCHIVO)

Mi nombre es Inés, tengo 31 años y soy una de tantas jóvenes que abandonaron España en plena crisis esperando encontrar mejores oportunidades laborales en el extranjero. Hace tres años me vine a Montreal, en Canadá, donde actualmente resido. Las «aventuras» a las que nos enfrentamos no solo relatan la historia de la adaptación, el aprendizaje del idioma y la cultura o la más dolorosa nostalgia de nuestra tierra, familia y amigos. También, desafortunadamente, forma parte de nuestro día a día el enredo institucional al que nos vemos sometidos.

Pagamos miles de dólares para obtener permisos de residencia y sufrimos meses/años de espera en los que no podemos planear nuestro futuro más inmediato. Vemos como las instituciones españolas nos dan la espalda. Mucho se ha hablado del voto rogado, pero hay otras muchas barreras, como el hecho de que no podamos renovar nuestro DNI, ni registrar obras artísticas, ni solicitar documentos nacionales por correo. Muchos impedimentos que nos tienen haciendo cola en los consulados sistemáticamente y aceptando «no» como respuesta a las más simples demandas. Consulados que no atienden más que unas pocas horas por la mañana, que no responden ni emails ni llamadas (como el de Montreal), que no interfieren para solucionar problemas básicos. A seis meses de que mi pasaporte caduque (teniendo ya el DNI caducado desde hace meses), voy a tener que ausentarme del trabajo para que el consulado envíe un dichoso folio por correo en mi nombre solicitando la renovación. Algo que no puedo hacer yo (debe ser la dificultad) y que les he solicitado por email más de cuatro veces, sumando no sé ni cuántas horas de espera al teléfono para jamás ser atendida.

Los emigrantes españoles estamos en el olvido institucional. Descuidados, maltratados y a expensas de funcionarias con salarios mínimos que no ponen ni un minuto extra de su tiempo en facilitar las cosas.

Son ya muchos meses presenciando el dolor de los refugiados sin poder hacer nada

Por Amparo Domínguez

Patera.

Patera rescatada frente a las costas de Gran Canaria. (SALVAMENTO MARÍTIMO)

Después de la entrevista a miembros de Reporteros Sin Fronteras en la presentación de un manual de autoprotección, me han venido a la cabeza las imágenes que me llenaron de preocupación. Primero presencié el desastre de una embarcación de refugiados yéndose a pique, con varios muertos, padres gritando desgarradoramente y niños empapados con agua helada a estas alturas del invierno y llorando sin comprender nada. Acto seguido salieron imágenes de niños felices jugando con sus padres, con sus trineos en la nieve tan esperada.

Hiladas las imágenes sentí como un choque brutal. Como de culpabilidad de esa felicidad, tan legítima por otra parte. Y al oír la entrevista y los problemas de estos reporteros y fotógrafos, he pensado si no habrá ya media humanidad en su situación: con síndrome postraumático. Con posibles enfermedades mentales sin darnos cuenta. Yo tengo que retirar mi vista, cambiar de canal si me da tiempo. Y me queda algo extraño en el cuerpo. Como un vacío, como una incomprensión, como un asomo de culpabilidad al no poder hacer nada, absolutamente nada, por remediar tanta violencia. Y a esos bomberos voluntarios, detenidos por ayudar, quizá presa también ellos de ese mismo estrés, sin poder medir milla más, milla menos, en su afán de salvar vidas.

Imagino que todo eso se nos quedará en el subconsciente y algún día dirá «aquí estoy». Son ya muchos meses, muchos años, presenciando el dolor humano sin poder hacer nada. Desayunamos, comemos, cenamos, nos despertamos, nos dormimos y, si en medio de la noche ponemos la radio por saber qué hora es, siempre hay un ser humano que sufre. La sensibilidad es tan grande que he ido desterrando, por insoportable, toda escena de violencia. Se me saltan las lágrimas al ver un animalito maltratado, me da igual un toro que un galgo. Ya no tolero ni una película donde se desaten esos instintos bárbaros. Aún sabiendo su mentira. Pero me delata la verdad, me recuerda la realidad. Ya no soportamos tanto dolor. ¿No sería posible, por lo menos, acudir a una terapia donde se nos cure este síndrome constantemente lacerando nuestras vidas? ¿Nuestras almas? ¿Que a la vez que nos pasan esas imágenes se nos den pautas para asimilarlas? Si es que es posible que lleguemos a conseguirlo.

No quiero renunciar a mi derecho a estar informada, a disfrutar de mi tiempo como yo quiera. Conozco personas que han decidido no poner televisión ni radio, retiradas desde hace tiempo de la prensa escrita. Pero es tal el bombardeo que ya no te puedes evadir. Porque es demasiado dura la realidad y demasiado abundante el dolor. Quizá todos debamos comprar el libro de auto protección editado por Reporteros Sin Fronteras buscando alguna ayuda. Y favoreciendo la suya.

El futuro del paro: los políticos deberían trabajar en vez de contarnos milongas

Por César Moya Villasante

Un grupo de parados haciendo cola en una oficina del INEM (EFE).

Un grupo de parados haciendo cola en una oficina del INEM (EFE).

Vemos que en Francia se toman medidas de emergencia ante el aumento del paro. Aquí nada se dice con el mismo problema todavía más grave, porque dicen que se está creando empleo. Bueno, ellos le llaman empleo.

Yo no llamo empleo a un trabajo que no te da ni para vivir con independencia. Pero hay un problema aún peor: la revolución tecnológica que reducirá el número de puestos de trabajo de las personas en proporciones elevadísimas.

Si ese es el futuro, alguien debería estar pensando que el sistema económico liberal ya no vale. Porque alguien deberá contarnos cómo se podrá vivir sin ingresos nacidos exclusivamente de nuestro trabajo. Los políticos, en este sentido, deberían alguna vez practicar su oficio en vez de estar contándonos milongas, que no es más un género musical argentino.

 

Podemos y su financiación: ser honrados y parecerlo

Por Toni Guerra

Varios diputados de Podemos en el Congreso (EFE).

Varios diputados de Podemos en el Congreso (EFE).

El que algunos políticos o partidos hayan sido financiados desde el exterior, en la actualidad o con anterioridad, no disminuye la gravedad de que Podemos pueda haber cometido el mismo delito. En el caso de Podemos -yo voté por ellos-, todavía lo veo peor.

Después de atacar a la casta por su corrupción, deberían no solo ser honrados, sino también parecerlo. De esta forma tendríamos más fe en su futura labor de Gobierno después de tanto ladrón y corrupto.