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Entradas etiquetadas como ‘cataluña’

Cataluña o Andalucía, ¿quién está peor?

Por Rosa Martí Conill

Susana Díaz (EFE).

Susana Díaz (EFE).

Señora Susana Díaz: ¿Sabe que la matrícula de las universidades catalanas es tres veces más cara que en Andalucía?

¿Sabe que en Cataluña pagamos peajes para circular mientras en Andalucía tienen autovías?

¿Sabe cuándo se va acabar el PER?

¿Sabe quién paga todo esto?

Se lo digo clarito: la aportación que hace Cataluña a Hacienda es mucha y esta reparte devolviendo migajas, mientras que a Andalucía le llega un chorro de dinero.

La demagogia es de poco ilustradas y rencorosas.

 

 

Más soluciones y menos Artur

Por Juan Antonio Sánchez Campos

Seguimos hablando de Cataluña sin parar mientras los números vuelven a darnos la razón sobre la falta de sinceridad de los gobernantes, intentando  disimular su incapacidad para acabar con el paro, intercambiando palabras de secesionismo o independentismo por doquier, como si esta fuera la causa del desempleo o el obstáculo a sortear para cubrir las necesidades sociales del resto de la población española.

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Artur Mas. (EFE)

Si la mayoría de ciudadanos de la comunidad de Cataluña quiere decidir su propio destino, es impropio no dejarle que caiga en la osadía de votar si quieren o no seguir su camino a ninguna parte. La necesidad apremia en el resto de regiones y Cataluña no debe ser tratada como el ombligo de España dejando pasar unas fechas cruciales en las cuales los representantes políticos debieran estar atentos a las listas del INEM más que a los listos de turno obcecados en dar la espalda a una Constitución que aunque falta de renovación, contribuye al sostenimiento social de nuestro país desde que la dictadura quedó fuera de nuestras vidas.

Palabras, muchas palabras en el aire y ningún compromiso aceptable de las partes interesadas en llegar al poder el próximo mes de diciembre, las que de ser más largo el año engrosarán la suma de una media docena de ocasiones en las que los ciudadanos han tenido que recoger la papeleta e introducir en las urnas parte de su esperanza en un progreso hacia un futuro con la desigualdad social incipiente y la falta de recursos en cientos de miles de hogares españoles.

Tanto hablar de separación nos ha vuelto incapaces de ver la realidad que tenemos delante de nuestros ojos. Los problemas no se solucionan con la confrontación o el ánimo de independentismo en algunas zonas del país porque el paro, la discriminación social y la carencia de instrumentos que sustenten la atención a los servicios sociales siguen estando ahí por mucho que se intenten tapar mediante discursos, debates o alegaciones infructuosas en tiempos de crisis.

Es hora de tirar de la misma cuerda por mucho que a algunos les duela. Son épocas de esfuerzo común sin demasiadas ideologías de por medio, para ellas ya habrá tiempo cuando las bases que sustentan la economía de todas las autonomías salga a flote. Servirse de análisis poco convincentes que conlleven irrealidades de pronóstico impredecible y atentan a la dignidad de los ciudadanos dándoles a entender que las pensiones, al igual que los sueldos, tendrán una subida más provechosa que en años anteriores; la dura realidad es bien distinta y trae consigo una nueva subida apenas visible en nuestro bolsillos y por ende, en lo que a los hogares respecta, seguirán pasando calamidades varios millones de españoles. ¿O la subida del 0,25% debe alegrar a los votantes?.

Ahora toca remar, confeccionar programas de crecimiento basados en realidades posibles, creando sistemas de regeneración social y acabando con una corrupción denodada durante treinta y siete años de democracia. Fundamentar la creación de un clima idóneo en el que trabajar con constancia para lograr una calidad de vida y un bienestar social desaparecido entre oleadas de promesas incumplidas por todos los gobiernos que hasta ahora han pasado por Moncloa beneficiados por un bipartidismo exageradamente labrado con la única intención de servirse de la alternancia, según vinieran dadas las legislaturas en cada momento.

Somos más y somos mejores

Por Carlos Osorio García de Oteyza

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Marcha en la plaza de Cataluña en Barcelona. (ACN)

Somos más los que queremos una buena relación y un entendimiento entre Cataluña y el conjunto de España que los que quieren enfrentamiento y ruptura. Somos más los que defendemos las leyes que los que quieren saltárselas. Somos más quienes creemos en un proyecto solidario que vertebre el Estado español y que asegure una justa distribución de la riqueza que quienes no quieren compartir.

Porque el proyecto estatal español es un proyecto solidario, y el proyecto independentista de algunos catalanes es un proyecto esencialmente egoísta. Nos necesitamos mutuamente.

Queremos que todos los catalanes se sientan a gusto en el proyecto español, queremos que participen en la dirección de este proyecto, algo que saben hacer muy bien. No queremos que un grupo de políticos aventureros que defienden sus propios intereses se salga fuera de la legalidad y propicie la ruptura y el enfrentamiento. Esto no se puede ni se debe permitir.

Sobre las presiones a los jueces

Por Santiago Romano Martín

Mas llegando al TSJC

Mas respaldado por una multitud a su llegada al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. (ACN)

Imaginemos a un jugador de fútbol a punto de tirar un penalti en contra del equipo local. El público grita y lanza todo tipo de exabruptos nada cariñosos intentando conseguir que el futbolista falle. Todos los allí presentes (futbolistas e hinchas de los dos equipos, arbitro, entrenadores y medios de información) lo ven como algo natural.

El futbolista acepta esta situación, sabe que los aficionados quieren que no meta gol, pero él es un profesional y no se va a dejar amilanar por ello, se concentra y hace su trabajo; puede marcar o puede fallar, pero pase lo que pase, al día siguiente en la prensa no se va a quejar de que los aficionados del otro club le estaban presionando; es más, si lo hace, la próxima vez que su equipo deba tirar un penalti, el entrenador elegirá a otro jugador que no se sienta presionado a la hora de lanzarlo.

Señores jueces, los ciudadanos tienen derecho a expresar su opinión y, ¿por qué no?, a intentar influir a su favor en las decisiones que se tomen, sobre todo cuando dichas decisiones están sujetas a interpretación y no son de aplicación directa de la ley. Señores jueces, si se sienten presionados dimitan y dejen en su lugar a otro juez con más temple.

No debe preocuparnos que los ciudadanos puedan influir en la decisión de un juez. Al fin y al cabo son los ciudadanos los verdaderos depositarios de la soberanía de un pueblo (presidentes, ministros, diputados y jueces sólo están actuando en su nombre). Lo que debe preocuparnos son otro tipo de injerencias en las actuaciones judiciales, injerencias de las que visto lo visto últimamente nadie duda.

Independencia, independencia… ¿Y la Constitución y el derecho vigente?

Por Arturo Lobo

Respecto a si las personas de Cataluña seguirían teniendo la nacionalidad española, tengo que decir las cosas que no se atreven los políticos a decir.
En última instancia serán los españoles los que decidan quién es español, porque la Constitución y las leyes que se asientan en el pueblo español, han sido creadas por él y él las puede cambiar al parecer de lo que los españoles digan.

El derecho vigente avala aparentemente que los catalanes seguirían siendo españoles, pero también ampara los derechos individuales de los catalanes que no quieren dejar de permanecer bajo el paraguas de España. Y es bastante obvio que estos ‘catalanes de segunda’ o ‘españoles residentes en Cataluña’ serán relegados, sino expulsados cómo lo fueron los judíos de España, incluso los reconvertidos. Al tiempo.

Foto de Artur Mas. (ATLAS)

Foto de Artur Mas. (ATLAS)

La Constitución española es la que es y esta refrendada por todos. Afirma que España es una y todos los españoles tienen derechos individuales, inalienables por la voluntad de unos pocos, a que así sea. Tienen derecho por no decir la obligación, que sí se dice parcialmente, a que sea una. Con sus ventajas e inconvenientes, pero cada español ha decidido que esos son sus derechos individuales. Y sólo al conjunto de todos ellos les corresponde modificarlo.

Bien, supongamos que finalmente Cataluña se independiza unilateralmente por pensar que es su derecho, que se puede ‘ir de casa’ cuando quiera. ¿Concederá el señor Mas la independencia a Gerona u Hospitalet, por ejemplo, si deciden en referéndum que así lo quieren y quieren volver a España? ¿Conservarán la nacionalidad catalana? Un hijo que se va de casa cuando las cosas están mal porque cree que le irá mejor en solitario. ¿No tienen los padres y la familia el derecho a decir: ¡Vete con Dios y no vuelvas a mi casa!? Y en todo esto digo Mas, que no más, porque en este caso sería menos. Que ganas de restar cuando puedes sumar.

¿Dónde ha quedado mi derecho de voto?

Por J. F.

El próximo día 27 de septiembre los catalanes pasan a las urnas para elegir un parlamento regional. Siendo español empadronado en Terrassa viviendo en Francia, inscrito en el CERA (Centro Electoral de Residentes Ausentes) en el Consulado General de España en Perpiñán, tengo derecho a voto. En las últimas elecciones al Parlamento Europeo recibí la documentación para votar por correo 3 días más tarde de la fecha límite para enviar mi voto por correo postal. Así que no pude ejercer mi derecho a voto.

El pasado 7 de agosto recibí por correo postal la documentación para la solicitud de voto a las elecciones del Parlamento de Cataluña. Para acelerar los trámites lo hice por internet el día 8. Inscripción efectuada, el justificante de la inscripción por internet me fue entregada también por la red. Viendo que el tiempo pasa y no recibo nada me pongo en contacto con el centro electoral; me dicen que la documentación ha sido enviada a los residentes en el extranjero a partir del día 1 de septiembre. Quedan 10 días para las elecciones y todavía no he recibido la documentación para dicho voto. En el Consulado me han dicho que no saben nada, que las documentaciones fueron enviadas desde el 1.

Cierto, quedan todavía 9 o 10 días, pero me da el presentimiento que no podré ejercer mi voto como ocurrió para las elecciones europeas. Si es así es una vergüenza privar de voto a residentes en otros países. No quiero ni me gustaría pensar que es una maniobra política, pero tengo ese presentimiento.

(Pau Cortina / ACN)

(Pau Cortina / ACN)

Es cierto que los votos de residentes en el extranjero pueden influir en los resultados finales y con ello estropear los planes de ciertos politicuchos. Si yo fuera simplemente un caso aislado no tendría influencia en los resultados, pero si se trata de miles de personas en este mismo caso se tendrían que denunciar esas irregularidades ante los medios de comunicación. Entre tanto quedo a la espera de esa documentación con la esperanza de poder ejercer mi derecho a voto.

Reflexiones tras los resultados del 9-N

 Por Carlos García Muñoz

La ilusión marca la diferencia

La ilusión mueve montañas dicen, o en el caso del pasado domingo, a más de dos millones de ciudadanos catalanes y catalanas.

Partidarios de la independencia de Cataluña (ALBERTO ESTÉVEZ/EFE)

Partidarios de la independencia de Cataluña (ALBERTO ESTÉVEZ/EFE)

Y es que hay votos y votos, y los del 9-N son en su mayoría votos con y por la ilusión. Votaron, sí, pero no con miedo, no por obligación, ni por enfado, ni con desanimo, ni resignados, no; votaron con una ilusión y una esperanza que jamás se ha sentido anteriormente en unas votaciones generales para el gobierno o políticas de cualquier tipo.

Una ilusión que reside en el corazón del votante más joven, pero también en el corazón del anciano que más penurias y experiencias ha vivido.

Habrá quien quiera hacer oídos sordos, quien querrá hacerlos callar o desanimar, pero por mucho que intenten restarle importancia, una ilusión que ha movido tal gigantesca montaña de votantes no flaqueará jamás.

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Por María Monrabal Pacheco

No más utopías

Una vez más los españoles estamos siendo engañados por las promesas de nuestros dirigentes y como ciudadana quiero hablar y expresar mi opinión.

Esta vez los frutos del engaño se reflejan en el 9-N. Un día que para algunos de nuestros vecinos catalanes significa libertad y poder de decisión sobre su futuro. Mientras que realmente se trata otra artimaña de nuestros políticos para poder conseguir votos y apoyo al margen del bienestar de los territorios españoles.

Curiosamente, varios de los que han estado prometiendo un futuro mejor para la «Cataluña independiente» han sido los mismos que han estado estafándoles dinero.

Curiosamente, los que apoyan que Cataluña se separe de España son los mismos que saben que esta región, en caso de separarse, quedaría fuera de la Unión Europea, sin posibilidad de acceder a ningún tipo de ayuda económica exterior y sin posibilidad de disfrutar del libre comercio que el pertenecer a la UE nos brinda.

Curiosamente, los mismos que apoyan este movimiento saben mejor que nadie que bancos y grandes empresas con sede en Cataluña estarían dispuestos a trasladarse en caso de que Cataluña se separase.

Qué curioso, ¿verdad?, que aquí los “buenos” sean los dirigentes que apoyan el independentismo catalán, a pesar de que esto suponga la ruina para esta región. Mientras que los “malos” sean aquellos españoles que tratan hacerles entrar en razón y que vean las verdaderas consecuencias que tendría llevar esto a cabo.

Al margen de cualquier ideología política que tengan las personas que puedan estar leyendo esto, me gustaría que la gente se diese cuenta que un país que trabaja unido siempre será más fuerte que uno que lucha por separarse pensando que esto será una solución. Dejemos de escuchar las falsas promesas de los partidos de izquierdas o de derechas, que solo proponen utopías pero nunca llegan a realizar acciones concretas que mejoren la situación.

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Por Teresa Marco Carreño

A propósito de cumplir la ley y otros raseros

Dos mujeres enseñan sus papeletas del proceso participativo del 9-N en Cataluña. (EFE)

Dos mujeres enseñan sus papeletas del proceso participativo del 9-N en Cataluña. (EFE)

Debido a la agitación política que últimamente sufrimos entre “Consultas, Púnicas e Impunes” estamos escuchando mucho la frase “cumplir la ley”. El señor Artur Mas, por ejemplo, no ha parado de asegurar ante los ciudadanos catalanes, que la mediática consulta del 9-N es una consulta que “cumple con la ley”.

Desde el ejecutivo sin embargo, le han instado y presionado para que “cumpla la ley” y no celebre una consulta ilegal. El mismo Gobierno que ha animado a la Fiscalía a que investigue si la cesión de colegios para la consulta podía constituir un “incumplimiento de la ley”.

Una Fiscalía del Estado mucho menos preocupada por el delito contra la Hacienda pública presuntamente cometido por la infanta Cristina en el caso Nóos, ya que, según supimos el viernes, ni la Fiscalía ni la Agencia Tributaria tienen previsto presentar una acusación. ¿No deberían estos dos organismos “cumplir la ley” y velar por los intereses de los españoles?

Por lo visto, según quién sea el agraviado o el agraviante nos encontraremos con un empeño u otro completamente diferente a la hora de “cumplir la ley”.


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Por Jesús Bernárdez Nogales

No siento odio, sino pena

Soy madrileño, mis padres son sevillanos, mi mujer catalana, la abuela de mi padre era extremeña, la familia de mi mujer cántabra y mi mejor amigo vasco.

No siento odio por los independentistas, sino pena.

Creo que nos iría mejor todos juntos, pero juntos de verdad, dejando de lado a todos aquellos que solo miran por su beneficio e interés.

He estado varias veces he estado en Barcelona y me han tratado fenomenal, no hagáis que el fútbol sea lo que os nuble la vista y los sentimientos.

 

 

Carta de un catalán a los españoles

Por Bernat Sanjuan Soler

Cuenta atrás para la consulta. (ALBERTO ESTÉVEZ/EFE)

Cuenta atrás para la consulta. (ALBERTO ESTÉVEZ/EFE)

Esta no es una carta para tratar de conseguir el apoyo de los españoles para la consulta de este domingo 9-N, aunque me gustaría que la mayoría de vosotros dierais este paso.

Esta es una carta para que no nos veáis como bichos raros. Somos y queremos ser buenos vecinos y amigos vuestros. La independencia no va contra nadie, aunque algunos medios lo vendan así.

España seguirá siendo un país con grandes personas que trabajan diariamente para conseguir un futuro mejor para ellos y sus hijos. No nos tengáis rencor, no tenemos nada contra vosotros, pero queremos decidir nuestras propias acciones futuras. Gracias y hasta pronto.

 

 

El Barça, ensangrentado

Por Martín Sagrera Capdevila

Yo era muy del Barça, “más que un club”, siendo antifranquista. Y seguí siendo del Barça después, como catalán. Pero empezó a ser de nuevo “más que un club” cuando esto ya no estaba justificado, en la democracia, empleado ahora por una pequeña minoría política separatista que, falta de razones para convencer a las claras, se fue apoderando mafiosamente de nuestro equipo, de nuestra fiesta nacional y hasta de nuestra bandera, deformándolos de modo cada vez más descarado.

El croata Ivan Rakitic, con la camiseta del Barça. (FC BARCELONA)

El croata Ivan Rakitic, con la camiseta del Barça. (FC BARCELONA)

Para darle relieve, con su “el fin justifica los medios”, fue corrompiendo con carretadas de dinero a directivos y jugadores. Y cuando algunas de sus trampas eran descubiertas, imitando el largo y pésimo ejemplo de Pujol y Cía, era porque “se atacaba Cataluña”.

En esa gigantesca escalada sin fin de corrupción, buscando a cualquier precio el euro, sustituyó la camiseta de UNICEF de los jugadores por una dictadura peor que la de Franco, Qatar.

Hoy leo, y no en un diario de Madrid, sino en La Vanguardia: “Hay que decirlo claro, Qatar financia el terrorismo”, y el más salvaje y peligroso, el del actual Estado Islámico.

Las camisetas del Barça rebosan, de sangre, y quienes colaboran con él apoyan, ya no sólo al separatismo, sino al más cruel terrorismo.

Mi vergüenza y repudio total a este Barça corrupto y de apoyo a terroristas, que me recuerda la triste reflexión que tuvo que hacer un vasco, al recordar la época en la que se encontraban seguidores del Atlético de Bilbao por todas partes de España.