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Archivo de enero, 2016

El caos de las oposiciones a profesor

Por C. M.

Oposiciones al cuerpo de maestros.

Personas opositando al cuerpo de maestros. (ARCHIVO)

Soy profesora de secundaria en Andalucía. Interina, pero profesora. No sé cómo calificar mi estado de ánimo en estos últimos meses: espantada, harta, menospreciada, ninguneada, etcétera, respecto a la consideración de nuestros representantes políticos. Me callo lo que de verdad les diría cada vez que pienso en el calvario que nos hacen pasar ustedes una y otra vez con este sinsentido de sistema de oposición que te obliga a examinarte de algo que ya aprobaste. Te preparas concienzudamente durante meses; inviertes dinero, tiempo, esfuerzo y energía que le restas a tu familia y a tu bolsillo; apruebas, incluso con nota, y empiezas a trabajar, tal vez a 200 km de tu casa. Y a los dos años otra vez a examinarte de lo mismo. ¡Pero si yo esto ya lo aprobé! Vuelta a empezar: invertir dinero, disponer de menos tiempo, menos espacio en mi cabeza para retener 70 temas que nada tienen que ver con mi trabajo en las aulas, claustros, tutorías con familias, formación, etc.

Y mientras tanto ustedes, desde sus sillones, mareándonos con cambios de ley, temario y fecha de examen pero eso sí, sin confirmar nada hasta última hora, creando en nosotros un continuo estado de alerta, desazón y estrés. ¿Cómo es que saben ustedes tanto? ¿Entran en nuestras aulas? ¿Ven nuestro trabajo? ¿Quién de ustedes ha sido docente? ¿Demuestran ustedes un año tras otro que son válidos para sus puestos? ¿Serían ustedes capaces de poner un poco de cordura y sentido común en todo esto? ¿Cómo es posible que no vean lo que a los ojos de todo el colectivo educativo es obvio? ¡Ah! Claro, lo olvidaba. Como la realeza, no hay más ciego que quien no quiere ver.

Pues yo no sé cómo explicarle a mis hijos que me tengo que ir a la biblioteca para estudiar de nuevo lo que ya aprobé ni a mis alumnos que no he podido corregir todavía sus exámenes. Y, ¿cómo les explico a ustedes que la educación es la base de un país y que ustedes no están apostando por ella?

Sobre Podemos: todos los críticos son criticables

Por Manuel Delgado Iriarte

Pablo Iglesias tras su comparecencia para valorar los resultados electorales (EFE).

Pablo Iglesias tras su comparecencia para valorar los resultados electorales (EFE).

Los críticos son, somos, por supuesto, criticables. Todavía recuerdo con cierta vergüenza las exageradas críticas a Pilar Miró por regalar unos jerséis cuando era directora de TVE, aunque su altivez contribuyera a avivar el escándalo.

Hoy me parece muy bien que se investigue los orígenes extranjeros de los ingresos de algunos dirigentes de Podemos, pero esos críticos tendrían que resolver primero, por su importancia cuantitativa y sus repercusiones políticas, las cantidades que recibieron de fuera los partidos que nos han gobernado.

¿Recuerdan esos fariseos los de la paja y la viga en el ojo? Pues eso.

 

Los días de lluvia

Por María José Viz
Lluvia.

Un hombre camina bajo la lluvia. (EFE)

Llueve. Me gusta mirar, escondida tras las cortinas, la caída constante de la lluvia. Aquí estoy a salvo, pienso. De pronto me imagino saliendo a la calle y chapoteando, como si fuese una niña, en alguno de esos inmensos charcos que se han formado. ¡Sería divertido! Pero mi sentido de la responsabilidad me impide hacerlo. Ya soy mayor para esas cosas. Me quedaré en casa compadeciéndome de los que intentan desplazarse, con el viento en su contra, empapados hasta los tuétanos.


Pasan las horas, y sigue lloviendo. Tras comer, leer, bailar, escribir, volver a comer, escuchar la radio, ver TV… me vienen a la mente los que han perdido sus cosechas -aquel río que hace un mes estaba casi seco de repente se ha desbordado con furia y violencia-, los que tienen inundado su garaje, los que han cogido una pulmonía, los que ven anegarse su local de negocio -que constituía su único sustento-, los que viven en la calle, los que trabajan a la intemperie; los que, a causa de la maldita lluvia, sufren un grave accidente de tráfico, los que se quedan con lo puesto y saben, mucho antes de solicitarla, que no van a recibir ningún tipo de ayuda… Es en ese momento, cuando noto que también llueve dentro de mi cómodo hogar. Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, se me está mojando el alma, de pura impotencia y frustración, por no poder hacer absolutamente nada para evitar tanta desgracia.

Villalobos, otra vez

Por Enrique.

Celia Villalobos en la sesión de tarde del vigésimo quinto debate del estado de la nación (EFE).

Celia Villalobos en el Congreso (EFE).

Abro el periódico, leo la composición de la nueva mesa del Congreso de los Diputados y me encuentro con que una de las vicepresidentas a propuesta del PP es ¡Celia Villalobos!

Vista la línea renovadora emprendida por ese partido (Maíllo, Maroto, Levy, Casado…), en un primer momento pensé que se trataba de un gazapo, pero seguí leyendo y comprobé que era cierto: han nombrado para el cargo a la misma que, en febrero de 2015, cuando presidía el debate sobre el estado de la nación en ausencia de Jesús Posada y mientras platicaba el mismísimo presidente del Gobierno, grabaron jugando con su tableta electrónica en lo más alto del estrado. ¿La habrán premiado por eso?

En aquellos momentos, su compañera Andrea Levy, hoy vicesecretaria general de Estudios y Programas del PP, dijo lo siguiente: «Que una señora tenga el privilegio de estar en un lugar donde se decide el futuro de la gente, y que te interese tanto aquello de lo que se habla como para hacer eso, a mí me da vergüenza ajena». Me pregunto qué pensará ahora.

Todas las empresas deberían potenciar la motivación laboral

Por María José Viz

Cuando tenemos que elegir qué camino profesional seguir, en plena adolescencia, vemos muy difícil acertar con el adecuado; en muchos casos, lo resolvemos casi echándolo a suertes. Estudiamos una Formación Profesional o una carrera, sin tener ni idea de si terminaremos los estudios y, de hacerlo, si trabajaremos en las salidas profesionales que estos ofrecen. No menos importante es no tener ni idea de si nos gustará el trabajo elegido.
Estudiantes universitarios en una biblioteca (EFE).

Estudiantes universitarios en una biblioteca (EFE).

Por todo ello, me resulta encantador ver cómo muchos –permítanme que me incluya-, por azares de la vida, estamos desempeñando profesiones para las que no nos habíamos preparado, en un primer momento, y que, ahora, sentimos como la verdadera vocación de nuestras vidas.

Por supuesto, no quiero obviar una realidad imperante hoy en día, opuesta a lo dicho anteriormente: muchos trabajadores no se sienten realizados. Influye el hecho de que abunden los contratos temporales; en esas condiciones es muy difícil “enamorarse” de un oficio.
Un escollo enorme para sentirse a gusto en un trabajo colectivo es que haya empleados vagos, cizañeros y malos compañeros, preocupados tan solo de disfrutar de las ventajas del puesto, olvidándose de que también existen obligaciones. Se podría decir que son las ovejas negras que, desgraciadamente, empañan el prestigio de cualquier empresa, pública o privada.
Quizás sea ese desencanto generalizado el que me haga fijarme más en las vocaciones, innatas o adquiridas, de otra parte de la población. Todas las empresas deberían potenciar la motivación laboral pues es básica, tanto para que el proyecto funcione, como para que el trabajador o trabajadora se levante, cada día, con ilusión renovada.

Confiemos en los jóvenes para acabar con la violencia machista

Por Luis Fernando Crespo

Imagen de la primera marcha estatal contra la violencia machista (J. J. Guillén/EFE).

Marcha contra la violencia machista (EFE).

En enero de 2016 cinco mujeres han perdido la vida como víctimas de violencia de género. La urgencia de la noticia no puede hacer que nos olvidemos de las que cayeron antes.

El Ministerio de Justicia a través del Registro Central para la protección de víctimas de violencia doméstica y violencia de género, en el que se inscriben las víctimas con orden de protección o medidas cautelares, señala que en lo referente a este tema, en el año 2014, las víctimas (mujeres) fueron 27.087, los denunciados (hombres) 26.987, las 13 infracciones penales previstas sancionaron 29.374 delitos (87 homicidios) y 2.113 faltas, las 14 medidas cautelares penales y las 11 cautelares civiles se aplicaron en 62.555 y 20.601 ocasiones respectivamente.

Estas cifras nos aproximan a la complejidad del problema, pero no deben desanimarnos, pues también nos señalan que existe un esfuerzo continuado de la sociedad española para combatir esta lacra; entre 2011 y 2014 las mujeres víctimas han disminuido un 15,99%, los denunciados son un 16,04% menos, las infracciones penales han caído un 17,6% y las medidas cautelares penales lo han hecho en un 15,95%.

No voy a negar la trascendencia y el significado de cada víctima mortal, sin embargo, deberíamos darnos una oportunidad como sociedad, de analizar qué estamos haciendo bien y potenciarlo, sabiendo que las consecuencias de la alienación y el conflicto, entre personas individuales, no siempre pueden preverse por el grupo, sigo confiando en la educación de los jóvenes como la mejor política preventiva posible.

 

Al hablar de desempleo, ¿qué hay de los que tenemos más de 40 años?

Por Xisco Marín Nadal

Cola en una oficina del INEM.

Cola en una oficina del INEM. (EFE)

Lejos de ser un tópico es una de las realidades que estamos sufriendo hoy en día muchos de nosotros. A mis cuarenta y seis primaveras me encuentro en una situación que nunca imaginé: estar sin empleo desde los cuarenta y uno. He llevado personalmente el CV, lo he modificado varias veces, estoy en varias páginas de empleo por internet, inscrito en agencias públicas y privadas de colocación. Una serie de herramientas que imagino también habréis utilizado.

En esta situación nos hacemos muchas preguntas sin obtener respuesta alguna, lo que hace aumentar nuestra desesperación y nuestra ansiedad. ¿Por qué no tengo un hueco en esta sociedad? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Sirve de algo lo que estoy haciendo? ¿Por qué no me llaman? Eres lo más cuestionado, pero por ti mismo. Estas preguntas son el reflejo de cómo uno se siente después de utilizar todo lo que el sistema nos da para, en teoría, hacernos más accesibles a ese empleo que nunca llega. La impotencia es tal que te pasan auténticas locuras por la cabeza. No ves salida ninguna, pero la mayoría de nosotros nos sobreponemos y no las llevamos a cabo.

Me considero joven, con ganas de trabajar, con una dilatada experiencia laboral, con más o menos estudios pero con conocimientos que sólo con el tiempo se adquieren, con las ideas muy claras y con las ganas más grandes del mundo de aprovechar una oportunidad. No pierdo la esperanza, pero soy consciente de que a partir de los cuarenta no somos lo suficientemente atractivos para las empresas. Laboralmente hay varios grupos en los cuales por la edad hay una serie de descuentos y/o ventajas para las empresas y los que nos corresponden a nosotros son insuficientes para que seamos “apetecibles” laboralmente hablando. Cuando hablan del desempleo en los medios siempre oímos hablar del paro juvenil, el primer empleo, la prejubilación, etc. Pero, ¿qué hay de los que tenemos de cuarenta para arriba? Apenas nos mencionan.

Somos muchos y valemos mucho, solo pedimos una oportunidad, que nos permitan reciclarnos. Todos tenemos ese derecho. Si no, ¿cómo vamos a hacerlo? ¿Pagándonos el reciclaje con un dinero que no tenemos? Creo que el presupuesto dedicado a política social, en concreto el de formación y empleo, podría ser más equitativo y justo con nosotros. De esta manera las posibilidades de tener esa oportunidad que tanto deseamos serían mucho mayores. Mis palabras no son más que los sentimientos de una persona que día a día lo pasa muy mal para salir adelante. Espero que algún día esta carta pueda ser leída por todos vosotros y podamos compartir todo esto que tanto nos afecta pero que tanto nos une.

Hacienda somos todos

Por Concha Vicente

Los 18 acusados del 'Caso Nóos', entre ellos la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín (EFE).

Los 18 acusados del ‘Caso Nóos’, entre ellos la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín (EFE).

Ahora es oficial: «Hacienda somos todos» no es nada más que un eslogan publicitario. Era algo ya sabido por todos los ciudadanos, que no somos idiotas.

Fundamentalmente, Hacienda somos todos los ciudadanos que dependemos de una nómina.

El resto de ciudadanos son Hacienda en proporciones variables y diferentes. Cuanto más se asciende en el estatus económico y en la escala social, menos Hacienda se es.

Y, al parecer, algunos no son Hacienda en absoluto.

Ahora me quedo más tranquila. Por fin alguien se atreve a reconocer en público y con todas las letras que el eslogan “Hacienda somos todos» es publicidad engañosa.

 

Solo 36 disparos: el regreso del vinilo y las cámaras de carrete

Por Francisco García Castro

Discos de vinilo (Jorge París).

Discos de vinilo (Jorge París).

Aún recuerdo la época en la que los niños pijos vestían todos con la misma marca de pantalón. De inmediato, los no pijos acudieron -pese al gran esfuerzo económico para la familia- a imitarlos. Cuando ya todo el mundo llevaba esos pantalones, los pijos decidieron rajárselos. Ahora los pijos vestían a lo pobre.

 Todo esto viene a raíz de la propuesta de Sony, de volver a sacar vinilo y carrete. La hija del presidente de esta compañía quiere hacer fotos analógicas. Quiere palpar, quiere saber qué se siente cuando solo tienes 36 disparos. Solo 36.
Sony lo hará, y yo me alegraré. Pero la cuestión que plantea la presente no es otra que la escasez de autoestima que mora en las almas de los no pijos. Lo teníamos -vinilo y carrete- y se fue porque decidimos darle la espalda. Hoy, a la niña Sony se le antoja, y cuento los minutos para ver cómo saldremos a la calle a buscar a los olvidados. Es algo patético, o al menos, a mí me lo parece.