Por Nicolás Gómez Sañudo
Este es tu altavoz
Por Xus D.
Una catarsis como la de la noche 28 de mayo, final de la Champions, nos viene bien porque nos puede ayudar a relativizar diferencias que nos tomamos más en serio, rivalidades que no son la de los colores de un equipo, sino las de las ideologías.
El vencedor de aquella noche, pasara lo que pasara, sería un equipo español. Es difícil imaginar un sector que haya hecho más en favor de la marca España en el mundo que el del fútbol. En muchas regiones del planeta nos sitúan en el mapa gracias a nuestros equipos o a sus jugadores. El juego también nos devuelve lo que muchas veces hemos perdido en la política o en la vida social: la identidad común.
Por N. R.
A raíz de la reciente noticia de que Del Bosque deja la selección española, quiero dar mi opinión al respecto, y es que esa dimisión llega dos años tarde.
Después de ganar un mundial y una eurocopa, el seleccionador empezó a cagarla. En 2013, en la Copa Confederaciones España perdió ante Brasil con un 3-0, le siguió entonces el Mundial de 2014, momento en el que creo que el entrenador debió ser un poco más cauto, pararse a pensar que su momento de gloria ya pasó y que lo estaba haciendo mal y dimitir. No lo hizo entonces, y ha tenido que dejar escapar esta Eurocopa para darse cuenta de es hora de retirarse.
Joaquín Caparrós es uno de los nombres que más fuerte suenan a la hora de elegir al sustituto de Vicente Del Bosque, aunque también se oye el nombre de Camacho o de Rafa Benítez. En cualquier caso, un cambio es lo que le hace falta a ‘La Roja’ para volver a ser la que fue allá por 2010, cuando ganamos nuestro primer mundial.
Por Miguel Fernández-Palacios
La vida no es fácil y, en consecuencia, no se debe desaprovechar la ocasión de divertirse en cuanto se presente. Por eso resulta maravilloso que para celebrar la undécima del Real Madrid, miles de personas llenaran calles, plazas y un inmenso estadio, festejándolo en apasionado jolgorio.
O cuando en 1995 los aficionados entendieron que el descenso administrativo a segunda de sus equipos era una decisión injusta, y dos ciudades como Sevilla y Vigo se llenaron de protestas hasta revertir el veredicto.
Sin embargo esa expresividad espontánea se torna en amargo desencanto cuando, en este mismo país, se recortan derechos laborales, libertades, gastos sanitarios, educativos, de dependencia, etc. Cuestiones nada baladíes conquistadas con mucho sufrimiento y que hacen la vida más justa, pero las avenidas y plazas no se abarrotan en igual medida. No cabe duda de que la individualista sociedad moderna es moldeada en gran medida por los políticos, que forjan ciudadanos indiferentes para que no les incomoden en sus turbios enredos.
Y he aquí la piedra de toque: la indiferencia ciudadana es el peor de los males posibles para una democracia, porque la deteriora hasta ponerla en grave riesgo. Esperemos que los nuevos partidos, en un esfuerzo titánico por el bien y la pervivencia de la libertad democrática, reviertan esta perversa tendencia y sepan ilusionar a la gente formando ciudadanos responsables y comprometidos con lo cívico.
Por Cristina Redondo Aránguez
Querido Juanfran,
Lo primero que quiero hacer es darte las gracias. Gracias por el cariño demostrado a toda la afición, por tu entrega en cada partido y por la fe que compartes con nosotros. Todos estos seguros de que el futuro estará lleno de cosas buenas.
Lo segundo que quiero hacer es transmitirte una frase que seguro que has oído, pero que a mí me inspira en momentos de necesidad. Juanfran, «lo que no te mata te hace más fuerte«. Hemos perdido dos finales, pero que nadie te haga sentir culpable por el desenlace del penalti. Nadie tiene derecho. Para mí, cualquier jugador que se atreva a tirar un penalti en un momento así es un titán. Un valiente al que no le pesan los millones de ojos que tiene encima.
El pasado sábado todos remábamos desde muy distintos lugares para un mismo objetivo: la victoria. Pero, a veces, la corriente es más fuerte. Simplemente ocurre. La mala suerte existe. Y de eso sabemos mucho. Eso es el Atleti.
La vida es así. Igual te lleva a la gloria que te hunde y te hace derramar lágrimas como las de la final. Por eso hay que estar preparados para la próxima.
Como tú bien dijiste hace dos años, volveríamos a vernos en una final de Champions. Y volvimos. Y, además, dejando fuera a dos gigantes como el Barça y el Bayern.
Tus palabras, «rayo», no nos han hecho más que reafirmar lo que hacemos siempre: sentir orgullo por vosotros.
Espero que más pronto que tarde podamos volver a vernos en las mismas. En una final, persiguiendo un sueño que se nos negó durante mucho tiempo y que cada vez está más cerca. Volveremos, Juanfran, Volveremos. Estamos seguros.
¡Aúpa Atleti!
Por Plácido Cabrera Ibáñez
Es conocido que en el fútbol existen unas reglas elementales para facilitar el juego limpio. Entre ellas se encuentran las famosas tarjetas amarilla y roja.Dentro de unos días los españoles tendrán que ir a votar para elegir a sus representantes políticos. En los últimos años la corrupción ha sido una de sus primeras preocupaciones.
Sugiero la posibilidad de llevar las reglas de juego del fútbol a la política, para cuando un diputado, senador, concejal o miembro de un partido sea imputado (ahora se llama investigado o encausado). Estaría bien que en esas situaciones al político le saquen una tarjeta roja y automáticamente pierda su condición de representante público, y el partido en el que militaba no pueda sustituirlo, como pasa en los partidos de fútbol, que desde ese momento el equipo continúa el partido con un jugador menos.
Cuando exista una sentencia condenatoria en firme, obligarlo a devolver todas las cantidades recibidas desde la primera mensualidad; y si esto no fuera posible, será el partido que lo presentó en las listas el que devuelva los importes de manera subsidiaria. Todo esto podría ayudar a elegir mejor a los representantes políticos, a reducir la corrupción y a realizar un servicio público en la política más limpio.
Por Javier Prieto Pérez
La noticia del fallecimiento de Gaspar Rosety ha teñido de luto el mundo del periodismo deportivo y a mí me ha causado una profunda consternación. Rosety nos ha dejado con apenas 57 años, aunque nos ha donado un legado profesional impresionante.
Gaspar fue una de las mejores voces radiofónicas, sobre todo en la década de los 80 y 90, cuando trabajó para las principales emisoras españolas. En aquellos años, que fueron una época dorada para ese género periodístico, nos regaló infinidad de lecciones magistrales. Contaba con una voz profunda y personalísima que ponía al servicio de unas retransmisiones espectaculares, especialmente de partidos de fútbol. En ellas combinaba lirismo, épica e intensidad. Su talento, su extraordinaria dicción y su riqueza de vocabulario convertían en mágicas sus alocuciones. Siempre huyó de convencionalismos y desarrolló un estilo genuino, propio y auténtico, aglutinando en el ejercicio de su profesión todas las características del buen periodista. Sus palabras a través de las ondas conseguían el milagro de hacernos ‘ver en color’ el fútbol en la radio. Al mismo tiempo, poseía una gran personalidad.
Recuerdo sus frecuentes encontronazos con José María García en directo en el programa SuperGarcía de Antena 3 Radio. Pero su mayor virtud era la pasión por el deporte y por el periodismo que transmitía cada vez que se ponía delante de un micrófono. Con su marcha, perdemos a uno de los grandes iconos de la ‘vieja escuela’ del periodismo en estado puro. Sólo puedo decir que sin conocerle era un integrante más de mi familia, puesto que su voz me acompañó durante toda mi juventud.
Fue, es y será un referente para una generación completa de periodistas. Ahora, junto a Juanma Gozalo y Andrés Montes, organizará unas maravillosas tertulias en el cielo. Gracias maestro y hasta siempre.