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Entradas etiquetadas como ‘salud’

En el aula de mi hijo se sigue dando clase pese a un positivo

Por David Álvarez

Quería informar de un caso digno de Berlanga. Ahora ya comprendo por qué el Covid está desbocado en la Comunidad de Madrid. Pues bien hace dos días recibimos un mail de la tutora de mi hijo del colegio Menéndez Pelayo de Madrid. Confirmado un caso de covid en la clase.

Decidimos no llevar niño al colegio. Llamamos a Secretaría y nos dicen que esperan instrucciones de la Consejería de Sanidad. Llamamos nosotros al teléfono Covid a la Comunidad de Madrid y nos vuelven a remitir al colegio. Al mediodía nos enteramos de que la mitad de los alumnos han asistido a clase y que mañana volverán como si nada hubiera sucedido. Hemos llamado al pediatra para explicar lo sucedido y nos dan cita ¡para el 5 de octubre!

¿Para qué sirven los protocolos anticovid de las aulas si nadie los cumple? ¿Es esta la manera que tienen en la Comunidad de gestionar esta crisis sanitaria? ¿Qué hacemos mañana, mandamos al niño al colegio a sabiendas de que han convivido con un caso de Covid? Si me lo cuentan no me lo creo.

Para colmo, anoche recibimos una carta del director, que adjunto en la imagen, en la que nos dicen que no van a actuar hasta que les responda la Consejería de Salud y que eso puede llevar días.

En el protocolo de actuación de la Comunidad de Madrid ¿no puede el director de un colegio parar la actividad de un aula con un caso confirmado de Covid? Esperando a Godot.

 

La mirada enfermera es la garantía del éxito y reconocimiento internacional de nuestro Sistema Nacional de Salud

Por Juanjo Sánchez Requena

Carta de una enfermera al presidente del Gobierno:

Sr. Sánchez Pérez-Castejón, en primer lugar, por el bien de los ciudadanos españoles, le deseo muchísimos aciertos y éxitos al nuevo gobierno que usted preside.

En segundo lugar, como enfermero, tengo un mensaje claro y conciso que transmitirle. Como usted bien sabe, la OMS proclamó 2020 «Año Internacional de las Enfermeras y Matronas”. Las enfermeras estamos de celebración y, por supuesto, reivindicamos abiertamente el rol enfermero del cuidado que ejercemos en todos los ámbitos posibles de nuestra sociedad y sistema sanitario.

Sin un número adecuado de enfermeras nuestro país no logrará un total desarrollo sostenible ni la cobertura sanitaria universal ni el objetivo de salud para todos (mandatos todos de la OMS).

Una enfermera

Una enfermera prepara un carrito de medicación.

Ustedes, políticos y legisladores, tienen la oportunidad de apostar por la profesión enfermera. Estudios científicos avalan que, en una sociedad con ratio enfermera acorde a las necesidades de la población, mejora proporcionalmente la calidad de vida de todos los ciudadanos.

Sr. Sánchez, sean valientes, legislen, establezcan normas de obligado cumplimiento estatales, garanticen el reconocimiento de las enfermeras, su desarrollo y carrera profesional, unas condiciones laborales y contractuales dignas y unas retribuciones salariales acordes a nuestro nivel competencial y de responsabilidad e impacto en la sociedad. Apuesten, y mucho, por todos los ámbitos de capacitación enfermera, pero muy especialmente por la Atención Primaria y Comunitaria.

Las enfermeras somos un pilar imprescindible del Sistema Nacional de Salud (SNS), hacemos visibles las vulnerabilidades de las personas, somos garantía de seguridad clínica y apostamos por un sistema sanitario público, universal y equitativo.

El cuidado de los ciudadanos requiere de unos presupuestos acordes, entre otras, a las necesidades enfermeras, para garantizar un sistema sanitario excelente y eficiente. Las enfermeras sabemos optimizar recursos y conocemos perfectamente las políticas sanitarias que precisa nuestro país, cuenten con nosotras, escúchennos y déjennos participar activamente en las decisiones políticas.

La mirada enfermera y el rol enfermero son la garantía del éxito y reconocimiento internacional de nuestro SNS. Le deseo tino en sus decisiones y un largo viaje de progreso para nuestro país. Atentamente, un enfermero del Sistema Sanitario Público Catalán.

Hazte vegano y pierde peso

Por Sascha Camilli

Comida vegana ( LA GULATECA).

Mucha gente se propone perder peso cada año, pero llegan a julio con el mismo peso que tenían en enero. Esto puede ser profundamente frustrante, pero simplemente haciendo ejercicio y comiendo alimentos saludables, podemos vernos mejor por fuera y sentirnos mejor por dentro.

Los alimentos veganos no solo son deliciosos, sino que también están libres de colesterol y la mayoría son bajos en grasas saturadas y también bajos en calorías. Estudios han demostrado que quienes comen carne son nueve veces más propensos a ser obesos que los veganos.

Los veganos también tienen menores tasas de muchas de las enfermedades con riesgo de muerte, como cardiopatías, diabetes y ciertos tipos de cáncer. Y cuando eliges alimentos veganos, también estás ayudando a evitar que los animales tengan una espantosa muerte en el matadero, a proteger el medioambiente y combatir el cambio climático.

Primeros auxilios debería ser una asignatura obligatoria en el colegio

Por Paula García

Un chico vendando la mano de una chica (Mejorconsalud.com).

Un chico vendando la mano de una chica (Mejorconsalud.com).

Hace un par de días, iba andando por la calle, cuando una mujer cayó al suelo desmayada. Quise ayudarla y me di cuenta de que no sabía qué hacer, salvo llamar al número de emergencias. Esto me ha hecho recapacitar y preguntarme cómo es posible que con tantos estudios y tanta información que recibimos en la escuela, ignoremos cosas tan importantes y básicas como saber cómo ayudar a otras personas en distintas situaciones.

Los primeros auxilios deberían enseñarse y ser una asignatura obligatoria en el colegio como también otras cosas sencillas y básicas que forman parte de nuestro día a día. La salud debe ser responsabilidad de todos y por lo tanto toda la sociedad debe implicarse en su prevención y mantenimiento. Además, la profundización en este tema merece la pena, puesto que puede llegar a ser determinante incluso para salvar vidas.

Quiero ir a la cárcel, hay médico gratis

Por Marga Alconchel

Una noticia humana sobresale en toda la vorágine de titulares repetidos entre política y masacres terroristas. Según The Financial Times, hace años que en Japón los ancianos cometen pequeños robos para que les lleven a la cárcel. No son grandes cosas, no hay violencia. Simplemente es la causa que necesitan para que les lleven a la cárcel, donde tienen asistencia médica gratuita. La noticia parecería casi una broma si no escondiera una realidad detrás: el 40% de los mayores de 60 años viven solos, los ingresos son bajos y el país es caro.
 
Más de la tercera parte de los hurtos (el 35%) son reincidentes, y no poco: en 2013 el 40% de ellos robaron más de seis veces. Comparado con 1991, una época de bonanza económica, han aumentado un 460%.
 
Imagen del interior de una cárcel (ACN).

Imagen del interior de una cárcel (ACN).

Es un síntoma de una sociedad (la moderna) en la que se estima que hacia 2060 casi la mitad de su población tendrá más de 60 años. Los estándares de vida actuales, los sistemas laborales y la poca protección a las capas no productivas de la sociedad (niños y mayores) están empujando a muchas personas a buscar soluciones desesperadas.

 
Porque ha de ser desesperante que la única solución para tener techo y comida cuando se han cumplido 60 años sea estar en la cárcel. Puede parecer una peculiaridad de la sociedad nipona, pero es un síntoma de lo que puede ocurrir en cualquier lugar.
 
La obsesión por hacer negocio con lo que sea, convirtiendo la salud en un producto más, es contraproducente. No sólo a nivel humano, por el desasosiego y el desamparo. No sólo a nivel social, por el abandono descarnado sobre aquellas personas que trabajaron durante décadas en la creación del status que tenemos todos. También a nivel poblacional: un colectivo empobrecido y enfermo consolida una sociedad y un país empobrecido y enfermo.
 
Los hospitales y la asistencia médica en sí misma, tiene un costo elevado. Las industrias farmacéuticas invierten muchísimos recursos en conseguir fórmulas y productos que mejoren la salud. Las empresas que fabrican maquinaria médica también han de pagar salarios e impuestos. Todo ese coste ha de ser cubierto, lógicamente. Pero hay un punto en que deja de ser beneficio razonable para entrar en usura.
 
No se puede etiquetar la salud, que no deja de ser vida, como un negocio. Un Estado debe proteger la vida de sus ciudadanos, porque ellos son la razón de ser de un Estado. Ningún país existiría, por definición, si no tuviera personas. Por tanto, las personas son lo principal, y han de estar protegidas por las instituciones a las que entregan sus impuestos y en las que delegan la gestión de las cuestiones públicas.
 
Los presupuestos han de contemplar el gasto sanitario como un coste de mantenimiento del país, no como un gasto por culpa de los enfermos. Gastar (invertir) en la salud de la población implica, en poco tiempo, que las cifras se reduzcan porque la población está sana. Mercadear con la salud, privatizar lo que se levantó con el dinero de todos, cerrar hospitales…  es poner el primer motivo para que nuestros mayores (que no son de Japón) empiecen a robar manzanas en los mercados.

Mercantilizar la salud dental

Por Pedro Serrano

Fachada de la sede de Vitaldent en Las Rozas, Madrid (EFE).

Fachada de la sede de Vitaldent en Las Rozas, Madrid (EFE).

Decía mi madre, acertadamente, que los dentistas son los únicos que comen con los dientes de los demás. Pero, recientemente, hemos sabido de algunos individuos que, metidos al negocio dental, no pretendían comer honradamente de su trabajo, sino enriquecerse, presuntamente, de forma delictiva mediante el fraude y a costa de la necesidad y salud de gente vulnerable.

Estas son las cosas que pasan cuando las autoridades políticas, y sanitarias en este caso, no controlan debidamente las actividades empresariales de especuladores amorales y sin escrúpulos. Esto es lo que pasa cuando se mercantiliza algo tan sagrado como la salud de las personas.

Nunca he entendido por qué los dientes no tienen la misma cobertura sanitaria que las otras partes del aparto digestivo, por poner un ejemplo. ¿Acaso nuestra dentadura no es una parte más de nuestro cuerpo como lo son las manos, el corazón o el hígado? ¿Acaso la salud bucodental no es fundamental para gozar de una buena salud y calidad de vida?

Pues bien, para ilustrar su importancia, recordaré aquí las palabras que don Quijote dirige a Sancho después de haber sido apedreado por unos pastores y perdido varios dientes y muelas en dicho lance: “—¡Sin ventura yo! —dijo don Quijote—. Porque te hago saber, Sancho, que boca sin muelas es como molino sin piedra, y en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante”.

 

 

Tengo el alma rota

Por Annabel Arcos Ruiz

Carrera de la Mujer.

Una mujer portando una peluca rosa durante la X Carrera de la Mujer. (NACHO CEMBELLÍN)

¿Has llorado alguna vez en silencio? Con aquel llanto ahogado, con el alma rota de dolor. Cuando hasta a las lágrimas les cuesta salir. La primera vez que lloré así fue cuando mis padres y mi hermana se fueron de viaje al cielo. Y aunque no volvieron, yo siempre les siento cerca. Hoy me he roto por dentro. Y no me importa decirlo, porque las fuertes también lloramos, también nos quejamos y también necesitamos ayuda. Hoy me he roto por dentro, pero mañana me pondré superglue en el corazón y me levantaré de nuevo.

Ayer fui a la asociación de ayuda a los enfermos de cáncer. Y me compré mis dos primeros pañuelos. Y me probaré también pelucas. Como decía mi madre: “Nena, a todo el mundo no le sienta bien el pelo corto”. Pues nada, yo toda fashion. Me siento un poco como Míster Potato, que me iré descomponiendo pieza a pieza: ahora el pelo, ahora las cejas, ahora las pestañas… Me decía una compañera que el día que la diñe estaré ardiendo en la hoguera 5 días, de todos los postizos que llevo. Como aquel capítulo de El Príncipe de Bel Air donde su novia se iba quitando las uñas y las pestañas postizas.

Hoy me he roto. Pero mi compi de equipo quiere ir al cine. Y tengo el alma rota. Pero mi compi de vida quiere unos nachos con queso. Y sólo tengo ganas de llorar. Pero mi compi quiere pedalear la vida al sol. Y yo sólo quiero gritar. Pero mi compi me coge de la mano para que viva. Así que mi alma rota y yo nos vamos con mi compi, con la luz que me ilumina. Porque sin ella no puedo. Sin ella no quiero.

Va por ti, Aina.

La mama, que t’estima fins a l’infinit i més (Mamá, que te quiere hasta el infinito y más).

Feliz día.

La batalla que gané

Cáncer de mama.

Una mujer con una pañoleta rosa, color representativo de la lucha contra el cáncer de mama. (ARCHIVO)

Por Rosa Matacás Cámara

Cada día sale de nuevo el sol, para recordarme que sigo sintiéndolo rozar mi cara. Hace ya muchos años de mi gran mal momento, pero aun recuerdo cada minuto, cada día, cada segundo de lucha. Me estremezco cuando recuerdo recorrer por mi sangre, ese liquido que a la vez que me sanaba, también me maltrataba duramente. Pero gracias a eso hoy puedo estar escribiendo estas líneas.

Al igual que muchas mujeres luchan hoy en día por lo mismo que luché yo, es un sentimiento con necesidad de ser compartido. Cada vez que mis ojos se abrían por la mañana, era un pensamiento positivo. «Sigo aquí». Momentos en los que ves que vas a caer, pero en unos segundos vuelves a levantarte. No piensas en nada, ni en nadie, solo en dos hijas que son mi vida y mis ganas de seguir luchando, aunque eso me mate por dentro.

Ver sus caritas, sus ojos clavándose en mi mirada, porque no entienden por qué su madre no tiene pelo. Sentir que siendo pequeñas, saben que no quieren ver a su madre de esta manera. Saber que por ellas esta lucha vale la pena, y no perderte ni un momento de sus juegos, de sus risas y de sus caricias.

Es duro mirarse al espejo y no verte, porque no quieres mirarte. Pero sí es cierto que aunque todo ello es duro, ahora recuerdo aquellos momentos y sé que pude, que me levante, que me sentí orgullosa de haber ganado la batalla. Con ayuda del amor y unas manos familiares a las que poderte coger. El amor de una madre que pasa contigo cada tratamiento, sin mirar lo que le cuesta ver cómo te vas destrozando, cogiéndome de la mano para que se haga el camino más fácil. Y por supuesto un marido al que ves no decaer, al que ves como busca la manera de suavizar todo para ser feliz.

Al final todo en esta vida es lucha, y la mía no es mejor que las de todas las mujeres que lucharon, luchan y seguirán luchando para seguir viviendo y sonriendo a la vida con ilusión.

Tres años sin reconstrucción de mama en el Doce de Octubre

Por Gema Lanciego Garrido

Un equipo del Servicio de cirugía plástica realizando una intervención.

Cirujanos plásticos en una intervención. (ARCHIVO)

El cachondeo de la lista de espera de cirugía plástica en el Doce de Octubre no tiene límites. Tras veinte meses en dicha lista para que me reconstruyan el pecho por un cáncer de mama sigo sin saber nada al respecto, según el hospital porque esas listas las llevan los propios cirujanos.

¿Por qué esa lista no se puede consultar? Nadie me dice nada. Bueno, el cirujano, tras comentarme la primera vez que la espera es de aproximadamente un año y presentarme después de ese tiempo en consulta, me dice que su tiempo de espera es ¡de tres a cuatro años!

Esto ya suena ¿a amiguismo o enchufismo? He dejado tres quejas en distintos organismos y ni siquiera contestan. ¿Quién se pone en el lugar de una mujer que lleva ya más de tres años sin una mama después de haber pasado por todo el tratamiento? A algunas mujeres nos afecta mucho psicológicamente.

¿Conciencia o prepotencia?

Por Amparo Domínguez Domínguez

Reflexionar sobre si será un problema de conciencia o un acto de prepotencia es algo que nos encontramos a menudo. Curiosamente si analizamos un poquito en el fondo, hay relación con motivos religiosos.

Un farmacéutico que se niega a vender anticonceptivos por aquello de engendrar una vida y no pone peros a vender, por ejemplo, un simple somnífero o analgésico o potingue que, bien dosificado, puede acabar con ella. ¿Dónde está esa conciencia cuando hay que decidir sobre una guerra? ¿Sobre la educación de un pueblo? ¿Sobre su sanidad? ¿Sobre el salario de un trabajador? ¿Sobre la usura? ¿Sobre el enriquecimiento obsceno? ¿Sobre la avaricia?

Hepatitis C

Integrantes de la plataforma gallega de afectados por la Hepatitis C. (EFE)

En su periódico vienen dos ejemplos: tarifas eléctricas que se imponen sin conciencia a personas que no pueden ni calentarse un plato de sopa y, hablando de medicina, enfermos de hepatitis C que no reciben tratamiento y mueren inexorablemente. Y hay más, muchísimos más ejemplos.

Yo creo, humildemente y en conciencia, que hay mucho de prepotencia. Hay ciertos sectores de nuestra sociedad que se otorgan poderes cuasi divinos en sus actuaciones. Por favor, señores con conciencias tan estrictas, piénsense sus estudios antes de dedicarse a algo.

Por cierto y lo más importante, un beso a esos maravillosos padres que durante toda su vida amaron a su hija, que la aman tanto que no quieren verla sufrir más, que la amarán hasta el último aliento de su existencia aun cuando ella ya no esté.