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Entradas etiquetadas como ‘empleo’

El coronavirus no permite cobrar el paro: una realidad desesperante para los que necesitamos comer el próximo mes

Por Sara Jiménez

Quiero denunciar un caso discriminatorio que se está aconteciendo a raíz del coronavirus. En las noticias se habla que el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) está prestando servicios automatizados para las prestaciones de desempleo, como sellar la demanda de empleo o los casos de ERTE que serán gestionados por las empresas.

Pero no se habla de una realidad amarga y desesperante que estamos sufriendo muchas personas. A través de la web del SEPE solo se puede solicitar la prestación por desempleo si dispones de firma digital, Dni electrónico, etc.

También indican números de teléfono por provincia que no dan señal o indica que el teléfono no existe por saturación telefónica, tanto el lunes 16 como el miércoles 18 tuve que llamar 56 veces para conseguir que diese señal.

Cola en una oficina de empleo (ARCHIVO).

Una vez dio señal ambos días estuve hora y media a la espera para ser atendida y para que, finalmente, no me solucionasen nada porque solo están para informar, no tramitan prestaciones.

El SEPE indica que los usuarios tienen que pedir cita previa para que la oficina correspondiente llame por teléfono. En mi caso particular me corresponde la oficina de Valdemoro (Madrid). Desde el mismo lunes 16 no da servicio, tenía cita ese mismo día y también el miércoles 18 y no han contactado conmigo.

A través de la cuenta del SEPE de Twitter se están poniendo muchas quejas pero no dan soluciones. Conseguí una dirección de correo electrónico del SEPE de Valdemoro y me indican que no dan servicio porque tienen que desinfectar la oficina, pero de igual modo no dan soluciones a los que como yo (como tantos usuarios) necesitamos comer el próximo mes y pagar facturas.

Tengo correos electrónicos con la conversación escasa que he conseguido tener con la oficina de Valdemoro sin fecha estimada para que nos ofrezcan servicio. Muchas personas estamos desesperadas con esta situación.

¿Cobrar por trabajar? ¡Habrase visto!

Por Miriam Soriano

Una chica trabajando en un portátil (Infojobs).

Una chica trabajando en un portátil (Infojobs).

Se empieza aceptando un empleo “de lo tuyo” y se termina trabajando gratis. Y es que cuando a una doctoranda que trabaja en la hostelería por obligación la llama la Confederación Empresarial de la Provincia de Tarragona para impartir cursos, aceptas aunque eso signifique trabajar más de 13 horas al día combinando dos empleos.

Siete meses de maratonianas jornadas, de preparación de clases y de poco sueño para poder cobrar por tus servicios, según dice tu contrato, a dos meses vista. ¡Ah no! Que los cobros se regularizarán en breve (julio). ¡Vaya! la dirección no nos ha dado autorización para efectuar pagos (agosto). ¡Uy! Es que ha habido una demora en los pagos por parte de la Administración (septiembre). ¡Ay! Es que hemos tenido un “problema” con el dinero de la subvención (octubre).

Impotente salgo del despacho del gerente, no sin antes tener que oír que con esa actitud mía me olvide de trabajar más con ellos. Qué desfachatez la mía querer cobrar por trabajar. Lo que sí tengo claro, al igual que en el caso de los ERES, es que el dinero siempre desaparece y el docente es el último en cobrar, si cobra.

Sube el empleo y la pobreza

Por José Antonio Pozo Maqueda

Oficina de empleo (Infojobs).

Oficina de empleo (Infojobs).

Sube el empleo y con él, la pobreza. Los puestos de trabajo que se crean están cada vez peor remunerados y son más precarios. Algunos apenas duran unas horas.

El mercado de trabajo se está convirtiendo en un estercolero repleto de trabajo basura. Urge una solución al problema. No basta con crear empleo, sino que hay que crearlo con un mínimo de calidad y lo suficientemente remunerado y estable como para poder llevar una vida digna y para que el trabajo sea una fuente de riqueza y no de pobreza.

Exijo una ley para que los políticos corruptos devuelvan todo lo que han robado

Por Manuel Nogueras Tamargo

El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, renuncia tras su vinculación con los Papeles de Panamá (EFE).

El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ha renunciado tras su vinculación con los Papeles de Panamá (EFE).

Cualquier trabajador en una empresa sería despedido fulminantemente o sancionando de empleo y sueldo si se descubriera una fechoría que afectara a los intereses de la empresa. Si nos damos cuenta, esto no ocurre con la clase política en la empresa del Estado. Se descubre la fechoría y se pegan a su sillón hasta agotar su situación, dimitiendo o siguiendo en su puesto una vez descubierto el pastel.

A mí me da repugnancia y me sienta como una bofetada este hecho, con la sensación de que se ríe en mi cara. El político sabe de sobra que su sueldo está pagado con dinero de los contribuyentes y sabe también que mientras no dimite pasa el tiempo y su nómina se paga con el dinero de todos.

Se me ocurre hacer una ley para que cuando un político esté bajo sospecha y no dimita, empiece a correr el tiempo para devolver todo lo que ha cobrado de su nómina si sale acusado finalmente en un juicio. Con intereses, claro. Así, si se asegura que no ha cometido delito y sigue en sus funciones se evitará devolver lo cobrado.

 

Culpar del déficit al gasto de las autonomías que cubren gastos sociales produce vergüenza ajena

Por César Moya Villasante

Cristóbal Montoro.

El actual ministro de Hacienda Cristóbal Montoro. (EFE)

Todo el mundo sabe que el sistema económico en que vivimos está basado, entre otras cosas, en el consumo, y que si este se paraliza el sistema se quiebra. Todo viene de un empleo precario, entre otras cosas, porque los salarios son indignos y la cotización es mínima o nula, y eso sin considerar a aquellas personas que trabajan ya gratis (que las hay) con la corrupción de las becas.

Todo ello consentido por un gobierno plegado a Merkel y contento de aplicar el sistema por su ideología para eliminar a una gran parte de la sociedad y convertirla en sierva de los amigos banqueros y altos empresarios. Además, si contamos con una corrupción altísima, más de lo que sabemos, nos encontramos con un déficit mucho mayor del marcado. Todo esto se le puede consultar a cualquier comerciante de cualquier ciudad española. Pero lo peor es la mentira preelectoral diciendo que todo iba bien bajando el IRPF.

Por ello, echar la culpa al gasto de las autonomías que cubren gastos sociales y a los pobres enfermos de hepatitis produce vergüenza ajena. Pero a ellos no les produce ninguna porque cumplen su hoja de ruta: la que pensó Rajoy a la semana de conseguir la presidencia del gobierno.

Al hablar de desempleo, ¿qué hay de los que tenemos más de 40 años?

Por Xisco Marín Nadal

Cola en una oficina del INEM.

Cola en una oficina del INEM. (EFE)

Lejos de ser un tópico es una de las realidades que estamos sufriendo hoy en día muchos de nosotros. A mis cuarenta y seis primaveras me encuentro en una situación que nunca imaginé: estar sin empleo desde los cuarenta y uno. He llevado personalmente el CV, lo he modificado varias veces, estoy en varias páginas de empleo por internet, inscrito en agencias públicas y privadas de colocación. Una serie de herramientas que imagino también habréis utilizado.

En esta situación nos hacemos muchas preguntas sin obtener respuesta alguna, lo que hace aumentar nuestra desesperación y nuestra ansiedad. ¿Por qué no tengo un hueco en esta sociedad? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Sirve de algo lo que estoy haciendo? ¿Por qué no me llaman? Eres lo más cuestionado, pero por ti mismo. Estas preguntas son el reflejo de cómo uno se siente después de utilizar todo lo que el sistema nos da para, en teoría, hacernos más accesibles a ese empleo que nunca llega. La impotencia es tal que te pasan auténticas locuras por la cabeza. No ves salida ninguna, pero la mayoría de nosotros nos sobreponemos y no las llevamos a cabo.

Me considero joven, con ganas de trabajar, con una dilatada experiencia laboral, con más o menos estudios pero con conocimientos que sólo con el tiempo se adquieren, con las ideas muy claras y con las ganas más grandes del mundo de aprovechar una oportunidad. No pierdo la esperanza, pero soy consciente de que a partir de los cuarenta no somos lo suficientemente atractivos para las empresas. Laboralmente hay varios grupos en los cuales por la edad hay una serie de descuentos y/o ventajas para las empresas y los que nos corresponden a nosotros son insuficientes para que seamos “apetecibles” laboralmente hablando. Cuando hablan del desempleo en los medios siempre oímos hablar del paro juvenil, el primer empleo, la prejubilación, etc. Pero, ¿qué hay de los que tenemos de cuarenta para arriba? Apenas nos mencionan.

Somos muchos y valemos mucho, solo pedimos una oportunidad, que nos permitan reciclarnos. Todos tenemos ese derecho. Si no, ¿cómo vamos a hacerlo? ¿Pagándonos el reciclaje con un dinero que no tenemos? Creo que el presupuesto dedicado a política social, en concreto el de formación y empleo, podría ser más equitativo y justo con nosotros. De esta manera las posibilidades de tener esa oportunidad que tanto deseamos serían mucho mayores. Mis palabras no son más que los sentimientos de una persona que día a día lo pasa muy mal para salir adelante. Espero que algún día esta carta pueda ser leída por todos vosotros y podamos compartir todo esto que tanto nos afecta pero que tanto nos une.

No encajamos

Por Tania Cucicea

Soy una joven de 22 años, estudiante de Derecho, extranjera, desempleada. Me he suscrito a mil páginas de empleo: Studentjob, Infojobs, Jobomas… Todas prometen lo mismo: empleo para jóvenes sin experiencia, horario compatible con los estudios…

Un grupo de estudiantes universitarios en una biblioteca (Archivo).

Un grupo de estudiantes universitarios en una biblioteca (Archivo).

Entras emocionado y encuentras una oferta que se adapta a tus necesidades, una oferta que requiere gente joven, inglés, don de gentes. Mandas el CV, les escribes una carta de presentación en inglés para que demuestres que de verdad lo hablas para que a los cinco minutos recibas un email que diga: «Lo sentimos, no encaja en nuestra oferta». Y ya. No encajo…¿Acaso no soy joven o no hablo el inglés?

Siempre digo que la generación que viene será una generación de inútiles. Y no por nuestra culpa, sino porque no nos dan oportunidades. Dicen que no requieren experiencia, pero luego cogen al señor de 45 años que tiene experiencia.

Señores, ¿cómo quieren que los jóvenes ganemos experiencia si no nos dan oportunidades? ¿Cómo quieren que aprendamos si cada vez que luchamos por conseguir un trabajo nos cierran la puerta en la cara? ¿Por qué nos arrebatan la oportunidad de aprender?

Los mayores dicen que hoy en día se necesitan idiomas para conseguir trabajo. No es verdad, yo hablo tres (incluido el español), no tengo título para el inglés, pero lo llevo aprendiendo desde los seis años. Me sacaría el título pero para eso se necesita dinero, para conseguir dinero se necesita trabajo… Me he vuelto pesimista… ¿Llegará el día en el que me pueda pagar el examen para que demuestre que de verdad hablo el inglés? ¿Cuánto puede demostrar una nota? Y seguiremos igual: «Usted no encaja».

¿Qué van a hacer con nosotros?

Por Juan Carlos Martín Velázquez

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Dos personas consultan ofertas de empleo. (EFE)

Soy una persona de 46 años y llevo 2 años en paro, estoy bastante preparado académicamente y con mucha experiencia laboral, pero esto no parece suficiente para encontrar trabajo, ya que «soy mayor» para el mercado laboral.

Yo creo que con esta edad se está en plenitud de estabilidad, en todos los campos de nuestra vida, pero no veo a nuestros políticos preocupados por nuestra situación. ¿Es posible que estén pensando en que nos podamos jubilar a los 50 años? Como alguno que otro funcionario.

No lo creo, pero bueno, tenemos que seguir luchando, aunque no tengamos ningún apoyo de las instituciones de este, nuestro país.
Gracias señores gobernantes por hacernos la vida tan sencilla, ¿qué haríamos sin ustedes?

El creciente intrusismo laboral en la televisión

Belén Esteban y Kiko Rivera

Belén Esteban y Kiko Rivera en Gran Hermano VIP. (TELECINCO)

Por José Manuel Martínez Velasco

Cada vez que enciendo la televisión encuentro menos profesionales del gremio. En su lugar veo mujeres de toreros, cuñadas de folclóricas o simplemente caras bonitas que ocupan el puesto de trabajo de miles de licenciados o graduados en Ciencias de la Comunicación que todavía no han encontrado su primer empleo.

Es por eso que digo “basta” al intrusismo laboral. La ciudadanía se echaría las manos a la cabeza si fuese un periodista quien lo anestesiara para una operación o el que diseña un complejo circuito eléctrico, pero nadie se extraña al ver personas sin ninguna formación en los medios de comunicación.

Basta de desmerecer una profesión de la que más pronto que tarde espero formar parte.

El cuento de la generación perdida

Por Nura A. M.

Naces, creces, vas al parvulario, al colegio, al instituto, te cuentan el cuento titulado “La universidad”, “El mundo a tus pies con una titulación universitaria”,  y “Nunca te faltará de nada con una formación universitaria”. Con dieciocho primaveras, cómo no maravillarse ante aquellas frases escupidas por bocas de quienes, entonces para ti, eran tus figuras a seguir.

No escoger el camino marcado hacia el ámbito universitario era ser públicamente un kamikaze. Dos titulaciones universitarias, una primera experiencia profesional en calidad de – como el ahora hipstermente llamado – freelance y dos idiomas de dominio aceptable más tarde, os escribe desde el paro una veinticincoañera con el ánimo de expresar el sentir de miles y miles de personas que, como la que suscribe, se encuentran en esta misma triste y desagradable situación.

Pues bien, cuando tu empleo actual es el de aspirar a encontrar un empleo y cada día transcurre delante de una pantalla de ordenador que arroja esperanzas contradictorias —el mercado de trabajo se divide entre ofertas de empleo cuyo requisitos son los de experiencia en el puesto ofertado de 3-5 años, o en el otro extremo que uno curse el último año de su carrera universitaria, sin experiencia alguna, con el fin de poder firmar un contrato en prácticas—, uno ha de hacer un gran esfuerzo por no decaer en el intento.

Foto de una joven buscando empleo. (ARCHIVO)

Foto de una joven buscando empleo. (ARCHIVO)

Ni falta hace que digamos cuantísimos jóvenes podemos encontrarnos en ese gran espacio que abarcan ambos requisitos. ¿Qué nos queda a la acertadamente llamada generación perdida? ¿Seguir intentándolo? ¿Esperar a dar el ‘braguetazo laboral’ con el llamado enchufismo? ¿Estudiar un máster cuyo precio de inscripción en su mayoría se dispara hasta el punto de tener que acudir a la financiación privada para muchos de nosotros?