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Diario de una enfermera en la trinchera del coronavirus: No soy ninguna heroína

Por Sandra Aparicio Mendizábal

A medida que van pasando las semanas tenemos más asimilada la situación actual… Los días que tengo para descansar (que son pocos) mi cabeza tiene momentos de lucidez en los que me da por reflexionar

Soy enfermera [en el Hospital San Eloy de Barakaldo]. Trabajo en una planta con pacientes infectados por coronavirus. Y tengo que confesar que siento una mezcla de rabia y orgullo cuando escucho que nos llaman héroes. Puesto que eso puede significar restar heroicidad a mi padre, por ejemplo, que se levanta a las cinco de la mañana para seguir trabajando, y no es sanitario.

Y siento orgullo. Porque no tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que para ir a trabajar a un hospital o centro de salud (seas lo que seas) con la que está cayendo hay que tener algo bonito dentro (no sé si heroico).

Sandra, de verde, con su amiga Isabel en el hospital en el que trabajan.

Hay gente que piensa que es nuestro trabajo y que no somos merecedores de tanto reconocimiento (ni más ni menos que el que se nos daba antes de todo esto). Este pensamiento seguro es típico de aquel que lleva interiorizado que mi sueldo sale de su bolsillo…, en fin.

Cerca del que sufre

Ya de antes creía que en nuestros trabajos no se puede pagar con dinero el esfuerzo mental que supone estar tan cerca del que sufre por enfermedad. Algo tan de siempre que me sorprende que la gente esté ahora empezando a valorar.

Ahora bien, lo que pienso que no es de siempre y que ha llegado de sopetón es la cantidad de esfuerzos que se suman a la mochila del sanitario en estos tiempos de coronavirus. Y voy a enumerar unos poquitos que se me ocurren así, rápidamente…

El esfuerzo mental de no dejarte arrastrar por el miedo e ir a trabajar con la mejor de tus disposiciones. Pese a estar sintiendo que puedes estar poniendo en riesgo a tu familia. O bien lo contrario, el esfuerzo mental de decidir libremente alejarte de los tuyos por pensar que les puedes estar poniendo en peligro.

Transmitir tranquilidad y serenidad a los demás

El esfuerzo mental de transmitir tranquilidad y serenidad a los demás los días que a ti también te come la ansiedad. O el trabajar sin pararte a pensar, dejando de lado que puedas estar poniendo tu vida en riesgo, seas una persona entrada o no en edad, también es un esfuerzo mental.

Y cuando consigues sacar adelante el día llevando esa mochila, en ese contexto de machaque psicológico, te acuerdas de lo que pesa el esfuerzo físico, porque el estrés y los turnos también son cansinos. Sin entrar en pequeños detalles, como las heridas en las manos o las marcas de la cara. Cosa que, personalmente, me escuece menos que la puñetera barrera virtual con mi familia.

La mochila de esfuerzos pesa demasiado. Y el miedo es libre

A mí lo que realmente me parece heroico y acojonante es que todavía no me he encontrado con nadie que diga “lo siento, pero yo así no trabajo”. Y no le faltarían motivos. Porque la mochila de esfuerzos pesa demasiado. Y el miedo es libre.

Sin embargo, la realidad que yo vivo (y que comparten mis compañeras en otros hospitales) es la de un equipo remando todos a una. Con alegría, con entusiasmo y con compañerismo. Y con humor, porque verte disfrazada con una bolsa de basura, cual niño de preescolar en el desfile de carnaval, o te lo tomas con humor o no te lo tomas.

En el hospital.

Algo de humor como distensión.

Vas al hospital y punto. Y vas bien. Y hasta echas unos bailes con el EPI puesto (cuando no son carreras porque un paciente se pone malito).

Sin dejarte vencer. Por vocación

Y lo haces día a día. Sin dejarte vencer. Por vocación, o por responsabilidad social. Por tus familiares y por toda esa gente a la que quieres. Por esa sensación que compartimos todos de ‘somos lo única esperanza que la sociedad tiene para que todo esto pueda salir adelante’.

Somos personas que tenemos familias. Y sentimientos, cuando se nos permite. Y que queremos que todo esto pase cuanto antes. No sé si somos un equipo de héroes o de kamikazes. Pero lo que si tengo seguro es que la gente no viene sólo porque es su trabajo. Porque amigos, el trabajo se puede pagar con dinero, pero esto no.

Familia y amigos, a los que tengo muchas ganas de abrazar

Algunos pensarán que no es para tanto. A otros les absorbe la histeria que promueve la televisión y te preguntan que si es para tanto (como si a los sanitarios, por estar dentro del mundillo, no nos hubiera pillado de sopetón y no flipásemos igual que los demás).

No sé, yo desde la trinchera no tengo ni idea de lo que es o deja de ser. Sólo sé que es raro, es duro y es feo. Asi que animo a todos los compañeros a seguir luchando para que esto pase. Que pasará.

Y yo, personalmente, convivo con una gran satisfacción personal pero no me siento héroe. Lo que me siento es agradecida y afortunada por el soporte tan sólido y bonito de familia y amigos que me ayudan a remar. A los que, como todos, tengo muchas ganas de abrazar.

Los autónomos no estamos preparados para hacer frente a este cierre

Por Sabrina Ferrer

He visto vuestro artículo del gremio de la hostelería, yo no soy de ese gremio pero tengo un centro de estética y me siento bastante identificada. Al final cualquier persona con un negocio obligado a cerrar está en las mismas condiciones. Te sientes muy impotente, estás obligado a cerrar pero al final de mes ellos te pasan igual las cuotas de la Seguridad Social y autónomos sabiendo que tienes cero ingresos.

Sabrina Ferrer en su comercio.

Sabrina Ferrer en su negocio.

En mi caso hice una inversión grande hace 1 año y no me he recuperado, voy al día, como muchos, por eso no podemos aguantar más tiempo con cero ingresos. No estamos preparados para hacer frente a este cierre, yo tengo un préstamo ICO de 530 euros, pero no te ayudan con ello, no te lo paralizan. Si es un préstamo para empresas y no tenemos ingresos ¿por qué no los paralizan?

Con 700 euros es imposible si pago ese préstamo, porque cómo pago luz, agua… y gracias a que muchos proveedores y la arrendadora me aplazaran las facturas. Cuando abramos tendremos que empezar de cero y si no tenemos para ponernos al día ¿cómo voy a pagar a los empleados si no tengo ni para mí?

Queda muy bonito decir que no se podrá despedir a los que hayamos hecho un Erte durante los siguientes 6 meses pero si no tengo ni para cubrir gastos de la empresa es imposible poder pagar un sueldo, y ellos dependen de mí.

Yo en mi casa tengo a mi marido, que hará frente a los gastos de casa, pero tengo compañeras que son el sustento de su familia y con el negocio cerrado no tienen para afrontarlo. Sólo pido que actúen más rápido. Nos sentimos impotentes y asfixiados.

 

Si van contra AENA, perjudiquen a AENA, pero a nosotros déjennos volar

Por Carmen Blanes

Aeropuerto de Aena (Europa Press).

No somos nadie. Solo un grupo de personas que desde 2015 han destinado sus ahorros, trabajo e ilusión a un viaje del 17 al 23 de septiembre, para algunos, el primero (y probablemente último) de su vida. Ahora la huelga anunciada lo puede impedir, huelga cuyos motivos, no solo comprendemos, sino que también apoyamos.

Pues sabemos lo que son cocinas de chiringuitos a 48 grados, bares de horarios extenuantes donde las horas extra no se pagan, limpieza de hoteles y domicilios, servicios fraudulentos de “telefonía comercial”, actividades de 3 a 7 de la tarde durante los meses más duros del verano, todos en situaciones mucho más precarias que las de los trabajadores de AENA y sin la protección de un Sindicato ni convenio alguno.

Si el perjuicio económico es brutal, ya que no podremos recuperar el dinero invertido, el daño personal es incalculable, pues la impotencia y la frustración son imposibles de cuantificar, sobre todo entre la gente más joven del grupo que ve como el proyecto de su vida se hace humo.

Otros muchos viajarán por razones familiares, laborales, médicas, con problemas mucho más graves que los nuestros, ejerciendo el derecho fundamental y universal al libre movimiento. Incluso desde la empatía con la lucha obrera, no asumimos que debamos renunciar a él por un conflicto en el que nos sentimos rehenes sin tener ninguna responsabilidad.

El siglo XXI requiere métodos de reivindicación y presión acordes con unos tiempos en los que quienes trabajan y consumen, curan y enferman, sufren, disfrutan y viajan, mayoritariamente, y en distintos momentos, son, por suerte, los mismos.

Ojalá triunfe la capacidad negociadora y se reconsideren, llegado el caso, las inflexibles declaraciones sobre servicios mínimos de algunos representantes sindicales.

Y no enrarezcan el, ya muy amainado aunque aún resistente, viento social todavía favorable a los sindicatos de clase, cuyo papel en nuestra historia ha sido y es imprescindible.

Si van contra AENA, perjudiquen a AENA, pero a nosotros déjennos volar.

Pese a todo, suerte en sus reivindicaciones.

 

El caso de Nadia provoca rabia e indignación

Por Tamara González

Nadia y su padre (Facebook Fernando Blanco).

Nadia y su padre (Facebook Fernando Blanco).

Nada te hace creer más en la bondad humana que las manifestaciones solidarias. Sin embargo, cuando las supuestas buenas causas, en las que uno se implica, resultan esconder algo oscuro, se abren paso otros sentires: la rabia y la indignación.

Tras conocerse el fraude de los supuestos tratamientos de la pequeña Nadia Nerea, uno puede llegar a cuestionarse cada nuevo acto de participación o ayuda que se le presente. Pese a ello, quiero pensar que las estafas son excepciones y que los logros conseguidos y la satisfacción de haber contribuido en algo positivo superan al miedo y al enfado ante posibles nuevos engaños. Si en esta vida no nos mojáramos, nuestros corazones se secarían.

España, país de festivales

Por Laia Martí

Imagen promocional del festival Primavera Sound 2016 (PRIMAVERA SOUND).

Imagen promocional del festival Primavera Sound 2016 (PRIMAVERA SOUND).

Con más de 250 festivales solo entre Cataluña y la Comunidad Valenciana, España debe de ser uno de los países del mundo con más festivales per cápita. No hay ningún estudio al respecto, tan solo es una impresión, pero es innegable la cantidad ingente de festivales multitudinarios que alberga nuestro país. Una industria que mueve masas y también mucho dinero, pero que culturalmente aporta más bien poco.

Los festivales deberían ser el espacio donde ir a descubrir grupos emergentes, hacerte fan y, pasado el verano, ir a verles a las salas. Pero eso no sucede. Las salas están vacías.

Nos llenamos la boca hablando de los grupos que hemos visto en verano, pero a partir de septiembre nos quedamos en el sofá con una mantita y escuchando música en streaming. No apetece gastarse una media de quince euros en ir a una sala y ver un concierto si pagando treinta puedo ver siete grupos del tirón. Es verdad, verás más grupos, pero con repertorios cortos, con aglomeraciones y con un sonido, por lo general, poco cuidado. Y lo que es peor, no estarás ayudando a la supervivencia de los grupos que en verano tanto te gusta encontrar en los festivales para hacerles una foto y subirla a Instagram.

Dispuestos a pactar con el diablo si fuese necesario

Por Rafael Bueno

Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias (EFE).

Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias (EFE).

Ahí tienen ustedes a los políticos, los mayores enemigos del pueblo, una vez más, centrados sólo y exclusivamente en la defensa de sus particulares e indecentes privilegios. Es lo único que les importa.

Dispuestos a pactar con el mismísimo diablo si es necesario, y a comprar todo tipo de voluntades; por supuesto, con nuestro dinero. Dinero que no tiene el pueblo para cubrir sus necesidades básicas, ni para que sus hijos tengan un futuro mínimamente digno.

Pero como en esta dictadura de partidos el pueblo pinta menos que en la franquista, pues ellos a lo suyo.  ¿Por qué no recortan sus privilegios y cierran todos esos organismos inútiles que hay, como por ejemplo el Senado, las Diputaciones, los Reinos de Taifas de las Autonomías, y un larguísimo etcétera? Por ahí se va el dinero a chorros, porque ya casi hay más gente chupando, que aportando.

No hay país, por muy rico que sea, y no es precisamente nuestro caso, que aguante tal sangría de dinero. ¿Cuánto vamos a durar así? ¿Por qué no obligan a devolver el dinero a los que tan descarada e impunemente han robado, hasta arruinarnos a todos? Pero la culpa la tienen todos los que van a votar, porque así están manteniendo esta estafa política partitocrática que padecemos, y que nos tiene arruinados y oprimidos

¿Esperar a qué en la tauromaquia?

Por Julio Ortega Fraile

Tauromaquia (Europa Press).

Tauromaquia (Europa Press).

Estadísticas como las de Gallup indican que el rechazo a la tauromaquia en la sociedad es mayoritario y creciente, consultas de ayuntamientos o periódicos en casi todos los casos demuestran que los ciudadanos no la quieren, que es una forma de violencia infantil; son palabras del Comité por los Derechos del Niño de la ONU.

Que el toro sufre está demostrado y que las corridas son inviables económicamente sin subvenciones salvo contadas ocasiones también. Va en declive y a eso hay que sumarle un pensamiento y costumbres que en 2016 no pueden ser las del siglo XVIII.

Sí, acabaría muriendo sola, pero mientras sigamos siendo cómplices de una práctica que da por lícita la violencia con animales por diversión, continuarán muriendo humanos y un dinero necesario para paliar tanto sufrimiento se estaría empleando en generarlo.

Carta a Rosario, la madre cuyo hijo, Alejandro, no ha sido indultado

Por Natalia

Alejandro consuela a su madre durante la concentración celebrada en su apoyo (Pepe Torres/EFE).

Alejandro consuela a su madre durante la concentración celebrada en su apoyo (Pepe Torres/EFE).

Querida Rosario, he leído su desgarradora carta en la que solicita el indulto para su hijo. Ojalá tenga usted suerte y si sirve de algo, sepa que tiene todo mi apoyo.

Me siento muy identificada con usted, porque mi marido firmó un cheque de 250€ hace seis años, en 2011, y está cumpliendo 21 meses de cárcel. Solicité igual que usted el indulto, y después de 15 meses siguen sin contestarme.

La justicia, ¿usted cree que esto es justicia, con cuatro hijos y mi madre enferma a mi cargo, el destruir la unidad familiar como me la han destruido? ¿A quién le importa?

Se asombraría al ver la cantidad de casos que hay como el de mi marido y el de su hijo, pero, ¿a quién le importa? No somos hijos de nadie importante, ni banqueros, ni políticos.

Solo deseo que usted tenga más suerte que yo y consiga que le hagan caso. Todo el mundo se merece una segunda oportunidad, y más cuando ya ha rehecho su vida.

Reciba un cordial saludo y todo nuestro apoyo. Mucha suerte.

Cataluña o Andalucía, ¿quién está peor?

Por Rosa Martí Conill

Susana Díaz (EFE).

Susana Díaz (EFE).

Señora Susana Díaz: ¿Sabe que la matrícula de las universidades catalanas es tres veces más cara que en Andalucía?

¿Sabe que en Cataluña pagamos peajes para circular mientras en Andalucía tienen autovías?

¿Sabe cuándo se va acabar el PER?

¿Sabe quién paga todo esto?

Se lo digo clarito: la aportación que hace Cataluña a Hacienda es mucha y esta reparte devolviendo migajas, mientras que a Andalucía le llega un chorro de dinero.

La demagogia es de poco ilustradas y rencorosas.

 

 

Supervivientes son los padres que luchan por llegar a fin de mes

Por Sergio de Fuente Garrido

Una imagen de la palapa de Supervivientes (P. H.)

Una imagen de la palapa de Supervivientes (P. H.)

Parece mentira que en la actualidad el término ‘superviviente‘ esté ligado únicamente a los famosos que quieren entretenernos en shows televisivos mientras pescan e intentan sobrevivir en una isla desierta ganando grandes fortunas.

Muchas personas podrán considerarlos grandes sobrevivientes, pero nunca se podrán comparar con los verdaderos supervivientes que son aquellos padres de familia que tienen que luchar cada día para llegar a fin de mes y dar de comer a su familia con el mísero salario que ganan. Ellos sí que tienen mérito y no aparecen en los medios de comunicación.

Ante esto, mi pregunta es: ¿por qué algunas personas nos empeñamos en atribuir el mérito a quien no se lo merece?