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Los ‘coach’ de La Voz y cómo echarse pullitas sexuales como si nada

Los Coaches de La Voz, tranquilos y sin ganas de matarse, para variar

Los Coaches de La Voz, tranquilos y sin ganas de matarse, para variar

La madre que los trajo que era una bendita pero les castigó poco. A mi me dicen que esto empieza a las 21.40 y yo, que soy muy alemán, rechoncho, peludo, achaparrado, bruto, con boina y puntual, pues llego a esa hora.

Pero no empieza La Voz, sino que nos ponen vídeos de chorradas de los últimos concursantes a los que cogieron y a los que les hacen preguntas chorras que eso parece una casa de citas: ¿llev@as tatuajes? ¿Y amuletos? ¿Cuándo cantaste por primera vez? ¿Te masturbas a palo seco o con aparatos? ¿Te gustan las películas de gladiadores? Y así.

«Tercera de audiciones a ciegas, sobre el escenario de La Voz emociones y nervios…«, decía después la voz en off de Jesús Vázquez con un tono de acojone como de estar haciendo ouija en la casa de las caras de Bélmez mientras sacrifica un pollo.

La primera de las cantarinas era una muchacha llamada Mey que llevaba una trenza tan apretada que se podía usar para trancar una puerta. Ha sido corista en Eurovisión tres años seguidos. «Para mí Alejandro es un ser«, dijo. (Sí, vale, luego añadió «maravilloso», pero mola más dejarlo en que dijo que era un ser.

El caso es que cantó muy bien, pero no le dio al botón ni un señor con el que coincidió en el ascensor y que iba al quinto.

«¿No te acuerdas de mi?» le dijo a Alejandro (con el que cantó una canción hace un huevo de años en un concierto benéfico) y Alejandro, que es un ser, dijo «no, la verdad». Yo una vez canté un villancico con Teresa Rabal, hace varias décadas (esto es verídico). Si me la encuentro la miraré con cara de pena y le diré «¿No te acuerdas de mi?». Si me dice que no, me echaré al suelo y huiré haciendo la lombriz.

Victoria vino de Argentina de Erasmus  hace seis meses. Y se está presentando a La Voz, en vez de estudiar. Yo soy los padres y la repatrio a leches. La muchacha llevaba unas suelas en las botas de la altura de la Torre Eiffel. Con esas suelas puedes pisar lava. Si te pilla un pie puedes ir ahorrando para las prótesis.

El caso es que la cogieron, así que no sé que está estudiando, pero los profesores sólo la van a ver por la tele. Ha elevado las pellas a la categoría de arte. Orozco y Sanz valoraron mucho a la muchacha, sobre todo sus cualidades físicas (a mi me parecía normalita), pero ellos dos se pusieron como un mandril en primavera. Total, que se fue con Alejandro.

Alejandro Sanz es el iPhone de La Voz: todo el mundo quiere tenerle. Los demás… bueno, pues móviles chinos, que oye, para ir tirando.

Nayala fue la siguiente. Está trabajando y estudiando en Nueva York y le hicieron más planos de ella ajustándose la falda que de la cara. A ver por favor, los cámaras de La Voz, que se echen novia YA.

Orozco sólo dijo al verla: «Maaaaaaadre Mía». Aquí os dejo el vídeo.

De hecho, se fue al escenario a abrazarla. Lo que pasa es que la muchacha tenía unos atributos pectorales que era como un secuoya, que si la quieres abrazar necesitas varias personas uniendo las manos. Pero apreció el esfuerzo de Orozco, y se fue con él.

Creo que Antonio Orozco y Alejandro Sanz necesitan novia también. Laura Pausini contó la historia de que Paulina Rubio haciendo de coach se enamoró de un concursante y que ahora vive con él. Orozco se puso que no sabía si sacársela ya o esperar un poco.

Este es año de los profesores de canto. Se han presentado todos los que hay en España. Deben estar hasta las cuerdas vocales de aguantar gallos y berridos y hacen lo que sea por alejarse de sus alumnos.

Total, que se presentó Joaquín, que es profesor de canto. Empezó a cantar como Eros Ramazzoti constipado, pero gustó, oye, a pesar de que llevaba una gorra de cuero dentro del plató. Con decenas de focos. En esa gorra metes un huevo y cuando te la quitas sale un pollito.

«Eres un mostro, un mostrísimo», le dijo Laura Pausini. Pero claro, Alejandro Sanz es como las puñeteras rebajas de La Voz: se pasa la vida haciendo ofertas. Le dijo que en su casa tiene un piano muy fetén para que lo toque.

«Me encanta que me lleguen y sobre todo de espaldas«, dijo Malú, lo que por supuesto fue de inmediato malinterpretado por Orozco, que tú le dices «esternocleidomastoideo» y te responde: «¡Por el culo te la hinco!».

Total, que se fue con Malú porque se lo había dicho su hija de ocho años.

Cantó un chaval con pinta de majete llamado Edu, al que le dio la noticia Jesús Vázquez mientras ensayaba. Menos mal que no le pilló en misa, este hombre no respeta nada.

Me lo imagino asaltando a algún pobre concursante en plan: «aquí está fulanito, cagando en estos momentos porque anda con colitis, le voy a dar la noticia de que está en La Voz». Y así.

Total, que mira que Edu cantó bien, pero oye, a los coach les dio el taranto o de esto que no te limpias el oído para poder hacer cirios en Semana Santa, y no le cogieron.

Belén fue otra de las que se presentaron. Es monitora en un gimnasio así que está acostumbrada a sudar en un sitio con mucha luz. Sólo faltaban en el escenario un montón de cuarentones mirando con envidia a veinteañeros con abdominales. Se dio la vuelta Laura Pausini, pero esperó hasta el último segundo y claro, la muchacha se puso a llorar como si acabaran de atropellar a su perro con un cortacésped.

Ella y Laura se hicieron un dueto. Qué manera de desafinar. Se les fue el tono tan alto que casi le sacan un ojo a Dios.

También cantó Marina, una muchacha ciegam que cantó con telón. Cantaba lírico y muy bien. Al público de La Voz, que le da lo mismo una saeta, que el lírico que la canción del Mercadona, rompió a aplaudir como si hubiera un subidón en la canción y la muchacha lo hubiera hecho haciendo los cuernos con las manos.

Cuando quitaron el telón Laura Pausini y Alejandro Sanz la bajaron del escenario que solo les faltó hacer la sillita de la reina. Total, que se fue con Laura Pausini.

El tiempo se puede calcular por la cantidad de veces que Malú y Alejandro Sanz se dan besitos en La Voz. ¿Qué hora es? Las besito y media. Vámonos, que han dado los doce besitos. Qué pesaos.

Ojo a Nanín, que tiene 72 años y viaja siempre con su peña, una cuadrilla que tiene pinta de correrse unas juergas de padre y muy señor mío. Pero al cinquillo. El hombre se llevó la guitarra al escenario, pero para decorar, porque no la tocó. El caso es que el caballero cantó un bolero, pero se le fue un poco la cosa y no le cogieron.

Cantó una muchacha llamada Rosa que tenía 26 años y la jodía parecía que estaba pasando la adolescencia. Que envidia, oye, que a mi con seis años ya no me pedían el carnet para entrar en las discotecas. La zagala toca el arpa y hace versiones con ella. Pero de música tranquililla y tal. Si me hace una versión al arpa de «me gusta la gasolina, dame más gasolina» la cojo hasta yo. Pero se me ha adelantado Laura Pausini, que le dio al pulsador.

Por algún motivo extraño, Laura Pausini le preguntó si tenía novio y le dijo «debes ser una persona muy tierna aunque desafinaste muchísimo». Laura Pausini tiene unas asociaciones mentales raras. Pero no raras de eh, mira, me gusta ponerme la ropa interior de mi mujer y modelar perritos con plastilina, no, raro de hablar después de haber encontrado opio en una tumba de la dinastía Ming y habérselo fumado.

Un señor con sombrero de copa y gafas amarillas que va dando el cante que no veas cantó también. Era como Slash de los Guns N’ Roses, pero de ir a comprar el pan como si fueras a Woodstock. Era la noche de «voy a esperar al último segundo para darme la vuelta a ver si le da un infarto a algún concursante», así que Malú se dio la vuelta en el último milisegundo.

Supongo que les obligan. Me refiero a los concursantes y a eso de hacerse selfies con el móvil dado la vuelta. O sea, retroselfies a ojo. O sea, a hacerse mierdas de categoría postureo premium. En serio, ¿qué será lo próximo?

En fin. Concursó una muchacha joven, rubia y guapa llamada Marta que cantaba poniendo caritas de mucha emoción. La verdad es que cantó tirando a normal, pero se la quedó Malú, vete a saber por qué.

De hecho, el discurso de Malú, que se la había quedado, era más de lo que había que corregir que lo que había hecho bien.

Y poco más amigos…

Alejandro Sanz se queda con una cantante conocida suya en La Voz y un cura entra en el concurso

¿Os habéis fijado en la mano que sujeta el micro de La Voz? Tiene un pulgar musculado que no le quitas el micrófono ni de sus manos frías y muertas. Joder qué dedo. Tiene más fibra que Contador en una pierna. Parece un pene implantado, por el amor de dios. Si es que no se sabe cuál es el micrófono y cual el dedo.

La mano del pulgar indestructible.

La mano del pulgar indestructible.

El caso es que La Voz de anoche empezó con Alejandro Sanz cantando. Bueno, o eso parecía, porque en el programa se fliparon y se pusieron a meter imágenes desde todos los ángulos que solo faltó enseñar el paquete del muchacho por debajo del culo.

Después «salía a cantar» Laura Pausini. Así como dándole al pulsador para darse la vuelta. Y después Malú y por último Orozco. Sólo les faltó poner un expendedor rojo de papelitos con el turno abajo del escenario y que los fueran cogiendo según subían.

Orozco estaba de pie en su sillón y le dio al pulsador con el pie. Eso lo ve mi madre y le hace limpiar el sillón y el pulsador con la lengua y se queda sin postre seis meses.

Al final salieron los cuatro juntos, que entre el montaje, los zooms, los movimientos de cámara y las luces del escenario eso era capaz de producirle un ataque epiléptico a Picachu.

La primera en cantar fue una chica que se llamaba Mimi y que no sé para qué mierdas quiere cantar porque dijo que se acababa de comprar un coche y un apartamento en Ibiza. Joder. Por eso se debe llamar Mi-Mi. En plan es MI casa, es MI coche…

Os digo que el que abre la puerta de emergencia que da al escenario hace verdaderos esfuerzos para no mirarle el culo a las muchachas que pasan. El muchacho mira al suelo mientras piensa: nalga caca, nalga no se mira, que te están grabando Mauricio, no mires.

Se dieron la vuelta los cuatro, porque es un claro ejemplo de concursante que canta mejor que los Coach. Orozco le soltó una charla que parecía que le iba a vender un piso. Ah, no, que ya tiene. La táctica de Laura Pausini es más tipo síndrome de Estocolmo, intenta que le cojan cariño preguntándole por su vida. Alejandro Sanz ni se esforzaba. Total, que se fue con Laura Pausini.

«Yo soy chica de orquesta, aunque suene feo, porque decir verbenero suena peor«, dijo la siguiente, de nombre María. La muchacha cantaba bien, muy bien, pero los coach se miraban los unos a los otros como si quedara una última croqueta en el plato y no se atrevieran a cogerla.

«Estás un poco decepcionada ahora mismo ¿No?«, le dijo Alejandro Sanz después, cuando nadie la eligió. «No te sientas mal», le dijo. No te jode. No, no se va a sentir mal, va a dar palmas con las orejas y va a salir del plató haciendo piruetas mientras canta We are the champions.

Hubo un muchacho portugués llamado Marco que se vino a España por amor. ¿Es que nadie le ha dicho que aquí las cosas están como el culo pero encima sin pasteles de Belém? Dijo que quería ser «un cantante ibérico». Lo mismo Telepizza saca una pizza que lleve lonchas de Marcos.

Se dieron la vuelta todos menos Laura Pausini, que se quedó como diciendo «a ver si estoy haciendo el gilipollas», así que se dio la vuelta en el último momento. Alejandro Sanz es de los que dicen «la patata» para referirse al corazón. Es raro que no lo haya puesto en alguna de sus letras. Lo mismo hace una versión: «para qué me curaste cuando estaba jodía / si hoy me dejas la patata partía». Y claro, se fue con Alejandro.

En un momento en el que ninguno de los cuatro cogió a una muchacha Alejandro Sanz dijo «¡este programa es muy injusto!» y tiró un boli al suelo. UOOOOOOOH, que miedo. Eso se lo hace a los alemanes en la Segunda Guerra Mundial y se rinden todos y ponen el culo para que les den un chachete.

Luego cantó un Furby super guay, que está encantada de la vida y que «yuju, yiiiiiiiiii, allí voy». Si le pones unas orejitas puntiagudas abatibles encima de la cabeza la puedes vender en unos grandes almacenes. Se llamaba Irene y antes de empezar a cantar siente «luz». Debe ser como la Santa Teresa de Jesús de la canción, tiene episodios místicos. Se fue con Alegrando Sanz. Porque se fue muy alegre y dando saltitos.

«Me quedo con la sensación de haber volado y cuando he despertado estaba en una tierra maravillosa en la que me quedo», dijo la muchacha, que es la versión con pilas alcalinas de Dorothy en El Mago de Oz. O eso o había un escape de gas y estaba flipando.

También fue una muchacha que en la anterior edición fue y no la cogieron. Eso sí la metieron detrás de un telón para que no la vieran los coaches. Se dieron la vuelta Malú y Orozco, o sea, los dos que no la cogieron el año pasado. Ahora sí, ¿no?

Fijaos si habían atendido que no sabían si Juanmi, así se llamaba, era un hombre o una mujer. «¿Eres un hombre, eres un hombreeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?«, dijo Malú mientras los ojos se le salían de las órbitas. No le pidió palpar los testículos del muchacho para asegurarse porque es un programa familiar.

Cantó una muchacha, más alta que Pau Gasol pisando a su hermano, que se llamaba La Flaka. Y era flaca. Menos mal, porque podía pesar 235 kilos y llamarse La Gordaka. Y ojo, que la chiquilla es conocida de Alejandro Sanz. Y como se giraron todos, pues Alejandro le dijo que si eso que mejor que eligiera a alguno de sus compañeros, por aquello de que no fuera un canteo.

Pero ella pasó como de comer mierda de la petición de Alejandro y dijo que se iba con él. Gracias por hablar, Alex, guapo, pero me importa una mierda lo que digas. Háblame a mi mano.

«Me gusta leer, escribir, la fotografía, la música…», dijo uno que se llamaba Damián, «como cualquier joven de mi edad«, dijo. Sí, los cojones. Que se lo digan a los de Mujeres y Hombres y Viceversa, que piensan que una biblioteca es una blioteca doble. Y encima es sacerdote y estuvo de misionero en Calcuta. Lo dicho, clavado a los jóvenes de su edad.

El cura, con cara de estar viendo a Dios

El cura, con cara de estar viendo a Dios (TELECINCO)

Y claro, Damián, el sacerdote, cantó «Angels». No va a cantar «The Number of the Beast» mientras saca la lengua y pisa pollitos en el escenario. El caso es que Dios le ayudó y en el último minuto se dieron la vuelta Orozco y Malú. Orozco puso una cara como de estar viendo a un marciano con tentáculos.

Dijo que quería cantar «el amor en el mundo». Lo mismo se refiere a canciones del tipo «Quítate el top», de Paquirrín o la de «Noooooo, no es amooooooor, lo que tu sieeeeeenteeeeeee se llama obsesioooooooooon».

Total, que se fue con Orozco, que estaba como unas pascuas porque dice que va a ir al cielo. Sí, al bar El Cielo, ahí al lado de Telecinco, a por una caña.

A mucha gente le sigue pasando lo que en anteriores ediciones: eligen unas canciones mierder. No es que sean malas canciones, lo que pasa es que no tienen ni chicha ni limoná ni por dónde cogerlas. Hay que ir con una canción conocida, que tenga un buen subidón y que te deje lucirte. Ya puede ir Whitney Houston que si canta «La Ramona» no la cogen.

Por ejemplo, como hizo una muchacha que dijo los cantantes con los que había trabajado y había acabado antes diciendo con los que no. Total que cantó con mucho quejío, quejío, así como si fuera Lobezno viendo un cortaúñas. Total que se quedó con Malú.

Para acabar un poco ya os requeteresumiré (el cielo está resumido ¿quién lo requeteresumirá? El requeteresumidor que lo requeteresuma buen requeteresumidor será) que hubo una pareja de chavalines, ella y el, que cuando les dijeron que estaban en La Voz tuvieron que correr hacia Jesús Vázquez, a lo Pequín Express, si no fuera porque esos dos jovencitos casi se hernian y si los llevas a Pekín Express el primer día palman.

Los heavys tiran de móvil y Rafa es el ganador de ‘La Voz’

Hola a todos amores.

Pues sí, Rafa es el ganador de La Voz.

Ayer noche estaba España y parte de Portugal llena de alegres heavys en las calles celebrado su victoria y con el saldo del móvil pelao.

Miles de melenas se agitan desde la madrugada, ni los apaches habían visto tantas cabelleras al viento y las fuentes de las ciudades (las fuentes de cerveza) se han llenado de gente sacando los cuernos.

Amigos, hoy pasará a la historia como el día del orgullo heavy.

Pero no adelantemos acontecimientos y vayamos por partes para contar cómo fue la gala, la final de La Voz en la que Rafa de proclamó ganador.

La noche comenzó con la ingesta por mi parte de una bebida de esas energéticas de lata estrecha. No me hizo ná. Para eso me había tomado un orujazo que me sale más barato. Y yo que me veía como el rey de las tarimas, chavales.

Dopajes aparte, ayer fue el cúlmen del horterismo. Si los horteras hicieran una convención anual para mostrar sus peores galas, sería muy parecido a lo que anoche se vio en La Voz.

Algunos ejemplos:

– La chaqueta de color azul mar contaminado de Jesús Vázquez. Eso sí, con sus ventajas, porque la solapa ribeteada de reflectante es muy práctica si pinchas una rueda del coche y te bajas a cambiarla. Está homologada por la DGT, no hace falta chaleco amarillo.

– La chaqueta de terciopelo color berenjena desvaído de Melendi. Confeccionada con la tapicería de las butacas de una sala X abandonada, resultaba elegante a rabiar. Bueno, resultaba más de rabiar que de elegante, la verdad.

– Los zapatos de brillantes rosas de Mika. Ayer los padres de este muchacho corrieron al notario a desheredarle por miedo a que se pusiera esos zapatos en su entierro.

¿¡¡Es que en este programa nadie se puede poner ropa normal, de esa con la que no te pegan en el metro!!?

Los cuatro finalistas cantaron con Mika. Con Mikael, fiú, fiú, que ha venido de Raticulín a cantar la gracia de padre etenno. Aquí podéis ver la actuación:

Al acabar la canción, Jesús Vázquez hizo de Javier Cárdenas y se puso a entrevistar a Mika. Lo malo era que no le entrevistaba, sino que le preguntaba y luego no le dejaba responder, chillándole en la cara. Bisbi también se animó a hacerle preguntas profundas al muchacho como ¿te lo estás pasando bien en España?

Allí todo el mundo quería demostrar lo bien que habla inglés. Bueno, Rosario no. Le tenían que haber escrito en un papel: yu ar a monstruer, para que pudiera decir algo.

Al principio de la gala los porcentajes estaban así: 7%, 20%, 26% y 47%. Yo me la jugué y avancé que en ese orden eran: Maika, Pau, Jorge y Rafa. La cagué sólo en el orden de Pau y Maika. Ya me he recorrido de rodillas el camino de Barbate a L´Hospitalet de Llobregat en penitencia.

Sí, esta misma noche. Yo es que ando de rodillas que me las pelo.

Salieron los coaches y después, los asesores y se montó un festival de besitos y abrazos. Les faltó empezar con un «hola, me llamo fulanito  y llevo un mes sin beber». Parecía una fiesta de pijamas, pero de pijamas de felpa a cuadros y camisones de franela.

Tiziano no estaba, porque se ha roto un pie (seguramente se habrá disparado él mismo, a lo Froilán, para ahorrarse el mal trago de La Voz), pero los demás venían súper motivados.

A Antonio Carmona se le ocurrió decir que Jorge era el mejor y Melendi y Malú saltaron como macarras a defender a los suyos. les faltó nada para liarse a hostias en medio del escenario. A los espectadores que estaban a pie de tarima faltó nada para que se liara una como en Spartacus y les salpicara la sangre.

No os voy a contar todos los duetos, tríos y solitarios que se hicieron en La Final de La Voz porque eso parecía una película porno, todos con todos y agarrando micrófonos como si no hubiera mañana.

De hecho, os planteé un reto matemático que aún nadie ha resuelto:

Si tenemos cuatro concursantes, cuatro coach y siete famosos (entre invitados y asesores), y cada concursante puede cantar solo, haciendo dúo o trío o quinteto con asesores o los famosos, ¿cuántas combinaciones se pueden hacer?

Pues ayer las hicieron todas, joder.

Quiero destacar a Pau. Más que nada porque es un sinsangre que desespera. Si hace una versión del Gangnam style la pueden poner en misa de doce.

Malú se puso no obstante, a animarle en plan hollygan. Le faltó lanzar bengalas y hacer un tifo. «Pau desde que dispuso un pie en este plató…». Sí, amigos, Pau dispone los pies. No los pone, ni pisa, sino que los pone a disposición.

Cada vez que Pau canta me pongo en tensión mirándole la boca, porque parece que se le va a salir la dentadura. ¿Sabéis que Mazinger Z lanzaba los puños? Pues Pau lanza la mandíbula de abajo. ¡Quijada fuera! y mata a sus enemigos.

Maika, por su parte, domina el escenario como nadie. Como nadie que no quisiera protagonizar un anuncio de laxantes, porque la pobre mujer, intentando darle sentimiento al asunto ponía caritas y se meneaba como si algo no fuera bien con su digestión.

Cuando le tocó salir a Rafa, Jesús Vázquez le definió como «un chico con cuerpo de heavy y corazón tierno». ¿Con cuerpo de heavy? ¿Como es el cuerpo de los heavys? ¿Tienen todos el mismo? ¿Si nace un heavy diferente lo abandonan en un pub de pop? ¿Hay heavys calvos?

El muchacho cantó Show must go on, de Queen. Con dos cojones como sandías en bancal.

Por entonces, los porcentajes estaban así: 30%, 28%, 23%, 19%.

Jesús Vázquez recomendó leer el libro de La Voz en el retrete. ¿Sabéis?, ese libro está ya en la Biblioteca Nacional. El resto de volúmenes se apartan en la estantería para no tocarse mucho. Ah, no, perdón, me informan de Biblioteca Nacional que lo usan para calzar un sofá del vestíbulo.

También cantó Eros Ramazzoti, alias nariz taponada, con Rafa y Maika. Y sí, Ramazzoti estaba también en esta ocasión congestionado. El día que alguien le regale un inhalador de Vicks a este hombre le hacen un hombre nuevo.

Jorge cantó El día que me quieras. Pues espera sentado, chato.

Le han pusieron en el escenario unas fogatas, para que se calentara las manos mientras canta. El caso es que le hacían unas tomas con las llamas delante que parecía el increíble hombre ignífugo.

Al acabar, Rosario le aduló: «Esta canción no la sabe cantar casi nadie porque es muy difícil«. Sí, esta canción es como pilotar un Boeing u operar un cerebro: muy difícil.

Bisbi y Rafa se arrancaron a cantar Hijo de la luna, de Mecano. Ahora ya si que os digo que a Rafa le odian en todo el mundo heavy. Cantando a Mecano, por el amor hermoso. En los conciertos heavys se queman efigies de Mecano, joder. Supongo que se lo perdonaron, porque hicieron una versión cañera de las de «hola hijos del metal, yo me desayuno seis poperos y luego cago indies».

«¡Tengo la petaca cerrada!», dijo Malú. «Abridle la petaca», dijo Jesús Vázquez. Eso parecía un diálogo de película para adultos. «Oh, sí, así, ábreme la petaca, déjamela seca papito». Y así.

El caso es que Malú se arrancó a flamenquear un poco con su hermano, que es uno de los guitarristas de la orquesta.

Rosario se animó y salió a bailar al escenario. Ayer se puso bragas también. Y sólo las bragas quiero decir. Esta mujer no tiene ni un solo pantalón en el armario. Se tomó demasiado en serio lo de «hagas lo que hagas, ponte bragas». Debieron decirle «hagas lo que hagas ponte bragas, pero joder luego ponte algo encima».

Rosario y Jorge cantaron Te quiero de Nino Bravo.

Nino Bravo se estaba retorciendo en la tumba. ¿Sabéis los zombies? Pues son todos músicos y se levantaron de sus tumbas para evitar que les jodieran las canciones.

Y entoooooooooooonces comenzó la recta final, o sea, en la que fueron tirando gente del tren, siempre con una sonrisa. Eso parecía el día después de las elecciones: todo el mundo se sentía ganador.

El primero en ser descartado fue Pau, que ha llorado cada vez que le han salvado y cuando le echan dice que está bien y sonríe como si le hubieran dicho que al final no le tienen que hacer el tacto rectal.

¿Y a dónde se fue el veterano de La Voz? Pues Pau-fuera.

JA JA JA JA

Perdón. Ya me estoy despellejando la espalda con el látigo de siete colas para redimirme del chiste.

La siguiente en irse fue Maika. Un error, teniendo en cuenta que al lado de Maika Jorge es un zurullito de caca de un perro salchicha.

«Media españa es heavy y la otra media es aflamencada, dijo Jesús Vázquez. Las dos Españas.

Heavys y flamencos inmersos en una guerra fratricida por ver quién lleva el pelo más largo y más bonito. Unos haciendo aaaaaoooo, y uuuuuuuuaaaa y los otros haciendo los cuernos y centrifugando melenas. Una escena dantesca de destrucción y violencia.

Y ganó Rafa.

¡TOOOOOOOOOOOOOOMAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! ¡Esa es la Vooooooooooooooo (cántese con voz como de que te están agarrando fuerte los testículos) ooooooooooooooooooooooooz!

Se acabó el programita, qué rápido han pasado los tres meses.

Ya sabéis, ahora Rafa tiene un contrato con una gran discográfica. Yo soy él y por dar la nota les digo que quiero un disco de polcas.

En fin, recordad que se acaba La Voz, pero no este vuestro blog, que seguirá al pie del cañón con Gandía Shore y comentando otros tantos realities y otros programas que hay en antena.

¡¡GRACIAS A TODOS POR ESTAR AHÍ!!

Los coaches de ‘La Voz’ hacen escabechina entre lágrimas

Madre del amor hermoso.

Lo primero que puedo destacar de la gala de anoche es que fue divertida como ponerte a mirar crecer la hierba con el culo en pompa mientras ronda la pradera una manada de rinocerontes macho en celo.

Gran culpa de que sea un tostón como el desayuno de dios es de los coaches, que repiten más que el ajo rancio. No saben decir más que obviedades y tópicos que repiten una y otra vez mientras ponen cara de creérselo y sentirlo muy hondo.

En cualquier caso es de agradecer verles con ropa de calle y no con los uniformes de las audiciones a ciegas, que según se los quitaron se fueron andando solos a casa.

Ya sabéis que el papel de los jurados es el de cargarse a la mitad de los concursantes de su grupo, por el agradable método de enfrentarlos a muerte. En lugar de un ring deberían haber ambientado el decorado en un circo romano y haber dejado el pulsador de los sillones para que los coaches pudieran soltar leones si la cosa se quedaba sosa.

Como Bisbi, Melendi, Malú y Rosario deben estar herniaditos de currar, ayer les pusieron unos asesores, que eso parecía la concejalía de urbanismo de Marbella.

Luis Fonsi, para Bisbi; Antonio Carmona, para Rosario; Tiziano Ferro, para Malú y Nek para Melendi. Despliegue de medios, vamos. Los tenían ahí sentaditos en sillitas supletorias y parecían los pajes de los Reyes Magos. Por momentos parecía que los coach les iban a pedir agua, algo de comer o un masajito con final feliz.

Ahora es cuando Bisbi y compañía tenían que destruir sin misericordia los sueños de la gente. HA HA HA, ¡En sus manos está la felicidad y la desgracia! ¡Juegan a ser dios!

La primera en irse (la tomo como ejemplo, podéis ver la descripción pormenorizada en los post anteriores) fue Virginia, la Campanilla de Málaga, que se fue a la tierra de nunca jamás a cantarle al cocodrilo del capitán Garfio.

Eso sí, antes de irse le cantó a Bisbi una canción compuesta por la propia muchacha. Decía así: «Tan solo di lo que sientes / que mi voz te lo hará llegar / por el cielo volarán las gotas de tu libertad /tan solo di lo que sientes / tus emociones me inspirarán y seré feliz / Seré tu voz y tu mi alma…».

En realidad quería decirle «Te voy a coger rubio / y te voy a empotrar en la pared / Te voy a atacar con marisco / y no te voy a dejar ni rastro del embutido». Algo así, romántico.

Las mejores fueron Sara y Nieves. Se me pusieron los pelillos como escarpias de colgar jamones. En el público había un señor con bigotazo blanco que estaba deshecho en lágrimas. Era como Gepetto viendo a Pinocho saltando hogueras en San Juan.

Al acabar la batalla, Luis Fonsi lo valoró: «Este duelo me ha penetrado«, se refería a la piel, así como si se hubiera cortado el dedo con el filo de una hoja de papel. Pero añadió que lo «siente muy adentro», como Falete en una bici sin sillín.

Y entonces es cuando el plató sufrió el ataque de un grupo pacifista que para evitar las batallas y al grito de «No a la guerra» lanzó en el plató gases lacrimógenos. Es la única explicación que encuentro para el hecho de que todos los coaches se pusieran a llorar como si se hubieran dado con la esquina de un mueble en el dedo meñique del pie.

Bisbal necesitaba una tila y un psicólogo. A Melendi se cayó el alma a los pies, pasó una señora de la limpieza y se la fregó con el mocho. A Rosario se le puso la sombra de ojos como el Lago Ness. Malú soltaba por los ojos agua con sales minerales que parecía la fábrica de Acuarius. Y así.

Jesús Vázquez, que presentando a los contrincantes tiene la misma garra que una merluza cocida, le dio a Lorena un pañuelo para que se secara las lágrimas, pero tenía toda la pinta de estar usado y lleno de mocos.

Malú tiene una curiosa forma de piropear a la gente. Después de llorar que en lugar de corrérsele el rímel tuvo orgasmos múltiples, le dijo a Nuria que encima del escenario era «un bicho«. Y sólo se lo repitió un centenar de veces. «Bicho, bicho, eres un bicho, ahí encima eres un bicho, bicho, bicho, bicho…».

Jooooooder, parecía un anuncio de cucal.

Al final, con tanto lloro, a mi se me hizo un nudo en el estómago. Lo que pasa es que descubrí que era hambre, me comí un bollo relleno de crema y se me pasó.

¡Y así se quedó la cosa!

Comienza la segunda gala de ‘La Voz’

Ya estamos aquí de nuevo, promete una noche emocionante.

Ay, madre, que nos van  poner un resumen de la primera gala. Así no acabamos nunca.

La verdad es que la sintonía del programa es bastante cutre. «Esta es la vooooooooz». Y ya.

Pues sí, nos están poniendo un bonito resumen de la semana pasada, con declaraciones de los concursantes, todos encantados de haberse conocido y de los jurados que les han tocado.

No, si es todo guay y eso, pero yo es que quería ver cosas nuevas, llamadme loco.

A ver que hace Malú esta noche. Lo mismo se queda con medio concursante. Y Melendi se hace hoy los 14, ya lo estoy viendo…

Creo que esta es nueva: Nieves.

Lleva cantando desde los 13 años y muchas tragedias familiares.

Ah, pero no nos la ponen, lo que nos ponen son anuncios.

Venga, empezamos. Recuento de componentes: Melendi 5, Rosario 3, Bisbi 2 y Malú, que es la pobre, 1.

Empezamos con Lola, la primera concursante de hoy: Dice que quiere abrirse camino en una merienda de negros. Creo que lo hizo.

Ahí va. «Esto es un hombre, tiene tacones, pero es un hombre», dice Bisbal, demostrando ser un adivino cojonudo. La muchacha canta guay, así que no tardan en girarse Malú y Rosario, seguidas de los otros dos.

 «Vaya tela hija mía, te habrás quedado a gusto», dice Bisbi, como si en lugar de cantar, la muchacha hubiera cagado en el escenario.

Rosario le dice que es una monstrua y que podría «disfrutar mucho con ella». No sé si la quiere para su grupo o si la quiere para hacer guarreridas.

Se queda con David Bisbal. El interesado casi le hace el amor a la pobre chica encima del escenario.

Toca Sheila. Les han embargado la casa. Es la voz del pueblo. Además de cantante es pollera y hace croquetas. Además, sabe hacer el abrazo del oso, como demostró cuando cogió a Jesús Vázquez del cuello.

Bisbal insiste en que es un chico. Espero que este hombre no haga muchas orgías a oscuras, porque se va a llevar más de una sorpresa.

No acaba de convencer al jurado. Nadie se da la vuelta. Los consuelos de rigor del jurado, que lo haces muy bien, tira para alante, etc…

El siguiente es Héctor. Tiene toda la pinta de haberse dejado la tabla de surf en la playa. Bisbal, este si que es un hombre.

 La canción está mal escogida, me parece. Al jurado no se lo parece. Malú y Rosario se dan la vuelta. Ponen carita de corderito degollado cuando ven que es buen mozo.

«Tienes una voz cálida y calentita y es lo que estoy buscando», dice Rosario, que parece una Madame. «Yo me pasaría toda la noche en la casa de Inés», le dice Malú, a la que le falta darle el teléfono.

 El chico se queda con Malú porque ha sido la primera en darse la vuelta.

Le toca a Damaris. Es actriz y cantante de musicales, entre ellos El Rey León. El pelo lo lleva así, por eso. A lo melena de león según se ha levantado el bicho.

 Rosario se da la vuelta. Malú también, porque después del otro día, parece que hoy está de rebajas y lo quiere todo.

Todos los concursantes tienen un nombre que coincide con algún pariente de Melendi.

La chica se queda con Rosario.

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