Blancanieves, Cenicienta, Hansel y Gretel… los cuentos de siempre sin violencia e igualitarios

cuentosHace mucho tiempo que quería recomendar aquí la iniciativa de Érase dos veces (no es el único proyecto de CuatroTuercas, os invito a visitar su página, sus camisetas con mensaje me encantan), un esfuerzo de Pablo y Belén por poner a disposición de los padres recientes otras versiones de los cuentos clásicos que todos conocemos, mejor adaptados a los tiempos que corren y con unos mensajes y conclusiones muy distintos.

En sus historias se conserva el hilo argumental, los personajes con sus nombres y la magia, pero ha desaparecido el sexismo, la violencia y la desigualdad.

En su primera campaña de crowfunding en Verkami, de la que nacieron Blancanieves, Caperucita y Cenicienta, consiguieron bastante más del doble de la financiación que necesitaban para que estos cuentos vieran la luz. La segunda campaña, con La bella y la bestia, Los tres cerditos y Pinocho, terminó este mismo mes y triplicaron lo que pedía. En su web tienen algún cuento más a la venta, como La bella durmiente o La Sirenita.

¿Por qué Pablo y Belén se embarcaron en esta aventura? Así lo explican:

Cuando fuimos padres, nos cambió la vida. Comenzamos a tomar conciencia de cosas que antes no nos preocupaban: la barbaridad de coches que se pasan los pasos de cebra, la cantidad de ruidos que hay en la calle, las exigencias que se tienen con los niños, las mentiras que se les cuentan… y lo que se les lee antes de ir a dormir.

Un día rescatamos aquellos cuentos que en la memoria colectiva, esa que pocas veces cuestionamos, creíamos maravillosos. Y se los empezamos a leer a nuestra hija.

Casi sin darnos cuenta, le contábamos que la belleza es imprescindible en la vida, le decíamos que siempre tenía que esperar a que un hombre la rescatara, que debía ser sumisa y aceptar su destino. Le transmitíamos que no podía ser valiente, que el amor romántico la salvaría de cualquier desgracia y que debía llevar altos zapatos de tacón para gustar a los hombres. Le enseñábamos que a los niños se les abandona en el bosque, que debe obedecer siempre sin rechistar, que los lobos son malos y que debe temer a las brujas.

Al final nos saltábamos tantas partes, tapábamos tantas ilustraciones… que decidimos no leérselos más. Ella no entendía de arquetipos y enseñanzas insconscientes (ni falta que le hace). Ella solo veía que las princesas esperan y los príncipes deciden. Ella solo veía lobos devorando a abuelitas, bosques terroríficos y brujas que no eran sabias.

¿Crees que esta es la mejor forma de irse a dormir? ¿Crees que esta es la mejor forma de caminar por la vida? Nosotros no. Por eso, por todo eso, esta vez…. no se comerán perdices 😉

Por mis manos, y por las de Julia, han pasado dos de sus creaciones: Cenicienta y Hansel y Gretel. Fueron los que Pablo me recomendó, cada uno con una línea diferente.
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El primer cuento de hadas elimina el sexismo, apuesta por transmitir valores igualitarios. ¿Quién no ha pensado que eso de que el príncipe pudiera convocar a todas las jóvenes casaderas del reino y casarse con la que le viniera en gana era un abuso irracional de poder? Vale, tal vez no con esas palabras cuando era niño y se encontraba por primera vez con el cuento. A los cinco años pensarías algo del tipo «¡menudo morro, el príncipe!». Y muchos tal vez no siquiera cayeran en eso, zampándose el cuento sin más valoraciones. Sobre todo para esos niños es buena idea que esta versión en la que Cenicienta osa plantarse ante la realeza y cantarle las cuarenta ande por casa.

En el cuento no solo recoge la igualdad y empodera a Cenicienta, también reivindica la comodidad, que no seamos víctimas de la moda y deja escrito bien clarito que Cenicienta tiene dos tallas más que sus hermanastras.

Tal vez por eso las ilustraciones de Nacho de Marcos, pese a ser preciosas y trabajadas, me parecieron menos valientes que el texto. Al menos este cuento me pedía un trabajo más arriesgado, más acorde con el volantazo que suponen las palabras que lo forman.

Hansel y Gretel sigue otra línea. En este cuento se dulcifica todo: no hay padres que abandonen, no hay brujas malvadas, no hay hornos en los que meter carne humana. Lo que hay son malentendidos y una mujer buena a la que nos muestran cuando era joven y guapa y que arregla los desperfectos de su casa con dulces y bizcochos hasta que el padre de Hansel y Gretel decide echar una mano con materiales más convencionales.

Lo leía y pensaba en un post que escribí en 2013 llamado Sobre la dulcificación de los cuentos infantiles, precisamente ilustrado con una portada del clásico de Hansel y Gretel.

Hace pocos días, en casa de mis padres, Julia encontró el cuento de La casita de chocolate (otra forma de llamar a la historia de Hansel y Gretel) y se la estuve leyendo. Atendía con el mismo aspecto que debo tener yo viendo La lista de Schindler, El pianista o los fans de Juego de Tronos la escena de la boda roja mientras le hablaba de dos niños con una madre muerta, un padre que se plegaba a los deseos de una madrastra asesina de abandonarlos en el bosque y una bruja que quería engordarlos para comérselos.

Las versiones clásicas de La sirenita, Rapunzel y similares son por el estilo. Nada que ver con las dulcificadas y con final feliz de Disney y de muchas revisiones actuales.

¿Es que nuestros niños no pueden soportar la dureza de los originales? No lo creo. Más probablemente somos nosotros los que, queriendo salvaguardarles de todo mal, protegerles de los malvados y las maldades, nos resistimos a presentarles esas fábulas crueles llenas de monstruos, en las que muchas veces los peores son los padres.

Espido Freire coincide con esta visión: “hay dos razones por las que se han perdido esas advertencias. Por un lado, esta sociedad es menos violenta y agresiva. Y hay una sobreprotección que tiene que ver con la adolescencia, con ese miedo y ese cuidado del tránsito del niño al adulto. Es muy difícil alcanzar el equilibrio entre conservar la inocencia del niño y avisarles de la maldad que hay en el mundo, pero tienen que tener conciencia de que deben protegerse“.

Pero los malos del cuento no están creados por nada, esas historias son así de duras por algo. ¿Nos estamos equivocando?

Tal vez deberíamos estar escribiendo cuentos igual de tenebrosos en los que haya monstruos sentados tras ordenadores que quieren devorar niñas con camisetas de H&M en las que aparece Hello Kitty, en lugar de lobos en el bosque acechando niñitas con caperuzas.

“El peligro no ha cambiado demasiado, el lobo continúa siendo un lobo. Metafóricamente es lo mismo”, dice la escritora. “Otro ejemplo: Hansel y Gretel data de las grandes hambrunas del siglo XIV. Había canibalismo, se abandonaba a los niños para poder sobrevivir. Es un mundo muy distinto pero manda un mensaje actual. Cuando tú lees el cuento de Hansel y Gretel a los niños, ellos acaban captando que existe un peligro subyacente, que cuando papá y mamá no te pueden proteger, tú tienes que sacarte las castañas del fuego”

Esta nueva versión de Hansel Y Gretel que también aconsejo recorrer, invita a no fiarnos de las apariencias, a no juzgar apresuradamente. Pero también me gusta la original. Realmente son dos cuentos completamente diferentes con enseñanzas distintas.

Creo que me gusta más la idea de eliminar el sexismo de los libros que eliminar las advertencias atemporales de no fiarse de extraños, de ir preparándonos desde niño con historias inventadas para un mundo que tiene mucho de cruel y violento, en el que hay muchos peligros.

Tampoco estoy segura de si el lenguaje no es demasiado elevado. En los cuentos que he leído hay mucho texto y es más complejo de lo que estamos acostumbrados en otros libros infantiles. Yo soy de la idea de hablar a los niños con un vocabulario rico, de que lean y les leamos sin bajar el listón, pero no sé si aquí no será un puntito excesivo.

En cualquier caso son libros que nacen de una pretensión hermosa, bien hechos y cuidados, altamente recomendables. Tal vez nos encontremos que nuestros niños siguen prefiriendo las historias clásicas, pero es buena idea leer otras versiones para que aprendan a mirarlo todo desde diferentes ángulos y calen en ellos otros mensajes.

16 comentarios

  1. Dice ser Cristina

    VOMITIVO. Los cuentos originales se escribieron tal cual y acorde con su época. Qué manía con las chorradas de cambiarlo todo sólo para contentar a las feministas. ¿Por qué no nos ocupamos de cosas más importantes? Imagino que ahora será Caperucito Feroz y la loba, no? Y fuera violencia, así que al final todos los personajes de los cuentos acabarán siendo coleguitas. Madre de dios.

    24 noviembre 2015 | 08:39

  2. Dice ser Diana

    Yo también creo que los cuentos originales son lo que son y corresponden a una época. Ahora hay multitud de cuentos y libros para niños que corresponden a otra época y ensalzan los valores actuales. Y, por supuesto, la herramienta más valiosa es la imaginación, inventar historias y animarles a que colaboren en la invención y el desarrollo de la historia. Pero los cuentos tradicionales son narraciones maravillosas que deben seguir siendo transmitidas con las correspondientes explicaciones, en mi humilde opinión.

    24 noviembre 2015 | 09:03

  3. Dice ser Luis

    Otra estupidez, que se suma a la cantidad ingente de tonterías que se cambian o se quieren tapar porque queda feo.
    Pero vamos a ver, estos cuentos se escribieron cuando la mili se hacia con lanza, en esa época la mentalidad no era la misma que la de hoy en día, si no y gustan los cuentos que hay, no se los leas, pero no digas que no son buenos, porque las princesitas que no son fuertes o valientes son poco más que niñas, no me imagino a una niña de poco más de 10 años pegándole un cartuchazo de escopeta a un lobo.
    Cuant@ tont@ suelt@, y gilipollas como estos quieren enseñar a sus hijos, vaya tela.
    A ver, los cuentos no educan, tienen que educar los padres.
    Los cuentos, dan pequeñas lecciones de moralidad que deben de traducir los padres a los hijos «no vayas solo por ahí», «no te fies de desconocidos» , etc. en fin, así nos luce el pelo

    24 noviembre 2015 | 09:23

  4. Dice ser Bla Bla Bla

    Me gustaría saber de los que leeis los «clásicos», realmente leeis los clásicos…. dudo muchísimo, que leais las versiones violentas de los originales….

    24 noviembre 2015 | 09:45

  5. Dice ser marian

    De acuerdo con los comentarios anteriores, son historias que no deben cambiarse, si acaso se inventen otras pero no despedazando los clásicos, entonces deberíamos hacer lo mismo, con películas, cuadros, etc, no?. Absurdo del todo lo siento.

    24 noviembre 2015 | 10:33

  6. Dice ser Lico

    No tiene sentido cambiar esto ya que todos los cuentos contienen una moraleja que no es ni sexista ni violenta ni nada de lo que se quiere cambiar. Que más da que el cuento te enseñe que esta bien o mal sea de un príncipe o una princesa? Es ridículo y lamentable y que haya dinero gastándose en semejantes idioteces con los incontables problemas que tenemos y que si son realmente problemas que necesitan financiación, me hace replantear en si somos dignos de seguir en la faz de la tierra.
    Que harán el Bello y la bestia? Ah eliminemos la violencia de todos lados que el caperucito y la loba de turno se hagan amigos al final. Luego cuando tenga 15 años y haya dejado atrás esos cuentos pero no sus moralejas le explicas el por que la gente es mala y hay guerras en el mundo y por que en los trabajos al jefe no le puedes decir de tú. Creo que por el nivel de crecimiento y aprendizaje que tienen hoy los niños es justamente ridículo esconderles cosas que seguramente ya saben por otros lados o que se van a encontrar con una sorpresa bastante desagradable.
    Es que lees estas paridas y me enervo.

    24 noviembre 2015 | 10:51

  7. Dice ser Ana

    Totalmente en desacuerdo. Si hay padres que quieren seguir encerrando a sus hijos entre algodones para que, después, se metan de golpe en la vida real (llena de obstáculos, problemas, gente mala e injusta), que lo sigan haciendo; que se inventen sus propios cuentos del mundo perfecto. Para ello, de todas formas, ya estaban las fábulas, que te enseñaban, con sus moralejas, qué era lo correcto o lo incorrecto.

    Los cuentos tradicionales enseñaban los símbolos más importantes a los niños: lo masculino, lo femenino; el bien, el mal, etc, etc… Para romper la norma, primero hay que conocerla. Para que un niño comprenda que pueden existir dos papás y dos mamás, primero es interesante que conozcan lo masculino y lo femenino (aunque, a ojos de un adulto, esté fuera de lugar y sean tópicos absurdos); el mundo está lleno de obstáculos y también hay personas que te engañarán y te harán caer (el lobo); de la misma forma que podrás ser ayudado y vencer dichos obstáculos (el cazador, los seres mágicos del bosque).

    No se trata de machismo ni de violencia en los cuentos, se trata de símbolos que hablan a los niños como mejor lo entienden, desde su pensamiento mágico. Saber que al lobo se le puede vencer es tan bueno como saber que el lobo existe. De la misma forma, saber que si decides ser lobo (habrá niños que disfruten con el personaje del lobo), el castigo será su consecuencia, eso no es malo, es educativo.

    Primero se le enseñan a los niños los números y, después, se les enseña a sumar, restar, dividir y multiplicar.

    Sinceramente, creo que es un mundo metafórico muy hermoso. Pero, si hay padres que se empeñan en endulzarles la vida y sobre-protegerlos con historias entre algodones donde no existe el mal ni los peligros, que lo hagan, pero que lo hagan con cuentos nuevos, no estropeando los clásicos.

    24 noviembre 2015 | 11:05

  8. Dice ser dafdfa

    cuanta chorrada, que asco de sociedad, que paren el mundo que yo me bajo

    24 noviembre 2015 | 11:53

  9. Dice ser Daniel L.

    que reescriban los libros de historia para adaptarlos a lo políticamente guays.

    24 noviembre 2015 | 13:25

  10. Dice ser Javier Llacer

    Este blog lo leo cada vez que paso por él porque me parece un magnífico compendio de hasta dónde puede llegar la estupidez o, si lo prefieren, cómo puede afectar al cerebro la maternidad (no tan reciente, como afirma).

    Enzalzar nuevas ediciones de cuentos de toda la vida, en donde ha desaparecido la maldad, la violencia y, sobre todo, eso que llaman sexismo, está tan cerca de reescribir la historia como en «1984» como de mostrar los estragos que puede llegar a causar un buenismo desaforado.

    De verdad, muy gracioso a la par que triste, al permitir comprobar hasta dónde puede llegar una formación deficiente y vivir en el mundo de chupilandia..

    24 noviembre 2015 | 14:08

  11. Dice ser Javier Llacer

    Y por cierto, estos libros lo que sí muestran hasta dónde puede llegar un mercantilismo rampante. Cobrar 16 euros por cada cuento que en su versión real y tradaicional pueden adquirirse por 1,60 (tapa blanda) en Amazon, por ejemplo, tiene un nombre que no voy a dar aquí porque todos pueden rellenar ese calificativo.

    24 noviembre 2015 | 14:18

  12. Dice ser fernandori

    Que daño ha hecho Zapatero en nuestras vidas. La violencia de entre parejas, siempre existió, reprobable totalmente, pero agravada por la falta de valores como la destrucción de la familia y la mierda de educación que queda en este pais.
    Si nuestros hijos tienen de todo y se les deja hacer de todo sin control…pues a la mujer o su pareja la ven como una posesión mas, como cuando quieren un iphone 6 o un galaxy edge, lo quieren y lo quieren YA.
    Ya no saben aceptar un No por respuesta y eso, eso…es imprescindible aprenderlo tambien.

    24 noviembre 2015 | 16:02

  13. Dice ser MARIA

    Los llamados cuentos tradicionales infantiles no eran inicialmente para niños; eran historias para mayores y con escenas bastante crueles y bastante «gores». Se suavizaron un poco y se les empezó a contar a los niños, aunque muchas veces, era precisamente para inculcarles miedos y temores para que no hicieran ciertas cosas.

    Así han ido trascendiendo hasta nuestros días y, aunque como digo, son más light, sigue habiendo pasajes bastante más que discutibles, como el final de los siete cabritillos donde le rajan al lobo la tripa y se la llenan de piedras para que se ahogue en el río. La verdad…

    Aún así estoy de acuerdo en que tampoco hay que pasarlos al otro extremo y que todo sea maravilloso. Está bien que se vea que existen cosas y gente buena y mala, y que a través de ello podamos enseñar a los niños.

    De todas formas, cada uno es muy libre de leerle a sus hijos los cuentos que le parezcan mejor. O de cambiarles alguna parte si no nos gusta demasiado.Tampoco todos los niños son igual de sensibles, y no es lo mismo a los 3 que a los 6 años. Eso sí, en muchos coles siguen leyendo y «trabajando» los cuentos clásicos y, por propia experiencia lo digo, en alguno «trabajan» con fichas y dibujos las escenas más «gores» y eso ya, a mí me parece un poco excesivo.

    Sólo es mi opinión.

    24 noviembre 2015 | 16:36

  14. Dice ser Rose

    Yo coincido con todos los comentarios de arriba. Cambiar los clásicos es una tontería, que se inventen cuentos nuevos. La mayoría de los que comentamos no tenemos ningún trauma porque nos hayan explicado esos cuentos ( que para esos son cuentos)

    24 noviembre 2015 | 23:42

  15. Dice ser Bacalova

    Joder a 16€ el cuento. Como se den un repaso por todos los clásicos. Para dentro de tres meses de compran la plaza de España.. Con un par de veces….

    25 noviembre 2015 | 00:27

  16. Dice ser iris

    hola como hacer esto

    01 noviembre 2017 | 19:39

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