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El curioso e histórico origen de la expresión ‘Dormir bajo el ángel’

El curioso e histórico origen de la expresión ‘Dormir bajo el ángel’

A través del apartado de contacto, Manuel León me consulta sobre la expresión ‘Dormir bajo el ángel’ que escuchaba decir a menudo a su abuelo hace ya bastantes años, pero no recuerda en qué contexto la decía y cuál es su significado.

Quizás hoy en día está en desuso pero durante muchísimo tiempo la expresión ‘Dormir bajo el ángel’ fue ampliamente utilizada para referirse a aquel que debía pasar la noche en el cuartelillo (o una temporada en la cárcel) porque había sido detenido. Frases como ‘A Fulano lo han cogido robando y va a dormir bajo el ángel’, ‘Como te pille la policía acabarás durmiendo bajo el ángel’ eran de uso común sobre todo entre los habitantes de Madrid (aunque con los años se extendió a gran parte de España) debido a que fue en la Corte y Villa del siglo XVII donde se originó y puso de moda esta expresión.

Durante el reinado de Felipe IV se levantó junto a la Plaza Mayor (en pleno Madrid de los Austrias), un regio y monumental edificio que desde aquel momento debía ser la sede de la Sala de Alcaldes de la Casa y Corte (recordad que, tal y como expliqué en otro post, el término ‘alcalde’ significa ‘el juez’).

Además de ser el lugar donde se redactaban las leyes y ordenanzas de la ciudad (una mezcla entre ayuntamiento y juzgado), también albergaba la cárcel de la Corte, en la que eran encerrados en sus calabozos los detenidos de la época.

El curioso e histórico origen de la expresión ‘Dormir bajo el ángel’Coronando la fachada de la entrada principal de este edificio, el arquitecto Juan Gómez de Mora colocó una estatua que representaba al Arcángel Miguel, motivo por el que rápidamente, entre los habitantes de Madrid, comenzó a surgir chascarrillos como que en aquel lugar quien era encerrado dormía -o tenia que dormir- bajo el ángel (en clara referencia a la mencionada estatua).

También era común escuchar que los presos de la cárcel de la Corte en el fondo eran unos privilegiados (en comparación a presidiarios de otras prisiones) al poder estar hospedados en un edificio que estaba más cercano a ser un palacio para príncipes que una cárcel para criminales (tal y como describió el famoso mercante inglés Robert Bargrave en 1654).

El edificio, que pasó a ser conocido como el Palacio de Santa Cruz, albergó la cárcel de la Corte hasta 1767, año en el que fue trasladada a un edificio contiguo. En la actualidad dicho lugar alberga la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.

 

 

 

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La duquesa que quiso reinar [Anécdota]

La duquesa que quiso reinar [Anécdota]Luisa Francisca de Guzmán, hija de los duques de Medina Sidonia y esposa del duque Juan de Bragança, era una mujer ambiciosa y que no comprendía como tenía que conformarse con el título de duquesa si por sus venas corría sangre de las Casas Reales más importantes de toda Europa.

No llevaba demasiado bien el papel que le había tocado desempeñar (tan cercano, pero la a vez tan lejano, a la monarquía), motivo por el que instó a su esposo, en 1640, a levantarse contra el rey español Felipe IV y su ambicioso valido, el conde-duque de Olivares, para así conseguir la independencia de Portugal y ser coronados reyes del país.

Muchos fueron los que vieron en dicha decisión un descomunal error, estando prácticamente seguros que poco duraría la nueva monarquía en el país luso, algo que no parecía preocupar demasiado a Luisa Francisca de Guzmán quien fue recordada (entre otras muchas cosas) por la siguiente frase:

«Mejor ser reina por un día que duquesa toda la vida»

Y como reina consorte de Juan IV de Portugal se mantuvo en el trono durante los siguientes 16 años, hasta que el 1 de noviembre de 1656 fallecía su esposo y pasó a desempeñar a continuación como regente hasta 1662, año en el que su hijo Alfonso VI alcanzó la mayoría de edad.

 

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La curiosa anécdota tras el origen de la expresión ‘Picar muy alto’

La curiosa anécdota tras el origen de la expresión ‘Picar muy alto’Conocidas fueron las andanzas de Juan de Tassis Peralta, II Conde de Villamediana, célebre poeta y Correo Mayor del rey Felipe IV, quien llevaba una vida totalmente disoluta, saltando de cama en cama y sin hacerle ascos a ningún tipo de ‘partenaire’ a la hora de realizar sus encuentros sexuales.

Sus amantes (en su mayoría mujeres de alta alcurnia) se contaban por docenas y famosa era la cabezonería del señor conde por conseguir encamarse con quien a él se le encaprichaba.

Muchas son las leyendas e historias que circulan alrededor de la figura de este insigne caballero, algunas siendo de lo más descabelladas (*).

Pero hay una a la que la mayoría de expertos e historiadores le dan una fiabilidad casi al 100% y es la que explica el origen de la expresión ‘Picar muy alto’.

Resulta que Juan de Tassis se había encaprichado (algunos dicen que enamorado) de la joven reina de España, Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV.

Por aquel entonces, el conde que doblaba en edad a la reina, se había convertido en uno de los personajes más populares de la corte, por lo que no había evento o festejo al que no fuese invitado.

Con motivo de las celebraciones del cumpleaños de Felipe IV, se organizó un festejo taurino en el que el conde rejoneó, haciendo una gran faena y por la que fue alabado por el público presente, muy especialmente por una entusiasmada reina que elogió lo bien que Juan de Tassis había picado al toro. Este comentario motivó que el rey le dijese a su esposa (y presentes) una frase que ha pasado a la historia: ‘Pica bien, pero pica muy alto’.

A partir de aquel momento la expresión ‘Picar muy alto’ se convirtió en sinónimo de tener mucha ambición o grandes pretensiones.

 

(*)Entre las descabelladas historias (o leyendas) que existen en torno al insigne Juan de Tassis está la que explica que en cierta ocasión el conde se encaprichó de una de las amantes del rey (de las muchas que éste tuvo) pero ésta era inaccesible, por lo que, con tal de tenerla entre sus brazos aunque solo fuera unos instantes, una noche que estaba en el teatro le prendió fuego al edificio y la salvó de entre las llamas portándola en volandas.

 

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Nota importante:
Tanto este blog,  su autor, como la web en la que se encuentra alojado (20minutos.es) mantienen por convicción propia y como línea editorial el no fomentar ni apoyar la tauromaquia. Ello no exime, al mal llamado ‘arte’, de haber proporcionado un sinfín de interesantes anécdotas y/o curiosidades a lo largo de la historia siendo dignas de su publicación en esta página, sin que esto pueda representar un cambio de actitud hacia la misma.

Un puñado de curiosas anécdotas de Reyes y Reinas

Siguiendo la serie de post que empecé a publicar hace unas semanas sobre curiosas anécdotas protagonizadas por diferentes colectivos de personajes  famosos (filósofos, matemáticos, pintores y físicos), hoy le toca el turno al gremio de la monarquía.

Espero que sean de vuestro gusto.

 

Fidelidad religiosa

Teodorico, octavo rey de los Godos, profesaba una gran devoción hacia la religión arriana. Su primer ministro y hombre de confianza, por el contrario, era católico, pero para agradar a su señor se convirtió al arrianismo.
Al enterarse de este acto, Teodorico, mandó ejecutarlo. Al ser preguntado del porqué, el monarca respondió:
– Si ha sido capaz de traicionar a su Dios, no tardará en traicionarme a mí

 

Fiel amigo

Alejandro Magno tenía una amistad fraternal con su médico personal Filipo de Acarnania, al que conocía desde niño.
En cierta ocasión, en la que el monarca había enfermado y requirió la presencia del galeno, fue advertido de que Filipo se había vendido al enemigo y que, muy probablemente, lo envenenaría.
De todos modos quiso que lo visitase y se bebió lo que le preparó el médico. Tras esto, Alejandro Magno dijo:
– Prefiero morir a desconfiar de mis amigos

 

Como niños pequeños

Carlos III emprendió numerosas obras en la capital de España para convertirla en una capital europeizada. Entre los múltiples proyectos estaba el construir un sistema de conductos de canalización de las aguas, cuyo propósito era el de limpiar la ciudad de residuos.
Dicha propuesta no fue del agrado de los madrileños, por lo que el monarca exclamó:
– Mis súbditos son como niños pequeños. Lloran cuando se les lava

 

El final del culebrón

La reina Isabel II era una fiel seguidora de una novela que se publicaba por entregas en el diario ‘La Nación’.
Antonio Flores, el autor, recibió en cierta ocasión una nota de la monarca en el que le exigía que le entregará un manuscrito de la obra, para así ser la primera en conocer el final.
Muy cortesmente, éste le contestó:
-Majestad, lamento no poder complaceros, pero ni siquiera yo tengo idea de cómo voy a salir del enredo que he tramado. Eso sí, en cuanto lo averigüe os lo comunicaré de inmediato

 

El tamaño sí importa

Durante el proceso que emprendió Enrique VIII contra su esposa Ana Bolena, acusó a ésta de “traición y adulterio” y le recliminó las palabras usadas por ella para referirse al miembro viril del monarca:
– La espada del Rey no pasa de ser una simple navaja

 

 

Incendio en el Palacio Real

En 1604 un incendio asoló el Palacio Real de El Pardo, en Madrid. Quedó destruida la mayor parte de las obras pictóricas que había atesorado allí la Casa de Austria.
Felipe III era un gran admirador de Tiziano y al enterarse del incendio preguntó:
– ¿Se ha quemado la Venus de Tiziano?
Le respondieron que afortunadamente no había quedado dañada. El monarca añadió:
– Pues lo demás no importa, ya se volverá a hacer

 

Escepticismo médico

Se cuenta que en el año 1780 el Rey Federico II “el Grande” de Prusia, era un gran escéptico respecto a los avances de la medicina y que, en una ocasión, preguntó a su médico personal el Dr. Johann Georg Zimmermann:
-Decidme, sinceramente, doctor ¿de cuántos pacientes lleva su muerte en la conciencia?
A lo que el galeno respondió:
-De unos trescientos mil menos que Vos, Majestad

 

Nota real

Aprovechando una visita a Londres, la reina Luisa de Suecia decidió hacer una escapadita por la ciudad para visitarla. Salió de ”excursión” sin escolta ni documentación y durante su visita un autobús estuvo a punto de atropellarla.
Así que se colgó una nota en el bolso, por si le pasaba algo, que decía:
«Soy la reina de Suecia»

 

Grande como los hoyos

Al rey Felipe IV le gustaba que le llamasen “el Grande”.
Tras la pérdida de Portugal, el siempre ingenioso Duque de Medinaceli dijo en cierta ocasión:
-A Su Majestad le pasa como a los hoyos, que cuanta más tierra pierden, más grandes son

 

La Reina María y la galleta para perros

La Reina María tenía un miedo atroz a los perros, todo lo contrario que su nieta, la futura Isabel II.
En una fiesta celebrada en los jardines del Palacio de Buckingham, la princesa Isabel le entregó a su abuela una galleta para perros para que ésta se la diese a uno de los Corgi Galeses que tenía la niña. Eso puso de mal humor a la Reina María, que no pensaba darle la galleta al can y no sabía como deshacerse de ella.
Junto a ella se encontraba el arzobispo de Canterbury y se la dio a él para que éste se la entregase al perro.
El arzobispo cogió la galleta para perros, sonrió con gratitud a su majestad y, creyendo que era una pastita de té, se la introdujo en la boca.

 

Decreto efectivo

Durante el reinado de Luis XV de Francia se puso de moda el que las damas condujesen una pequeña carroza por las calles más frecuentadas de París, y carentes como estaban de experiencia atropellaban a muchas personas. El rey se preocupó por ello y llamo al Conde de D’Argenson, Teniente General de la policía, para que tomase las medidas necesarias para evitarlo.
-Señor, dejadme hacer a mí
Al día siguiente publicó un decreto que prohibía a las mujeres guiar caballos a no ser que su edad fuese superior a treinta años. El éxito fue milagroso, ninguna mujer quiso confesar que tenía más de treinta años y la moda desapareció.

 

El precio de un jardín privado

El célebre político inglés Philip Dormer Stanhope, 4º Conde de Chesterfield, supo que el rey Jorge II pensaba cerrar el parque londinense de Saint James y transformarlo en un jardín privado del monarca, lo que habría causado gran descontento entre la gente del pueblo. El rey le preguntó cuánto podrían costar las obras y él respondió simplemente, con concisión británica:
-Señor, sólo una corona
El rey comprendió la indirecta y el proyecto no pasó de ahí.

 

La opinión de la reina Victoria

Le llegaron rumores a la reina Victoria I del Reino Unido de que cierto ministro iba hablando mal de ella por los salones y tertulias. En vez de enojarse, le quitó importancia al asunto diciendo:
-No pienso ocuparme de lo que el ministro opine de mí; lo que debe importarle es lo que opine yo de él

 

Mejor con el enemigo

Carlos I de Inglaterra, perseguido por las tropas de Cromwell, se refugió en Escocia, pero los escoceses le vendieron al enemigo por dos millones.
Cuando lo supo el rey prisionero, exclamó:
-Es mejor estar con los que me han comprado que con aquellos que me han vendido

 

Plantando cara

El emperador Enrique V del Sacro Imperio Romano Germánico declaró la guerra al rey de Polonia, Boleslao III el Bocatorcida , y queriendo asustarle le mandó embajadores para decirle que si no cedía por las buenas enviaría contra él tantos soldados que no cabrían todos juntos en Polonia.
El rey polaco respondió simplemente:
-Mandad los soldados que queráis, encontraremos tierra para enterrarlos a todos

 

El vino de Luis XIV

Cada vez que salía de caza, el rey Luis XIV mandaba llevar consigo 40 botellas de vino, las cuales no solía beberse y que acababan siendo consumidas por sus criados.
Un día tuvo sed y pidió un vaso de vino.
-Se acabó, majestad- le contestó su ayudante
-¿Pues no se traen las 40 botellas que he mandado?
-Sí, señor, pero…
-En lo sucesivo- concluyó el rey -que se traigan 41, para que haya una para mí

 

 

 

Fuentes y más anécdotas