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¿La ecoansiedad te domina? 4 aspectos a examinar

La playa en la que veraneo ha retrocedido unos diez metros en dos años. Tal vez no sea casualidad. Está siendo un verano de inundaciones en Zaragoza, tornados en la República Checa, de un posible paro del AMOC y un largo e inquietante etcétera. Motivos para sentir ansiedad frente a los cambios planetarios tenemos de sobra. ¿La cuestión es hasta que punto te domina esta emoción? Mientras que en un artículo anterior te daba pautas para gestionarla, en éste te invito a crecer a través de la consciencia.

Si te domina la ecoansiedad puede que seas presa de sesgos de percepción, creencias debilitantes o simplemente ignorancia. En este artículo voy a examinar a cuatro dimensiones comunes: estar desconectado de tu origen, creer que te mereces ser feliz, no haber confrontado a los tres terribles y no tener un propósito más grande que tú. Cada uno de estos aspectos mina tu fortaleza mental aumentando las posibilidades de que el miedo, en este caso la ecoansiedad te ataque fatalmente.

ESTAR DESCONECTADO DE TU ORIGEN

Tu origen es el de los homínidos que sobrevivieron la última glaciación, es el de la estirpe que se sobrepuso a esclavitudes y tiranías. Tal vez tus ancestros resistieron a la Inquisición, quizás salieron con vida de campos de concentración. Seguramente llevas sangre de supervivientes de una guerra fratricida. Provienes de la línea de vida que ha triunfado a pesar de todo, éste y no otro es tu verdadero origen.

(8machine, UNSPLASH)

CREER QUE TE MERECES SER FELIZ

Vivimos en una sociedad hedonista, en la que el discurso de los derechos nos ha convencido de que merecemos ser felices. Si has comprado esta historia es muy probable que te sientas víctima de la vida. Las víctimas son débiles, sus desgracias se acumulan y no están en contacto con su verdadero poder.

NO HABER CONFRONTADO A LOS TRES TERRIBLES

Si no has confrontado a los tres terribles: la maldad, la muerte y la tiranía, vives como un niño que ha declinado crecer. Aunque no lo sepas, eres Peter Pan y este personaje si bien está equipado para vivir en el país del nunca jamás, se pierde por completo en la vida real.

NO TENER UN PROPÓSITO MÁS GRANDE QUE TÚ

Si no tienes un propósito ambicioso, algo en lo que centrarte, darlo todo y hacerlo tu prioridad número uno, lo más probable es que estés confundido. Esta confusión emerge de querer hacer muchas cosas, sin centrarte en ninguna de veras. Cuando caes en esta trampa tu energía se diluye y tu mente se debilita.

En cambio, si te fijas un propósito retador, contactarás con la verdadera fuerza que hay en ti, aquella que encontró Viktor Frankl y otros supervivientes de los campos de exterminio. Tener un propósito fortalecerá tu mente y con ello sortear la ecoansiedad será coser y cantar.

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Que no te importe sentirte despechá o por qué agradecer el rechazo

En un taller para emprendedores al que me refería en un artículo anterior, una de las cuestiones que interesaba a los asistentes era cómo gestionar el no, o el rechazo a una propuesta de colaboración o comercial.

«Pide y se te dará» rezan las escrituras. Bien sabemos que demasiado a menudo no es así. Cuando pides y te dicen que no, puede doler. Ofreces algo que tú creías valioso y es rechazado. Propones algo y te cierran la puerta. Nos pasa como emprendedores, nos pasa como trabajadores, como esposos, como madres…Sino cada día, lo suficientemente a menudo como para que aprendamos a orientarnos a ello de forma sabia y sin drama.

Hace poco recibí un par de noes que me dolieron. Uno especialmente, ya que primero fue un sí y después se convirtió en un no. El segundo era de anticipar. Juntando a ambos una parte de mi se sintió…despechá. Cuando nos convertimos en adultos se supone que tenemos que endurecernos y dejar atrás aquellas formas de ser vulnerables, sensibles, receptivas, sin embargo no es así, algunas de estas partes – por fortuna – siguen viviendo dentro de nosotros y muestran su dolor en momentos como por ejemplo, de rechazo.

Cuando uno entiende que todas las emociones tienen su razón de ser y que merecen su espacio, es posible tomar el gusto a experimentarlas todas. En este caso, me di un día entero para sentir la tristeza – haciendo todo normalmente- por las oportunidades que se cerraban. Después de la tristeza vino calma. Afloró la consciencia de que ambos noes materializaban una realidad, o mejor dicho, una verdad. La verdad del otro, que ahora resplandecía ante mi de forma prístina. Y la verdad sobre mi propuesta que ahora podía ver bajo una nueva luz y tal vez ajustarla o tal vez no.

Señal de no

(Jakayla Toney, UNSPLASH)

Un rechazo es un punto en la prosa de la vida. A veces es un punto y seguido. A veces es un punto y aparte. En ambos casos el punto nos invita a la pausa. Nos invita a escuchar. A reflexionar sobre cómo estamos haciendo lo que hacemos; sobre nuestras intenciones; sobre las personas con quienes lo hacemos y sobre los sistemas que empleamos. Si has recibido un rechazo en forma de no, una vez superada la respuesta emocional, te invito a reflexionar:

  • ¿De qué forma estás haciendo lo que haces?
  • ¿Cuál es tu intención al hacerlo?
  • ¿De qué otras formas podrías hacerlo?
  • ¿Qué otras personas te podrían ayudar en este empeño?
  • ¿Qué sistemas necesitas para llevarlo a cabo?

Si te quedas con estas preguntas, nacerán respuestas que te permitirán reescribir tu empeño. Al hacerlo una nueva luz inundará la página de tu vida. Entonces te sentirás agradecido por el rechazo, sabiendo que era exactamente lo que necesitabas para crecer.

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¿Te sientes al límite? Cuando rendirse es mejor que escapar

La semana pasada, una persona a quien acompaño a través del coaching en un programa online, se sentía al borde de sus posibilidades. “Tengo ganas de mandarlo todo a la mierda” me decía. Recibí su deseo y le pregunté por cómo se sentía: triste y enfadado a la vez. Tenía un nudo en el estomago. Su respiración era superficial, casi entrecortada. Decía no poder más, ni saber por dónde tirar. Se sentía con ganas de llorar pero se contenía. Le animé a no retenerse. Le recordé que expresar su tristeza era legítimo y que no se preocupara por mi, que tenía la capacidad de recibirla sin desbordarme. A mis palabras respiró hondo, y aflojo su contención. Brotaron lágrimas durante un buen rato, su respiración se hizo profunda…algo o muchas cosas fueron soltadas. Al final de la sesión parecía que se había quitado un enorme peso de encima. A la semana hablé con él en nuestra llamada de seguimiento y seguía centrado y de buen tono.

Manos en expresión de recibir

(Julia Taubitz, UNSPLASH)

Esta semana yo también me sentí al límite. Al límite emocional por distintos motivos. En este estado, mi mente me presentaba una y otra vez una golosa posibilidad: la de marcharme lejos de mi entorno cotidiano por un par de días. Aunque estar en soledad varios días cada ciertos meses es una práctica que entretengo, nunca me mueve la urgencia. En cambio, esta semana, la urgencia de largarme estaba teñida de rechazo. Rechazo a mi estado interior por ser incómodo, desagradable y fuera de lugar. Decidí soltar el impulso y rendirme. Rendirme a la situación y entregarme a ella. No iría a ninguna parte. Al hacerlo, al igual que con mi cliente, la tensión se disipó y me encontré en un sitio distinto.

De pronto mi situación no era tan difícil. Se abrieron espacios aquí y allá en los que pude descansar y también dejarme acompañar. Mi interior se ordenó y desaparecieron los dolores musculares por estrés que me habían azotado hasta justo antes de ceder.

The way forward is through.

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¿Por más que te esfuerzas te sientes desbordado? Pautas esenciales para volver a tu cauce sano y sabio

“Necesito llegar a todo pero no lo consigo”. ¿Sientes que esta frase te identifica? Cada vez hay más personas que se sienten desbordadas por sus compromisos y tareas. Si eres tú una de ellas, este post te puede interesar.

Por mucho que nos lo parezca no podemos controlar la vida. La vida tiene su propio fluir y por su naturaleza nos va a desbordar: puntas de trabajo, enfermedades, pérdidas, falta de apoyo…Luego ocurre que las cosas vienen juntas. Tienes un accidente con la moto y te tienen que operar varias veces, tu madre se pone muy grave y tu relación de pareja entra en una crisis tremenda. ¿Cómo orientarte cuando estas situaciones ocurren?

  • ACEPTAR: Empezamos por aceptar que estamos desbordados. Nos hacemos uno con la situación. No intentamos luchar, pretender que “estamos bien”, ni nada de eso. Nos damos cuenta de que estamos como a mi me gusta llamarlo “en el fango”.
  • PEDIR AYUDA: ¿Qué tal se te da pedir ayuda? A tu entorno, a tu familia, a tus amigos,…Pedir ayuda es saberse vulnerable como el resto de la humanidad y te permite tejer relaciones de mutualidad que tanto nos ayudan. Si vives con niños o simplemente te gusta Disney, te aconsejo la película Encanto sobre la importancia de mostrar las vulnerabilidades y pedir ayuda.
  • QUEDARSE CON LO ESENCIAL: olvídate de todos los compromisos, obligaciones y responsabilidades que no sean los estrictamente esenciales. Estás en una situación crítica, necesitas conservar energía y usarla para salir de ella.
  • SABER QUE EL RÍO VOLVERÁ A SU CAUCE: lo bueno pasa, lo difícil también. Con el paso del tiempo tus circunstancias cambiarán una vez más y dejarás el defcon2 atrás, seguramente con valiosos aprendizajes.

(Vidar Nordi Mathisen, UNSPLASH)

Si por el contrario, tu sensación de sentirte desbordado se mantiene de forma permanente en el tiempo independientemente de tus circunstancias, tal vez tengas que examinar otras dimensiones. Por ejemplo:

  • La relación contigo mismo y tu propio nivel de exigencia: ¿Quién eres sino llegas a todo? ¿Qué pasa si te planteas hacer menos?
  • Tal vez padezcas la epidemia de FOMO, Fear of missing out (miedo de perderte cosas) que el consumo de redes sociales tanto alimenta:  ¿Cómo puedes practicar el perderte cosas de forma intencionada?
  • Puede que padezcas gula social, de trabajo o de cualquier otro tipo: ¿De qué forma puedes practicar la moderación y el no excederte?
  • Contempla tu forma de organizarte: ¿Cómo puedes simplificar tu organización vital vivir generando suficiente margen de maniobra (tiempo, energía propia, recursos, relaciones…) para cuando el río de la vida vuelva a subir? Porque no lo dudes, lo hará seguro.

PS: Este artículo está escrito desde el fango. Sí, todavía no he salido pero confío que no voy a tardar 😉

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Cómo cultivar la resiliencia cada día

«Tu gran error es el de actuar el drama como si estuvieras solo. Como si la vida fuese un progresivo y astuto crimen, sin testigos de las sutiles y minúsculas transgresiones. Sentirte abandonado es negar la intimidad con tus alrededores».

Con estas líneas David Whyte1 describe la actitud anti-resiliente por antonomasia: obcecarnos con nuestros pequeños o grandes dramas, pretendiendo que estamos solos y abandonados.

Esta semana participo en una jornada con Gaspar Hernández – periodista, escritor y un referente en temas de consciencia -, sobre la resiliencia, entendida como la capacidad de superar crisis y traumas vitales, saliendo reforzado de ellos. Existen muchos ángulos para abordar esa capacidad. Viktor Frankl, de su experiencia en dos campos de concentración nazis, lo aborda encontrando un propósito más allá de uno mismo. Boris Cyrulnik lo fundamenta en el poder de buscar y recibir apoyo de personas de nuestro entorno que nos ayuden a resurgir de las cenizas. Otro vehículo es la creatividad como motor para crear sentido e integrar experiencias traumáticas, entre muchos otros.

TODO SON RELACIONES

Lo que tienen en común las prácticas para desarrollar la resiliencia es que se fundamentan en una relación particular. Una relación que vincula aquello traumático que nos ha pasado con algo más allá de nosotros, un proyecto o un propósito: entablar una relación terapéutica, expresar nuestro dolor de una forma creativa, tomar la responsabilidad de cuidar de alguien…Al hacerlo, ocurren dos cosas fundamentales. La primera es que dejamos de hundirnos en el agujero de la soledad y empezamos a no tomarnos tan en serio a nosotros mismos. En la segunda, nuestro sentido de identidad se expande conectándonos a los otros, a la vida y sus infinitas posibilidades.

Flor amarilla

(Leuchtturm81, PIXABAY)

LA RESILIENCIA DE CADA MOMENTO

No hace falta que nos pasen cosas gordas para cultivar la resiliencia. Lo mejor para estar preparados cuando estas lleguen, y te aseguro que lo harán, es practicar la resiliencia cada día a día, o mejor aún: cada instante. Cada momento, eliges consciente o inconscientemente tener una actitud resiliente o dramática. Tu personalidad, tu bagaje y tu situación personal te posicionan más a un lado u a otro de la ecuación. En estos ejemplos recojo dos formas de reaccionar al mismo hecho. Las de la segunda columna te hacen más débil, las de la tercera más fuerte:

 

LO QUE OCURRE DRAMA RESILIENCIA
Se ha estropeado la lavadora “Oh vaya, lo que me faltaba, qué mala suerte.” “Llamo al técnico que venga cuanto antes.”
Tu hijo ha sacado notas bajas “Con todo lo que le he dado y así me lo paga.” “Hablaré con él y buscaremos soluciones juntos.”
No te encuentras bien “Oh vaya, seguro que es algo grave.” No paras de darle vueltas al asunto. “Elijo no preocuparme y pido hora al médico.”
Te has quedado sin trabajo por el covid “No voy a salir nunca de ésta, esto va para largo, y a mi edad…” “Empiezo a buscar trabajo y también ayuda para aguantar hasta que lo encuentre.”

 

Hacerte consciente de tu actitud es clave para dejar de vivir en permanente estado de guerrilla. El mundo no es tu enemigo. Como dice Whyte en el mismo poema, “Suelta el peso de tu aislamiento y entra en conversación” (···) porque: “Todo te está esperando”.

 

(1) Del poema Everything is waiting for you.

 

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Aprende de los héroes porque tú eres uno de ellos

La crisis del covid se alarga y no se distingue la luz al final del túnel. Las circunstancias no dejan margen para medias tintas. O somos víctimas, o somos héroes.

¿QUIÉN ES EL HÉROE?

El héroe es el que convierte al caos en orden. El héroe se rebela contra el statu quo – interno o externo-, lo sacude y lo transforma. Es el que mata al dragón y devuelve la paz al reino. El héroe está dispuesto a morir y de hecho una parte de él muere: su identidad. Y es gracias a esa muerte, que puede entregarse de pleno a su propósito y renacer más fuerte.

DOS HISTORIAS

Con diecisiete años Yusra Mardini huyó de su Siria natal después de que la piscina donde entrenaba fuera destruida por una bomba y luego la casa donde vivía con sus padres. Cuando el motor de la embarcación sobrecargada de refugiados se paró, ella y su hermana mayor nadaron durante más de tres horas hasta llegar a la isla de Lesbos. Salvaron sus vidas y las de dieciocho personas más. Compitió en las olimpíadas de Río de Janeiro del 2016 y hoy es una firme abogada a favor de los derechos de personas refugiadas.

Damien Echols ingresó a los diecisiete años en prisión, y pasó diecisiete años más en el corredor de la muerte por un crimen que no había cometido. Hoy día comparte a través de libros y formaciones las prácticas espirituales que le ayudaron a sobrevivir y a manifestar su libertad, durante los duros años que pasó entre rejas.

CONOCERLES TE DARÁ FUERZA

No importa si son héroes famosos o anónimos. Tampoco si son héroes de la pandemia, que cuenta con tantos, o de tiempos pasados. Conocer sus historias te dará fuerza. Cuando lo hagas, no te amilanes por su grandeza, diciéndote que ellos eran diferentes. Sus circunstancias eran diferentes sí, seguramente mucho más hostiles, pero en ellos y en ti palpita la misma vida. Si permites que sus historias prendan tu chispa vital, lo de hoy y lo que está por llegar será pan comido.

Estatua del memorial a Martin Luther King

(Bee Calder, UNSPLASH)

OPRESIÓN: EL INGREDIENTE ESENCIAL

El contexto del héroe nunca es de vino y rosas sino todo lo contrario: guerra, pobreza, abuso de poder, … Son los entornos opresivos los que invitan al hecho heroico. Eso es así porque en palabras de Martin Luther King necesitamos de un viento en contra para volar. La fuerza del viento en contra es lo que nos permite medir nuestras fuerzas. En cambio, quejarnos nos empequeñece. También lo hace la inacción y el dejarnos atrapar por el “no puedo”.

LA OPORTUNIDAD DEL COVID

El covid te proporciona la opresión perfecta para descubrir tu propia fuerza. Con él tienes la oportunidad de participar en el heroísmo de los pequeños gestos y las grandes gestas. El heroísmo de cuidar los unos de los otros. El heroísmo de confiar en la vida y en ti mismo. El heroísmo de apostar por lo que crees y darte a ello, una y otra vez.