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El hambre es el antídoto

En el clásico para creadores El camino del artista de Julia Cameron, una de las ideas principales es que para crear tienes que pasar hambre, es decir, aburrirte, no consumir contenidos, tener espacio y tiempo sin llenar. El impulso creativo nace del interior de uno pero solo se puede escuchar y seguir si existe suficiente espacio interior.

Sin embargo, en la sociedad digital el espacio interior de cada uno se consume rápidamente por series, redes sociales, noticias, y un largo y virtual etcétera. Lo trágico es que el espacio interior no es solo necesario para crear, sino para cultivar relaciones significativas, criar hijos, distinguir lo prioritario, tener sentido crítico…es decir, para vivir una vida plena.

(Lachlan Gowen, UNSPLASH)

A raíz del movimiento Adolescentes libres de móviles en el que participo, comentábamos con otras familias que proteger a nuestros hijos de las pantallas hasta que puedan hacerlo por ellos mismos es una de las luchas que nos ha tocado por haber nacido en este espacio y tiempo. Sin embargo, más allá de los niños, esta batalla es también para todas las personas que viven en esta época. La contienda se organiza en dos claros frentes: uno se deja colonizar por lo virtual o no.

Cuando lo virtual nos consume, nuestra inconsciencia crece,  las relaciones personales se resienten, aumenta el miedo, empeora la salud mental. Darte cuenta de que estás eligiendo esto es el primer paso para tomar cartas en el asunto y ayunar de pantallas.

Y es justamente cuando el hambre de contenidos empieza a apretar en forma de aburrimiento, ansiedad o nerviosismo que se abre la oportunidad de escuchar qué es lo que quiere este hambre, es decir tus deseos, tus sueños, tus anhelos.

Para volver a la vida el hambre es el antídoto.

 

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El éxtasis de un ayuno de noticias    

Aunque estar al día de la actualidad es algo que forma parte de mi, tras un empacho de noticias, llevo dos semanas sin twitter ni medios digitales – hace años que decidí no tener tele. Mientras que estar informada me ayuda a saber el estado del mundo, consumir demasiada información me perturba mentalmente, me genera tensión en el cuerpo y altera mi estado de ánimo, algunos de los síntomas de sobrecarga informativa o infoxicación.

Exponernos a información constantemente es como estar con el volumen de la música a todo trapo. Mientras que – una gran mayoría – no soportamos la música a todo volumen demasiado tiempo, con la información sucede lo contrario, nos genera adicción con el gancho de lo rabiosamente actual, el appeal del sensacionalismo, la persuasión de lo inaudito.

(Pexels)

La información no es neutra: tiene una carga positiva o negativa. Y lo que se considera noticia es en una aplastante medida negativo. Consumir información negativa nos genera, por supuesto, ¡negatividad! Sin embargo, la solución no está en esconder la cabeza bajo el ala y olvidarnos de la actualidad. Sino en darnos cuenta cuando la información a través de cualquier artefacto mediático nos somete a su consumo sin tregua.

No es la primera vez que hago un ayuno de noticias y no va a ser la última. Mas siempre me sorprenden sus efectos. Me siento más encarnada y a la vez muy ligera como si me hubiesen levantado una pesada losa de encima. Me invade una extática sensación de libertad como si el espacio-tiempo se expandiera. Como un caballo bien domado, la mente está tranquila, enfocada en el aquí y el ahora. Las prioridades se ordenan y aumenta la claridad sobre qué hacer. Desaparecen sueños apocalípticos, mejora el descanso, la concentración y la productividad. Mis relaciones son más reales, más intensas, más sabrosas. Ah y todo ello…¡gratis! Apuesto que que no hay tip de desarrollo personal tan poderoso y lowcost como el que te acabo de compartir 😉

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Desconectarse de las redes sociales: si Spiderman puede, tú también

El actor británico Tom Holland, protagonista de la última entrega de Spider-Man: no way home, anunciaba hace poco en un clip de Instagram que se tomaba una pausa en relación a las redes sociales porque le parecía que Instagram y Twitter eran sobre-estimulantes y abrumadoras. Decía que cuando leía cosas sobre él se quedaba enganchado y caía en una espiral, y que en última instancia, era perjudicial para su salud mental.

 

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Una publicación compartida por Tom Holland (@tomholland2013)

Mi presencia en las redes sociales es baja y por trabajo. Solo publico cuando tengo algo que decir. Sin embargo, hace un par de años al publicar el libro Tu vida épica, personas expertas en marketing me aconsejaron de aumentar mi presencia en las redes. Lo hice y al poco tiempo, sentí como la oscura mano de internet asía mi sentido de identidad pidiéndome más contenidos, mientras entraba en la carrera sin tregua de competir por la atención.

Las redes sociales hacen lo que su buen nombre las define: nos enredan. Enredarse está bien, vivir es un gran lío y participar es obligatorio. Sin embargo, con las redes sociales existe una línea roja que debemos tener en mente por nuestro bien. Es el momento en el que dejamos de controlar nuestra exposición a las redes para ser ellas las que nos controlan. Esto es fundamental, pues como admiten sin demasiada vergüenza una buena pandilla de ejecutivos de las redes sociales en el documental El dilema de las redes, las redes fueron creadas para generar dependencia y adicción. Al igual que cualquier droga, inciden en circuito hormonal de la dopamina, haciendo que nuestro cuerpo pida más y más.

Desde que descubrí mi dependencia de las redes, como efecto secundario de la promoción del libro, decidí desengancharme paulatinamente, hasta que este verano me quité el par de redes que me quedaban en el móvil. ¿Qué pasó? Pues nada. Y nada es fenomenal. Porque ahora en mi vida tengo más “nada” es decir más tiempo libre para dedicarlo a lo que yo decido, sea a mis personas queridas, a mis intereses o a cualquier otra cosa.

Pero más allá de la adicción que generan las redes sociales, tan o más importante es la forma en cómo afectan a nuestro sentido de identidad, una de las claves para ser felices. Nuestro sentido de identidad se construye en parte por lo que las personas de nuestro entorno reflejan de nosotros. Es justamente ahí cuando las redes tienen mayor potencial de hacernos daño: generan un entorno descarnado, en su mayor parte poblado por personas que no tienen ni idea de quienes somos, pero que sin embargo tienen el poder de opinar sobre nosotros, juzgarnos, aplaudirnos, criticarnos, asediarnos, ignorarnos… Cuando esto ocurre, tu grado de solidez interior es clave para neutralizar el impacto recibido. Sin embargo, nadie está a salvo, pues todos tenemos un mal día, ni que decir del mayor riesgo que tienen niños y adolescentes, por el mero hecho de estar justamente formando su sentido de identidad.

Por todo ello, si sientes que tu relación con las redes deja que desear, no lo dudes, desconéctate de ellas por un tiempo y observa lo que pasa. Si hasta Spiderman, el actor Tom Holland con más de sesenta y siete millones de seguidores en Instagram, y una presión colosal del establishment para alimentar a su audiencia y vender a través de las redes, ha podido darse una tregua, tú también vas a poder.

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¿Por más que te esfuerzas te sientes desbordado? Pautas esenciales para volver a tu cauce sano y sabio

“Necesito llegar a todo pero no lo consigo”. ¿Sientes que esta frase te identifica? Cada vez hay más personas que se sienten desbordadas por sus compromisos y tareas. Si eres tú una de ellas, este post te puede interesar.

Por mucho que nos lo parezca no podemos controlar la vida. La vida tiene su propio fluir y por su naturaleza nos va a desbordar: puntas de trabajo, enfermedades, pérdidas, falta de apoyo…Luego ocurre que las cosas vienen juntas. Tienes un accidente con la moto y te tienen que operar varias veces, tu madre se pone muy grave y tu relación de pareja entra en una crisis tremenda. ¿Cómo orientarte cuando estas situaciones ocurren?

  • ACEPTAR: Empezamos por aceptar que estamos desbordados. Nos hacemos uno con la situación. No intentamos luchar, pretender que “estamos bien”, ni nada de eso. Nos damos cuenta de que estamos como a mi me gusta llamarlo “en el fango”.
  • PEDIR AYUDA: ¿Qué tal se te da pedir ayuda? A tu entorno, a tu familia, a tus amigos,…Pedir ayuda es saberse vulnerable como el resto de la humanidad y te permite tejer relaciones de mutualidad que tanto nos ayudan. Si vives con niños o simplemente te gusta Disney, te aconsejo la película Encanto sobre la importancia de mostrar las vulnerabilidades y pedir ayuda.
  • QUEDARSE CON LO ESENCIAL: olvídate de todos los compromisos, obligaciones y responsabilidades que no sean los estrictamente esenciales. Estás en una situación crítica, necesitas conservar energía y usarla para salir de ella.
  • SABER QUE EL RÍO VOLVERÁ A SU CAUCE: lo bueno pasa, lo difícil también. Con el paso del tiempo tus circunstancias cambiarán una vez más y dejarás el defcon2 atrás, seguramente con valiosos aprendizajes.

(Vidar Nordi Mathisen, UNSPLASH)

Si por el contrario, tu sensación de sentirte desbordado se mantiene de forma permanente en el tiempo independientemente de tus circunstancias, tal vez tengas que examinar otras dimensiones. Por ejemplo:

  • La relación contigo mismo y tu propio nivel de exigencia: ¿Quién eres sino llegas a todo? ¿Qué pasa si te planteas hacer menos?
  • Tal vez padezcas la epidemia de FOMO, Fear of missing out (miedo de perderte cosas) que el consumo de redes sociales tanto alimenta:  ¿Cómo puedes practicar el perderte cosas de forma intencionada?
  • Puede que padezcas gula social, de trabajo o de cualquier otro tipo: ¿De qué forma puedes practicar la moderación y el no excederte?
  • Contempla tu forma de organizarte: ¿Cómo puedes simplificar tu organización vital vivir generando suficiente margen de maniobra (tiempo, energía propia, recursos, relaciones…) para cuando el río de la vida vuelva a subir? Porque no lo dudes, lo hará seguro.

PS: Este artículo está escrito desde el fango. Sí, todavía no he salido pero confío que no voy a tardar 😉

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5 pautas + 1  para salir de Matrix y volver a la vida

Uno de los efectos secundarios de la crisis del covid es que nos ha virtualizado a todos todavía más. Al no poder salir a la calle, o de la ciudad, o a cenar, o al monte…nos hemos ido a internet. Es natural. Nuestra naturaleza curiosa, activa y deseosa de actividades que nos llenen, lo ha facilitado. Ahí está la red, a punto para saciarnos con todos sus contenidos y posibilidades. ¿Pero es realmente capaz de hacerlo?

En mi práctica de coaching muchas personas me comparten su malestar por estar enganchados a las redes sociales o a las series. Aunque lo sufren, no consiguen despegarse de sus tentáculos. La naturaleza adictiva de lo virtual, hace que pasemos enganchados más tiempo del que nos gustaría. Nuestra relación con lo virtual me recuerda al soma de Huxley, en un Mundo feliz y a la distopía de Matrix, en la que vivimos sin saberlo.

Pantalla de ordenador

(Markus Spiske, UNSPLASH)

Sin embargo, no hace falta que te conviertas en Neo o en Trinity para salir de Matrix. La clave está en no combatir lo virtual que tiene por supuesto aspectos positivos, sino en dar espacio a todo lo de afuera de Matrix, ignorando a las maquinitas cuanto más tiempo mejor. Te doy 5 pautas + 1 que te allanen el camino de vuelta:

  1. PRACTICA EL ARTE DE NO HACER NADA. Como afirma Eckhart Tölle somos “seres humanos”, no “hacedores humanos”. Por ello, necesitamos alternar periodos de acción con periodos de no hacer nada – ni siquiera pensar. Hay muchas formas de no hacer nada. Te invito a considerar la contemplación, entendida como la práctica de observar tu entorno (descuida, navegar por internet no vale): observa a una planta, a tu mascota, a tu hijo, al techo blanco,… sin ninguna intención. Relájate en este ver. Date cuenta de qué forma la consciencia que mira es la misma que la que recibe la mirada.
  2. REGOCÍJATE EN EL TACTO. La piel es el mayor órgano del cuerpo. Recorre sus autopistas de alta sensibilidad achuchando a tus seres queridos. Llenaos de arrumacos, mimos o pellizcos. Abraza a tu mascota, acaricia a tus plantas. Enloquece dando cosquillas o recibiéndolas. Date un masaje en el cuerpo y permite que este gesto sea una declaración de amor a ti mismo.
  3. VIVE DESDE LAS MANOS. Eres una persona a unas manos pegada. Si queremos, nuestras manos son el portal a experiencias que hunden nuestras raíces en la tierra: dibujar como cuando éramos niños, modelar barro sin que importe lo creado, cocinar y luego degustar, garabatear poemas, escribir chistes guarros, cultivar un pequeño huerto….
  4. CELEBRA TU CUERPO. Baila al son de tu música preferida, despierta a tus células con una ducha helada, haz el amor, sal a recorrer tu ciudad o pueblo…Siente lo maravilloso de tener dos piernas que, con suerte, todavía pueden caminar y no las des por sentadas, sentándolas a todas horas. Pregúntales qué quieren y simplemente sígueles. ¿Que quieren caminar? pues a caminar, ¿Que prefieren ir en bici? pues ya sabes.
  5. ENTRA EN CONVERSACIÓN con otra persona. Empieza por escuchar. Mientras lo haces, no mires al móvil, no cocines, no te pongas a planchar. Escucha con atención como si fuera lo más importante que está ocurriendo en tu vida, porque lo es. ¿Qué te genera curiosidad? Cuando lo encuentres pregunta. Deja espacio al silencio y date cuenta de cuán generosamente carga de energía el espacio entre vosotros.

+ 1 VIAJA A TRAVÉS DEL PAPEL. Lee libros de papel. Recorre sus páginas como harías con la piel de tu amante. Respira y encuéntrate en ellas. Trasládate a otra dimensión con una novela. Deja que te confundan, que pongan tus ideas patas arriba. Cuando te sorprendan o te provoquen, déjales tu huella escribiendo en sus páginas. Entabla una relación con cada libro. Recomiéndalos, y consigue así que ellos también viajen.

Seguramente volverás a Matrix, pero no te angusties, porque una vez tomes la pastilla roja, ya sabes,… no hay vuelta atrás 😉

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Cuando descubres lo que hay tras el porno

Llegas a casa cansado. Tu pareja está preocupada por vuestro hijo pre-adolescente que lleva fatal la vuelta al cole. Hace días que no tenéis relaciones. Te sientes cargado y los problemas en el trabajo no ayudan. También está el fichaje nuevo, un pedazo de mujer de unos suculentos cincuenta. Aunque fantaseas recorriéndole sus curvas, sabes que no es buena idea y lo descartas.

Con la crisis del covid han caído las ventas en la editorial y tu jefe no te deja en paz. Estás harto de los semi-confinamientos, del teletrabajo y de no poder volver a tu vida de antes, con tu deporte, tus salidas con amigos, tus escapadas en bici. Tienes ganas de liberar toda esa tensión. Nada mejor que montártelo tú solo. Tu mujer y tus hijos ya duermen, es el momento.

Móbil entre sábanas

(Charles Deluvio, UNSPLASH)

Pillas el móvil y te encierras en el baño. Tecleas las palabras mágicas y… ¡tachan!: menú del día. Hoy eliges por detrás. O mejor un trío. Mira por dónde ¡hoy puedes ver a una chica de verdad en tiempo real y pedirle lo que quieres que haga! Venga, vamos a probarlo, te dices excitado. Aceptas el pago con tu tarjeta ya en el sistema, y de pronto te encuentras a Sara en la pantalla.

O más bien el culo de Sara, que se muevo al ritmo de una canción de Coldplay. Lleva puesto un tanga fucsia y por lo que consigues ver, una camiseta transparente por detrás. Te pones manos a la obra. Ves el chat, al que acceden otros clientes con peticiones de todo tipo. Al lado hay los tokens, lo que paga cada uno para que su deseo se convierta en realidad. La visión te excita y empiezas. Todavía no le has visto la cara, pero tampoco te hace falta. La han pedido que se introduzca el móvil con el que juega. Ahora la chica se da la vuelta, y consigues ver sus tristes ojos. No lo puedes creer….Aunque va maquillada a fondo, te das cuenta de que no es mayor que tu hija Leila de 15 años. Se te corta el rollo,… te dices ¡al carajo! y cierras la pantalla.

Al día siguiente, surfeando internet te cruzas con una entrevista en la que hablan del site que visitaste ayer. La entrevistada, cineasta y activista, explica de qué forma niñas como Sara, son captadas, obligadas y extorsionadas. Una vez los videos se hacen públicos, las tienen pilladas. Su reputación queda manchada para siempre. También descubres que la misma mafia del porno que consumes es la que cada año engaña y explota a miles de mujeres, niñas y niños en situación de pobreza, en prostíbulos de todo tipo, para romper y tirar sus cuerpos impunemente. Tu estómago se revuelve, te sientes mal.

Pasan los días y sigues investigando sobre el tema. Tanto te abruma lo que descubres que cambiar de lado y empezar a combatir la esclavitud del siglo XXI te resulta inevitable. Se te ocurren muchas formas de hacerlo. Sabes por dónde empezar: nunca más volverás a consumir esa mierda.