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Por qué al lidiar con tus sueños, la pregunta ¿me compensa? está fuera de lugar

Hoy en una sesión de coaching a Maya, pintora y diseñadora gráfica a principios de la treintena, comentábamos su visión de vida. Este ejercicio empieza por una meditación guiada en sesión, en la que la persona viaja con la imaginación a su futuro a pocos años vista. Después plasma lo visto en una hoja a través de imágenes o dibujos.

Saber visionar y sostener una visión propia es fundamental, porque como decía Walt Disney, “si lo puedes soñar, lo puedes crear”. Y también, si no lo puedes soñar, difícilmente lo crearás o vendrá a ti, como constato desde hace años en mi práctica de coaching. Esto es así porque aquello en lo que nos enfocamos modela nuestra percepción y determina aquello que recibe nuestra atención – la poderosa mecha que cataliza el futuro.

Maya podía imaginar una nueva residencia delicadamente decorada. Podía imaginar una profesión floreciente. Podía imaginar su arte conmoviendo a miles de personas. No obstante, aunque afirmaba quererlo, no lograba verse con hijos y una pareja.

Según mi experiencia de coach, y como expresaba Rilke1 el futuro ha de entrar en nosotros mucho antes de que suceda. Cuando esto no es posible, existe un bloqueo. Cuando le pregunté a Maya porqué no podía imaginarse con pareja e hijos me dijo, “bueno lo de la pareja,… es un fastidio ponerme a buscar, paso de Tinder… Y pensándolo bien, aunque no me veo como madre soltera, no sé si me compensa todo el esfuerzo de tener pareja.” ¡Bingo! Dimos con el bloqueo: No sabía si le compensaba tener pareja.

Pantalla con números

(Tyler Easton, UNSPLASH)

¿De dónde había salido aquella pregunta? De ella, claro, y también de la cultura en la que nadamos. Esa que afirma que todo, absolutamente todo tiene que compensarnos. Vivimos en una sociedad materialista y economicista. Parece que nada tiene valor por sí mismo a no ser que nos rinda. Tal vez por eso nos pasamos más tiempo negociando con la realidad que viviendo. Pues bien, hay cosas que simplemente no rinden. ¿Cuánto rinde tener hijos? ¿Lo medirás en función de las notas que saquen? ¿Cuánto rinde tener una pareja? ¿Lo medirás en función de cuánto sexo tengas? ¿Cuánto rinde ser honesto y tener la conciencia tranquila? ¿Lo medirás según lo bien que duermas por las noches? ¿Cuánto rinde cultivar una amistad?

Para algunas cosas, aunque ahora no consigo dar con ninguna, la pregunta ¿me compensa? tendrá sentido. Para muchas otras, y en concreto para tus sueños, olvídate de ella. Plantéate en su lugar: ¿Lo quiero de verdad? ¿Es bueno para mi y para el mundo? ¿Estoy dispuesto a comprometerme con ello? Si con tu vida, eres capaz de responder “sí” a estas tres preguntas, darás un paso gigante hacia tus sueños.

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(1) Cartas a un joven poeta. Rainer Maria Rilke

¿Te sientes al límite? Cuando rendirse es mejor que escapar

La semana pasada, una persona a quien acompaño a través del coaching en un programa online, se sentía al borde de sus posibilidades. “Tengo ganas de mandarlo todo a la mierda” me decía. Recibí su deseo y le pregunté por cómo se sentía: triste y enfadado a la vez. Tenía un nudo en el estomago. Su respiración era superficial, casi entrecortada. Decía no poder más, ni saber por dónde tirar. Se sentía con ganas de llorar pero se contenía. Le animé a no retenerse. Le recordé que expresar su tristeza era legítimo y que no se preocupara por mi, que tenía la capacidad de recibirla sin desbordarme. A mis palabras respiró hondo, y aflojo su contención. Brotaron lágrimas durante un buen rato, su respiración se hizo profunda…algo o muchas cosas fueron soltadas. Al final de la sesión parecía que se había quitado un enorme peso de encima. A la semana hablé con él en nuestra llamada de seguimiento y seguía centrado y de buen tono.

Manos en expresión de recibir

(Julia Taubitz, UNSPLASH)

Esta semana yo también me sentí al límite. Al límite emocional por distintos motivos. En este estado, mi mente me presentaba una y otra vez una golosa posibilidad: la de marcharme lejos de mi entorno cotidiano por un par de días. Aunque estar en soledad varios días cada ciertos meses es una práctica que entretengo, nunca me mueve la urgencia. En cambio, esta semana, la urgencia de largarme estaba teñida de rechazo. Rechazo a mi estado interior por ser incómodo, desagradable y fuera de lugar. Decidí soltar el impulso y rendirme. Rendirme a la situación y entregarme a ella. No iría a ninguna parte. Al hacerlo, al igual que con mi cliente, la tensión se disipó y me encontré en un sitio distinto.

De pronto mi situación no era tan difícil. Se abrieron espacios aquí y allá en los que pude descansar y también dejarme acompañar. Mi interior se ordenó y desaparecieron los dolores musculares por estrés que me habían azotado hasta justo antes de ceder.

The way forward is through.

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¿Por más que te esfuerzas te sientes desbordado? Pautas esenciales para volver a tu cauce sano y sabio

“Necesito llegar a todo pero no lo consigo”. ¿Sientes que esta frase te identifica? Cada vez hay más personas que se sienten desbordadas por sus compromisos y tareas. Si eres tú una de ellas, este post te puede interesar.

Por mucho que nos lo parezca no podemos controlar la vida. La vida tiene su propio fluir y por su naturaleza nos va a desbordar: puntas de trabajo, enfermedades, pérdidas, falta de apoyo…Luego ocurre que las cosas vienen juntas. Tienes un accidente con la moto y te tienen que operar varias veces, tu madre se pone muy grave y tu relación de pareja entra en una crisis tremenda. ¿Cómo orientarte cuando estas situaciones ocurren?

  • ACEPTAR: Empezamos por aceptar que estamos desbordados. Nos hacemos uno con la situación. No intentamos luchar, pretender que “estamos bien”, ni nada de eso. Nos damos cuenta de que estamos como a mi me gusta llamarlo “en el fango”.
  • PEDIR AYUDA: ¿Qué tal se te da pedir ayuda? A tu entorno, a tu familia, a tus amigos,…Pedir ayuda es saberse vulnerable como el resto de la humanidad y te permite tejer relaciones de mutualidad que tanto nos ayudan. Si vives con niños o simplemente te gusta Disney, te aconsejo la película Encanto sobre la importancia de mostrar las vulnerabilidades y pedir ayuda.
  • QUEDARSE CON LO ESENCIAL: olvídate de todos los compromisos, obligaciones y responsabilidades que no sean los estrictamente esenciales. Estás en una situación crítica, necesitas conservar energía y usarla para salir de ella.
  • SABER QUE EL RÍO VOLVERÁ A SU CAUCE: lo bueno pasa, lo difícil también. Con el paso del tiempo tus circunstancias cambiarán una vez más y dejarás el defcon2 atrás, seguramente con valiosos aprendizajes.

(Vidar Nordi Mathisen, UNSPLASH)

Si por el contrario, tu sensación de sentirte desbordado se mantiene de forma permanente en el tiempo independientemente de tus circunstancias, tal vez tengas que examinar otras dimensiones. Por ejemplo:

  • La relación contigo mismo y tu propio nivel de exigencia: ¿Quién eres sino llegas a todo? ¿Qué pasa si te planteas hacer menos?
  • Tal vez padezcas la epidemia de FOMO, Fear of missing out (miedo de perderte cosas) que el consumo de redes sociales tanto alimenta:  ¿Cómo puedes practicar el perderte cosas de forma intencionada?
  • Puede que padezcas gula social, de trabajo o de cualquier otro tipo: ¿De qué forma puedes practicar la moderación y el no excederte?
  • Contempla tu forma de organizarte: ¿Cómo puedes simplificar tu organización vital vivir generando suficiente margen de maniobra (tiempo, energía propia, recursos, relaciones…) para cuando el río de la vida vuelva a subir? Porque no lo dudes, lo hará seguro.

PS: Este artículo está escrito desde el fango. Sí, todavía no he salido pero confío que no voy a tardar 😉

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Por qué la rutina es una bendición (y romperla está sobrevalorado)       

Ayer regresé de vacaciones de Semana Santa. Una semana más tarde de lo previsto, ya que al hacerme el test del covid antes del viaje de regreso di positivo. Por protocolo, las autoridades de la isla atlántica cuyo nombre no quiero acordarme me obligaron a prolongar mi estancia. Venga pues nos quedamos todos unos días más. Aprovecha que es muy bonito me decía mi entono…Pero no, yo no quería “aprovechar”. Quería volver… volver a la rutina.

La rutina tiene mala fama pero es fantástica. Lo es porque como parte fundamental de cualquier sistema te facilita:

  • SER PRODUCTIVO. Las rutinas, cuando están bien diseñadas, aumentan exponencialmente la productividad personal. Actualmente, en plena escritura de mi próximo libro, antes de romper la rutina con las dichosas vacaciones mi escritura iba viento en popa, capítulo terminado cada diez días. Mi cerebro y todo mi ser gozaban del proceso. Pero ¡zasca! llegaron las auto-buscadas vacaciones y saltó todo por la borda.
  • DESCANSAR. La rutina te permite descansar mientras te desarrollas a un ritmo e intervalos determinados. Te levantas a una hora, haces lo que tienes que hacer y luego descansas. Durante las vacaciones rompimos las rutinas horarias de comida y cena, añadiendo a la sensación de desubicación ya de por sí presente por no poder regresar según el plan.
  • ESTAR PRESENTE. Cuando una rutina está bien estructurada te puedes olvidar de lo que viene después y centrarte plenamente en lo que haces – sí, se trata de practicar el mindfulness. Si estás trabajando, te olvidas de comprar, si estás con tus hijos, te olvidas de trabajar….Estos días de vacaciones forzadas, mi cabeza se iba todo el rato a lo “otro” que tenía que hacer además de estar de vacaciones, con lo que mi presencia disminuía, a pesar de mis esfuerzos.
  • SIMPLIFICAR TU VIDA. Las tradiciones religiosas utilizan las rutinas para simplificar la vida, por ello son un buen ejemplo de los beneficios de una rutina. Un hábito para vestirse. Unas horas para rezar. Un trabajo que hacer. En una sociedad demasiado volcada en la agitación mental y en el llenarnos de cosas y actividades superfluas, las rutinas te ayudan a simplificar tu vida, ahorrando enormes cantidades de energía.
  • MANTENER LA SALUD. Al cuerpo -y a la mente – le gustan las rutinas. De ejercicio, de comida, de descanso, de relaciones. Al romper la rutina estos días dejé de hacer ejercicio, comí demasiados alimentos que no me sientan bien, descansé de forma intermitente y poco profunda y… obviamente mi salud se resintió.
  • CONTENTARSE. Cuando la rutina me cansa, a menudo me siento llamada a romper la rutina. Es un sutil impulso de huida y de rechazo frente a lo que es. En mi caso, sentía una necesidad de viajar lejos después de dos años sin salir de la península debido al covid. Ya se sabe, querías caldo, pues toma dos tazas: la vida me regaló más días sin rutina ¡mediante el covid! Apreciar la rutina es una buena receta para practicar el contentarse con la vida de uno y evitar caer en el pozo sin fondo de querer siempre más o algo distinto de lo que se tiene. Y tal vez así, salir del triste ratio de ser el segundo país más infeliz de Europa.

Mujer vertiendo café en una taza, en rutina matutina (Kelly Sikkema, UNSPLASH)

A los niños les va muy bien la rutina, pero también al resto de la humanidad. Por eso doy gracias de poder volver a la rutina. Definitivamente, la aventura está sobrevalorada y la rutina tiene una inmerecida mala fama. O así lo veo hoy, con gastroenteritis del viajero, una larga lista de cosas por hacer y marcadores de energía bajo mínimos 😉

Por eso te pregunto:

¿De qué forma se podría tu vida beneficiar de incorporar ciertas rutinas?

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¿Qué sistema necesitas para hacer realidad tu propósito? El caso de Oscar Camps (Open Arms)

Visualiza una zodiac diseñada para llevar a siete personas cargada con treinta, cruzando los nueve kilómetros que separan a Turquía de la isla griega de Lesbos. Imagina que los mafiosos que pilotan la lancha hacen saltar a las personas al mar a menos de un kilómetro de la playa para evitar que les pillen. Imagina que muchos no saben nadar. Visualiza ahora a otra zódiac con dos socorristas intentando salvar a los treinta antes de que se hundan para siempre a pocos metros de la playa. Parece ficción, pero no lo es: así fue el comienzo de Open Arms como documenta la película  Mediterráneo.

En este post continúo la exploración sobre los elementos necesarios para cumplir tus propósitos de año nuevo  que sigue a las dimensiones exploradas anteriormente: relaciones, valores y creencias.

El esfuerzo personal de Oscar Camps por parar la sangría de personas que morían en el intento de de llegar a Europa desde Turquía, se transformó en un esfuerzo organizado tomando la forma de Open Arms. ¿Y qué es Open Arms? Open Arms son personas con un propósito y una misión mucho más allá de sí mismos. Open Arms son relaciones entre estas personas pero también con otros actores que actúan fuera del mar. Open Arms son las acciones que llevan a cabo cada salvando vidas e influenciando políticas. Open Arms también es un sistema.

Para cumplir su misión, el sistema de Open Arms se articula, a grosso modo, a través de:

  1. Dinero que reciben de sus socios y donaciones mediante los cuales financian personal técnico y material
  2. Personal técnico (capitán de barco, socorristas, personal médico…).
  3. Material técnico (barco, salvavidas, mantas térmicas…).
  4. Espacios y tiempos concretos: actúan en el Mediterráneo y también en situaciones de emergencia como la guerra de Ucrania.
  5. La tecnología necesaria para que todo funcione: web, redes sociales, etcétera.

Fíjate bien: dinero, personal técnico, material, espacio, tiempo y tecnología. Estos elementos son los componentes de cualquier sistema. De no contar con este sistema, la semilla de Open Arms no habría podido crecer hasta convertirse en la fuerza de cambio social y política que es hoy día: salvando vidas – ya llevan más de 61.000 – y denunciando las razones por las cuales el Mediterráneo es la mayor fosa común del planeta.

Para que tus propósitos florezcan, al igual que Open Arms, tu también necesitas un sistema. Crear un sistema consiste en generar las condiciones que hagan la realización del mismo inevitable. Por ejemplo si tu objetivo consiste en encontrar un trabajo más alineado con tus valores, probablemente necesites ponerte las pilas con Linkedin (tecnología) y tal vez formarte en algún ámbito nuevo (tiempo y dinero). Si tu propósito tiene que ver con superar las dificultades con tu pareja es probable que te convenga dedicar tiempo para hablar de vuestra situación (tiempo y espacio), tal vez necesites contar con una terapeuta (personal técnico y dinero) y dedicar el tiempo necesario a acudir a las sesiones (tiempo).

En cambio, si te olvidas de crear un buen sistema, la inercia de tu vida y todo tipo de resistencias boicotearan tu propósito. Sin tiempo dedicado a tu propósito, sin dinero, sin el material necesario, sin espacios, sin tecnología y sin personal técnico, tu propósito se ahogará como un bebé indefenso que cae al mar.

Sin embargo, enfocarse demasiado en crear un sistema ideal tiene un riesgo: paralizarte. Es decir no pasas a la acción porque no lo tienes todo perfecto para empezar. Si Oscar Camps hubiese esperado a tener Open Arms seguramente no hubiese ni siquiera empezado. Por esto empezar es tan importante, empezar eso sí, teniendo un propósito más allá de ti mismo. Te cuento más en un próximo post.

Ahora quiero invitarte a considerar esta pregunta:  ¿Qué sistemas necesitas poner en marcha para llevar a cabo tu propósito?

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¿Qué relaciones necesitas para vivir tu propósito? El caso de Rosalía

Rosalía es la estrella del momento. Su éxito se puede estudiar desde muchos ángulos. Creer en ella misma y no darse por vencida son ingredientes clave. Su talento, esfuerzo y trabajo por crear un estilo propio e inconfundible. Sin embargo, hoy no quiero hablar de eso. Quiero hablar de las personas que han estado a su lado y que han contribuido de forma silenciosa y poco visible a su éxito.

Este post continúa la exploración sobre las dimensiones clave para el éxito de tus propósitos de año nuevo.

Algunas relaciones son claves para manifestar tus propósitos, empezando por la más fundamental: la relación contigo mismo. Es imprescindible que te trates como un buen amigo. Que creas en ti, en tu potencial. Puedes llamarle creer en la vida o en la chispa divina que está dentro de ti. Si no cuentas con nada de esto, Houston tenemos un problema, pues sin ello nada es posible. En el caso de Rosalía su confianza en ella misma es evidente, y la prueba de ello es su perseverancia y el no darse por vencida después de muchos años de esfuerzo por destacar.

En cualquier caso, tanto si tu luz está encendida como apagada, la magia de las relaciones radica en que algunas multiplican nuestro potencial: junto a estas personas somos mejores.

Para Rosalía fueron sus padres quienes estuvieron a su lado desde que era una niña, animándola. Le ofrecieron todo su apoyo para que completara una formación artística y musical, hoy su lenguaje creador. Y por supuesto algunos de los muchos maestros que la formaron y la pusieron en contacto con sus dones.

Rosalía en The tonight show de Jimmy Fallon

Rosalía en The Tonight Show de Jimmy Fallon, NBC

Para que tus propósitos florezcan necesitas contenedores y no precisamente de basura – es lo primero que muchas personas piensan al escuchar esa palabra. ¡Lo siento no encontré mejor traducción del inglés! El tipo de contenedor al que me refiero es una persona o un conjunto de personas con la capacidad de sostener una intención o intenciones. Actualmente Rosalía cuenta con dos pilares esenciales: su madre y su hermana. Pilar Torbella, su madre, está al frente de la gestión de su empresa Motomami a través de la cual se firman contratos, cierran conciertos, etcétera; y su hermana Pilar Vila es la encargada de las relaciones con los medios de comunicación y su estilismo.

Tomando un ejemplo cotidiano, digamos que uno de tus propósitos es pasar más tiempo en la naturaleza practicando ejercicio. ¿Qué contenedores energéticos te podrían ayudar? Pueden ser ya existentes, por ejemplo apuntarte a un grupo excursionista o bien crear un grupo para la labor. Puedes reconectar con amigos que viven en zonas rurales y hace tiempo que no ves, y compartirles tu intención. Puedes compartirlo con tu pareja o amigos y si ellos resuenan con tu intención, os podéis organizar para que cobre vida.

Los contenedores buenos son como una sólida maceta que contiene la tierra necesaria para que la planta florezca. Cuando la tierra no está demasiado apretada ni demasiado suelta, las raíces encuentran el sustento necesario. Al igual que la tierra para una planta, las personas que conforman el contenedor para cierto propósito, además de ayudarte a sostener tu intención sin perder el foco te pueden inspirar, dar ánimos cuando estés de bajón, abrirte una puerta donde solo veías un muro. Después de sus múltiples fracasos en el concurso Tu si que vales o los ataques que vienen de serie con la fama a ese nivel, allí estaban los contenedores de Rosalía: sus padres, su hermana, sus maestros… para sostenerla en los momentos más difíciles y ayudarla a remontar.

A lo largo de la vida he contado con contenedores de distintos tipos. De mujeres, de parejas, para co-escribir un libro, para cultivar la espiritualidad…Algunos me han salvado la vida, muchos han sido difíciles de sostener y en cada uno de ellos he aprendido valiosas lecciones. Más allá de los frutos que brinden estos espacios, es fundamental que los contenedores tengan sentido en sí mismos. Que goces, aprendas o lo que sea que te propongas durante el tiempo que duren.

Por ello te pregunto ¿Qué contenedor o contenedores vas a crear para dar vida a tus propósitos?

 

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Libérate de tus creencias limitantes en cinco fases y expande tu potencial

En este post sigo desgranando las dimensiones clave para hacer realidad los propósitos de nuevo año, iniciado con el Cuadrado mágico de tus propósitos.

Si al hacerte la pregunta de ¿Tus creencias te debilitan o hacen más fuerte? respondiste con lo primero, estás en el lugar adecuado. Hoy te comparto una poderosa metodología1 para fulminar tus creencias limitantes.

El momento de trabajar con tus creencias es cuando aflore el sufrimiento. Sufrimiento de ti contigo mismo, por como te hablas, por como gestionas tus propósitos o el sufrimiento que emerge de estar en relación con otros seres. Si eres de la especie sapiens, no te faltaran oportunidades para ponerlo en práctica. Voy a tomar como ejemplo la creencia de Julia de quien fui coach durante uno de mis programas de seis meses. Julia en pleno cambio de profesión creía que no podía al mismo tiempo desarrollar una nueva profesión y ejercer bien de madre de su hijo de dos años.

En este punto, te invito a tomar una creencia tuya que te genere dolor o bloqueo (Por ejemplo: no tengo tiempo suficiente, me falta fuerza de voluntad, no soy lo bastante inteligente, no cuento con los recursos necesarios, ahora no es momento de hacerlo, soy demasiado viejo, me falta experiencia…) y a transitar el proceso conmigo. Vamos allá:

Fase 1: Detecta la creencia

DETECTA LA RAZÓN

Busca el porqué de tu creencia. ¿Qué información está bajo la misma? No importa que te parezca un poco reiterativo.

Para Julia esto significaba: No me es posible desarrollar una nueva profesión y ser buena madre de mi hijo porque es incompatible.

SIMPLIFICA

En este paso quitamos lo personal, dejando la creencia desnuda como si fuese una verdad inapelable:

No me es posible desarrollar una nueva profesión y ser buena madre de mi hijo porque es incompatible = No es posible desarrollar una nueva profesión y ser buena madre porque es incompatible.

CONTEMPLA

En este momento observa lo que ocurre en ti. En el caso de Julia, al generalizar su creencia y tomar un poco de distancia de su particular situación algo dentro de ella se relajó.

Fase 2: Cuestiona la creencia

PREGÚNTATE: ¿ES VERDAD?

Y responde. Cuando le hice la pregunta a Julia ella respondió:

“Bueno, depende” confesaba Julia con media sonrisa. “Hay mujeres que lo consiguen hacer y otras que no.”

PREGÚNTATE: ¿PUEDES ESTAR TOTALMENTE SEGURO DE QUE ES VERDAD?

Vuelve a responder.

“No, no puedo estar absolutamente segura que no sea posible desarrollar una nueva profesión y ser buena madre sea incompatible. Para nada.” explicaba Julia.

Fase 3: Impacto de la creencia

PREGÚNTATE: ¿CÓMO REACCIONAS? ¿CUÁL ES EL IMPACTO DE LA CREENCIA EN TI?

Cuando Julia se creía este pensamiento, se sentía triste y sin fuerzas para tomar iniciativas en relación a su nueva profesión. Sentía que la maternidad era un peso demasiado grande.

PREGÚNTATE: ¿QUIÉN SERÍAS TÚ SIN ESTA CREENCIA?

Sin este pensamiento, Julia afirmaba que se sentiría más libre y capaz para tomar acción hacia su nueva profesión. También se sentiría más empoderada de cara a plantear y reorganizar la logística familiar con su pareja.

Fase 4: Deconstruye la creencia

DA LA VUELTA AL PENSAMIENTO CON INVERSIONES

Las inversiones son combinaciones de palabras que dan la vuelta al sentido de la misma. Al escribirlas deja que te lleguen los distintos significados sin sobre analizarlos. El resultado es que topamos con algunas frases que son tan o más verdad que la primera. Estas son algunas de las inversiones que afloraron con Julia:

  • Es compatible desarrollar una nueva profesión y ser buena madre
  • Es bueno para mi hijo que desarrolle una nueva profesión
  • Seré mejor madre con mi nueva profesión
  • No es compatible ser buena madre sino desarrollo una nueva profesión
  • Ser buena o mala madre no depende de mi profesión
  • Seré mala madre con nueva profesión o sin ella

Fase 5: Libérate

RECIBE LA NUEVA CONCIENCIA

En este punto no tienes que hacer nada. Simplemente observa y recibe la nueva conciencia, en la que la creencia inicial se ha aflojado mental y físicamente o tal vez evaporado del todo. En el caso de Julia, el pensamiento se transformó en información y la emoción se disipó. Bajo este nuevo prisma Julia encontró la serenidad y claridad necesarias para actuar desde su centro. Y así ocurre cada vez que uso este método en mis sesiones de coaching. Por esta razón… ¡te animo a probarlo! Hazlo descargándote esta plantilla y si quieres me lo cuentas 😉

 

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(1) Adaptado de la metodología The work de Byron Katie

 

Entre el caos y el orden ¿Eres un héroe o el proceso entre ambos?

Al hacerte la pregunta de ¿Quién y cómo eres? puedes responder de muchas maneras: soy un padre, soy una profesional, soy un amigo, soy valiente, soy cachondo, soy seria y aburrida…El lenguaje, en forma de pensamientos, creencias o historias que te cuentas sobre ti y sobre el mundo, te aprisiona continuamente, te des cuenta de ello o no.

En este post sigo desgranando las dimensiones clave para hacer realidad los propósitos de nuevo año, iniciado con el Cuadrado mágico de tus propósitos.

Para responder a la pregunta anterior, la cultura nos invita a mirarnos en el espejo de los héroes1 de mitos de todos los tiempos – y por supuesto en las películas y series que tanto nos gustan. En él, un ser entra en contacto con el caos (una guerra, una injusticia, una dificultad, un reto grande o pequeño sin precedentes…), siente una llamada a lo desconocido y arriesgando su vida e identidad, si tiene éxito convierte al caos en orden. Si no lo tiene, el caos le consume.

Cada uno de nosotros tendemos a identificarnos con el héroe, la persona que se las ingenia para salir adelante. Sin embargo no te lo aconsejo, pues si lo haces te estarás llenando de identidades que tal vez te sirvan en un momento dado, pero que a medio plazo terminarán por complicarte la vida. Pero entonces…¿Con qué demonios nos identificamos?

Gráfico héroe - proceso

La respuesta también está en los mitos, pero no en un personaje concreto, sino en el viaje del héroe. eres el proceso de convertir el caos en orden. Cuando te identifiques con eso, sabrás que más allá de identidades de cualquier tipo, tú eres potencial en cambio continuo y posibilidades sin precedentes. Es desde esta consciencia, cuando el proceso de aflojar identificaciones, creencias y etiquetas es relevante. Más en el próximo post.

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(1) El héroe de las mil caras de Joseph Campbell y Mapas de sentido de Jordan B.Peterson.

¿Tus creencias te debilitan o te hacen más fuerte?

«Cuando no hay enemigos dentro de ti, los enemigos de afuera no pueden herirte» reza una de las citas de Winston Churchill más recordadas. A menudo, el peor enemigo está dentro de nosotros. El enemigo es uno y a la vez una legión entera. Este uno es el ego, ese constructo que tomas por ti mismo. Los cimientos del ego son múltiples y uno de ellos son las creencias en forma de pensamientos firmemente arraigados. Aunque es fácil considerar a las creencias como algo inocuo su poder es enorme, pues aunque invisibles son formas que actúan creando acciones y consecuencias.

Ahondando en el post anterior, vayamos al terreno de los propósitos de año nuevo. Digamos que este año te propones hacer más ejercicio. Piensas que con apuntarte al gimnasio ya tienes suficiente. Al hacerlo te olvidas de las muchas creencias que te pueden sabotear: por ejemplo que hacer ejercicio es una pérdida de tiempo; que hacer ejercicio es un lujo que no te puedes permitir; que no tienes fuerza de voluntad, etcétera.

Si no haces consciente estas creencias y las desarticulas una por una, tus propósitos de año nuevo se verán arruinados mucho antes de Semana Santa, porque atención: tus creencias tienen fuerza y toman las riendas de tu vida. El antídoto consiste en reemplazarlas por otras más verdaderas, una práctica básica en mis programas de coaching individuales de seis meses.

Detectar tus creencias es el primer paso para desarticularlas y aunque es posible hacerlo solo, es mucho más rápido y eficaz hacerlo acompañados de un coach o terapeuta. En tu proceso de examinar tus creencias, siéntalas en el banquillo de los acusados y examínalas como si se tratara de peligrosos delincuentes mientras te haces esta pregunta: ¿esta creencia me hace más fuerte o más débil? Si es lo segundo, tu trabajo consiste en sustituirla por otra más verdadera. Te cuento un poderoso método para conseguirlo en mi próximo post.

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