Los males del movimiento trans y el silencio político

Hace un tiempo que sigo el desarrollo del movimiento transgénero, su alcance político y sus consecuencias sociales. Originado en EEUU e Inglaterra, este movimiento se ha introducido en las políticas públicas y las leyes de casi todos los países occidentales. España no es una excepción, con la aprobación e implantación de la Ley trans en el 2023. Sin embargo, en nombre de la inclusión de personas trans – algo legítimo y deseable socialmente-, la implantación de las leyes trans en su forma actual atacan a la infancia, promueven violencia y vulneran los derechos de las mujeres.

CRÍMENES CONTRA LA INFANCIA

Los ataques a la infancia se producen a través de las políticas de afirmación que promueve la ideología transgénero. Estas políticas obligan a profesionales de la sanidad– bajo amenaza de querer perpetrar terapias de conversión -, progenitores y entorno a afirmar algo tan complejo como la identidad sexual a personas menores de dieciocho años. Se promueve el uso de bloqueadores de pubertad de consecuencias nefastas para la salud, así como operaciones que convierten a niños y niñas en enfermos de por vida, robándoles su fertilidad y aumentando la probabilidad que tengan otros tipos de enfermedades. Poco a poco van surgiendo personas que dan voz a esta carnicería como Keira Bell en Inglaterra, Chloe Cole en EEUU y Susana en España. Estos casos, al igual que una gran mayoría según el Informe Cass, encajarían en un diagnóstico de disforia equivocado. En su lugar habría una orientación sexual homosexual, como en el caso de Keira. En muchos otros casos se trata enfermedades mentales como el autismo de Susana y Chloe, cuyo abordaje según expertos es fundamental, previo a cualquier diagnóstico de disforia.

VIOLENCIA

La violencia que promueve el movimiento trans nace a través de actuaciones inquisitoriales hacia cualquier persona que discrepe del argumentario transgénero. Un ejemplo de ello es la violencia verbal contra J.K.Rowling, objeto de todo tipo de amenazas a su persona por su activismo, o hacia las autoras francesas Dora Moutot y Marguerite Stern del libro Transmanía, amenazadas de ser ahogadas en el fondo del Rhin en manifestaciones recientes. También existe la violencia perpetrada por mayormente hombres que se hacen llamar mujeres trans, como el caso del joven trans que agredió sexualmente a una niña en los lavabos de varios institutos de Loudoun county, o los casos de hombres identificados como mujeres trans que han ido a prisiones de mujeres y han agredido y violado a otras mujeres como en cárceles del estado de Washington.

(Delia Giandeini, UNSPLASH)

BORRADO DE LOS DERECHOS DE MUJERES

El discurso trans y su activismo equipara el concepto de género – la construcción social de la feminidad y masculinidad- con la realidad biológica del sexo. Con ello borra legalmente la diferencia biológica entre hombres y mujeres causando todo tipo de injusticias como en el caso de competiciones deportivas. Hombres que decidieron cambiar de sexo para ganar en ligas femeninas, como Quima D. en Barcelona o el caso olímpico de Valentina Petrillo. Para corregir estos abusos, instituciones internacionales como la Federación Internacional de Atletismo han decidido vetar la entrada a personas trans en sus competiciones, al igual que la federación internacional de rugby y la de natación.

Frente a tal magnitud de consecuencias nefastas, algunos países ya están rectificando, como Inglaterra, Suecia y Escocia. El partido laborista, en concreto el lord Keir Starmer a la cabeza de la sanidad pública ha afirmado que el sexo lo define la biología, por tanto, una mujer es aquella que nace mujer. La sanidad pública británica va a reformar su constitución para afirmar que “el sexo es una cuestión biológica”. El posicionamiento de laborismo escocés también va en la misma linea, en palabras recientes del político Anas Sarwar.

Al igual que Inglaterra, Suecia y Escocia están aprendiendo de los errores y rectificando, España también lo hará. Cuantos antes suceda, cuanto antes se rompa el macabro silencio político y mediático que alimenta los males del movimiento trans, menos niños van a sufrir, se reducirá la violencia y los derechos de las mujeres serán restaurados.

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Da el primer paso, el paso que no quieres dar

Podemos entender la vida como un conjunto de principios y finales encadenados hasta el gran final. O bien, según el budismo, como una serie de transiciones, estados intermedios o bardos, de igual relevancia. Visto así el nacimiento es una transición, así como la muerte pero también lo son todos los momentos de la vida.

(Meina Yin, UNSPLASH)

Tomar conciencia que nuestra circunstancia es transitoria, relativiza la seriedad de nuestra situación, genera un espacio en el que alinearnos con nuestra verdad. Pues si todo es transición… ¡vayamos a empezar! Pero… ¿cómo comenzar?

Comienza de cerca1,

no des el segundo paso

o el tercero,

empieza por la primera

cosa

cercana,

el paso

que no quieres dar.

Empezamos de cerca, con nuestro estado, con las personas que están ahora con nosotros, con nuestras circunstancias. Cuando no quiero dar el primer paso, me escudo em mil motivos: no estoy de humor, no me siento inspirada, tengo que terminar algo, la crianza me absorbe, no estoy preparada…Todo serrín. Humo. Excusas de mal pagador. Todos tenemos el tiempo, el coraje y los recursos para dar el primer paso que nos resistimos dar.

Empieza por

el terreno

conocido,

el descolorido terreno

bajo tus pies,

tu propio

modo de empezar

la conversación.

Como gran fabuladora, la mente anhela la isla en la que todo salió bien y al hacerlo desdeña el presente. Al centrarse en el futuro se le escapa la abundancia del presente, es por ello que para empezar hay que traer a la mente al aquí y al ahora diciéndole: fíjate en lo que hay, en lo que eres, en las relaciones que existen, en los recursos disponibles. Sí, puede que el terreno esté un poco descolorido pero esto no significa que no sea fértil.

En los años cincuenta una familia se trasladó a vivir a Findhorn, un pueblo escocés de la costa de suelo arcilloso, donde se decía que no crecía nada. Tenían pocos recursos sin embargo empezaron a labrar la tierra con perseverancia y los frutos no tardaron en llegar. Sus legendarias calabazas atrajeron a miles de personas que querían conocer sus métodos de cultivo y alentaron a la vibrante comunidad espiritual que perdura hoy día.

  • ¿Y si el suelo bajo tus pies, o tus circunstancias, o el amigo que te acompaña fuesen ideales?
  • ¿Cómo podrías volverte hacia ellos e iniciar la conversación sobre la verdad que anida en tu corazón?
  • ¿Qué primer paso vas a dar?

(1) Start close in, un poema de David Whyte, mi traducción.

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Miedo amigo (II): mostrarse uno mismo

La carta a la ciudadanía del presidente del gobierno español Pedro Sánchez anunciando un periodo de reflexión sobre si continuar en el cargo y sus motivos puede interpretarse de muchas formas. Algunos la señalan como una mera maniobra política. Otros la interpretan como un síntoma de alguien que intenta jugar limpio en una democracia enferma. Muchos han sido los que se han puesto las manos en la cabeza por el contenido de la carta, en concreto por el penúltimo párrafo: «Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día si y día también.»

Estamos tan poco acostumbrados a que los políticos muestren su humanidad como ha hecho Sánchez nombrando el amor que siente por su su mujer, que una mayoría no ha dudado en atacarlo por ello. Uno de los frenos a mostrarse es la cultura dominante. La cultura marca sin palabras lo que es posible hacer o decir y cuando uno se plantea salir del guión cultural nace el miedo a mostrarse.

Juan, empresario y padre de familia – protagonista de una de las historias reales de Da vida a tus sueños-, se sentía inadecuado igual que Moisés, referido en mi post anterior. Tenía miedo de que si se mostraba tal y como era, su fuerza avasallaría a su equipo. Por esta razón su estilo de comunicación era amigable y siempre intentaba que nadie se sintiera incómodo. Cuando en el trabajo por discrepancias surgía tensión en una conversación, Juan la reducía con su sentido del humor, boicoteando su rol de directivo.

El miedo a mostrarse viene acompañado de estar demasiado centrado en uno mismo. Es una combinación de tomarse demasiado en serio, querer encajar con la cultura establecida y tener cierto complejo de inferioridad. El miedo a mostrarse se trasciende por la vía del medio. Sin necesidad de endiosarnos, ocupamos nuestro lugar con confianza y la mejor intención, sabiendo, que somos seres falibles y que no todo está en nuestras manos. Esta orientación nos permite dar un paso, luego otro y aprender en el camino.

Y eso es precisamente lo que hizo Juan, poco a poco empezó a mostrarse más en su rol de líder de la organización, lo que propició profundas transformaciones tanto en la organización como en su vida privada.

El miedo a mostrarse también se detecta por la incapacidad de marcar límites o las dificultades en decir que no. Cuando este miedo me arrastra, me encuentro siguiendo la corriente de agendas y proyectos que no tienen que ver conmigo. Es como representar el papel que esperan los otros de ti, diciendo que sí a sus propuestas sin haberlo consultado con el jefe, es decir, tú mismo. Cuando siento que he caído en la trampa, al igual que Sánchez, me tomo tiempo para reflexionar y la claridad de la respuesta no se hace esperar. A veces es un no rotundo. En otras ocasiones es un sí, pero más adelante. Sin el miedo a mostrarnos, podemos exponer con respeto pero sin tapujos nuestras condiciones.

Chica desenfocada

(Matias North, UNSPLASH)

Cuando trascendemos el miedo, nos damos cuenta que encarnar la verdad y mostrarnos son las fuentes de poder positivo más elevadas de que disponemos. Marianne Williamson lo expresa con elocuencia en Nuestro miedo más profundo– mi traducción:

 

Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.

Nuestro miedo más profundo se debe a que somos inmensamente poderosos.

Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que más nos asusta.

 

Nos preguntamos:

¿Quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso, maravilloso?

En realidad, ¿quién eres tú para no serlo?

Eres un hijo de Dios.

Hacerte pequeño

no le sirve al mundo.

No hay nada valioso en encogerte

para que otras personas no se sientan inseguras a tu alrededor.

 

Todos estamos destinados a brillar,

como hacen los niños.

Nacimos para manifestar

la gloria de Dios que está dentro de nosotros.

 

Esto no les ocurre solamente a algunos de nosotros; sino a todos.

Y al dejar que nuestra luz brille,

inconscientemente damos permiso a los demás para que hagan lo mismo.

Al liberarnos de nuestro propio miedo,

nuestra presencia automáticamente libera a otros.

 

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Miedo amigo (I): afrontar la verdad

El miedo a morir es un miedo fundamental a examinar para no quedar paralizado en su red. Se viste de muchas formas: miedo a volar, miedo a la enfermedad, miedo a la pérdida de un ser querido y en su base está la falta de confianza en la vida. Una forma de trabajarlo es domando la mente a través de intimar con la emoción y sus creencias subyacentes.

En este post quiero examinar otro de los miedos comunes que encuentro en mi práctica de coaching y que bloquean el potencial de las personas. Se trata del miedo a decir la verdad y vivir de acorde a ella.

Cuando Ana– testimonio real de mi último libro – vino a mi consulta de coaching, lo hizo cargando el peso de dos secretos. Tenía miedo a que decir la verdad y actuar de acorde a ella acabara con su carrera y sus relaciones más importantes. Sin embargo, era precisamente sostener estos secretos lo que estaban minando a Ana por dentro.

Encarnar la verdad en el seno de uno suele ser complejo. A nivel personal una forma en como la verdad me confronta es cuando hay un tema que me interpela a escribir pero al mismo tiempo me da respeto ahondar en él. Al principio me siento torpe y a menudo preferiría no hacerlo, sin embargo, sé que si no honro esta llamada, mi flujo creativo se bloquea.

(UNSPLASH)

El miedo a encarnar la verdad haciendo aquello a lo que estamos llamados puede venir acompañado de tristeza, rabia o frustración. Puede ser que el problema sea demasiado grande y que nos sintamos inadecuados. Una historia que encapsula esta dinámica es la del arbusto en llamas del Antiguo Testamento. No se trata de un bosque entero ardiendo lo que ve Moisés, pues entonces lo vería todo el mundo, sino algo pequeño, una mata en llamas pero que no se consume. Al acercarse al matojo escucha la voz de Yahvé que le encomienda liberar al pueblo judío del yugo egipcio. Al escuchar la misión, Moisés duda, se siente inseguro, argumenta que no es capaz. Yahvé le insiste y acaba cediendo, abrazando su verdad, no sin pocas dificultades.

Por abrumador y dificultoso que sea abrazar nuestra verdad, no seguir su llamado o negarla nos sitúa en la mentira. El autoengaño de mantenerse en lo conocido, lo cómodo, lo previsible empequeñece nuestra vida y nos resta vitalidad.

Una vez nos convencemos que lo único que vale la pena es vivir de acorde a la verdad, ¿Cómo lo hacemos? El poema Lanzar los dados de Charles Bukowski da una orientación:

 

Si vas a intentarlo, ve hasta el final.

De otra forma ni siquiera comiences.

 

Si vas a intentarlo,

ve hasta el final.

 

Esto puede significar perder novias,

esposas, parientes, trabajos y, quizá tu cordura.

 

Ve hasta el final.

 

Esto puede significar no comer por 3 o 4 días.

Esto puede significar congelarse en el banco de un parque.

Esto puede significar la cárcel.

Esto puede significar burlas, escarnios, soledad…

 

La soledad es un regalo.

Los demás son una prueba de tu insistencia, o

de cuánto quieres realmente hacerlo.

 

Y lo harás,

a pesar del rechazo y de las desventajas,

y será mejor que cualquier cosa que hayas imaginado.

 

Si vas a intentarlo, ve hasta el final.

 

No hay otro sentimiento como ese.

Estarás a solas con los dioses

y las noches se encenderán con fuego.

 

Hazlo. Hazlo.

Hazlo. Hazlo.

 

Hasta el final.

Hasta el final.

 

Llevarás la vida directamente a la perfecta carcajada.

Es la única buena lucha que existe.

 

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Todo lo que quieres está al otro lado del miedo

Llevo unos días en los que el miedo está presente. Se acerca una circunstancia compleja lo que despierta en mi todo tipo de fantasmas. El magnetismo del miedo se revela cuando logra reclutar a otros miedos a su alrededor, montando, si me descuido, una terrorífica juerga.

Fue después de vivir un terremoto de fuerza ocho en Perú que empezó mi miedo a volar. A la mínima turbulencia de vuelo, mi cuerpo se ponía en estado de alerta, seguido por un miedo atávico y luego pánico en estado puro. Durante esta época de mucho viajar recuerdo las caras de las azafatas al darse cuenta de mi fobia: “pobrecita, solo le quedan doce horas por delante” parecían pensar. En una ocasión se sentó a mi lado un piloto de avión, que captó al instante mi estado emocional. Entablamos conversación y se me ocurrió preguntarle, “aunque pueda parecer que el avión se va a caer, ¿no hay para tanto verdad?”. “Bueno, unas turbulencias fuertes pueden llegar a romper el avión me dijo” con la seguridad de quien sabe de lo que habla. Justamente lo que necesitaba oír.

El miedo es una emoción paranoica, pues se preocupa por algo que todavía no ha ocurrido. En su mejor intención el miedo desea preservarnos, pues la posibilidad de que las cosas se tuerzan es real. El miedo entonces nos avisa con su mano helada para que estemos preparados.

(Kyle Trautner, UNSPLASH)

MIEDO & DESEO

El miedo está unido al deseo. Miedo a que ocurra algo o a que no ocurra. El miedo, sin examinar es un vector del apego, porque nos ata a una versión del devenir: lo que queremos evitar. Por esa razón el antídoto budista al miedo no es el coraje, sino el no apego. Cuando no estamos apegados a que las cosas sean de cierto modo, cuando hemos hecho las paces con nuestra condición de mortales e imperfectos, entonces el miedo se evapora. El camino que me mostró el miedo a volar era que yo no terminaba de confiar en la vida, sino que estaba apegada a una versión de la misma controlada por mi.

Algunos miedos se gestionan desde el ser. Otros necesitan del hacer. El budismo es una espiritualidad del ser, en lo que Ken Wilber denomina la corriente ascendente del espíritu, y su movimiento es el regreso al todo. Durante periodos intensos de meditación, lo superfluo desaparece y descanso en la plenitud del no hacer, de no buscar, de no aspirar. Fue así como mi miedo a volar se transformó en confianza.

Por otro lado, la corriente descendente del espíritu es la manifestación en el mundo del orden explicado de David Bohm. Al igual que una flor ansía abrirse, en nosotros existe una fuerza guía. En estos casos, el miedo es a la vez un indicador de lo que es importante y un bloqueo de esta corriente que precisa ser atravesado. Se transita a través de la acción consciente teñida de titubeos, torpeza, incomodidad, inseguridad, ridículo…para en el proceso revelar nuestro potencial.

En el próximo artículo te comparto algunos miedos frecuentes y cómo atravesarlos.

Nota: el título del artículo es una cita del autor Jack Canfield.

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¿Te sientes culpable por estar enfermo? Transforma tu actitud con estas pautas

Cuando nos ponemos enfermos o lesionamos existen dos formas comunes de reaccionar. La primera, es sentir cierto sentido de culpabilidad, al estilo de “he hecho algo mal”. Y sí, a veces nos hemos equivocado, es decir, fumas como un carretero y tienes suerte de contraer solo una bronquitis; o haces pesas de cualquier manera y te lesionas la espalda. En estos casos existe una relación bastante lineal. Sin embargo, en muchos casos la causa y efecto se se mezclan con el azar, y en otros tantos la enfermedad es completamente aleatoria, por lo que sentir culpa es un empeño fútil.

Otra forma común de reaccionar es ofendiéndonos, como si de la nada alguien nos hubiera dado un puñetazo. Esto me recuerda la historia budista de un monje de quien decían que estaba iluminado. Un estudiante que dudaba de la iluminación del asceta, decidió darle un puñetazo para probarle. Cuando lo hizo el monje no se inmutó. Entonces corrió la voz que el estudiante había pegado al monje y los aldeanos quisieron ajustar cuentas con el estudiante también con los puños. Al enterarse, el maestro se interpuso evitándolo y dando una lección a todos. Llevando este ejemplo a un estado de enfermedad o dolor, ofenderse por su aparición es como devolver emocionalmente un imaginario revés, lo que nos contrae y genera resentimiento.

(UNSPLASH)

La vida está compuesta de periodos de salud y otros de enfermedad. La salud permanente no existe. Para nadie. Entonces, con la visita de la enfermedad o la lesión, en lugar de sentirnos culpables u ofendidos, podemos abrirnos a lo que ocurre, sabiendo que es parte del juego de estar vivo. Esto quitará drama al asunto, y nos ayudará a aceptar nuestra condición, algo favorable para navegar la enfermedad y curarse.

Aunque nos cueste verlo, la enfermedad trae muchos regalos. Uno de ellos es hacer añicos ilusiones de invencibilidad, poniéndonos de bruces con nuestra propia vulnerabilidad y el hecho que estamos en la misma liga que todos los mortales. También nos informa de la fragilidad de la vida, la medida de nuestra interdependencia y la fortuna de tener salud, cuando la gozamos. La enfermedad también nos hace parar. No nos pregunta ¿quieres parar? sino que nos obliga a hacerlo y eso puede ser una bendición.

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La fábrica de los niños transgénero

– Me gustaría comentarte algo…

– Claro, dispara…

– Verás, un amigo me contactó desesperado por que su hija de once años ha comenzado una transición para ser chico. Ya ha iniciado la terapia hormonal y también se ha cambiado el nombre. Su padre dice que ahora en la escuela se ríen de él y le hacen bullying, está hundido emocionalmente y me ha pedido si conozco un psicólogo que le pueda ayudar. No sé que decirle…

– Yo le diría que ha metido a su hija menor de edad en problemas, puesto que un cambio de sexo a los once años es crearle problemas más grandes que su supuesta disforia de género. Le diría que convenza a su hija de dejar la transición. Que la aplace hasta su mayoría de edad. Que aprenda a convivir con la identidad sexual que la naturaleza le ha regalado. Que tenga paciencia. Y que cuando sea mayor ya podrá decidir con conocimiento de causa…

– Ya pero, si ya ha empezado la transición…

La fábrica de los niños transgénero, un libro de Céline Masson & Caroline Eliacheff

– Da igual…que la pare. El padre y la madre y seguramente la niña se han dejado llevar por una cultura que ha normalizado esta práctica que mutila a los jóvenes…Sin embargo, embarcar a los niños en semejante cambio físico irreversible es una irresponsabilidad…¿No crees?

– Pienso igual que tú…pero parece que la mayoría de personas lo ven diferente, al igual que los psicólogos que conozco que no son pocos. Fíjate el otro día vimos un documental sobre el tema con mi hija mayor y ella convencida que los niños tenían que poder decidir que sexo querían ser desde pequeños…Yo le decía que ni hablar…justamente porque en la adolescencia es el peor momento, el cuerpo cambia mucho y aceptarlo no es fácil y la personalidad justo se está formando…

– Es que sin darnos cuenta nos han vendido la moto de que cambiar el sexo es lo más normal, como cambiar el color del pelo, las redes sociales y medios de comunicación han contribuido a ello. El activismo trans ha sido feroz y ha conseguido imponer su agenda. Pero una cosa es velar por los derechos de las personas trans, la otra es manipular a los niños para que se embarquen en un proceso profundamente traumático e irreversible. Parece que la industria farmacéutica beneficiaria de las terapias trans también está detrás. Si la ciencia permite cambiar el sexo, aquellos que estén realmente convencidos que lo hagan pero cuando sean adultos y no puedan arrepentirse. Muchos países ya han tomado cartas en el asunto. Por ejemplo Finlandia, Noruega, Gran Bretaña y algunos estados norteamericanos ya han prohibido la terapia hormonal y la cirugía de amputación entre los 16 y 18 años. En España todavía no, como siempre va a la cola…Sobre este tema te recomiendo el libro La fábrica de los niños transgénero, un recurso valioso y esclarecedor para padres y madres desorientados.

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Grietas de luz en el secuestro del pueblo saharaui

Una semana después de regresar de los campamentos saharauis en Argelia, los ornamentos de henna de mis manos se han difuminado mucho. Cada día se borran un poco más. El problema del Sáhara también fue progresivamente borrándose de la agenda española, desde su aparición hace cuarenta y siete años, el tiempo que lleva este pueblo sobreviviendo en campamentos de refugiados en Argelia, uno de sus aliados.

En Argelia, el pueblo saharaui sobrevive instalado en la Hamada, la parte del desierto del Sáhara, considerada la peor por su aridez y temperaturas extremas. Los barrios son seguros, los niños van a la escuela y van a la escuela solos. Me sorprendió ver a la hermana de nuestra niña de acogida, una niña de cinco años yendo al cole sola a las siete y media de la mañana. Al comentárselo a su tía, me dijo, sí, y ya hace dos años que lo hace. La cooperación internacional se encarga del suministro de agua potable. Hace dos años, se instaló electricidad en todos los campamentos. Las tiendas nómadas conviven con casas de adobe y otras construidas con bloques de cimiento como las de cualquier suburbio occidental. Unas pocas tienen aire acondicionado para soportar las abrasadoras temperaturas de verano. Comida no falta, saben prepararla y lo hacen de forma apetitosa y rica. El talante saharaui es alegre, abundante, acogedor. Los niños reciben amor de toda la familia extensiva. Las mujeres se encargan de la crianza, alimentar a las cabras, preparar la comida y el cuidado de la casa. Algunas son maestras en las escuelas de los campamentos, otras ocupan cargos políticos en el Frente Polisario. Los hombres trabajan en pequeñas tiendas o en actividades comerciales, muchos están en territorio ocupado, inmersos en las hostilidades con Marruecos.

Escuela de primaria de El Aaiún (Tindouf, Argelia)

Escuela de primaria de El Aaiún, en los campos de refugiados saharauis de Tindouf, Argelia. (Magda Barceló)

La condena a sobrevivir del pueblo Saharaui se sostiene por el limbo legal en el que el pueblo está secuestrado. En 1976, los saharauis eran españoles, por ser el Sáhara occidental una colonia española. Con la invasión de Marruecos y Mauritania en connivencia con España y la huída a Argelia de la mayor parte de sus habitantes, los saharauis perdieron su estatus legal y ahora solo tienen el estatus de refugiados. Esto les limita a estar confinados a los campamentos sin poder trabajar en otro país, ni tan siquiera en Argelia. Para poder viajar tienen que solicitar un visado especial a las autoridades argelinas que suele tardar unos dos años. Al preguntarles si de ser posible elegirían vivir en otro sitio, contestan que la gran mayoría ya ha echado raíces y no quieren vivir en ninguna otra parte. Mas para los jóvenes las cosas son algo distintas. Los que quieren estudiar en la universidad van a Argelia donde es gratuita, pero después su estatus legal no les permite trabajar y en los campamentos la oferta de trabajo es casi nula. Con sus alas cortadas, se hunden en los efectos de su situación legal, una tragedia que se perpetúa año tras año.

Pero como todas las cosas, el secuestro del pueblo saharaui tiene una grieta, por la que se cuela un hilo de luz. El programa Vacaciones en Paz empezó el verano de 1976, cuando a raíz de la creación de los campamentos de refugiados saharauis en Argelia, el gobierno argelino, frente a la elevada mortalidad infantil en los campamentos fruto de las altas temperaturas, ofreció 700 plazas en el campamento de verano Sidi Fredj, en Argel capital. En España, el proyecto Vacaciones en Paz empezó en 1979, cuando el Partido Comunista español atendió al llamamiento de las autoridades saharauis para sacar del desierto a los niños durante los meses más calurosos del verano, en medio de las hostilidades de la guerra con Marruecos. El programa sigue en marcha, aunque hoy día hay muchas más familias saharauis que quieren mandar a sus hijos a España durante el verano que familias de acogida.

El programa Vacaciones en Paz consiste en acoger por parte de una familia española a un niño o una niña saharaui de entre ocho y doce años durante julio y agosto como un miembro más de la familia. Si la experiencia es buena, el niño o la niña puede repetir el verano siguiente. Cuando el niño cumple doce años, si quiere seguir sus estudios en España y sus familias (saharaui y de acogida) están de acuerdo, existe el programa Madrasa y que funciona a la inversa. El niño estudia en España durante el año escolar y el verano, lo pasa con su familia en los campamentos de Tindouf.

Fue a través de esta grieta que Tesh Sidi llegó a España con siete años, acogida por una familia valenciana. Tesh es ingeniera informática, la primera mujer saharaui – ahora también española – en ser miembro del Congreso de los Diputados y una firme activista por la causa saharaui y muchas otras. Una de las propuestas impulsadas en el marco de Sumar es conceder la nacionalidad española a las personas de origen saharaui nacidas antes del 1976 y sus descendientes, un gesto de justicia indiscutible frente a la deuda histórica de España con el pueblo saharaui. Esta medida, aunque no resolvería el conflicto territorial y la mayoría de saharauis no cambiarían su lugar de residencia, sí que permitiría a los saharauis que lo deseen recuperar parte de su libertad y poder así, seguir sus aspiraciones.

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¿Te sientes cansado? Shhhh…decirlo no te va ayudar

¿Cómo estás? Resfriada y cansada todavía. Parece que este catarro no se quiere ir, llevo ya diez días... Era el comienzo de una de las llamadas entre sesión y sesión de coaching con una persona a quien acompaño.

Luego me comentó que había tomado una decisión sobre una cuestión peliaguda, sin racionalizar demasiado, algo nuevo en ella y también que había estado en contacto con la culpa que emergía al marcar límites con su pareja, normalizándola. Identifiqué la fluidez habitual del final del programa, cuando los aprendizajes y el crecimiento se afianzan.

El motivo de la llamada entre sesión y sesión es tomar la temperatura del estado anímico y  saber cómo han ido los ejercicios y prácticas propuestos en sesión. En el caso anterior, hacia el final de la llamada, al preguntarle, si había algo más que quisiera explicar, Luisa me preguntó si tenía algún consejo para ella en referencia a su resfriado y su bajo tono. Iba a responderle que no, pero al considerarlo, surgieron algunas indagaciones respecto a estados energéticos.

CANVA

EL PROPIO ESTADO COMO FLUJO

Al nombrar como estamos, energizamos nuestro estado. Si estás enfermo, cansado, deprimido o cualquier otro estado poco deseable y te lo dices a ti mismo y lo dices a los otros estás reforzando ese estado, mediante la proyección de la mente. Esto no significa que no estés cansado y que no puedas beneficiarte del reposo. No se trata de negar las necesidades del cuerpo y la mente, sino más bien de que la mente no refuerce cierto estado ni lo perpetúe más de lo necesario.

Cuando compartimos nuestro estado negativo con otros, lo más común es que nos devuelvan la imagen que les ofrecimos, con lo que agudizamos un poco más nuestro estado, justo lo contrario de lo quisiéramos.

Por ello, una forma de relacionarnos con nuestro estado físico y emocional, es considerarlo como lo que es: algo pasajero y mutante. Las emociones van y vienen como ríos en renovación. Nuestro cuerpo es permeable a alimentos, líquidos, aire, y energías del entorno. El cuerpo como proceso en transformación permanente oscila entre la salud, la debilidad, la enfermedad, la fortaleza, la necesidad de reposo, la energía desbordante…

APERTURA Y RECEPTIVIDAD

Cuando nos decimos a nosotros que estamos cansados y nos lo creemos nos estamos cerrando a portales energéticos que están por todas partes. Todo es energía, nosotros, los lugares, las prácticas, las relaciones, las interacciones… Conocer las prácticas que te cargan de energía es importante. Durante una fase de mi infancia, la música era una potente palanca para transformar mi estado emocional y energético. Ahora lo es el yoga, el deporte y la meditación. Sin embargo, más allá de lo que podamos hacer por nosotros mismos, mantenernos abiertos o receptivos es la condición que nos permite recibir energía con mayor facilidad, independientemente de lo que hagamos. Es como si cada momento, cada situación, tuviera un caudal de energía, un potencial que solo está disponible para ese instante. Al contrario de lo que solemos pensar, no es acumulable y cuanto más nos abrimos a ese derroche, la experiencia se expande y manifiesta.

Mantenerse abierto significa descansar en el momento presente suspendiendo cualquier historia que justifique tu estado. Lo contrario sería pensar algo como estoy cansado porque ayer recién regresé de viaje y además estar en la sala de espera del médico es agotador, mejor que cancele la cena de esta noche, no tengo nada de ganas, blah, blah... En cambio, cuando te mantienes abierto, observas tu cansancio como quien contempla la lluvia. Ves pasar tus historias como nubes empujadas por un viento suave. Notas tu cuerpo, las diferentes tensiones que lo habitan, las zonas de sosiego. Conectas con tu respiración, sigues su ritmo como quien mira el vaivén de las olas en la orilla del mar. Cierras lo ojos para intimar todavía más con tu estado. Ya no es cansancio lo que te habita, es una calma serena. Te sientes sostenido por la tierra bajo tus pies. Notas la solidez del planeta y la amorosa gravedad que te apega a él. Descansas allí. Entonces te das cuenta de que tu estado… ¡ha cambiado! Y así renaces en un momento nuevo y luego en otro y en otro más.

 

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Cosas de mujeres

Ayer di una charla-taller en motivo del Día internacional de la mujer, en una localidad cercana. Acudieron una quincena de mujeres de diferentes edades y procedencias, llenas de curiosidad y ganas de participar ¡Una de las participantes trajo a su bebé nacido hacía dos días! La charla consistía en recorrer las historias de tres mujeres a las que he acompañado a través del coaching, recogidas en mi último libro Da vida a tus sueños. Entre historia e historia, las invitaba a reflexionar sobre cómo aplicaban los temas de las historias en su propia vida, en tres ámbitos concretos: ¿Cuál era la relación consigo misma y como podía mejorarla? ¿Qué sueños albergaba y cómo iba a luchar por ellos? ¿Cómo iba a mantenerse en lo difícil?

Siempre me han fascinado las historias de personas, puesto que cualquier historia tiene la capacidad de resonar con la nuestra y abrirnos nuevos cauces de vida. Esta era la intención del ejercicio, de modo que a mi ofrecimiento de historia, ellas conectaban con la suya, la compartían con una compañera o dos y luego, algunas historias llegaban al grupo grande. Así, durante dos intemporales horas, tejimos experiencias, aprendizajes e inspiración, en un espacio de ecos ancestrales.

LA RELACIÓN CON UNA MISMA

¿Cómo ser amable con una misma? ¿Cómo tratarnos como nos trataría una buena amiga? Compartimos patrones tiránicos que se apropiaban de nosotras como: fustigarse por no haber hecho algo, fijarse solamente en lo que una no hace bien, darse la culpa por ponerse enferma, no perdonarse cuando una mete la pata como madre…Ante estos patrones y cualquier otro, el enfoque es sencillo pero arduo: observar la dinámica, hacerla consciente y tomar la intención de tratarse con amabilidad. Luego mucha práctica.

CANVA

 

LUCHAR POR LOS SUEÑOS DE UNA

¿Qué sueños albergamos y cómo vamos a luchar por ellos? Una mujer dijo que era difícil por no tener tiempo, a lo que otra participante dijo enfática que esto era un cuento chino, que para dar espacio a los sueños propios solo hay que priorizar bien, aprender a marcar límites y hacerse respetar. Luego compartió un sueño que estaba haciendo realidad y el modo en cómo la ilusionaba, sin importar cuán lejos llegaría. Su historia era un testimonio de que lo importante de los sueños no es cumplirlos o no, sino el horizonte que nos brindan y la energía que nos transmiten mientras caminamos hacia ellos.

MANTENERSE EN LO DIFÍCIL

¿Cómo nos mantenemos en lo difícil? La vida no solamente no es un camino de rosas, sino que a menudo, ni tan siquiera hay camino. Las dificultades siempre están y por esta razón no podemos esperar a que nuestro entorno sea ideal para caminar hacia nuestros anhelos. Además, solamente cuando nos abrimos a lo difícil, parafraseando a Rilke, podemos recibir el regalo que la complejidad esconde. ¿La forma de mantenerse en lo difícil? Como apuntó otra participante: empieza por ser amable contigo misma. Y así cerramos el bello círculo de una tarde singular.

Inspírate con mi nuevo libro: Da vida a tus sueños. 12 caminos para crecer y despertar.

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