Entradas etiquetadas como ‘Galicia’

¿Habrá árboles para ver el bosque?

Por Juan Castro – Gil – Abogado y secretario de ANPIER

fuego

Incendio en Serra de San Madede (Ourense).

Una de las experiencias más inspiradoras para mí, siempre ha sido el poder compartir con mis hijos alguna emoción concreta que, por una razón u otra, me haya impactado a lo largo de mi vida. Así, me encantará descubrir en sus ojos la emoción de ver a Denys Finch Hatton y a Karen Dinesen sobrevolando Masái Mara mientras suena Flying over Africa, o poder ir con ellos a un concierto de Javier Ruibal y que sientan algo parecido a lo que sentimos su madre y yo la primera vez que lo escuchamos, o lo que me relataba un buen amigo, que celebró emocionado junto a sus hijos pequeños, hace unas semanas y sin haberles adelantado el resultado, el gol de Señor con el que la selección española cerraba el 12-1 frente a Malta y lograba su clasificación para la Eurocopa del 84. Son pequeños anclajes de nuestra historia vital que nos hacen sonreír y que pensamos que, quizás, podamos revivir de forma efímera en la piel de nuestros hijos.

Pero sucede, y no pocas veces, que esos déjà vu en los que nos vemos reflejados con los niños, nos muestran realidades mucho más dramáticas de lo que nos gustaría reconocer.

Mi preocupación ambiental por lo que sucede con el clima, es un hecho con el que conviven mis hijos de forma natural. Vivimos en Galicia, un lugar donde la vegetación nos rodea prácticamente en todo lo que hacemos. Seis meses sin llover y con temperaturas por encima de los 25 grados a finales de octubre, están provocando problemas enormes en circunstancias mundanas que percibimos los mayores en el día a día, pero que no estaba tan seguro que los pequeños también fueran capaces de reconocer y padecer.

El día 16 de octubre, pese a que no habíamos tenido incendios en 50 kms a la redonda, la ciudad donde vivimos vestía su cielo con un sobrecogedor violeta oscuro e impregnaba toda la ciudad de un olor insoportable. Varios compañeros de mis hijos no pudieron ir al colegio por no poder respirar y la sensación de congoja de todos era extraordinaria.

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Es inmoral contaminar el planeta y destruir el equilibrio climático

Carlos Bravo – Coordinador del Secretariado Técnico de la Alianza Mar Blava

incendio en galicia

Brais Lorenzo / EFE

No sé si con las lluvias y la bajada de temperaturas de los últimos días se habrá acabado por fin este espantoso “verano” de interminable duración, tan avariento en precipitaciones que nos ha situado en una grave sequía generalizada (aunque el despilfarro generalizado en los usos del agua también tiene su parte de culpa) y ha propiciado las condiciones de sequedad adecuadas para los devastadores incendios que han asolado la Península Ibérica, provocando decenas de muertes en Portugal y Galicia.

Lo cierto es que, como nos advierten numerosos informes  sobre escenarios de cambio climático en la Península Ibérica (algunos ya publicados hace muchos años),  la tendencia es que la temporada seca empezará cada vez más pronto y acabará más tarde: el cambio climático nos está robando las primaveras y los otoños, al menos tal y como las conocíamos hace no mucho tiempo.

Por supuesto, no quiero decir que esos incendios en particular hayan sido provocados específicamente por el cambio climático. Es público y notorio que muchos de ellos, sino la mayoría, han sido provocados por gente malnacida con inconfesables intereses y, además, hay que añadir otros factores como la desidia de las Administraciones con su falta de previsión y la dotación escasa de medios para la extinción de incendios, sin olvidar que nos pasan factura las pésimas políticas forestales de muchas CC.AA.

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La batalla oculta por las interconexiones eléctricas

Luis Mª de la Maza – Socio Protector de la Fundación Renovables

Flickr Ramón

Es de dominio público que España es casi una isla energética por su escasa interconexión con los países vecinos. Son muchas las razones que históricamente han dado lugar a ello, empezando por nuestra situación geográfica, periférica y básicamente con un solo país (Francia) con el que buscar soluciones a los problemas que ello conlleva: inseguridad de suministro, falta de flexibilidad, precios elevados, etcétera.

En lo que respecta a nuestro sistema eléctrico, se sigue estimando que en 2020 seremos el único país de Europa continental por debajo del objetivo del 10% de capacidad de interconexión recomendado por la Unión Europea. Hoy en día nos situamos algo por encima del 4%, siendo las potencias eléctricas intercambiables con los países vecinos de 1.400 MW con Francia, 2.300 MW con Portugal y 600 MW con Marruecos (frente a más de 100.000 MW de potencia de generación instalada).

En 2020, una vez finalice la construcción de las interconexiones previstas (con Portugal, Andalucía-Algarve y Galicia-Minho, y con Francia a través de los Pirineos Orientales), la capacidad de interconexión se incrementará sólo hasta 6-7%. Está en estudio también una nueva interconexión con Francia mediante cable submarino a través del Golfo de Vizcaya. Pero todas estas conexiones son proyectos muy complejos y de muy largo plazo de definición, aprobación y ejecución.

La Unión Europea, dentro de sus planes hacia la Unión Energética en el continente, está propugnando e incluso “favoreciendo” el desarrollo de estas infraestructuras. Subsisten, sin embargo, viejos problemas que dificultan su materialización tales como la heterogeneidad de legislaciones y, de manera muy destacada, la existencia de enormes intereses nacionales, públicos y privados. Hasta cierto punto, hay actores en este “teatrillo” a quienes la implementación plena de estos planes no les interesa en absoluto.

Si obviamos la preocupación por la seguridad de suministro, cubierta en España por una enorme sobrecapacidad de generación, las interconexiones eléctricas deben permitir responder a la demanda con soluciones más eficientes, en términos de precio en primer lugar, pero también bajo la consideración de los aspectos medioambientales. En efecto, con mayor capacidad de intercambio sería factible una mayor integración de las renovables en el sistema dando salida a excesos puntuales de generación renovable en lugar de recurrir, como en la actualidad, a parar instalaciones, eólicas sobre todo, cuando la oferta de energía sobrepasa la demanda a nivel nacional o regional.

Hoy en día, sigue siendo problemático el desarrollo de estas infraestructuras por dificultades orográficas, protecciones medioambientales o “hipersensibilidad” de la población del entorno. Pero también, aunque de manera no tan evidente, porque hay una batalla oculta por esa capacidad de interconexión entre fuentes de energía convencionales (nucleares y termoeléctricas de carbón) y fuentes renovables (eólica y fotovoltaica).

En último extremo, la implementación masiva de energías renovables no habrá quien la pare, por necesidades medioambientales y por exigencias sociales; la derrota de las fuentes convencionales en esa batalla por las redes está cantada y sólo cabe esperar su rendición en un plazo corto, si no queremos que el planeta se nos vaya al garete antes. Eso sí, nos hacen falta gobiernos ambiciosos que establezcan una dirección clara para el futuro del sistema eléctrico europeo basado en la energía renovable y en la eficiencia energética.

  • Imagen: Flickr / Ramón