José Luis García – Área de energía y cambio climático de Greenpeace
Las cumbres de cambio climático, como la que estos días tiene lugar en Bonn, son propicias para muchas novedades: mientras los representantes de los gobiernos negocian cómo aplicar el Acuerdo de París, organizaciones sociales, científicas o empresariales aprovechan para presentar sus últimos estudios y propuestas.
El más reciente que hemos conocido alerta de cómo las emisiones de CO2, causantes del cambio climático, han vuelto a repuntar, tras varios años estancadas. Esperemos que no se trate de un cambio de tendencia, pero tras vivir en 2016 el año más caluroso jamás registrado, viendo que 2017 lleva el mismo camino (lo que va de año es ya el más cálido de los registrados sin el fenómeno del Niño activo) y con las concentraciones de CO2 en su nivel más alto en 800.000 años, sobran los motivos para reducir las emisiones con urgencia.
Y eso es lo que implica el anuncio de Iberdrola de solicitar el cierre de sus dos últimas centrales térmicas de carbón, ambas situadas en el norte de España. Estas centrales emiten más de 2 millones de toneladas de CO2 al año. Así que cerrar estas centrales cuanto antes es lo mejor que se puede hacer.
Con este paso, Iberdrola reduce su impacto en el cambio climático y en la salud ciudadana, con una decisión que marca el camino para las demás eléctricas y para el gobierno.
El plan incluye el compromiso de mantenimiento del empleo, al recolocar al 100% de la plantilla en labores de desmantelamiento y cierre, algo fundamental para la necesaria transición justa del carbón a la energía sostenible. Sería inadmisible que, tras décadas de explotar un monocultivo energético en una comarca, la empresa se marchase dejando abandonadas a las personas que han trabajado y vivido de esa actividad.
La decisión de cerrar el carbón viene tras muchos años de crítica por parte de Greenpeace y muchas organizaciones sociales, que denunciaban la falsa imagen verde tras la que Iberdrola ha estado haciendo negocio a costa del medio ambiente. Fue gracias a la presión pública y al diálogo como se consiguió que la compañía decidiese cerrar la central térmica de carbón de Pasajes (Guipúzcoa) o que asumiera que había que cerrar la controvertida nuclear de Garoña.
De manera que la primera conclusión de este caso es que, aunque cueste años de esfuerzo, protestar, dialogar y demostrar con datos que se tiene razón, merece la pena.
Ahora la pelota está en el tejado del gobierno español y de las demás eléctricas. El gobierno debería tomar buena nota y aprovechar la prometida ley de cambio climático y transición energética, así como el plan integrado de energía y clima al que obliga la normativa europea, para planificar un cierre ordenado de las energías más sucias, peligrosas y conflictivas, de manera que en 2025 no haya centrales de carbón ni nucleares en funcionamiento en nuestro país.
Sin embargo, el Gobierno español está tomando una posición más fósil que los dinosaurios, y pretende impedir por decreto cualquier cierre de centrales, mientras pelea en Europa para que se les den más subvenciones, al tiempo que mantiene el impuesto al sol que penaliza el autoconsumo con energía solar.
No es admisible que España sea el único país de Europa occidental que ni se ha planteado el abandono del carbón. 2025 es la fecha en la que lo harán Austria, Reino Unido e Italia, precedidas en años anteriores de Francia y Bélgica, a los que se sumarán hasta 2030 Finlandia, Holanda, Portugal y Grecia, por citar sólo ejemplos de países europeos.
¿Qué harán las eléctricas españolas? Si no quieren perder el tren del futuro, tanto Endesa como Gas Natural Fenosa, EDP y Viesgo deberían también tomar la decisión de cerrar sus térmicas de carbón. Puede que entonces el gobierno se dé cuenta de que es hora de unirse a la imparable transición energética europea y mundial.
Y en lo que respecta a Iberdrola, si quiere ser una empresa líder en energía verde, debe dar el siguiente paso: solicitar el cierre de sus centrales nucleares, invertir en generación renovable para sustituir esa energía sin recurrir a la quema de más gas, y posicionarse a favor de los derechos ciudadanos a participar sin restricciones en el sistema energético, incluyendo el autoconsumo.
Seguiremos empujando hasta conseguirlo.
«No es admisible que España sea el único país de Europa occidental que ni se ha planteado el abandono del carbón.»
Ahora Alemania, con su 40% de generación empleando carbón, no es un país de Europa occidental.
«…de manera que en 2025 no haya centrales de carbón ni nucleares en funcionamiento en nuestro país»
Y dos párrafos después pone como ejemplo a Francia, con su 70% de generación nuclear, como ejemplo.
14 noviembre 2017 | 13:17
Ya vemos que sabe sacar las cosas de contexto, algo más?
14 noviembre 2017 | 16:41
Vicente aburres
14 noviembre 2017 | 16:50
Los partidos que están negociando en Alemania la próxima coalición de gobierno están discutiendo justamente incluir un objetivo de fin del carbón. En España eso es ciencia ficción.
Las nucleares no tienen nada que ver en este asunto. Entre los países que han decidido abandonar el carbón los hay con nucleares y sin nucleares.
15 noviembre 2017 | 16:40
Pensar todos. Esto es lo que nos avisan miles de cientificos de todo el planeta
Finalmente, acaban con una advertencia: «pronto será demasiado tarde para cambiar el rumbo de la actual trayectoria que nos lleva al fracaso y nos estamos quedando sin tiempo. Debemos reconocer, en nuestras vidas diarias y en nuestras instituciones de gobierno, que la Tierra con toda su vida es nuestro único hogar que estamos derrumbando.»
Ejemplos de acciones propuestas
Ejemplos de acciones diferentes y efectivas que la humanidad puede tomar para la transición a la sostenibilidad:
• Priorizar la promulgación de grandes reservas protegidas.
• Restaurar comunidades con plantas autóctonas a gran escala, principalmente bosques.
• Implementar políticas adecuadas para remediar la extinción de especies animales.
• Reducir el desperdicio de alimentos mediante educación y mejores infraestructuras.
• Promover un cambio hacia dietas más vegetales y menos animales.
• Promover la reducción adicional de los índices de fertilidad.
• Idear y promover tecnologías no contaminantes y adoptar masiva mente energías renovables.
• Revisar nuestra economía para reducir desigualdades.
16 noviembre 2017 | 01:00
¿La radioactividad nos va a fulminar a todxs?
16 noviembre 2017 | 02:42
¿Hay que esperar, entonces a que se acabe el oro negro para hacer la transición? En mi opinión, lo importante no es solo cambiar de fuente de energía sino cambiar de mentalidad y de visión sobre la nueva manera en que queremos relacionarnos con el medio ambiente. No es tanto que haya una carencia de soluciones técnicas, sino bloqueos de índole social: salir del sistema, en este caso descarbonizarse, nos parece algo incluso traumático. Es necesario saber gestionar la resistencia al cambio, ahora que disponemos de los avances tecnológicos. El desafío es cómo integrar eso que cambia tanto en un sistema y que deja atrás a modelos clásicos. La innovación tecnológica tiene que completarse con la INNOVACION SOCIAL, con una buena gestión política, una gobernanza eficaz y con instituciones capaces de liderar la transición ecológica, operando el cambio de paradigma a nivel global. Nosotros ciudadanos, como primeros interesados en dar respuesta al calentamiento global, no nos queda otra que sumarnos a este impulso, resistir en la pendiente del consumo, despertar a los valores sostenibles, rescatar nuestra unión con la naturaleza, combatir la indiferencia e innovar en la realidad que vamos creando.
18 diciembre 2017 | 09:30