En las antípodas de la seguridad nuclear

Carlos Bravo – Coordinador del Secretariado técnico de Alianza Mar Blava

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En las últimas semanas ha sido noticia que nuestro recibo de la luz podría encarecerse en los próximos meses a causa de un notable incremento de la importación de electricidad española por parte de Francia.

El motivo de esta mayor exportación de electricidad desde España a Francia es la decisión de la autoridad de seguridad nuclear francesa de parar 16 centrales nucleares para someterlas a una revisión. Como, además de éstas, había ya paradas otras cinco centrales por otros motivos, ha llegado a haber un total de 21 centrales nucleares que no estaban operativas (de las 58 que tiene el país vecino) y eso ha forzado a Francia a importar más energía eléctrica de lo habitual desde España. Debido a ello han tenido que funcionar más centrales térmicas que son las que generan la electricidad más cara, y por ello los precios en el mercado mayorista han tendido al alza, lo que a su vez podría derivar en un aumento del coste del recibo para los consumidores finales.

Sin duda es una noticia curiosa, que pareciera indicar que los caminos de la electricidad son inescrutables y, en este caso, con potenciales repercusiones negativas al bolsillo del consumidor. A este respecto, cabe recordar que ese riesgo se vería totalmente anulado si, en lugar de exportar electricidad cara (y contaminante, agravadora del cambio climático) procedente de la quema de combustibles fósiles, estuviéramos exportando a Francia electricidad limpia producida con renovables. En efecto, como se desprende del informe “El sistema eléctrico español 2015” de Red Eléctrica de España (REE), una mayor participación de la producción renovable en el sistema implica una reducción del precio del mercado diario de la electricidad.

Pero, aunque a todos nos preocupa lo que tenemos que pagar en la factura eléctrica, lo que me resulta más sorprendente es que todos esos artículos se hayan centrado en el hecho del porqué un fallo en las nucleares francesas puede provocar una subida del recibo de la luz y no en la diferencia, en términos de independencia y rigor técnico, entre la Autoridad de Seguridad Nuclear de Francia (ASN) y nuestro Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).

La ASN ha decidido interrumpir el funcionamiento de casi un tercio del parque nuclear francés (que genera casi tres cuartas partes de toda la energía eléctrica que se consume en ese país) por sospechas sobre la seguridad de su funcionamiento. Ha hecho parar estos reactores para llevar a cabo en ellos trabajos de inspección de ciertos componentes, que pueden durar varios meses, sin dejarse doblegar por las presiones de su sector eléctrico ni las que pudieran haber venido de su Gobierno. Le da igual si Francia tiene que importar una electricidad cara de España o de otras partes. La ASN parece tener claro que lo primero es la seguridad nuclear y la prevención de accidentes, que no debe quedar supeditada a ningún otro criterio.

En comparación, veamos unos cuantos ejemplos del comportamiento del CSN, que siempre relega la seguridad nuclear a un segundo plano.

Uno es el intento del Presidente del CSN, y de la mayoría de los Consejeros (salvo la honrosa excepción de la consejera Cristina Narbona), de autorizar por 17 años más la operación de la obsoleta central nuclear de Garoña (gemela del siniestrado reactor 1 de Fukushima) para lo cual el CSN se ha saltado sus propios procedimientos internos.

Otro es la decisión Pleno del CSN (con otro voto particular de la consejera Narbona oponiéndose a ello) de, cediendo a presiones políticas del entonces ministro de Industria, Energía y Turismo (José Manuel Soria) y de la entonces presidenta de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (Mª Dolores de Cospedal), conceder la autorización previa de construcción del cementerio nuclear de residuos radiactivos de alta actividad (ATC) en Villar de Cañas (Cuenca) en contra de un informe de los propios técnicos del CSN que literalmente “cuestiona la idoneidad de su emplazamiento». Ese informe técnico del CSN evidencia que a la hora de seleccionar el emplazamiento de Villar de Cañas no se tuvieron en cuenta los factores geológicos, y concluye que es preciso demostrar la estabilidad y competencia del terreno.

Otro más, aunque la lista es inacabable. El CSN aprobó en septiembre de 2015 una modificación en su procedimiento interno de calificación de los sucesos relativos a la seguridad que se registran en las instalaciones nucleares. Un cambio (cuya aprobación por el Pleno no consta en ningún Acta) que implica una reducción significativa del número de casos que se clasifican dentro de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES) sobre los que el CSN debe informar a la opinión pública. Este cambio supone una clara relajación de los criterios sobre la gravedad de los sucesos en las centrales nucleares.

Cuando el Jefe de Área de Experiencia Operativa y Coordinador Nacional de la Escala INES, Rodolfo Isasia, el técnico de mayor prestigio y experiencia en el manejo de la escala INES del CSN, expresó su discrepancia a este cambio, advirtiendo que “se estaba cambiando el procedimiento de clasificación de sucesos en la escala INES por la puerta de atrás”, fue inmediatamente cesado por el CSN, sin la apertura de un expediente al respecto. El cese y  nombre de este funcionario se indican en la página 8 del acta del Pleno del CSN de 27 de julio de 2015 publicada en su web, y a este respecto, el CSN informó con detalle en una nota que ha sido retirada recientemente de dicha web.

Todas las centrales nucleares españolas están en el final de su vida útil operativa. Debido a ello, el número de sucesos notificables de seguridad del parque nuclear ha tenido una tendencia creciente en los últimos años. Como, por motivos técnicos y económicos no es posible revertir esta tendencia a una inevitable mayor inseguridad, el CSN ha tenido que venir en auxilio de las compañías propietarias de centrales nucleares, cuyo interés en ocultar esta situación ante la opinión pública resulta obvio.

Finalmente, el CSN ha ignorado en la práctica las lecciones derivadas del accidente de Fukushima. En marzo de 2017 se cumplirán seis años de este desastre nuclear y todavía la situación generada por el accidente está muy lejos de poder ser considerada como satisfactoriamente resuelta.

Con respecto a las pruebas de resistencia de la seguridad de las centrales nucleares en operación (nuclear stress tests), promovidas por la Comisión Europea tras Fukushima, el CSN se limitó a cubrir el expediente de la forma más laxa posible y desarrolló esa labor con gran oscurantismo y una falta de independencia notable con respecto a los titulares de las instalaciones nucleares. El CSN transmitió a la opinión pública la falsa idea de que se había examinado exhaustivamente la seguridad nuclear y que el parque nuclear español, con pequeños requerimientos de bajo coste, podía cumplir a la perfección con las nuevas exigencias post Fukushima. Sin embargo, hay que destacar, entre otras muchas cuestiones, que en el proceso de los stress tests se ha obviado y minimizado en gran medida, por parte del CSN y de los titulares de centrales nucleares españolas, la problemática del riesgo sísmico, asunto que tras el desastre de Fukushima ha cobrado una especial relevancia.

En resumen, pese a la vecindad con Francia, es como si estuviéramos en las antípodas en lo que respecta a la cultura de seguridad nuclear.

  • Imagen: Flickr/ Alpha du centaure

4 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Mascleta

    Lo que es flipante es que estos cabrones encima de tener beneficios con la venta, nos suban la luz, ¡¡ POR TENER BENEFICIOS !!!

    16 noviembre 2016 | 18:28

  2. Dice ser julio Gtez

    En las instalaciones de la hague tienen más seguridad que en Lemoniz. Sus artículos van en progreso, cada vez son peores.

    17 noviembre 2016 | 01:28

  3. Dice ser maria urizar

    Un gran reportaje, por no decir articúlo. Gracias a personas asi conseguiremos un mundo mejor. Les aconsejo informarse de las mediciones de radiactívidad proporcionadas por las estaciones Suizas.

    17 noviembre 2016 | 14:07

  4. Dice ser Javier

    Por desgracia hay bastantes partes de su artículo que son incorrectas. Las mas importantes:

    «obsoleta central nuclear de Garoña» – Esto es falso, una central nuclear mientras siga acometiendo las reformas exigidas por los organismos internacionales no está obsoleta, la mayor parte de su equipamiento ha sido actualizado y cumple con los estándares de seguridad mas estrictos.

    «gemela del siniestrado reactor 1 de Fukushima» – Cierto, el diseño de ambas es similar. Pero si vas a comparar ambas centrales, también has de incluir el entorno y los elementos externos. Garoña no está situada en zona sísmica (y aunque lo estuviese, no fue el terremoto lo que causó el accidente). Y mas importante aún, Garoña no está en una zona con riesgo de inundaciones. Además de que el equipamiento de ambas centrales no era igual: Garoña posee generadores diésel portátiles, cosa que Fukushima no. Garoña se ha actualizado (o está en proceso) con todas las mejoras posteriores al accidente de Fukushima.

    «Todas las centrales nucleares españolas están en el final de su vida útil operativa.» – Falso. En un inicio se estimó que la durabilidad de las vasijas del reactor era de 40 años operando. Sin embargo esto ha quedado mas que demostrado que no es verdad. En EEUU hay muchas centrales autorizadas a operar 60 años y muchas están preparando la solicitud hasta los 80. Además de que con la tecnología actual se puede sustituir la vasija de las centrales. Mientras que cumplan los estándares internacionales de seguridad requeridos, la planta no está obsoleta.

    «Debido a ello, el número de sucesos notificables de seguridad del parque nuclear ha tenido una tendencia creciente en los últimos años.» – Mentira. Si los sucesos notificados han aumentado, ha sido porque ahora los estándares de seguridad son mas rigurosos y las plantas están obligadas a reportar sucesos que antes no eran obligatorios.

    «que en el proceso de los stress tests se ha obviado y minimizado en gran medida» – Otra gran mentira. Los test de estrés se han realizado con toda la transparencia necesaria y se han publicado.

    Sr. Bravo, le recomiendo que revise sus fuentes en el caso de que no esté aportando información falsa intencionadamente. Y si es esto último, le indico que se está equivocando de enemigo, las renovables no pueden soportar toda la carga del sistema eléctrico español ellas solas, su factor de carga es demasiado bajo y necesitan una base para cuando no haya viento/sol/agua suficientes. Si de verdad queremos parar el cambio climático, hay que eliminar las térmicas y apostar por la nuclear y las renovables.

    18 noviembre 2016 | 11:49

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