Por Concha Cánovas – Experta en Energías Renovables
Recientemente la Organización Mundial de Meteorología presentó su Declaración sobre el estado del clima mundial en 2015, señalando que en este año las altas temperaturas batieron numerosos récords:
- Fue el año más cálido de los que se tienen datos tanto a nivel mundial como a nivel nacional en muchos países
- La temperatura media mundial cerca de la superficie fue la más elevada jamás registrada por un amplio margen
- El contenido calorífico de los océanos a escala mundial, tanto hasta los 700 metros como hasta los 2 000 metros de profundidad, alcanzó niveles sin precedentes
- El promedio mundial del nivel del mar fue el más alto desde que comenzaron los registros a escala mundial hace más de un siglo
- La concentración atmosférica de CO2 (principal gas de efecto invernadero de larga duración) batió un nuevo record, alcanzando 400 partes por millón (ppm), cifra que aunque se había alcanzado anteriormente en algunos lugares durante algunos meses, nunca antes lo había alcanzado a escala mundial y durante un año entero. Este nivel de concentración no descenderá durante “muchas generaciones” ya que el dióxido de carbono permanece en la atmósfera durante miles de años y en el océano mucho más.
No deja de sorprender que afirmaciones tan contundentes y al mismo tiempo tan preocupantes como las que recoge este informe hayan pasado casi desapercibidas y especialmente en un país como España, uno de los más más vulnerables al cambio climático. Estas evidencias deberían ser más que suficientes para que nos pusiésemos en cabeza en el liderazgo por una política proactiva para frenar el cambio climático, siempre por supuesto, dentro de los márgenes de la racionalidad económica.
Afortunadamente se nos presentan en estos momentos diferentes oportunidades para trabajar en esta dirección tanto a nivel institucional como individual:
- La entrada en vigor del Acuerdo de París el pasado viernes después de haberlo ratificado ya 100 países, de los más de 190 que lo firmaron, y que tiene como objetivo final limitar el aumento de la temperatura media mundial a menos de 2 grados centígrados en el siglo, con la meta más ambiciosa de que no sobrepase los 1,5 grados.
Su ratificación ha permitido que la Conferencia de Las Partes (COP22), que se está celebrando en estas semanas en Marrakech, se haya venido a denominar la “COP de la Acción” para hacer efectiva la cooperación internacional y el apoyo a la acción climática.
- La oportunidad que representa la nueva Directiva de Energías Renovables que la Comisión Europea está preparando para final de año será también decisiva para definir el papel que Europa ejerza a nivel internacional en el contexto de un nuevo modelo energético.
El texto que finalmente se apruebe deberá garantizar la predictibilidad y estabilidad de las medidas que se adopten, al mismo tiempo que otorgue un mayor peso a los ciudadanos derivado de los desarrollos tecnológicos alcanzados en los últimos años.
- El compromiso municipal ha demostrado ser una de las herramientas más efectivas en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y contaminación local, al mismo tiempo que permite reforzar el tejido económico y el compromiso social con sus ciudadanos. Ejemplos de ello tendremos ocasión de conocerlos en la Jornada Internacional de Intercambio hacia la sostenibilidad energética, que se celebra, también esta misma semana, en Barcelona.
- A nivel individual, cada vez es más frecuente la participación ciudadana en iniciativas sociales en materia medioambiental y energética como la Fundación Renovables, un millón por el clima, plataforma por un nuevo modelo energético, entre otras muchas, lo que permite involucrar a la sociedad en la transición energética; tomando como referencia Alemania el 47% de la potencia renovable en 2012 estaba en manos de ciudadanos y cooperativas.
La conjunción de todas estas iniciativas es consecuencia del momento decisivo y urgente en el que estamos para frenar la intensidad de la transformación medioambiental que sufrimos. Sólo nuestra falta de ética, podría justificar la adopción de una actitud poco comprometida por nuestra parte.