Por Hugo Morán – Exdiputado
Aun cuando la composición de un Gobierno suele ajustarse en sus estructuras básicas a unos cánones que se repiten legislatura tras legislatura, con sus peculiaridades en los distintos países, no es menos cierto que determinados criterios de oportunidad pueden coadyuvar mayores expectativas de éxito a la hora de abordar retos de distinto orden. Sea para suplir carencias, para aprovechar coyunturas o para reparar agravios, la creación de una determinada cartera ministerial, la dotación de un determinado rango, o una acertada agrupación de competencias, puede convertir en éxito una mediocre gestión, o truncar una sobresaliente trayectoria política.
Cierto que los tiempos inmediatos anteriores y posteriores a la presentación de un nuevo Gobierno atienden, casi en exclusiva, primero a las especulaciones y luego a las descripciones biográficas, y en mucha menor medida a los contenidos de las carteras. Aprovechando ese pequeño resquicio que el despliegue mediático deja abierto, voy a colar en estas líneas algunos de los interrogantes que me suscita la aparición de un ministerio hasta ahora inédito en sus contenidos: El Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital.
Vaya de antemano que algunos hubiésemos considerado mucho más atinado, coincidiendo en el tiempo con la entrada en vigor del Acuerdo de París, que en nuestro país se hubiese apostado por una política climática comprometida, por ejemplo con un Ministerio de Cambio Climático y Energía, ya que este acuerdo va a condicionar de forma notable las políticas económicas, industriales y sociales en los próximos años. En todo caso no estaríamos haciendo nada diferente de lo que algunos de los países de nuestro entorno han anticipado en años anteriores, aunque la resistencia demostrada hasta ahora por el Ejecutivo Español a ratificar el Acuerdo Climático, y a abordar su implementación, ya presagiaba un desenlace nada halagüeño a este respecto.
¿Qué conexión pueden tener la energía, el turismo y la agenda digital, para compartir ministerio y ministro? ¿Qué razones pueden haber llevado al Presidente del Gobierno a idear tan variopinta cartera? ¿Qué cabe esperar de este frankenstein ejecutivo?
Puestos a especular podría ser que, en la necesidad de contrapesar las carteras de Economía y de Hacienda, Rajoy hubiese decidido engordar la primera con las competencias de Industria que Guindos ya venía ejerciendo tras la dimisión de Soria; al tiempo que para no legar al ascendido Álvaro Nadal un ministerio capitidisminuido hubiese decidido añadir una enigmática agenda digital al amputado de energía y turismo. Si ello fuese así, se habrían hecho dos ministerios a la medida de los ministros antes que a la medida de las necesidades del país.
Por otra parte, conociendo la trayectoria energética del antiguo responsable de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno, no parece previsible que vayan a producirse cambios sustanciales en esta materia, así que de alguna manera habrá que seguir equilibrando la descomunal dependencia exterior de España en materia energética, y en un perfecto ejercicio de vasos comunicantes seguiremos financiando todas nuestras importaciones de combustibles fósiles con los ingresos generados por el boyante sector turístico patrio. En consecuencia el sol que no aprovechamos para producir nuestra propia energía, servirá para pagar la que tenemos que comprar fuera. Lo comido por lo servido. De la misma forma que la agenda digital del ministerio servirá para compensar el anquilosado mecanismo analógico con el que previsiblemente va a seguir gestionándose la energía.
- Imagen: EUROPA PRESS
Ya era hora de que hubiera un ministerio dedicado a la Agenda Digital.
Me alegro
07 noviembre 2016 | 19:38