Laura Martin Murillo – Directora Fundación Renovables
Los economistas ambientales llevan años intentando que comprendamos que vivimos por encima de nuestras posibilidades ecológicas. Nuestros sistemas de producción y consumo están agotando recursos naturales a ritmo creciente, recursos que son finitos, o cuyo ritmo de extracción es más rápido de lo necesario para su regeneración.
El concepto huella ecológica pretende facilitar la comprensión de este hecho midiendo la oferta y la demanda de los recursos naturales y los servicios ecológicos usados por la humanidad. Necesitamos conocer cual es nuestro impacto, nuestra huella, sobre el planeta para poder tomar decisiones acertadas. Necesitamos ser capaces de contabilizar los recursos existentes y los que vamos consumiendo para documentar si estamos viviendo dentro del presupuesto ecológico o consumiendo recursos de la naturaleza más rápido de lo que el planeta pueda renovarlos. Resulta dramático que, en contra del espacio informativo y político en la contabilización nacional a través de indicadores como el producto interior bruto o la renta nacional, la contabilización del consumo de nuestros recursos naturales no tenga apenas espacio en las reflexiones económicas. Probablemente porque sus conclusiones no son halagüeñas.
- Estamos en déficit. En 2015 la humanidad utilizó los recursos de 1,6 planetas (al ritmo de renovación que tiene los recursos). Vivimos muy por encima de nuestras posibilidades ecológicas.
- Cada vez nos gastamos el presupuesto anual antes. Para sensibilizar mejor sobre el problema se ha calculado qué día del año habríamos consumido un planeta y este día se conoce como el «día de sobrecarga del planeta», o “world overshoot day” en inglés. Si cuando se lanzó el indicador por primera vez en 1987, la humanidad se gastó el presupuesto el 16 de diciembre y en el año 2000 los expertos lo calcularon para finales de septiembre, este 2016 hemos consumido la cuota el 8 de Agosto. El resto del año consumiremos más de lo que se puede renovar. Desde ya vivimos a cuenta.
- Estos son los cálculos globales. Para España son aún peores. Nuestro déficit en huella ecológica se puede mirar de dos formas. Si todos los habitantes del planeta produjeran y consumieran como los españoles necesitaríamos más de 2 planetas (recordemos que ahora consumimos 1,6 porque hay otros que consumen menos y mucho menos que nosotros). Las variaciones entre países son muy grandes y tienen mucho que ver con el poder adquisitivo: por ejemplo, si todos consumiéramos como australianos necesitaríamos la friolera de 5,4 planetas y como los indios e indias, solo 0,7.
- ¿Cuántas Españas consumimos actualmente? También podemos hacer los cálculos referidos a nuestro patrimonio natural exclusivamente. Si utilizamos esta contabilidad nacional el resultado es que los que vivimos en este país consumimos en recursos el equivalente a 3 Españas, 2,9, para ser más exactos. Hay otros países que son menos deficitarios que nosotros, ya sea porque consumen más responsablemente o porque su patrimonio natural es más vasto. Los ciudadanos de los países ricos naturales estamos acostumbrados a consumir nuestros recursos y los de otros países más pobres, por eso, por ejemplo, los japoneses consumen en recursos el equivalente a 7 veces Japón.
Es muy importante visibilizar estas cifras porque una vez asumidas podremos empujar para que las políticas tengan en cuenta esta contabilización y habremos empezado a solucionar los problemas ambientales, estrés hídrico, agotamiento de suelos, sobrepesca, calentamiento global.
Uno de los elementos clave para reducir nuestra huella ecológica es la transformación del sistema energético. Más del 40% de la huella ecológica actual se debe a la quema de combustibles fósiles. Así que uno de los primeros objetiivos para ajustar nuestra economía ecológica debe ser transformar nuestra matriz energética para utilizar un 100% renovable. Si se trata de consumir recursos al ritmo que la naturaleza puede reponerlos, transformar la matriz energética en totalmente renovable supondrá el paso más importante ya que emitiremos gases de efecto invernadero sólo al ritmo en que la tierra los pueda absorber.
Esta es la clave de todo.
No hay nada más importante que esto, aunque a la mayoría de la gente en general le preocupen mucho más otras «pijotadas» de corto plazo.
Pero hay que avanzar un poco en el concepto.
No todos los ecosistemas tienen la misma capacidad de carga. De lo que se infiere que en cada ecosistema en el cual haya una población humana, habría que considerar 1.Cuántos recursos se pueden extraer de ese ecosistema sin comprometer su funcionamiento, 2. Cuánta población puede vivir con ese «excedente» según su estilo de vida.
Lo que significa que si todos queremos vivir no en una economía de subsistencia como las tribus indígenas (las únicas realmente sostenibles) sino «a todo trapo» en cualquier ecosistema de cualquier región del planeta (¿es esto asumible? no lo creo) nuestras cifras, es decir el número de personas que pueden vivir en cada lugar, tiene que reducirse notablemente.
Los recursos finitos son, valga la redundancia «habas contadas». De modo que o reducimos la población mundial paulatinamente, aplicando estrictas políticas de planificación familiar en todo el planeta, o nuestra civilización tiene los días contados. Es un suicido seguir aumentando la población mundial y, para colmo, querer vivir todos como se vive en el llamado primer mundo.
Y hay otro factor que no se suele explicar como el de la superpoblación y que sirve para entender por qué el planeta está sobreexplotado, y es que la abrumadora mayoría de la superficie del planeta está humanizada, es decir sometida a explotación y transformación humana: Solo una superficie anecdótica, irrelevante para sostener los ciclos naturales de la materia y la energía, está libre de intervención humana. Este es, junto a la superpoblación, el otro error planetario de la civilización mundial. Todo el planeta está sometido a intervención y explotación, y no se salvan de ello practicamente ningún «espacios protegido». Los parques nacionales, la red natura 2000, son una completa y dramática tomadura de pelo humanizada. Por tanto hay que crear una nueva red mundial de espacios protegidos donde la verdadera política, no como ahora, sea la protección y conservación intactas, es decir, espacios absolutamente libres de toda intervención humana. Y la superficie de esa red tiene que abarcar la mayor parte de la superficie terrestre y marina del planeta, por tanto absolutamente al revés de lo que hacemos ahora.
09 agosto 2016 | 15:54
Capulladas de la hija puta nueva era illuminati
09 agosto 2016 | 15:54
Totalmente de acuerdo con el comentario de Phoracantha.
09 agosto 2016 | 17:29
ES QUE NO SABEIS QUE LA REPUGNANTE MASONERIA ILUMINATI O «NUEVO ORDEN INTERNACIONAL» , ESTA EN GUERRA CONTRA LA NATURALEZA?
COMO PRETENDEIS QUE LA RESPETEN O COMTEMPLEN CUALQUIERA DE LAS PROPUESTAS ILUSAS DEL 1ER COMENTARIO?
DESPERTAD,
MÁS ACTOS Y MENOS TEORIZACIONES.
SALUT!
09 agosto 2016 | 20:42
No hay falta de recursos, hay un exceso de ricos que acaparan poder y control sobre las materias primas.
09 agosto 2016 | 22:06
TOTALMENTE DE ACUERDO, COMENTARIO 5,Y ESA PUTA ÉLITE PARECE SER QUE REPRESENTA EL 1 % DE LA POBLACIÓN MUNDIAL.
ALUCINANTE!
PARA PENSÁRSELO,
RECORDAD QUE NOSOTROS, EL PUEBLO, BIÉN ORGANIZADOS, TENEMOS EL PODER.
SALUT!
09 agosto 2016 | 23:55
PD: SABED, QUE ESE PODER TENDRÁ QUE IR INTRÍNSICAMENTE VINCULADO AL PODER DE DIOS.
PORQUE LAS GUERRAS QUE SE AVECINAN SERAN BÁSICAMENTE DE CARÁCTER RELIGIOSO.
ESTE REPUGNANTE NUEVO ORDEN QUE YA ESTA EN EL MUNDO Y PRONTO PRESENTARÁ «SUS CARTAS», ENTRE OTRAS COSAS, DE CARACTER LUCIFERINO/SATÁNICO COMO RELIGIÓN A ADORAR Y VENERAR, IRAN EN CONTRAPOSICIÓN A LOS DESIGNIOS DE «DIOS».
SE TRATA DE UNA SUPUESTA GUERRA DE CARÁCTER ESPIRITUAL.
RECORDAD: PARECE SER QUE HAY ALGO, ES DECIR, QUE DIOS SÍ EXISTE.
POR TANTO, CUANDO LLEGUE EL MOMENTO, ID CON CUIDADO CON EL CAMINO QUE ELEGÍS.
SALUT HERMANOS!
10 agosto 2016 | 00:17
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Salut!
12 agosto 2016 | 03:52