Regreso a Fukushima, cinco años después del accidente nuclear

Raquel Montón – Greenpeace y Fundación Renovables

El mes pasado estuve en Japón, visitando Fukushima 5 años después del accidente nuclear. Cinco años es mucho tiempo si tenemos en cuenta que el accidente está lejos de haber terminado, sin embargo, es muy poco tiempo si pensamos que los efectos de la contaminación radiactiva apenas acaban de comenzar.

El lugar donde se encuentra la central nuclear sigue estando muy contaminado con radiactividad. En la carretera más próxima a la central está prohibido ir a menos de 70 km/h y no se puede parar bajo ningún concepto. A día de hoy, sigue siendo imposible conocer ni la ubicación de parte del combustible nuclear fundido ni en qué estado se encuentra. Desde hace 5 años todos los días ininterrumpidamente se vierten más de 300 toneladas de agua en los reactores nucleares para evitar que ese combustible fundido, esté donde esté, pueda volver a “activarse”. Cientos de miles de millones de litros de agua que se acumulan por todas partes.

En nuestro camino hacia el noroeste de Fukushima, que es donde cayó la mayor parte de la radiactividad que fue a parar a tierra, apenas vimos gente. En estos 5 años 115.000 personas han dejado de vivir en Fukushima. Unas 63.000 todavía lo hacen en pequeñas viviendas prefabricadas en apenas 5 metros cuadrados por persona. Y a pesar de que de manera natural la radiactividad va decayendo, este proceso es tan largo que no permitirá hasta dentro de 300 años que las cosas vuelvan a estar como antes, pero su desgracia no acaba ahí. El Gobierno de Japón, en su empeño por volver a la normalidad, está descontaminando las carreteras y los 20 metros más próximos a las casas, apenas una cuarta parte de todo lo contaminado, pero con ello justificará que la gente puede regresar.

Bolsas de 1 metro cúbico con residuos radiactivos (Greenpeace)

Bolsas de 1 metro cúbico con residuos radiactivos (Greenpeace)

 Y ¿cómo quita el gobierno la contaminación radiactiva?, pues lo que están haciendo es “barrer” los primeros 5 cm del suelo y meterlos en bolsas. Unas bolsas negras que contienen unos 1.000 kilos de tierra contaminada cada una. Por el momento ya han llenado 9 millones de bolsas. Las bolsas están por todas partes, mires donde mires. En estos momentos hay 114.000 sitios con montones de bolsas. No se sabe qué van a hacer con ellas, pero es que además la tierra que “barren” tampoco queda limpia porque se vuelve a contaminar con el terreno que está a su alrededor y que no ha sido descontaminado. En resumen, a finales de año el Gobierno acabará de limpiar, según sus planes, y dejará de dar ayudas a esas personas que viven apiñadas, que se verán obligadas a regresar con la radiactividad y las bolsas. El propio relator de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ya ha alertado que esto puede violar el derecho humano a la salud.

Japón es un país que se encuentra entre los más desarrollados económicamente, no en balde es la tercera potencia mundial en muchos aspectos, y ha podido y puede prescindir de la energía nuclear, aun siendo el tercer país del mundo con más reactores. Desde hace cinco años apenas han funcionado los 54 reactores nucleares que tenía, en la actualidad tiene 43, y sólo dos de ellos funcionando. Sin embargo no puede superar un accidente nuclear, sencillamente porque los accidentes nucleares se pueden gestionar mejor o peor, pero no se pueden superar. Por ello es incomprensible que el Gobierno esté presionando para reiniciar los reactores, algo que la gente no desea, y que quiera obligar a la gente a volver a las zonas contaminadas, cosa que lógicamente la gente tampoco querrá.

Valla de prohibición de acceso por contaminación radiactiva (Greenpeace)

Valla de prohibición de acceso por contaminación radiactiva (Greenpeace)

Pero Japón no está tan lejos como parece. Esta situación recuerda mucho a lo que pasa aquí en España con la central nuclear de Garoña, la más vieja de la Unión Europea y que lleva más de tres años parada. El Parlamento, en su inmensa mayoría, pidió por escrito hace un mes que no se reabriera Garoña, se lo pidió al organismo que vela por la seguridad nuclear en este país, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), un organismo que rinde cuentas ante el Congreso. Pues bien, el CSN no ha hecho ni caso a los representantes de la soberanía nacional y sigue adelante con su intento de reabrirla.

Si ya resulta intolerable que las instituciones y gobiernos obliguen a sus ciudadanos y ciudadanas a soportar cosas que no quieren, en el caso de las centrales nucleares cuyos riesgos los asume la sociedad en su conjunto resulta insoportable.

3 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Leandro

    ¿Está la prohibición de regresar a los alrededores de Fukushima haciendo más daño que la radiación?
    http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/03/160311_japon_fukushima_planta_nuclear_radiacion_casas_tsunami_tragedia_mr

    11 marzo 2016 | 19:39

  2. Dice ser Leandro

    La radiación de Fukushima no tuvo impacto en la salud pública, informe Universidad Médica de Fukushima
    http://www.efe.com/efe/america/sociedad/la-radiacion-de-fukushima-no-tuvo-impacto-en-salud-publica-segun-un-informe/20000013-2846530

    11 marzo 2016 | 19:41

  3. Dice ser joseluis123123

    las 115000 personas que se fueron de la zona fue como consecuencia no del accidente en la central nuclear sino por el destrozo motivado por el terremoto y por el tsunami, no manipulemos ni digamos mentiras para exagerar esto, actualmente viven millones de personas en Nagasaki e Hiroshima sin ningún problema de radiación a pesar de que hace unos 70 años estallaron en la zona bombas atomicas lanzadas por los genocidas americanos.

    12 marzo 2016 | 15:32

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