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Cada vez es más frecuente el empleo de dispositivos electrónicos con pantallas luminosas tanto en entornos laborales y escolares y como para nuestras actividades recreativas. El empleo de estas pantallas requiere un esfuerzo por parte de la vista para mantener la visión cercana, además de que el parpadeo se ve disminuido, lo que implica en muchos casos que aparezcan síntomas derivados del empleo de estos dispositivos.
Y aunque somos los adultos los que más horas al día pasamos delante de una pantalla, los niños, sobre todo los adolescentes, también las usan con mucha frecuencia, sobre todo debido al cambio que se ha producido a la hora de estudiar, ya que muchos de los trabajos y deberes que deben realizar requieren de un ordenador.
El síndrome de visualización de pantalla es aquel que aparece como consecuencia de una elevada exposición a pantallas luminosas y que se traduce en la clínica como dolor de cabeza, sensación de fatiga visual, ojos rojos y picor ocular.
En este post hablamos de ello para que sepáis identificarlo, además de daros unos consejos para evitarlo.
El ojo y las pantallas
Los ojos están diseñados para recibir la información visual que nos llega del exterior. Para ello, la retina recibe la luz que rebota en los objetos que tenemos a nuestro alrededor tras atravesar una serie de estructuras que tenemos en el globo ocular. Además, dependiendo de lo cerca que esté un objeto, nuestro ojo se acomoda (como si lo enfocara) para que lo veamos de forma nítida.
Por otro lado, para que no se seque la superficie del ojo que está expuesta al exterior (la conjuntiva, la parte blanca del ojo, y la cornea, la que es trasparente y deja pasar la luz) parpadeamos con relativa frecuencia, ya que esto permite que las lágrimas imperceptibles que producimos constantemente se distribuyan por la superficie ocular.
Sin embargo, cuando nos ponemos delante de una pantalla, ya sea un ordenador para hacer un trabajo, la tablet para ver unos videos o el móvil para chatear con la familia, nuestro ojo debe hacer un sobreesfuerzo para mantener enfocada la imagen que está cerca. Además, mientras usamos estos dispositivos el parpadeo disminuye, lo que hace que la lubricación natural del ojo disminuya.
A esto hay que sumar que estos dispositivos funcionan con fuentes de luz propia, a menudo brillante o con reflejos, lo que acentúa el esfuerzo que debe hacer el ojo para mantener enfocada la pantalla.
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Síntomas propios del Síndrome de Pantalla de Visualización
Los síntomas visuales derivados del empleo de de pantallas son variados y se calcula que pueden aperecenre cuando se utilizan estos dispositivos durante al menos un 60% de una jornada laboral. Si tenemos en cuenta que una jornada laborar estándar dura unas 8 horas, es posible que estos síntomas aparezcan si un adulto (o un niño o un adolescente) pasa delante de una pantalla durante más de 4 o 5 horas al día.
Los síntomas más frecuentes que aparece asociado a este síndrome son:
- El cansancio visual, manifestado como que cuesta mantener la vista en algún objeto cercano.
- Visión borrosa, tanto a la hora de mirar algo de cerca, como al mirar algo de lejos tras haber pasado muchas horas delante de una pantalla.
- Sensación de pesadez de párpados.
- Ojos rojos.
- Picor ocular o sensación de arenilla al parpadear.
- El dolor de cabeza, referido normalmente a la frente, los ojos y la región cervical.
En muchas ocasiones estos síntomas no aparece todos juntos. En pediatría, sobre todo en chavales, suele ser frecuente el dolor de cabeza de inicio progresivo a lo largo del día, siendo la tarde el peor momento, y que mejora al descansar por la noche, como único síntoma. También, la visión borrosa de lejos, tanto de la televisión (que aunque es una pantalla no está cerca como un ordenador o una tablet) o la pizarra del colegio.
Por otro lado, hay estudios que se han realizado en los últimos años que ponen de manifiesto un aumento de la miopía en niños que utilizan en exceso pantallas para su día a día. Esta relación se basa en que si nos acostumbramos a mirar dede cerca todo el rato, nuestro ojo se vuelve perezoso para mirar de lejos y llegaría un momento en que le costaría enfocar objetos lejanos. Para compensar este efecto de las pantallas es muy adecuado que los niños realicen actividades al aire libre, ya que en ellas utilizamos el ojo para mirar las cosas que tenemos en nuestro entorno.
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¿Cómo puedo evitarlo?
El síndrome de la pantalla de visualización mejora cuando se disminuyen las horas que el niño (o el adulto) pasa delante de la pantalla. Por ejemplo, es muy habitual que en verano, época en la que solemos pasar más tiempo al aire libre y en la que no hay deberes que requieran el empleo de pantallas, los síntomas desaparezcan.
Pero como lo habitual a lo largo del año es que la rutina de nuestros hijos sea similar todos los días y que, si es que usan pantallas para estudiar o trabajar, pasen delante de ellas muchas horas al día, si que hay una serie de consejos sencillos que se pueden poner en práctica para evitar, o al menos mitigar, el síndrome de pantalla de visualización.
- El entorno donde está la pantalla
En la medida de lo posible evitaremos fuentes de aire, tanto aire acondicionado como calefacción, de forma directa a la cara, ya que aumenta la sequedad ocular. Además de mantendremos una tempera adecuada y no extrema (tanto fría como caliente), ya que de no hacerlo la humedad del entorno, lo que favorece la sequedad del ambiente.
La iluminación de la pantalla debe ajustarse a la luminosidad ambiental, la cual debemos variar en función de la iluminación de la sala donde trabajemos o estudiemos. De hecho, no se si os habéis fijado que los móviles suelen cambiar la iluminación de la pantalla de forma automática en función de la iluminación de la sala en donde estemos, sobre todo bajándola cuando apagamos la luz o subiéndola al máximo si salimos al exterior y hace un día soleado. Nuestro objetivo debe ser ese.
Por otro lado, la pantalla debe estar orientada de tal forma que no reciba reflejos de otras fuentes de luz, las cuales también hacen que tengamos que forzar más la vista para ver bien la pantalla.
- Distancia hasta la pantalla
El síndrome de pantalla de visualización aparece cuando miramos una pantalla cercana. Por tanto, tanto la televisión como el cine, siempre y cuando nos sentemos a una distancia adecuada no influyen en este síndrome.
Respecto a ordenadores, tablets o móviles, deben mantener una distancia respecto a la vista de al menos 50 cm. Distancia menores requieren mucho esfuerzo visual por lo que podrían empeorar considerablemente los síntomas o hacer que aparecieran de manera más temprana.
Además, deben situarse unos 30º por debajo de la linea visual, es decir, lo suficiente para que, sin tener que inclinar la cabeza, nuestros ojos miren a pantalla hacia abajo, ya que esto disminuye el esfuerzo de los párpados para mantenerse abiertos, además de que disminuye la zona expuesta del ojo al exterior y hace que tarde más en secarse.
- Mientras estamos con una pantalla
Se deben hacer pausas cada cierto tiempo para que el ojo no se acostumbre a mirar todo el rato de cerca. Se recomienda que al menos cada 2 horas se haga una actividad de al menos 15 minutos en la que no se utilicen pantallas.
Además, durante esas dos horas, debemos hacer mini-pausas en las que miremos a otro lado, mejor a objetos lejanos, durante al menos 15-20 segundos para relajar los músculos de los párpados, pero también aquellos que nos permiten mirar de cerca.
Por último, ya que durante el uso de pantallas el parpadeo disminuye, debemos obligarnos a parpadear de forma intencionada cada cierto tiempo. A esto podemos añadir unas lágrimas artificiales mientras usamos pantallas que nos ayudaran a mantener bien lubricado nuestra superficie ocular.
En conclusión, el síndrome de pantalla de visualización es el conjunto de síntomas ocular, tales como fatiga visual, dolor de cabeza, ojo rojo o sequedad ocular, que aparecer por un uso excesivo del pantalla a corta distancia de nuestra vista. Este síndrome se puede evitar, o al menos disminuir sus síntomas, si se ponen en marcha una serie de rutinas mientras se emplea una pantalla luminosa.
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