La comunicación no verbal también existe sin tener presente a nuestro interlocutor. Aunque, por otro lado, sabemos que es indispensable a través de las expresiones de la cara, la entonación de las palabras o las distancias, poder identificar sentimientos o estados de ánimo en la otra persona. En la comunicación electrónica estos tres indicadores no verbales están siendo sustituidos por un nuevo lenguaje simbólico o gráfico, el de los emoticonos.
Estas ‘caritas’ que ahora usamos con tanta soltura tuvieron un origen bastante curioso. Todo comenzó en al inicio de la década de los 80 por un malentendido en el foro de profesores de una universidad estadounidense. El profesor de informática bromeaba con sus compañeros: “Accidente en el departamento de Física. Ascensor contaminado de mercurio. Existe un pequeño riesgo de incendio. La descontaminación terminará a las 8 de la mañana del viernes”. A sus compañeros aquello les debió parecer creíble y fue un caos. El profesor reconocía que sus palabras le traicionaron y que le faltaba un elemento para transmitir por escrito que algo era un chiste, entonces se le ocurrió añadir: dos puntos, un guión y un cierre de paréntesis “🙂 esto para las bromas, léanlo de lado”.
Desde entonces su uso se propagó a diferentes universidades y el número de símbolos también se fue ampliando. Pero ha sido recientemente cuando los científicos están descubriendo el poder, las peculiaridades y los efectos de estos iconos en nuestra vida diaria e incluso en nuestro cerebro.