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Piqué lo confirma: «El tema de los árbitros está calentito» en Can Barça

Más de dos semanas lleva el Barça rodeado de polémica arbitral. A favor, en contra… da igual el colegiado que pite el partido que siempre aparecen jugadas polémicas, quejas y disputas por su actuación. Ayer, para no ir más lejos, los jugadores del Barça se quejaron de la actuación de José Luis González González, pero no fueron los únicos.

Los aficionados de la Real manifestaron su enfado en el campo con una Tamborrada de silbidos. Y los jugadores lo hicieron ante la prensa y a través de las redes sociales. Illarramendi, Raúl Navas, Íñigo Martínez, Zurutuza, Sergio Canales… Es decir, casi la plantilla al completo se quejó de la actuación arbitral.

Las jugadas polémicas estuvieron presentes en gran parte el encuentro. Los donostiarras reclamaron un fuera de juego inexistente, y las expulsiones de Messi y Neymar por doble amarilla. No se produjeron, pero tampoco ellos dejaron jugar al Barça. Faltas, interrupción del juego y hasta dos agresiones que reclaman algunos medios de la ciudad condal.

Gerard Piqué haciendo un Facebook Live.

Gerard Piqué haciendo un Facebook Live.

Al partido no le faltó de nada. Hubo incluso sorpresas: Gerard Piqué no quiso comentar la actuación arbitral en un vídeo en el que contestaba a sus seguidores: «No voy a hablar del tema de los árbitros que está calentito», dijo el central azulgrana, como si alguien le hubiera dado lecciones de modales... Pero no le falta razón. El Barça lleva todo el año inmerso en polémicas y ayer había que celebrar el fin de la maldición.

Por fin, después de 10 temporadas el club catalán consiguió ganar en Anoeta. Y no fue una victoria cualquiera. Neymar, de penalti con paradiña incluida (que solo un experto como él se atreve a hacer), ha otorgado al Barça una ventaja importante a la hora de alcanzar las semifinales de Copa. El rey de copas está más cerca de lograr otra.

Además, los culés llevan tres victorias consecutivas muy importantes para remontar el vuelo. Luchar por la Liga y meterse en la final de la Copa del Rey son los objetivos más próximos. Parece que el camino a seguir es este. Eso sí, las polémicas hay que dejarlas de lado.

Los datos detrás de los continuos atracos arbitrales al Barça

Uno ve ayer a Gerard Piqué encararse con el presidente de la Liga y, si no ha seguido mucho la competición últimamente, piensa que ha sido la gota que ha colmado el vaso de continuos atracos arbitrales, de meses sufriendo expulsiones injustas, penaltis en contra y demás decisiones que le han impedido llevarse un torneo tras otro.

Gerard Piqué

Gerard Piqué señalando a Javier Tebas tras el Villarreal – Barça (TWITTER RADIOESTADIO).

Piqué ahora mismo está en modo semidios. Me quedó claro en esa frase en la que se regocijaba por tener más seguidores en Twitter que el diario deportivo más leído de España. Y si se tiene que encarar con Tebas por un par de partidos en los que se ha sentido perjudicado, lo hace y punto. Que para eso va a ser el próximo presidente del Barça.

Pero la realidad de los datos es diferente, muy diferente a lo que el central del Barça denunció ayer. Sí, al Barça le perjudicaron ante el Villarreal con un claro penalti no señalado por manos de Bruno (otros que se reclamaron en ambas áreas no fueron tan claros como éste). Y también recibió decisiones arbitrales en contra en el partido de Copa ante el Athletic, con un claro penalti sobre Neymar no señalado y una agresión de Aduriz que el colegiado no vio.

No recuerdo que después del pasado Barça – Madrid de Liga se hablara tanto desde el equipo azulgrana del arbitraje, la verdad. Debe ser que la conspiración ha sido algo reciente.

Justo después de las quejas arbitrales, varios conocidos periodistas especialistas en estadística deportiva dieron varios datos demoledores, de los que deberían hacer que Piqué y todos los que están en su barco conspiranoico se sonrojen y mucho.

El primero de ellos lo ofreció Pedro Martín, periodista de la Cadena Cope, que desveló que en las últimas 61 jornadas al Barça le habían señalado 24 penaltis a favor por solo uno en contra. Después, el analista Alexis (Mr. Chip), colaborador de Onda Cero y As, hizo una comparativa demoledora sobre los penaltis a favor y en contra de Madrid y Barça y las expulsiones que habían recibido. Que cada uno juzgue.

El Barça y los árbitros: Otro penalti claro no pitado que le aleja de la Liga

Cansancio y asombro. Eso es lo que me produce que siempre se diga que al Barça le benefician los árbitros. Dos penaltis claros no pitados (por no incluir los que «podrían haber sido») en dos partidos consecutivos hacen que todos los argumentos de quienes piensen eso se derrumben.

Mano de Soriano que impide el remate de Messi

Mano de Soriano.

Empecemos por el último: El colegiado Iglesias Villanueva no otorgó al Barcelona fue en el partido de liga frente al Villarreal. Bruno Soriano extiende el brazo para impedir el remate de Messi. Y que un jugador toque el balón con la mano en el área es penalti siempre. Pues en esta ocasión pasó desapercibida para el árbitro.

Hasta el propio jugador se reía tras el partido al ser preguntado por la acción… lamentable.

El primero, clamoroso, de Etxeita sobre Neymar en el partido de ida de Copa del Rey ante el Athletic de Bilbao. De haberlo pitado (y marcado) seguramente hubieran cambiado las tornas en el juego. Así, el 2-1 final y Fernández Borbalán (árbitro) dejan al Barça con la soga al cuello en la competición.

La segunda vez que sucede en dos partidos. ¿Casualidad?

El Barça disimula sus dudas tras una pésima actuación arbitral

Un Valencia violento puso sobre las cuerdas al Barça. Los de Luis Enrique se llevaron de Mestalla tres puntos en el último suspiro, que seguramente serán decisivos al final de la temporada, pero que no espantan las dudas que recaen sobre los azulgrana.

Dudas en defensa y en el centro del campo. Dudas que solo se olvidan cuando aparece la MSN y que se incrementan con las lesiones de Jordi Alba y Andrés Iniesta. Dudas que hacen que, en la novena jornada de Liga, solo sumen 19 de los 27 puntos posibles.

Un penalti a tan solo siete segundos del pitido final hizo que el partido se decantase del lado de un Barcelona, que empezó fuerte pero que se fue desinflando tras el descanso. El Valencia —empleando un juego demasiado brusco e intenso— consiguió plantar cara al conjunto catalán y mejorar su imagen de las últimas jornadas.

Undiano Mallenco

El árbitro Alberto Undiano Mallenco en el partido entre Barcelona y el Valencia. EFE

Fue un partido en el que hubo de todo: un gol en fuera de juego, reencuentros entre excompañeros, graves entradas impunes, lesiones… todo ello con un claro protagonista: Undiano Mallenco. A pesar de que a los culés no nos guste hablar de los árbitros —fíjense en Guardiola—, otra nefasta, pésima o desafortunada (elijan el calificativo que quieran) actuación del navarro no puede pasar desapercibida.

Ni Barça ni Valencia quedaron conformes con el arbitraje aunque los segundos manifestaron más su descontento. Y no es para menos. El primer gol de Leo Messi —en racha desde que volvió de su lesión y ya empatado con Luis Suárez en la lucha por el pichichi— vino precedido de un fuera de juego de Suárez que Undiano no vio (o no quiso ver) y que seguramente hubiera cambiado el sentido del encuentro.

A partir de ahí, la vara de medir que usó el árbitro no favoreció a nadie. Todo lo contrario, los perjudicó a todos. Mario Suárez, Enzo Pérez o Busquets merecieron mayor castigo por varias jugadas peligrosas y dos penaltis no pitados, uno a favor de cada equipo, terminaron por desquiciar a chés y culés.

A su favor está que puso de acuerdo a ambos equipos. ¡Todo un logro Undiano!

Por Noelia Pérez, @NoeliaPerez13, culé.

Lo que el arbitraje esconde

La resaca del clásico deja un sinfín de polémicas: tres penaltis cuestionables, la expulsión de Ramos, las posteriores declaraciones del sevillano y de Cristiano con quejas arbitrales, la trifulca entre Cesc y Pepe o el pisotón de Busquets al portugués ciegan la vista de casi todos los aficionados y apartan el debate sobre el impresionante espectáculo que se vio en el Bernabéu.

Messi tras marcar ante el Madrid

Leo Messi tras marcar ante el Real Madrid con Pepe y Cesc discutiendo (EFE).

Pero cuando el berrinche acabe, el Real Madrid debería revisar una cosa que también tiene cierta importancia: su fútbol. Los blancos pudieron ganar el partido, de eso no hay duda. Los arranques de Di María y, en general, la calidad de todos sus futbolistas, le convierten en un equipo capaz de salir victorioso de cualquier partido sin jugar bien. Porque esa es la gran verdad del choque: los de Ancelotti jugaron mal, muy mal.

El planteamiento del italiano, pese a salir con la alineación de gala, fue deficiente. Apostó por los rápidos contragolpes, renunciando a la posesión de balón, con un ’11’ más pensado para jugar el balón que para perseguirlo. Los balones largos y las galopadas imperiales estuvieron cerca de surtir efecto, pero hay más equipo como para fiarlo todo a ello.

Messi vuelve a ser feliz en los clásicos ahora que Mourinho ya no es el que hace los planteamientos. Se acabaron los centrocampistas pendientes en todo momento de él y rascándole el tobillo cada vez que recibía en el medio campo de los pasados partidos ante los blancos.

En el Bernabéu, el argentino tuvo tiempo cada vez de controlar el balón, levantar la cabeza, poner buena cara para la foto y buscar el pase al compañero que buscara el desmarque. Ahí se decidió el clásico, en esos pases de Leo que encontraron primero a Iniesta y después a Neymar en la jugada decisiva del partido, y no en los posibles errores de Undiano denunciados por los jugadores madridistas.

La gran temporada del Madrid hasta ahora le ha hecho merecedor de haberse ganado el derecho al error, sus vergüenzas deportivas se han visto en un momento en el que aún se puede solucionar. La final de la Copa está a la vuelta de la esquina y ahí es donde Ancelotti debe decidir hacia donde quiere que vaya el equipo. Porque si la idea es esperar al Barça atrás y buscar el contragolpe, para qué llenar el centro del campo de jugadores de calidad que apenas van a tocar el balón.  El Real Madrid debe decidir de una vez qué quiere ser.