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¿De dónde proviene la expresión ‘A grandes males, grandes remedios’?

A través de mi cuenta @yaestaellistoquetodolosabe2 en Instagram, me preguntan de dónde proviene la expresión ‘A grandes males, grandes remedios’.

¿De dónde proviene la expresión ‘A grandes males, grandes remedios’?

La expresión ‘A grandes males, grandes remedios’ tiene su origen en la idea de que cuando nos enfrentamos a un problema o situación grave, se deben tomar medidas drásticas o extremas para solucionarlo.

Esta idea también se refleja en el aforismo de Hipócrates ‘Ad extremos morbos, extrema remedia exquisite optima’ quien sugería que, en casos extremos de enfermedad, los remedios extremos son los más efectivos.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta paremia no siempre es aplicable en todas las situaciones, especialmente en aquellas en las que las soluciones extremas pueden tener consecuencias negativas o indeseables y, por lo tanto, es importante evaluar cuidadosamente la situación y considerar todas las opciones antes de tomar medidas drásticas.

 

 

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Fuente de la imagen: pixabay

¿De dónde surge llamar también ‘zaratán’ al cáncer de mama?

Conocemos como ‘cáncer’ a la enfermedad en la que se desarrolla anormal e incontroladamente ciertas células que invaden y destruyen los tejidos orgánicos. Dicho término proviene del latín (escrito del mismo modo pero sin acentuar) y cuyo significado literal es ‘cangrejo’. Hasta allí llegó desde el griego ‘karkínos’καρκίνος– (de significado exacto) y que comenzó a ser utilizado por Hipócrates de Cos (entre los siglos V a.C y IV a.C.) considerado como ‘el padre de la medicina’ y posteriormente por Galeno de Pérgamo (entre los siglos I d.C. y II d.C.) quien se convirtió en el referente médico de la Edad Antigua.

¿De dónde surge llamar también ‘zaratán’ al cáncer de mama?

Ambos, a través de sus diferentes estudios sobre la enfermedad compararon a esta con un cangrejo, más concretamente con las patas del crustáceo.

Varios son los términos con los que, normalmente, nos referimos a un cáncer, entre ellas los más comunes son ‘carcinoma’, ‘tumor’, ‘sarcoma’ y hay uno que, sin ser ampliamente utilizado, encontramos algunos escritos en los que aparece y más concretamente para referirse al ‘cáncer de mama’: ‘zaratán’.

Este vocablo nos llegó a través del árabe hispánico ‘saraṭán’, y éste provenía del árabe clásico saraṭān cuyo significado es el mismo que cáncer: ‘cangrejo’.

Y es que los antiguos árabes (muy avanzados en la medicina durante la Edad Media) tomaron como referencia los estudios sobre la enfermedad de Hipócrates y Galeno y en su presencia en la Península Ibérica dejaron infinidad de términos que acabaron incorporándose a nuestra lengua, entre ellos el mencionado zaratán.

¿De dónde surge llamar también ‘zaratán’ al cáncer de mama?Ante la proliferación de términos y sinónimos para referirse al cáncer, a partir del siglo XVIII el término ‘zaratán’ quedó vinculado exclusivamente al cáncer de mama, pudiendo encontrar que en el tomo VI del Diccionario de Autoridades de 1739 (el primer diccionario oficial publicado por la RAE) con la siguiente acepción: “Un género de enfermedad de cancer, que dá à las mugeres en los pechos, el que les vá royendo, y consumiendo de tal suerte la carne, que por lo regular vienen à morir de esta enfermedad. Covarr. dice es voz Arábiga, que en su Lengua significa lo mismo”.

Cabe destacar que en Castilla también se utiliza el término ‘Zaratán’ para referirse a una ‘cordelería, taller u obrador donde se hacen cordeles’, tal y como recoge el Diccionario de la RAE, aunque indica que dicho vocablo es de origen incierto, no encontrándose relación alguna con el que designa la enfermedad. Incluso existe un municipio en la provincia de Valladolid con dicha denominación, aunque tampoco se sabe con certeza de dónde proviene su toponimia. Algunas fuentes indican que de ‘cangrejo fluvial’, como es el caso de Pancracio  Celdrán en su ‘Diccionario de topónimos españoles y sus gentilicios’ y otros (tal y como indica Lourdes Moro Gutiérrez en el ‘Estudio Etnográfico de Zaratán’) que procede del término árabe ‘Sarita’ cuyo significado es ‘cordel’, quizá por algún artesano que, siglos atrás, se instaló en dicho municipio.

 

 

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Fuente de las imágenes: pxhere / Diccionario de Autoridades de 1739

Destripando mitos: ¿sirve de algo poner un bistec crudo sobre un ojo morado?

Destripando mitos: ¿sirve de algo poner un bistec crudo sobre un ojo morado?

Hoy en día, cuando alguien ha recibido un golpe y le está saliendo un hematoma, uno de los remedios más efectivos y rápidos es ponerse algo frio en la zona golpeada (como una bolsita de gel guardad previamente en el congelador, hielo dentro de una bolsa o envuelto en un paño, guisantes congelados en una bolsa…) y posteriormente aplicar una pomada que contenga ‘pentosano polisulfato’ (comercializada como ‘Thrombocid’), que ayuda a mejorar la irrigación sanguínea de la zona afectada, previniendo la formación de trombos.

Pero muchas son las ocasiones en las que, ya sea a través del cine, la televisión, la literatura e incluso por trasmisión oral, hemos visto que como remedio para bajar el hinchazón y el hematoma (comúnmente de un ojo morado) era colocando un bistec de carne crudo sobre la zona amoratada.

Hoy en día esto tiene poco sentido de hacerlo. Si alivia algo el poner la carne sobre un ojo morado es por el frío del bistec, que es conservado en un frigorífico, pero si realmente se quiere aplicar algo que por su baja temperatura ayude a bajar un hinchazón lo que hay que hacer es usar uno de los productos mencionados al inicio de este post.

El hecho de poner el bistec sobre el moratón fue una costumbre que se popularizó sobre todo a mediados del siglo XX, siendo un recurso frecuente utilizado en innumerables películas y series de la época. Esto es así no por la efectividad del remedio, sino porque visualmente la escena quedaba mucho más impactante de cara al espectador que si se colocaba una bolsa con hielo.

Pero también cabe destacar que no fue un recurso inventado por la ficción cinematográfica, sino que viene de mucho más atrás.

Hoy en día todas las neveras disponen de una parte con congelador donde se produce hielo o se almacenan productos congelados, pero hace varias décadas atrás muchos eran los refrigeradores que tan solo tenían la propiedad de enfriar los alimentos, por lo que era más frecuente tener un bistec guardado ahí que unos cubitos de hielo. Éste solía venderse ambulantemente y en bloques, por lo que salía mucho más barato y fácil utilizar carne para aplicar a un hematoma que hielo.

Pero el hecho de que se pensara que aplicar un bistec era un buen remedio no surgió de la nada y porque fuese uno de los productos más frescos que se tenían, sino que era una costumbre heredada desde la antigüedad.

Muchísimos son los tratados médicos de hace varios siglos en los que se indica que la carne era un buen remedio para aliviar los golpes y, de hecho, durante la Edad Media se realizaba una ‘cataplasma de carne’ en la que se mezclaban varias hierbas medicinales con carne previamente machacada (picada) y que se aplicaba ya no solo en un hematoma, sino sobre heridas, llagas, úlceras, etc.

Actualmente esto estaría totalmente contraindicado, debido a que aplicar carne cruda sobre una herida abierta infectaría ésta de bacterias y, sobre todo, teniendo en cuenta que siglos atrás no existía la higiene de hoy en día.

Esto se hacía no porque la carne estuviera fría (que por aquel entonces no lo estaba) sino porque se había recibido como enseñanza médica desde la época de la Antigua Grecia en la que el médico Hipócrates de Cos (que vivió entre el 460 a.C y el 370 a.C) formuló su ‘Teoría de los humores’ en la que catalogaba la personalidad de cada individuo en cuatro estados: colérico, melancólico, sanguíneo y flemático; cada estado producía un tipo de fluido (humores) y tenía un modo diferente de sanarse.

Los hematomas se englobaban en el ‘sanguíneo’ y el remedio para curarlos era aplicando carne de vacuno, ya que, al ser roja y sangrienta, atraería la hinchazón.

De ahí que durante la mayor parte de la Historia (hasta bien entrado el siglo XIX) la teoría humoral fuese la más extendida y difundida entre los médicos.

En resumida cuentas ¿sirve de algo poner un bistec crudo sobre un ojo morado? Hoy en día tiene poco sentido hacerlo pero si no se tiene nada más a mano y esa carne se saca del frigorífico sí que puede aliviar un poco la hinchazón, pero no porque la carne tenga propiedades curativas, sino por el hecho de aplicar algo frío sobre el golpe. Eso sí, si la herida está abierta es totalmente desaconsejable aplicar un bistec crudo (por las bacterias que contiene éste y la infección que podría causar).

 

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Fuente de la imagen: Captura vídeo dailymotion (episodio ‘The Apology’ -9×09- de la serie ‘Seinfeld’)

¿Por qué se llama ‘cólera’ al ataque de ira? ¿tiene algo que ver con la enfermedad del mismo nombre?

¿Por qué se llama ‘cólera’ al ataque de ira? ¿tiene algo que ver con la enfermedad del mismo nombre?

Se conoce como ‘cólera’ a una enfermedad intestinal infecciosa que provoca fuertes diarreas, vómitos y deshidratación. Desde la antigüedad se tenía el convencimiento que dicha dolencia estaba estrechamente relacionada con la ‘bilis’ (secreción amarillenta o verdosa, altamente amarga, y que es producida por el hígado de los vertebrados). De ahí su nombre ‘cólera’ que etimológicamente nos llega del latín ‘cholĕra’ y a éste del griego ‘cholḗ’ (χολή) que significaba literalmente ‘bilis’.

Por otro lado nos encontramos al médico griego Hipócrates de Cos (que vivió entre el 460 a.C y el 370 a.C) a quien se le atribuye una teoría (altamente defendida por los filósofos y expertos de la época) que catalogaba la personalidad de los individuos en cuatro estados (Teoría de los humores) y en la cual destacaba que esos estados (valiente, enojado, depresivo y calmado) eran producidos por cuatro fluidos (humores) que recorrían por el interior del organismo de cualquier persona.

Los líquidos que provocaban esas condiciones en el carácter de los individuos eran: la sangre (producida por el corazón) la cual proporcionaba valentía y coraje; la bilis amarilla (producida en el hígado) que daba exacerbación y mal carácter;  la bilis negra (que se producía en el bazo) responsable del decaimiento y la depresión; la flema (que se producía en los pulmones) que convertía a la persona en indiferente y aplacada.

Y fue precisamente la relación de esa ‘bilis amarilla’ con la ira y el enojo lo que le dio al término cólera (que, como unos párrafos más arriba he explicado, significa literalmente bilis) la acepción de exasperación, rabia, enfado o furia (entre otras) y dando origen a expresiones como ‘tener un ataque de cólera’, ‘entrar en cólera’ o ‘montar en cólera’.

 

 

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Post realizado a raíz de una consulta realizada por Karla Lorente a través de la página en Facebook de este blog.
Fuente de la imagen: Craig Sunter (Flickr)