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Di no al nido

Ayer estuve hablando con un amigo que acaba de ser padre de un futuro compañero de juegos de mi peque, o al menos eso espero.

Me comentaba que en la clínica tienen nido, allí está el niño, y no les han dado la opción de tenerlo con ellos en la habitación.

Ya sabes cómo son los médicos, que no te explican demasiado ni te hablan claro.

Hace ya algún tiempo otra amiga, también en una clínica privada, tuvo a su bebé en el nido.

Ella sí tenía la opción de tenerlo en la habitación, pero se lo vendieron muy bien:

Así descansarás de los trabajos del parto, que también te mereces dormir bien. Son sólo un par de noches. Nosotros lo cuidaremos perfectmente y luego tendrás en casa tiempo de sobra para no separarte de él.

Y en esa situación: recién paridos, inexpertos, dolorida, confusos… te dejas mangonear más de lo que deberías.

No te dejes convencer.

Seguro que algo en las tripas te dice que quieres que aparten de ti a tu bebé. Algo institivo, algo que compartimos con cualquier hembra de animal.

Que intenten convencer a cualquier perra, gorila o cebra (por decir los tres primeros mamíferos que se me han venido a la cabeza) de que es mejor que se lleven a su cría por la noche. A ver si son capaces.

Para establecer la lactancia materna es importante que las primeras horas la madre y el bebé no se separen.

Aún separados se puede lograr, pero es preferible que estén juntos en todo momento.

Y no lo digo sólo yo. Lo dicen todo tipo de expertos o asociaciones que van desde La Liga de la Leche hasta Unicef, que en su decálogo para que un hospital obtenga el galardón de Amigo de los niños pide que:

7. Facilitar la cohabitación de la madre y el hijo 24 horas al día.

Una vez una persona bien informada me explicó las verdaderas razones por las que en muchos centros insisten con el nido.

Una es la de seguir con viejas costumbres. El nido era la práctica habitual en los años 70 y 80, y se limitan a seguir con sus rutinas y protocolos hospitalarios.

La segunda, que además es la causa de que exista la primera, es que resulta más fácil y económico atender una habitación con un montón de bebés que una planta entera llena de habitaciones con padres primerizos y recién nacidos.

En el nido un par de enfermeras experimentadas con el biberón en la mano pueden controlar sin problemas a muchos bebés. No se asustan sin motivo, no corren alarmadas al primer lloro y si tienen hambre, biberón y listo.

Así que ya sabes, di no al nido.

Y antes de elegir dónde vas a tener a tu hijo, entérate bien de sus políticas.