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¿De dónde proviene el término ‘chanchullo’?

El curioso origen del término ‘chanchullo’

Conocemos como ‘chanchullo’ a aquel acto ilícito que se hace con intención de conseguir un fin, habitualmente lucrativo, como hacer algún tipo de negocio algo turbio. Un ejemplo de su uso en una expresión podría ser: ‘Fulanito se gana la vida haciendo chanchullos’.

El término chanchullo aparece por primera vez en el Diccionario de la Rae de 1853 dándole la acepción de ‘acción de mal género hecho de oculto, estafa y robo’.  El vocablo provenía de ‘chancha’ (Embuste, mentira, engaño. Incorporado en el Diccionario de Autoridades de 1729) y éste de ‘chanza’ (Dicho burlesco, festivo, y gracioso, a fin de recrear el ánimo u de ejercitar el ingenio. Que también fue incorporada por primera vez en el Diccionario de Autoridades de 1729). Aquel que habitualmente hablaba en broma (como los pícaros) era llamado ‘chancero’ (todavía en uso) Al que hace chanchullos se le conoce como chanchullero.

Y para encontrar el origen del término chanza debemos dirigirnos al italiano, ya que derivó del vocablo ‘ciancia’ de idéntico significado. Al italiano llegó desde el germánico ‘zänseln’ utilizado para referirse a aquel que habla con familiaridad.

 

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Fuente de la imagen: chooselifeproject

Dos curiosas anécdotas (cara y cruz) en la historia de la esgrima olímpica

Dos curiosas anécdotas (cara y cruz) en la historia de la esgrima olímpica

En todos los eventos deportivos (ya sean unos Juegos Olímpicos, los campeonatos mundiales o un certamen local) suceden infinidad de anécdotas entre los participantes, pasando unas casi desapercibidas y otras a la posteridad.

En el post de hoy, y coincidiendo que se están disputando estos días los JJOO de Río 2016, he decidido rescatar dos pequeñas historias que ocurrieron en un mismo deporte: la esgrima (pero en juegos de diferentes años) pero que son la cara y cruz de lo que puede llegar a ser un deportista honesto de otro que no lo es.

Empezaré con la cara o anécdota positiva. Sucedió en los JJOO de Los Ángeles 1932. Aquella era la primera ocasión en el que en la modalidad de esgrima se permitía la participación de mujeres (como deporte es uno de los pocos que lleva desde los primeros Juegos Olímpicos de Atenas 1896).

En la categoría de Florete individual femenino disputaron la final Ellen Preis (representante de Austria) y Heather Seymour Guinness (por Gran Bretaña y conocida familiarmente como ‘Judy’). Durante el duelo decisivo los jueces otorgaron la victoria a Judy Guinness y por tanto la medalla de oro era para ella, pero en un gesto de deportividad advirtió a los jueces que su contrincante le había tocado dos veces en lugar de una, motivo por el que el oro pasó a ser para la austriaca y a la británica le correspondió finalmente la plata.

Ese gesto de ‘fair play’ hizo que Judy Guinness pasase a la historia del olimpismo como una de las deportistas más nobles.

Pero en el lado contrario se encuentra Boris Onischenko quien representó a la Unión Soviética en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 en la modalidad de ‘Pentatlón moderno’, una competición por equipos que constaba de cinco deportes: tiro deportivo (pistola), esgrima, natación, salto ecuestre y carrera a pie campo a través.

Para Boris Onischenko aquellos eran sus terceros JJOO, anteriormente había participado en México 1968 (donde ganó la medalla de plata por equipos) y Múnich 1972 (en la que ganó el oro por equipos y la plata individual). Era considerado como uno de los grandes deportistas de su nación.

En Montreal 1976, cuando llegó el turno de la esgrima (en el equipo de Pentatlón moderno) Onischenko fue el encargado de representarlos y quien tenía más posibilidades de ganar algún metal. Se enfrentó contra los representantes del equipo británico y uno tras otros cayeron fácil y rápidamente.

Tras imponer la delegación de Gran Bretaña una reclamación, ante la sospechosa rapidez con la que se registraban los toques que había dado el soviético a sus adversarios (por un sistema eléctrico por el que las espadas registran al entrar en contacto con el cuerpo) los jueces de la competición decidieron requisar la espada a Onischenko para examinarla con detenimiento, descubriendo que había sido modificada para marcar los toques sin haber ni tan siquiera rozado al contrario.

Boris Onischenko fue expulsado de los Juegos Olímpicos y se convirtió en la vergüenza de los deportistas soviéticos, siendo expulsado del equipo nacional e inhabilitándolo de por vida a practicar cualquier deporte profesional.

Para la posteridad quedó el mote ‘Boris, el tramposo’ con el que fue recordado a partir de aquel momento.

 

 

 

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

El curioso síndrome de Capgras: cuando crees que hay un impostor cerca de ti

El curioso síndrome de Capgras: cuando crees que hay un impostor cerca de ti

Lo hemos visto en más de una ocasión en alguna película, serie o novela en la que uno de los protagonistas comienza a sospechar que una persona de su entorno (esposo, hijo, hermano, amigo, familiar, compañero de trabajo…) en realidad no es quien dice ser, tratándose de un impostor que, tras un asombroso parecido físico, se hace pasar por otra persona (casi siempre con malas intenciones).

Incluso corre una famosa leyenda urbana en la que se sostiene que el mítico componente de The Beatles, Paul McCartney, no es realmente el original cantante de la formación y que se trata de un doble que se hace pasar por él desde que éste supuestamente murió en un accidente de coche el 9 de noviembre de 1966.

Pero, lejos de lo que crean los amigos de las teorías de la conspiración que alimentan este tipo de historias con rocambolescos argumentos, en realidad existe una extraña patología por la que algunos individuos (de la noche a la mañana) creen estar convencidos de que una persona concreta de su entorno no es realmente quien dice ser.

Este curioso delirio, bautizado como ‘Síndrome de Capgras’, fue descrito en 1923 por el psiquiatra francés Jean Marie Joseph Capgras, quien lo definió, bajo el nombre de ‘Ilusión de dobles’, como la creencia que padecen algunas personas que están absolutamente convencidas de que alguien muy cercano a su entorno es un impostor: mismos rasgos, voz, gestos… pero hay algo que lo delata en la suplantación de la personalidad del otro.

Normalmente este convencimiento de la existencia de un impostor suele ser con la convicción de que ha suplantado la personalidad de otro con la finalidad de llevar a cabo algo malo, de ahí que acaben sufriendo trastornos paranoicos al ver que el resto de personas no se dan cuenta de la verdadera identidad del suplantador y no le hacen caso a su advertencia.

Los expertos apuntan a que esta alteración pueda ser debida a una desconexión entre el lóbulo temporal (que desempeña el papel importante en tareas visuales como el reconocimiento de caras) y el sistema límbico (que gestiona las respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales), lo que provoca que en algunos casos se pueda dar la circunstancias anteriormente descritas.

Cabe destacar que la persona afectada por el delirio o síndrome de Capgras intenta convencer al resto de sus familiares y amigos de que alguien no es realmente quien dice ser, pero sin embargo en la mayoría de casos sí que reconoce a esos otros miembros de su entorno más cercano y no pone en duda la verdadera personalidad de estos.

 

 

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Fuentes de consulta: ncbi (pdf) / todaunaamalgama / muyinteresante
Fuente de las imágenes: Capturas Youtube de la película Misión imposible

¿De dónde proviene la expresión ‘descubrirse el pastel’?

¿De dónde proviene la expresión ‘descubrirse el pastel’?Suele utilizarse la expresión ‘se ha descubierto el pastel’ (o alguna de sus muchas variantes) para referirse a la acción de hacerse pública alguna cosa que se pretendía mantener oculta.

El origen de esta locución viene de un antiguo pastel de carne, muy parecido a una  empanada. Por aquel entonces los pasteleros que lo cocinaban tenían fama de ser algo tramposos, en lo que se refería a los pesos y rellenos de sus pasteles, por lo que en más de una ocasión había algún cliente que no se fiaba del producto que tenía que comprar y solicitaba inspeccionarlo. El modo de realizarse era dando un pequeño corte lateral a la empanada y levantando la masa que la cubría, de esa manera se comprobaba (y por tanto, se descubría) si el pastel estaba correctamente relleno. Como es de suponer, a más de un pastelero se le descubrió el pastel al haber hecho trampas con el relleno de la empanada.

Esto propició que la expresión fuese popularmente utilizada para referirse a aquellos actos en los que se hacía trampa, ocultándose la verdad y terminaba por descubrirse el engaño. Por esta razón, la mayoría de expertos señalan que el término ‘pastel’ (además de ser un rico dulce que suele comerse a la hora del postre o merienda), fue adoptado dentro del argot de los tahúres que lo utilizaron para referirse a una fullería (engaño, trampa) durante el juego de cartas. En el Diccionario de la RAE puede encontrarse que una de las acepciones que se le da a pastel es: ‘En el juego, fullería que consiste en barajar y disponer los naipes de modo que se tome quien los reparte lo principal del juego, o se lo dé a otro su parcial’.

 

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Fuente de la imagen:  coloringandcoloring

¿De dónde surge la expresión ‘dar el pego’?

¿De dónde surge la expresión ‘dar el pego’? Es habitual utilizar de forma coloquial la expresión ‘esto da el pego’ para referirnos a aquello que aparentemente parece verdadero, pero en realidad se trata de una burda imitación.

Para encontrar el origen de la expresión hemos de viajar varios siglos atrás, a una época en la que se puso de moda realizar una trampa muy común entre algunos tahúres (hábiles jugadores de cartas) que, en un momento concreto de la partida, untaban una determinada carta de la baraja con una sustancia pegajosa (normalmente cera que llevaban metida entre las uñas).

Esto hacía que, presionando suavemente un naipe, pegase y arrastrase la siguiente carta del mazo.

Esta práctica era realizada por verdaderos profesionales, ya que de no ejecutarse correctamente podía ser descubierta la trampa (teniendo en cuenta que se llevaba a cabo en una época en la que los duelos estaban a la orden del día).

Con el tiempo, la expresión ‘dar el pego’ quedó como sinónimo de engaño, haciendo creer una cosa que realmente no es.

 

Fuente de consulta: Abecedario de Dichos y Frases Hechas – Guillermo Suazo Pascual
Fuente de la imagen: Alan Cleaver vía photopin cc