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¿Sabías que la ‘antorcha olímpica’ fue un invento nazi?

¿Sabías que la ‘antorcha olímpica’ fue un invento nazi?Cada cuatro años, los días previos a dar inicio unos Juegos Olímpicos, uno de las tradiciones que se realizan y más expectación genera es el hecho de portar la antorcha con la ‘llama olímpica’ desde Olimpia (ciudad de la Antigua Grecia donde se celebraban los antiguos JJOO) hasta la población encargada de albergar las Olimpiadas.

Así como la llama olímpica es un símbolo ya utilizado desde los juegos celebrados en la antigüedad no lo es el hecho de realizar el mencionado recorrido, ya que el mismo se llevó a cabo por primera vez en 1936, con motivo de los JJOO de Berlín.

En los primeros Juegos Olímpicos de la Era moderna (como fueron conocidos inicialmente) promovidos por el barón Pierre de Coubertain no hubo pebetero ni llama olímpica y así ocurrió en los siguientes juegos. No fue hasta la novena olimpiada celebrada en Ámsterdam en 1928 cuando se recuperó la antigua tradición de colocar un pebetero que mantuvo la llama encendida durante todo el tiempo que duraron los juegos, pero este fuego no fue llevado desde Olimpia sino que fue encendido allí mismo.

Lo mismo sucedió en la siguiente cita olímpica de Los Ángeles 1932, pero en los JJOO que iban a celebrarse en la Alemania nazi de Adolf Hitler algo cambió: se introdujo el recorrido por relevos de la llama olímpica desde Grecia (Olimpia) hasta el estadio olímpico de Berlín. La idea surgió de Carl Diem, uno de los responsables en la organización de aquellos juegos.

¿Sabías que la ‘antorcha olímpica’ fue un invento nazi?

A lo largo de 3.187 kilómetros (la distancia que separa Olimpia de Berlín) 3.331 voluntarios portaron la antorcha olímpica, relevándose aproximadamente cada mil metros. Fue un recorrido que se realizó durante doce días y filmado por las cámaras de la cineasta Leni Riefenstahl, quien tenía el encargo de rodar una película documental sobre los juegos que encumbrasen al Führer y al Tercer Reich.

Desde entonces los siguientes juegos fueron adoptando esta costumbre iniciada por los nazis y que ha acabado convirtiéndose en toda una tradición.

 

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Fuentes de consulta: olympic.org (pdf) / BBC / ushmm
Fuentes de las imágenes: publicdomainpictures / Wikipedia

Dos curiosas anécdotas (cara y cruz) en la historia de la esgrima olímpica

Dos curiosas anécdotas (cara y cruz) en la historia de la esgrima olímpica

En todos los eventos deportivos (ya sean unos Juegos Olímpicos, los campeonatos mundiales o un certamen local) suceden infinidad de anécdotas entre los participantes, pasando unas casi desapercibidas y otras a la posteridad.

En el post de hoy, y coincidiendo que se están disputando estos días los JJOO de Río 2016, he decidido rescatar dos pequeñas historias que ocurrieron en un mismo deporte: la esgrima (pero en juegos de diferentes años) pero que son la cara y cruz de lo que puede llegar a ser un deportista honesto de otro que no lo es.

Empezaré con la cara o anécdota positiva. Sucedió en los JJOO de Los Ángeles 1932. Aquella era la primera ocasión en el que en la modalidad de esgrima se permitía la participación de mujeres (como deporte es uno de los pocos que lleva desde los primeros Juegos Olímpicos de Atenas 1896).

En la categoría de Florete individual femenino disputaron la final Ellen Preis (representante de Austria) y Heather Seymour Guinness (por Gran Bretaña y conocida familiarmente como ‘Judy’). Durante el duelo decisivo los jueces otorgaron la victoria a Judy Guinness y por tanto la medalla de oro era para ella, pero en un gesto de deportividad advirtió a los jueces que su contrincante le había tocado dos veces en lugar de una, motivo por el que el oro pasó a ser para la austriaca y a la británica le correspondió finalmente la plata.

Ese gesto de ‘fair play’ hizo que Judy Guinness pasase a la historia del olimpismo como una de las deportistas más nobles.

Pero en el lado contrario se encuentra Boris Onischenko quien representó a la Unión Soviética en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 en la modalidad de ‘Pentatlón moderno’, una competición por equipos que constaba de cinco deportes: tiro deportivo (pistola), esgrima, natación, salto ecuestre y carrera a pie campo a través.

Para Boris Onischenko aquellos eran sus terceros JJOO, anteriormente había participado en México 1968 (donde ganó la medalla de plata por equipos) y Múnich 1972 (en la que ganó el oro por equipos y la plata individual). Era considerado como uno de los grandes deportistas de su nación.

En Montreal 1976, cuando llegó el turno de la esgrima (en el equipo de Pentatlón moderno) Onischenko fue el encargado de representarlos y quien tenía más posibilidades de ganar algún metal. Se enfrentó contra los representantes del equipo británico y uno tras otros cayeron fácil y rápidamente.

Tras imponer la delegación de Gran Bretaña una reclamación, ante la sospechosa rapidez con la que se registraban los toques que había dado el soviético a sus adversarios (por un sistema eléctrico por el que las espadas registran al entrar en contacto con el cuerpo) los jueces de la competición decidieron requisar la espada a Onischenko para examinarla con detenimiento, descubriendo que había sido modificada para marcar los toques sin haber ni tan siquiera rozado al contrario.

Boris Onischenko fue expulsado de los Juegos Olímpicos y se convirtió en la vergüenza de los deportistas soviéticos, siendo expulsado del equipo nacional e inhabilitándolo de por vida a practicar cualquier deporte profesional.

Para la posteridad quedó el mote ‘Boris, el tramposo’ con el que fue recordado a partir de aquel momento.

 

 

 

Fuente de la imagen: Wikimedia commons