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¿Cuándo y por qué surgió la idea de llevar apellidos?

Hasta bien entrada la Edad Media raro fue el caso de alguien que, sin pertenecer a la realeza o nobleza, tuviese en propiedad alguna vivienda o tierras. Fue a partir del momento en el que la burguesía tuvo acceso a bienes inmuebles, y por tanto a tener que generar documentación que acreditase su propiedad, cuando apareció la conveniencia de poder identificar a quién pertenecía cada cosa. De esta forma el nombre de pila se convirtió en insuficiente, así que comenzó a añadirse en la documentación, y junto al nombre, alguna peculiaridad que identificase al propietario fácilmente.

¿Cuándo y por qué surgió la idea de llevar apellidos?

Habitualmente se colocaba la profesión de esa persona: Juan Carpintero, José Herrero, Manuel Alfarero. Otra fórmula era poner alguna característica física: Juan Tuerto, José Moreno, Manuel Cojo. El lugar de procedencia, en caso de no ser autóctono, también era una buena fórmula para distinguirlos: Juan Madrid, José Toledo, Manuel Sevilla. Si ninguna de estas formas era posible aplicarlas (porque estaban repetidas) entonces se le añadía el nombre de pila del progenitor (patronímico): Juan de Lope, José de Martín, Manuel de Rodrigo. Para ahorra la preposición ‘de’ se le añadió el sufijo -ez que venía a significar lo mismo, de ahí que pasasen a ser: Juan López, José Martínez, Manuel Rodríguez.

Esto último también se aplicó en otros idiomas, motivo por el que es tan común encontrar extranjeros con una parte de su apellido igual: los ingleses utilizaban la terminación ‘son’ (Johnson) o el prefijo ‘fitz’ (Fitzgerald), en Italia muchos apellidos terminan en ‘ini’ (Paolini), en Dinamarca en ‘sen’ (Nielsen), algunos anglosajones (de ascendencia celta) podemos encontrar que se apellidan como ‘Mac’ o ‘Mc’ (McEnroe, Macbeth), los irlandeses usan el característico O’ (O’Brien) y en Francia el prefijo ‘De’ (Dejean), por poner unos pocos ejemplos.

Hasta que se extendió el uso del apellido sólo la nobleza lo había utilizado y éste no era otro que el nombre de la casa a la que pertenecían: Tudor, Alba, Lancaster, Borbón, Austria…

 

 

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Fuente de la imagen: wordart

Dos curiosas anécdotas (cara y cruz) en la historia de la esgrima olímpica

Dos curiosas anécdotas (cara y cruz) en la historia de la esgrima olímpica

En todos los eventos deportivos (ya sean unos Juegos Olímpicos, los campeonatos mundiales o un certamen local) suceden infinidad de anécdotas entre los participantes, pasando unas casi desapercibidas y otras a la posteridad.

En el post de hoy, y coincidiendo que se están disputando estos días los JJOO de Río 2016, he decidido rescatar dos pequeñas historias que ocurrieron en un mismo deporte: la esgrima (pero en juegos de diferentes años) pero que son la cara y cruz de lo que puede llegar a ser un deportista honesto de otro que no lo es.

Empezaré con la cara o anécdota positiva. Sucedió en los JJOO de Los Ángeles 1932. Aquella era la primera ocasión en el que en la modalidad de esgrima se permitía la participación de mujeres (como deporte es uno de los pocos que lleva desde los primeros Juegos Olímpicos de Atenas 1896).

En la categoría de Florete individual femenino disputaron la final Ellen Preis (representante de Austria) y Heather Seymour Guinness (por Gran Bretaña y conocida familiarmente como ‘Judy’). Durante el duelo decisivo los jueces otorgaron la victoria a Judy Guinness y por tanto la medalla de oro era para ella, pero en un gesto de deportividad advirtió a los jueces que su contrincante le había tocado dos veces en lugar de una, motivo por el que el oro pasó a ser para la austriaca y a la británica le correspondió finalmente la plata.

Ese gesto de ‘fair play’ hizo que Judy Guinness pasase a la historia del olimpismo como una de las deportistas más nobles.

Pero en el lado contrario se encuentra Boris Onischenko quien representó a la Unión Soviética en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 en la modalidad de ‘Pentatlón moderno’, una competición por equipos que constaba de cinco deportes: tiro deportivo (pistola), esgrima, natación, salto ecuestre y carrera a pie campo a través.

Para Boris Onischenko aquellos eran sus terceros JJOO, anteriormente había participado en México 1968 (donde ganó la medalla de plata por equipos) y Múnich 1972 (en la que ganó el oro por equipos y la plata individual). Era considerado como uno de los grandes deportistas de su nación.

En Montreal 1976, cuando llegó el turno de la esgrima (en el equipo de Pentatlón moderno) Onischenko fue el encargado de representarlos y quien tenía más posibilidades de ganar algún metal. Se enfrentó contra los representantes del equipo británico y uno tras otros cayeron fácil y rápidamente.

Tras imponer la delegación de Gran Bretaña una reclamación, ante la sospechosa rapidez con la que se registraban los toques que había dado el soviético a sus adversarios (por un sistema eléctrico por el que las espadas registran al entrar en contacto con el cuerpo) los jueces de la competición decidieron requisar la espada a Onischenko para examinarla con detenimiento, descubriendo que había sido modificada para marcar los toques sin haber ni tan siquiera rozado al contrario.

Boris Onischenko fue expulsado de los Juegos Olímpicos y se convirtió en la vergüenza de los deportistas soviéticos, siendo expulsado del equipo nacional e inhabilitándolo de por vida a practicar cualquier deporte profesional.

Para la posteridad quedó el mote ‘Boris, el tramposo’ con el que fue recordado a partir de aquel momento.

 

 

 

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

El curioso origen del villancico ‘Noche de Paz’

El curioso origen del villancico ‘Noche de Paz’

Innumerables son los casos en los que de un pequeño contratiempo han salido grandes ideas e inventos y una de esas ocasiones es lo que propició que surgiera ‘Noche de Paz’, el villancico más famoso y cantado en todo el planeta.

Debemos situarnos en la Iglesia de San Nicolás, en la población austriaca de Oberndorf, donde, en las horas previas a la celebración de la Misa del Gallo en la Nochebuena de 1818, el sacerdote Joseph Mohr que debía impartir la ceremonia se percata que el órgano de la iglesia está estropeado y tiene que modificar en poco tiempo las canciones que esa noche interpretarían los miembros del coro.

Para ello se reúne en el domicilio de Franz Xaver Gruber, organista y director del mencionado coro, con la intención de preparar los villancicos que deberán ser acompañados por una guitarra.

Con la intención de aportar algo nuevo a la ceremonia de aquella noche, Mohr le muestra a Gruber un poema que había escrito dos años atrás cuando oficiaba en la parroquia de la pequeña aldea de Mariapfarr.

El poema se titulaba Stille Nacht’ (Noche de silencio) y en poco más de dos horas Franz Xaver Gruber le compuso una melodía y lo arregló para ser cantado por un tenor y una soprano y el acompañamiento del coro y una guitarra.

Durante las siguientes navidades el villancico siguió cantándose un año tras otro, pero como algo local entre los feligreses que residían en Oberndorf. Fue en 1833 cuando, en una de las muchas ocasiones en las que volvió a estropearse el viejo órgano de la iglesia de San Nicolás, viajó hasta allí Karl Mauracher (uno de los mayores expertos y maestros organistas) que acudió a reparar el instrumento, encontrándose con la partitura del villancico, copió y se llevó para interpretarla al órgano en Fügen, la población donde residía.

Fue el propio Mauracher quien le pasó una copia del villancico a la ‘Familia Rainer’, una saga de cantantes tiroleses que recorría toda Europa interpretando todo tipo de canciones populares. Éstos decidieron incorporar el villancico a su repertorio (que la interpretaban como si se tratara de una antiquísima canción del folclore tirolés, ya que desconocían quienes eran los autores).  Llegaron a cantar ‘Stille Nacht’ frente al emperador Francisco I de Austria o el zar de Rusia Alejandro I e incluso en 1839 viajaron hasta Estados Unidos, donde realizaron una gira.

El villancico se hizo sumamente famoso y fue incorporado a un buen número de cancioneros populares, pero la identidad de sus creadores era totalmente desconocida.

No fue hasta hace dos décadas (en 1995) cuando se descubrió el manuscrito original y pudo determinarse quiénes fueron los autores del villancico más famoso del planeta.

 

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Fuentes de consulta: stillenacht.info / silentnight.web.za
Fuentes de las imágenes: Bitchbuzz (Flickr)