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¿De dónde surge llamar ‘doctor’ a los médicos si muchos facultativos no lo son?

Es habitual que, a la hora de acudir a una consulta médica, nos dirijamos al profesional que nos atiende como ‘doctor’, aunque es probable que dicho facultativo no tenga un doctorado (pero sí la licenciatura y/o correspondiente especialización).

¿De dónde surge llamar ‘doctor’ a los médicos si muchos facultativos no lo son?

Y es que debemos tener en cuenta que no todos los médicos son doctores ni todos los doctores son médicos. El de doctor (doctora en su forma femenina) no es solo un tratamiento de cortesía y respeto que da un paciente hacia el especialista sanitario que le está atendiendo, sino que en realidad se trata de un grado alto de titulación académica que ha obtenido un profesional pero que no necesariamente tiene que dedicarse a la medicina (de ahí que encontremos doctores en otros campos tan diversos como la física, arquitectura, derecho, filosofía, periodismo…).

Etimológicamente el término ‘doctor’ proviene del latín medieval ‘doctor’/’doctoris’, que hacía referencia a un enseñante, derivando estos vocablos de ‘docēre’ (el que enseña) y estaba destinado, originalmente, a los enseñantes (profesores) y encargados de impartir clases de estudios superiores (universitarios). Antiguamente, a aquel que obtenía el doctorado se le asignaba una silla o asiento en una institución universitaria (cátedra), pero con el tiempo ambas titulaciones han acabado diferenciándose, dedicándose un catedrático normalmente a la docencia y un doctor a la investigación (aunque podemos encontrar que un mismo profesional realice ambas cosas).

El hecho de que por norma general a prácticamente todos los médicos se les denomine ‘doctores’, como tratamiento coloquial y de cortesía, se originó a raíz del término ‘docto’, el cual proviene del latín ‘doctus’ y que vendría a significar ‘el que tiene enseñanzas’, en relación a los conocimientos que posee, de ahí que, antiguamente, fuese muy común acompañar con el adjetivo ‘docto’ el nombre del profesional que poseía más conocimientos que los comunes, siendo el de los médicos uno de los colectivos de la sociedad con mayor preparación y estudios.

 

 

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El curioso origen etimológico del término ‘inculcar’

A raíz del post publicado días atrás con la décimo segunda entrega de la serie ‘Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban’ he recibido un mensaje de Mariajo Soria en el que, a partir del término ‘conculcar’ que allí incluía, me pregunta si éste tiene que ver etimológicamente con ‘inculcar’ al ser tan parecidos.

El origen etimológico del término ‘inculcar’

Explicaba en el mencionado post que el término ‘conculcar’ es la acción de pisar para dejar la huella del pie en alguna superficie (por ejemplo en el fango, cemento fresco, arena de la playa…). Pero esta es una de las diferentes acepciones que se le puede dar a este vocablo, ya que es más común utilizarlo para referirse a la acción de incumplir una ley, obligación, norma o principio. Etimológicamente proviene del latín ‘conculcāre’ compuesto por el prefijo ‘con-‘ (unión, conjuntamente…) y la palabra proveniente de ‘calcis’ (para referirse al ‘talón’). Originalmente conculcāre se refería a la acción de aplastar u oprimir algo fuertemente con el talón del pie y, como analogía, al hecho metafórico de dar una patada para quebrantar una norma o ley.

Con el término ‘inculcar’, utilizado para indicar la acción de ‘influir e infundir una idea o conocimiento a alguien’, ocurre algo parecido que con ‘conculcar’. También proviene del latín, en este caso ‘inculcāre’, compuesto por el prefijo ‘in-‘ (hacia adentro) y el mencionado ‘calcis’ (talón), significando literalmente ‘empujar con el talón’ como referencia a aquello que se introduce o clava (por ejemplo en el suelo) presionando con la parte posterior del pie.

En la antigüedad se tenía la errónea creencia de que el conocimiento y aprendizaje no se conseguían solos y había que presionar y obligar para que alguien asimilase o memorizase algo (de ahí la desacertada idea  que dio origen a expresiones como ‘la letra con sangre entra’ tan repetidas por generaciones pasadas).

De ahí que se creó la analogía de que para influir e infundir una idea, dogma o conocimiento a alguien era necesaria la fuerza (como la que se hace cuando se empuja con el talón del pie) y de ahí que originalmente se utilizase el término inculcar, el cual, en la actualidad, ha perdido parte de su significado original y se usa como sinónimo de inspirar, aleccionar e incluso enseñar.

 

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

 

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¿Cuál es el origen etimológico del término ‘divulgación’?

Se conoce como ‘divulgación’ al acto de poner al alcance de todo el mundo cualquier conocimiento.

¿Cuál es el origen etimológico del término ‘divulgación’?

Su etimología nos lleva hacia el término ‘divulgar’ y al origen latino de este: ‘divulgāre’, el cual significaba literalmente ‘decir, enseñar al vulgo’; teniendo en cuenta que el vocablo ‘vulgo’ era utilizado en la antigüedad para designar al pueblo llano.

De hecho, cuando el papa Damaso I encargó en el año 382 d.C. a Jerónimo de Estridón que realizase una traducción de las Sagradas Escrituras del hebreo a un latín que pudiese ser entendido por el vulgo, esta recibió el nombre de Biblia Vulgata.

Cabe destacar que en su origen (y hasta no hace demasiado tiempo) era más común encontrar la referencia al término divulgación en la forma ‘vulgarización’ (por ejemplo, la ‘divulgación científica’ era nombrada como ‘vulgarización científica’).

Así pues, el hecho de hacer llegar a las personas vulgares (conjunto de la gente popular, habitantes del pueblo) un conocimiento dio lugar a denominar de ese modo a la enseñanza.

Con el paso del tiempo, tras tomar un carácter negativo el término ‘vulgar’ (relacionando el vocablo con personas incultas o de clases más bajas) éste acabó convirtiéndose en sinónimo de algo ordinario, simple, chabacano, corriente… por lo que la palabra con la que se referían a la enseñanza de conocimiento pasó de ‘vulgarizar’ a ‘divulgación’ tal y como la conocemos y utilizamos actualmente.

 

 

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Fuente de la imagen: Jordi Picart (TEDx Andorra la Vella)
Post realizado a raíz de un tuit de @MarAbad

¿Cuál es el origen y significado de la expresión ‘enmendar la plana’?

¿Cuál es el origen y significado de la expresión ‘enmendar la plana’?

La expresión ‘enmendar la plana’ es una de esas locuciones que, de vez en cuando, se escucha decir o se lee publicada en algún medio como referencia a arreglar o corregir algo que se ha dicho o hecho incorrectamente. No siempre se utiliza la frase de un modo acertado, debido al desconocimiento que tienen algunas personas que la dicen sin tener demasiada idea de su verdadero significado.

Enmendar la plana significa, literalmente, corregir la hoja en la que se ha hecho una tarea (deberes/trabajo).

La plana, tal y como la describe el Diccionario de la RAE, era el nombre con el que se conocía al escrito que hacían los niños en una cara del papel cuando aprendían a escribir. La función del maestro era corregir (enmendar) los posibles fallos que en ella había, de ahí que surgiera la expresión ‘enmendar la plana’ que acabó derivando a cualquier tipo de corrección que se realizase sobre el trabajo de otros (ya no solo en materia escolar).

 

Aquí un ejemplo magistral de uso de la expresión ‘Enmendar la plana’ en la película ‘Amanece que no es poco’ (en el minuto 1:30)

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

Curiosidad surgida a través de una consulta realizada por Leticia Martín-Fuertes en el grupo de Facebook ‘Los porqués del lenguaje de Molino de Ideas’ y con aportaciones de Javi Mallo, Rafael Ballesteros y Eduardo Basterrechea

 

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