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El rollo que escribió Jack Kerouac [Anécdota]

El rollo que escribió Jack Kerouac [Anécdota]Cuando contaba con 25 años de edad, Jack Kerouac inició un viaje que, durante tres años (1947-1950) lo llevaría a recorrer gran parte de los Estados Unidos y México. Iba acompañado de amigos que le sirvieron de inspiración a la hora de escribir la novela ‘En el camino’ (On the road) considerada por muchos críticos como una de las cien mejores obras en inglés escritas en el siglo XX.

Durante el viaje tomó notas en unos cuadernos que siempre llevaba consigo. Ya de regreso a su casa en Manhattan, en 1951 decidió escribir la novela, para lo que pegó con cinta adhesiva todos los folios que iba a utilizar y mecanografió durante tres semanas todo el texto sin dejar márgenes ni párrafos, siendo el resultado final un largo rollo de papel de varios metros.

Kerouac llevó ‘el rollo’ (como él llamaba a su novela) al editor Robert Giroux, quien quedó perplejo por no saber qué hacer con dicha obra y viendo casi imposible poder editarlar; algo que enfadó al joven novelista, que se marchó de la oficina dando un sonoro portazo.

Tuvieron que pasar varios años hasta que Jack Kerouac conoció al agente literario Sterling Lord. Enseguida nació una buena química entre ambos y en 1957 la novela fue publicada  por la editorial Viking Press.

 

 

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El encéfalo y la personalidad, según Franz Joseph Gall [Anécdota]

El encéfalo y la personalidad según Franz Joseph Gall [Anécdota]El anatomista y fisiólogo de origen alemán Franz Joseph Gall, creador de la pseudociencia conocida como ‘frenología’, se vanagloriaba de conocer el carácter y aptitudes de las personas según la forma de la cabeza de éstas. Entre otras muchas cosas también fue conocido por ser autor de la famosa «protuberancia de las matemáticas», con la que intentaba demostrar que la persona que poseía determinado tipo de cráneo tenía unas dotes innatas para el cálculo numérico.

En cierta ocasión realizó una visita al manicomio de Bicêtre con la intención de demostrar cómo era capaz de acertar sobre las tendencias criminales de los enfermos allí recluidos con un simple y rápido estudio de la forma del encéfalo.

Mientras exploraba a uno de ellos le preguntó:

«¿Por qué está usted aquí? En su cráneo no encuentro ningún tipo de locura»

«No le extrañe, doctor,- contestó el enfermo – porque esta no es mi cabeza, sino una que me puse para sustituir la que me cortaron durante la Revolución»

 

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Nijinsky y su infalible técnica para quedar suspendido en el aire [Anécdota]

Nijinsky y su infalible técnica para quedar suspendido en el aire [Anécdota]Vaslav Nijinsky (1890-1950) fue sin lugar a dudas uno de los bailarines de ballet más brillantes y admirados de la historia.

Se hizo sumamente famoso por un tipo de salto que realizaba en el que lograba quedar suspendido en el aire durante un instante (como si desafiase a la mismísima ley de la gravedad), algo que llegó a tener embelesada tanto a la crítica, como al público  e incluso a sus propios compañeros de profesión.

En cierta ocasión, tras unos ensayos se le acercó otro bailarín que le preguntó intrigado por la técnica que utilizaba para lograr esos prodigiosos saltos:

«Vaslav ¿cómo logras realizar eso?»

Nijinsky sin darse la menor importancia contestó despreocupado:

«Muy sencillo. Basta con dar un salto y quedarse parado un momento en el aire»

 

 

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Media docena de divertidas e ingeniosas anécdotas de Groucho Marx

Si hay un personaje peculiar y que generó un gran número de anécdotas a lo largo de toda su vida, ese es sin lugar a dudas Groucho Marx.

En el post de hoy he realizado una selección de media docena de divertidas e ingeniosas anécdotas protagonizadas por el célebre y polifacético Julius Henry Marx (tal y como se llamaba en realidad) y que además no son de las más conocidas.

 

  • Inspección en la aduana

Tras regresar de un viaje junto a su esposa, Groucho Marx tuvo que rellenar el típico formulario de inspección aduanera. Haciendo gala de su irónico y peculiar humor contestó algunas de las preguntas con respuestas de lo más absurdas, entre las que indicó que su profesión era la de contrabandista.

Eso hizo sospechar a los agentes, por lo que decidieron cachearle y registrar su equipaje. Tal y como acabaron su trabajo de inspección, Groucho se giró hacia su mujer y le preguntó:

«¿Qué has hecho con el opio? ¿Todavía lo llevas encima?»

 

  • El valor de la propiedad

En cierta ocasión Groucho se encontró con un conocido que estaba exultante de felicidad tras haberse comprado una fabulosa propiedad frente al mar. Tras ser preguntado sobre su opinión respecto a la importancia de la adquisición, el actor contestó:

«No creo que valga mucho. Le quitamos el océano y ¿qué tienes?»

 

  • Hijos a porrillos

Durante la etapa en la que compagino su carrera de actor con la de presentador del concurso «You Bet Your Life» (Apueste su vida), Groucho Marx entrevistó a una concursante que había dado a luz 22 hijos.

«Amo mucho a mi marido» explicó la orgullosa madre y feliz esposa.

A lo que Groucho replicó:

«A mí también me gusta mi puro, pero me lo saco de vez en cuando»

 

  • El amable director del banco

Tras recibir una carta del banco, el director de la entidad se despedía con extrema amabilidad y cordialidad, emplazando a Groucho Marx a llamarlo si necesitaba cualquier cosa de él.

Ni corto ni perezoso, el humorista escribió la siguiente carta de respuesta:

«Estimado señor, lo mejor que podría hacer por mí, si es su deseo servirme, es robar un poco de dinero de la cuenta de uno de sus clientes más ricos e ingresarlo a la mía»

 

  • Un jardinero sin precio

Un día, mientras Groucho Marx se encontraba trabajando en su jardín, equipado con un desgastado atuendo de jardinería, una mujer detuvo su Cadillac frente a la casa y trató de convencer  al «jardinero» para que trabajara para ella.

«¿Cuánto le paga la señora de la casa» le preguntó la mujer.

A lo que Groucho respondió:

«Oh, no me paga en dólares. La señora de la casa tan sólo me deja dormir con ella»

 

  • Las visitas del viejo Groucho

Con ochenta años y ya retirado del mundo del espectáculo, Groucho Marx adquirió la costumbre de ir cada día a visitar a su amigo y vecino Sidney Sheldon (célebre escritor y guionista premiado en multitud de ocasiones).

Entre las rutinas del anciano Groucho estaba la de tomar un aperitivo en casa de su amigo, que consistía en una manzana y un trozo de queso.

Ya podía llover, nevar o hacer un sofocante calor, que Groucho estaba allí cada día.

Pero al matrimonio Sheldon le surgió la ocasión de ir a vivir una temporada a Roma, por lo que decidieron alquilar la casa durante su periodo de ausencia. Al cabo de unos días Sidney Sheldon recibió una carta de su inquilino que decía:

«Estimado Sidney, nos encanta la casa, pero hay una cosa extraña, ya que todas las tardes se presenta aquí un viejecito, de entre 85 y 90 años, que llama a nuestra puerta y pide un poco de queso y una manzana. Va demasiado bien vestido para ser un vagabundo. Por favor ¿puede decirnos quién es?»

 

Te puede interesar leer: «Disculpe que no me levante» La leyenda urbana sobre el epitafio de Groucho

 

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Fuentes de consulta: Anecdotage.com / Anecdotas.com.es
Fuente de las imágenes: Wikimedia Commons

Divertidas anécdotas de famosos escritores

Rectificar es de sabios

Bien conocida era la animadversión que sentía Ramón María del Valle-Inclán hacia el polifacético  José de Echegaray, contra el que soltaba, cada vez que podía, más de un improperio en público.

Cierto día, en una de esas acaloradas discusiones que el escritor mantenía  con asiduidad en las tertulias a las que asistía, perdió la paciencia con uno de los contertulios al ver que éste defendía con fervor las obras escritas por el Premio Nobel.

Ni corto ni perezoso, el dramaturgo gallego espetó al hombre un sonado «¡pedazo de bruto!» a lo que el ofendido espetó :

«¡Retire usted esas palabras!»

Valle-Inclán quedó pensativo, se acarició su larga barba y dijo con toda la tranquilidad del mundo:

«De acuerdo, retiro solamente lo de “pedazo”»

 

El médico ni de lejos

Jean-Baptiste Poquelin, más conocido como Molière sentía autentica aversión hacia los médicos, por lo que trataba de no pisar ni una consulta, pero en cierta ocasión cayó enfermo, teniendo una fiebre muy alta, por lo que su esposa, ni corta ni perezosa, hizo llamar a un galeno para que visitase en casa a su marido.

Cuando el doctor se presentó en el domicilio, Molière llamó a su esposa y le dijo:

«Querida, no dejéis que entre; decidle que estoy enfermo y que ya iré yo a visitarle cuando mejoré»

 

Ganarse la vida como uno puede

En 1906, tras ser elegido Armando Palacio Valdés nuevo miembro de la Real Academia Española, apareció en todos los diarios del país la noticia del nombramiento junto a su retrato.

Sin darle mayor importancia de la que tenía, el académico entró en su cafetería habitual con la intención de tomar su desayuno. El camarero que sirvió su mesa se plantó frente al novelista y le preguntó.

«¿Es usted el que ha salido en los papeles de hoy?»

A lo que el escritor respondió afirmativamente.

«¿Y escribe novelas de esas?»

A lo que volvió a dar como respuesta un sí.

«Bueno, pues no se apure, que cada uno se gana la vida como puede»

 

Contando cornudos

El escritor Narciso Sáenz Diez Serra (más conocido como Narciso Serra) paseaba en cierta ocasión con un amigo cuando le preguntó:

«¿Cuántos cornudos te parece que viven en esta calle sin contarte a ti?»

El acompañante indignado contestó:

«¡Cómo sin contarme a mí! Esto es un insulto…»

A lo que el dramaturgo reformuló la pregunta:

«Bueno, no te enfades. Vamos, contándote a ti, ¿cuántos te parece que hay?»

 

 

 

Fuentes y más anécdotas

Fuentes de las imágenes: Wikimedia Commons 12 / enciclopedia.us.es / insulabaranaria

Cinco divertidas y curiosas anécdotas históricas

Forain y su animadversión al teléfono

El famoso pintor del movimiento impresionista, Jean-Louis Forain se había declarado enemigo acérrimo del teléfono, por lo que, al enterarse de que su buen amigo y colega Edgar Degas se había abonado a ese servicio, decía con desprecio al respecto:

«Figuraos que ahora le llaman con una campanilla y él acude como si fuese un criado»

 

Cansado de su mujer

Al poeta y dramaturgo François Le Métel de Boisrobert le fueron con el chismorreo de que su esposa le era infiel con un amante.

Sin inmutarse soltó:

«La verdad es que me importa un bledo. Al final se cansará de ella como me he cansado yo»

 

Ver sin mirar la hermosura

El obispo de Ginebra y posteriormente canonizado santo, Francisco de Sales se encontraba dialogando larga y distendidamente con una dama de la corte. Tras terminar la conversación y despedirse se encontró con un conocido que le preguntó si la señora con la que había estado hablando era hermosa

«¿Hermosa? -respondió el prelado- No lo sé»

«¿Cómo es posible? ¿No la habéis visto?»

«La he visto, pero no la he mirado»

 

Los consejos prematrimoniales de Croisset

Al enterarse de que un joven amigo suyo iba a contraer matrimonio, el dramaturgo francés Francis de Croisset le dio el siguiente consejo:

«Querido amigo, no sé si tu mujer es hermosa o fea, pero escucha bien. Si es hermosa no se lo digas pues es inútil, ya que lo sabe antes que tú. Dile en cambio: «Cariño, eres muy inteligente» y ella lo creerá porque lo espera. Si por el contrario es una mujer fea, entonces debes decirle frecuentemente: «Oh cielo, qué hermosa eres» y ella pensará: «Me he casado con un hombre con alma de artista»»

 

Aún más feo que él

Tras ser consagrado como obispo, un joven religioso le dio efusivamente las gracias a Philippe Cospéan, el prelado que había oficiado la ceremonia.

«Por Dios -respondió Cospeau- soy yo quien debería dároslas a vos, pues antes de haceros obispo yo era el obispo más feo de toda Francia»

 

 

 

Fuentes y más anécdotas

Fuentes de las imágenes: Wikimedia Commons 123 / wikipoemes / dspace.utlib.ee

Tres curiosas anécdotas del mundo de los amantes

Tras el éxito de los anteriores posts sobre curiosas anécdotas protagonizadas por diferentes colectivos, hoy os traigo tres relacionadas con ‘el mundo de los amantes’.

Hasta el momento he publicado sobre filósofos, matemáticos, pintores , físicos, monarcas,  políticos 1 y 2, escritores 1 y 2, militares y el mundo de la música.

Espero que sean de vuestro agrado y tenga la misma acogida que los posts anteriores.

 

El Mariscal de Richelieu y las mujeres

La Marquesa de Saint-Pierre estaba en una reunión donde se decía que el Mariscal de Richelieu había tenido muchas mujeres sin jamás haber amado a ninguna:

-¡Sin amar! Eso se dice rápido –respondió ella- Sé de una mujer por la que él volvió de trescientas leguas…

Y narró la historia en tercera persona, y, en el calor de su narración, concluyó:

-La llevó a la cama con una violencia increíble, y allí pasamos tres días.

 

El secreto de la Contessa Lara

La poetisa Evelina Cattermole, conocida bajo el seudónimo de “Contessa Lara”, se encontraba en la intimidad de la cama junto a uno de sus amantes. Éste le pregunto su edad y, ella mirándolo dulcemente, respondió:

-Querido, yo nací con el primer beso que me diste

Y así mantuvo intacto su secreto mejor guardado.

 

 

Antepasados más valientes

Louis Hercule Timoléon de Cossé, duque de Brissac, fue sorprendió por el conde de Charolais cuando estaba con su amante:

-¡Salid!- gritó el conde al duque

-Vuestros antepasados- respondió el Brissac –habrían dicho “¡salgamos!”.

 

 

Fuentes y más anécdotas

Diez curiosas anécdotas del mundo de la música

Una entrega más de la serie de curiosas anécdotas protagonizadas por diferentes colectivos. Hasta el momento publicado sobre filósofos, matemáticos, pintores , físicos, monarcas,  políticos 1 y 2, escritores 1 y 2 y el mundo militar.

En la entrada de hoy os traigo anécdotas relacionadas con el mundo de la música: compositores, cantantes, directores de orquesta….  Espero que sean de vuestro agrado y tenga la misma acogida que los posts anteriores.

 

Sin canciones apropiadas para prestar

Johannes Brams  tuvo que acceder en cierta ocasión a recibir la visita de una cantante a la que él consideraba bastante mediocre.

La intención de la joven intérprete era que el genial músico le cediera una de sus composiciones para poder adjuntarla en su repertorio.

-En estos momentos ninguna de las que tengo escritas es apropiada para usted, por lo que deberá esperar un poco.

Ante la insistencia de si tendría que esperar mucho tiempo, Brahms contestó:

-No se lo puedo decir, pero las únicas canciones que le prestaría son mis canciones póstumas. Así tendré la seguridad de no oírselas cantar.

 

Aplausos “reales” para Lennon

En 1963, durante un concierto benéfico de The Beatles en el London Palladium y al que acudió la familia Real Británica, John Lennon pidió al público asistente que los acompañaran:

-La gente en el gallinero puede dar palmas, los demás hagan sonar sus joyas.


Fuente de inspiración

Durante una entrevista al célebre compositor estadounidense Cole Porter, el periodista le preguntó sobre qué era lo que más inspiraba al músico o si tenía algún ritual para convocar a las musas. El músico contestó:

-Mi única fuente de inspiración es una llamada telefónica de un productor.

 

Genio y figura hasta la sepultura

El compositor Emilio Arrieta poseía un sentido del humor a prueba de casi cualquier circunstancia, incluida la proximidad de su propia muerte.

Precisamente el día anterior a que sucediera ésta lo pasó tumbado en la cama, charlando despreocupadamente con varios colegas.

Llegó otro de sus amigos en ese momento y cortésmente le preguntó cómo se encontraba, a lo que Arrieta respondió divertido:

-Pues bastante mal, amigo mío. Tan mal me encuentro que, si al amanecer me comunican que he fallecido, no me extrañaría lo más mínimo.

 

Un músico poco virtuoso

Una noche el compositor francés Théodore Dubois había prometido asistir a una audición de un pianista aficionado desprovisto de todo virtuosismo, pero provisto de una considerable fortuna.

Dubois llegó cuando el concierto había empezado y no le permitieron entrar en la sala.

-Pueden dejarme pasar, no haré ruido.

Pero el portero, muy serio, contestó:

-Piense, señor, que si abro la puerta querrán irse los que están dentro.

 

Compositor de copia y pega

Un joven músico fue a visitar al compositor Charles Camille Saint-Saëns para que éste valorase una de sus composiciones. La obra resultó ser una vulgar copia de “El cisne”, escrita por el mismo Saint-Saëns.

Tras finalizar, el muchacho le preguntó:

-¿Cómo la titularía, maestro?

-La oca – replicó él sin inmutarse.

 

Repentino ataque de pánico antes de actuar

Ante su debut en un prestigioso teatro, el joven pianista, de tan solo 20 años, Vladimir Horowitz tuvo un repentino ataque de pánico y se negaba a salir a actuar.

Tras comentar su angustioso estado al gerente del local, éste le dijo que si no pensaba tocar debería salir y dar alguna excusa al público presente.

Horowitz salió a escena, se colocó frente al respetable y se dio cuenta que no podía articular palabra, por lo que prefirió tocar el piano antes que tener que hablar.

Según las críticas fue uno de los mejores conciertos que dio en su vida.

 

Las tres cosas preferidas de Gluck

Christoph Willibald von Gluck, el ilustre compositor de la ópera Orfeo y Eurídice, adoraba el dinero y la buena comida, cosa de la que no se avergonzaba a la hora de contarlo.

En cierta ocasión alguien le preguntó:

—Maestro, ¿qué es lo que preferís en el mundo?

—Tres cosas: el dinero, el vino y la gloria.

— ¿Cómo? Para vos, un músico, ¿la gloria viene después del dinero y del vino? No sois sinceros…

—Pues es bien sencillo… con el dinero compro vino, el vino despierta mi genio y éste me trae la gloria.

 

Una demostración de amistad sincera

En cierta ocasión el  genial compositor  Richard Wagner envió una carta a su buen amigo, el filósofo Friedrich Nietzsche.

En ella y como muestra de amistad le decía:

-Mi querido amigo, está usted en mi corazón, entre mi mujer y mi perro.

 

La reencarnación de Toscanini

Tras un nefasto ensayo, el prestigioso director de orquesta Arturo Toscanini se dirigió a sus músicos y les dijo amenazante:

-¡¡Después de morir me reencarnaré en el portero de un burdel y no dejaré entrar a ninguno de ustedes!!

 

Fuentes y más anécdotas

Diez curiosas anécdotas del mundo militar

Nueva entrega de la serie de curiosas anécdotas protagonizadas por diferentes colectivos. Hasta el momento publicado sobre filósofos, matemáticos, pintores , físicos, monarcas,  políticos 1 y 2 y escritores 1 y 2.

En la entrada de hoy os traigo anécdotas relacionadas con el mundo militar. Espero que sean de vuestro agrado y tenga la misma acogida que los posts anteriores.

 

El General Patton y las trincheras

El General George S. Patton nunca se dejó estremecerse por los bombardeos. Era un militar firme y odiaba a los soldados cobardes, molestándole de manera exagerada que sus hombres al mando se refugiaran y/o pusieran a cubierto, incluso en un fuerte bombardeo.

Cierto día, durante la Segunda Guerra Mundial, se encontró con el Mayor General Terry Allen que estaba al cargo de un campo de batalla plagado de trincheras.

«Allen ¿usted tiene una trinchera también?» pregunto Patton.

«Sí, señor» respondió Allen, señalando «Justo ahí»

Sin mediar palabra alguna, Patton se acercó a la trinchera, bajó sus pantalones y orinó en ella.

 

El toque de queda del Virrey

El Virrey de Perú Ambrosio O’Higgins, de origen irlandés pero al servicio de la Corona española, dispuso de un toque de queda a partir de las 10 de la noche con tal de erradicar los escándalos nocturnos. Todo aquel que circulase por la calle a partir de esa hora tendría que ser arrestado y llevado al calabozo. Para ello se formó cinco guardias con un Capitán al mando de cada una.

Las órdenes del Virrey eran muy claras:

«Quiero que la justicia sea igual para todos. Ténganlo bien presente. Después de las diez de la noche… ¡A la cárcel todo ser viviente!»

La primera noche quiso comprobar la efectividad del servicio y salió a pasear. Se cruzó con cuatro guardias que tras reconocer al Virrey lo dejaban continuar con su paseo pero al toparse con la quinta fue parado y arrestado.

Al día siguiente se le preguntó al Capitán al mando de la guardia que condujo al Virrey hasta el calabozo del porqué no lo dejó marchar como hicieron sus compañeros y él contestó:

«La ley es la ley y yo cumplía órdenes. El Virrey dijo que a la cárcel todo ser viviente que anduviese por la calle a partir de las diez»

Los cuatro capitanes que por respeto no lo habían arrestado quedaron destituidos. La quinta ronda obtuvo un reconocimiento por su meritoria labor.

 

Puros en buena compañía

El conde Gottlieb Graf Von Haeseler, general del ejército prusiano, era un gran fumador de puros olorosos. En cierta ocasión, se encontraba en la sala de espera del tren fumándose uno de sus cigarros puros cuando entró en la habitación otro pasajero.

Molesto por el fuerte olor del tabaco del conde, sacó uno de sus cigarros y se lo ofreció diciéndole:

«No hay nada mejor que fumarse uno de estos en buena compañía»

Von Haeseler lo cogió, se lo guardó en su pitillera y siguió con su puro.

«¿Por qué no lo enciende?» le preguntó extrañado

«Esperaré, como usted bien dice, a encontrarme en buena compañía»

 

La suegra de Foch

El mariscal francés Ferdinand Foch, Comandante en jefe de los ejércitos Aliados durante la Primera Guerra Mundial, visitaba el Gran Cañón del Colorado junto a un coronel norteamericano que actuaba de guía y acompañante.

Se pararon al borde del abismo y, cuando todos esperaban unas palabras memorables, el mariscal respiró hondo y sentenció:

«¡Ah, espléndido lugar para despeñar a la suegra de uno!»

 

Klemens Von Metternich y las bayonetas

Estaba el estadista austriaco, Klemens Von Metternich, debatiendo sobre estratagemas de guerra con Napoleón Bonaparte cuando éste le gritó:

«¡Con bayonetas puede hacerse de todo!»

A lo que Metternich respondió con frialdad:

«Todo señor, menos sentarse encima»

 

Con la autoridad de George Washington

En plena Guerra de la Independencia, George Washington envió a sus oficiales a requisar los caballos de los terratenientes locales. Llegaron a una vieja mansión y cuando salió su anciana dueña le dijeron:

«Señora, venimos a pedirle sus caballos en nombre del Gobierno»

«¿Con qué autoridad?» replicó la mujer

«Con la del General George Washington, comandante en jefe del ejército americano»

La anciana sonrió y zanjó el tema:

«Váyanse y díganle al general Washington que su madre dice que no puede darle sus caballos»

 

Balas como Moscas

La Guerra de los Siete Años fue una serie de conflictos internacionales desarrollados entre 1756 y 1763, para establecer el control sobre Silesia y por la supremacía colonial en América del Norte e India. Tomaron parte por un lado Prusia, Hannover y Gran Bretaña, junto a sus colonias americanas y su aliado Portugal tiempo más tarde; y por otra parte Sajonia, Austria, Francia, Rusia, Suecia y España, esta última a partir de 1761.

Un día, los austriacos lanzaron un terrible ataque que desbarató por completo las filas lideradas por Federico el Grande.

Las balas silbaban con tanta insistencia en torno al rey de Prusia que uno de sus generales, Serbelloni, intentó calmarlo diciéndole:

«Tranquilo señor, ¡solo son moscas!»

Pero el monarca le matizó:

«Sí, pero éstas son de las que pican»

 

Canas por culpa de un susto

En cierta ocasión estaba el rey Alfonso XII departiendo con un grupo de militares cuando se fijo que entre el grupo había un coronel de aspecto juvenil pero que sin embargo tenía todo su cabello de color blanco.

Este le explicó al monarca que el motivo de su prematuro pelo blanco fue a consecuencia de un susto que se llevó  durante la campaña de Joló en Filipinas, donde fue atacado por un caimán mientras cruzaba un rio y, aunque pudo salir ileso, el shock le provocó que se le tiñese el cabello de ese color.

Años después, durante un desfile militar el rey volvió a encontrarse con el joven militar, que esta vez lucia un frondoso cabello de color caoba, a lo que Alfonso XII le preguntó:

«Coronel… ¿le ha vuelto a morder un caimán?»

 

Reparto de condecoraciones sin ton ni son

Se quejaban algunos militares  a Otto Von Bismark de la ligereza con la que se estaba concediendo la condecoración de la ‘Cruz de Hierro’ a cualquier persona, durante la guerra franco-prusiana de 1870. Entre ellos se encontraba un príncipe germano que era uno de los que más protestaban, a lo que el estadista se le acercó y le dijo:

«Excelencia, tendrán que ser condecorados aunque sólo sea por motivos decorativos o de protocolo. Piense que, después de todo, tanto usted como yo ya la tenemos»

 

Los verdaderos motivos de la guerra

Robert Surcouf, corsario francés al servicio de Napoleón I, se encontraba debatiendo con un oficial británico de la Royal Navy sobre el papel de cada país en un conflicto armado.

En un momento de máxima excitación durante la discusión el inglés espetó:

«En el fondo, lo que nos distingue es que nosotros nos batimos por el honor y vosotros por el dinero…»

«Pues sí. Cada uno lucha por lo que le hace falta» contestó el francés.

 

 
Fuentes y más anécdotas

Diez curiosas anécdotas de famosos escritores (2)

Tras la buena acogida de la entrada sobre “Diez curiosas anécdotas de famosos escritores (1)” que publiqué hace un par de semanas, de la serie de post sobre diferentes colectivos de personajes  famosos (filósofos, matemáticos, pintores , físicos, monarcas y políticos 1 y 2), hoy traigo la segunda parte dedicada a los escritores.

Espero que sean de vuestro agrado, tal y como lo han sido las anteriores.

 

La costumbre de llegar tarde al trabajo

Durante sus años de juventud y debido a un grave apuro económico familiar, el poeta y posteriormente cronista de la Villa de Madrid, Emilio Carrere entró a trabajar en el Tribunal de cuentas por recomendación de su padre (del que era hijo ilegítimo).

Carrere nunca destacó por su amor al trabajo administrativo, lo que lo llevó a ser impuntual a la hora de entrar a trabajar.

Cierto día fue llamado al despacho de su jefe inmediato que le dijo:

-Mire usted, Carrere, con esa manía de retrasarse, va a llegar un momento en el que se presentará usted todos los días al día siguiente

 

Enemigos íntimos

Conocida fue la relación amorosa que hubo entre Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós, pero también de dominio público la enemistad que llegaron a profesarse ambos.

En cierta ocasión, siendo ya mayores se encontraron accidentalmente en unas escaleras. Él subía jadeante y ella empezó a bajarla.

Mientras se cruzaban ella le espetó:

-Adiós, viejo chocho

Pero tal y como lo soltó se dio cuenta que le había puesto en bandeja una magistral contestación a una de las mentes más brillantes de la literatura. Pardo Bazán aceleró el pasó escaleras abajo, pero le dio tiempo a escuchar la réplica de su viejo e íntimo enemigo:

-Adiós, chocho viejo

 

Una obra inédita

Tristan Bernard acudió a la representación de una comedia suya en un pequeño pueblo francés.

El primer actor se inventó tanto texto que cuando al final de la obra se encontró con el autor, se disculpó diciendo:

-Ha de perdonar si cambié algunas cosas. Es que no he tenido tiempo de aprenderme el papel.

-¿Perdonar? ¡Si me ha encantado!- dijo Bernard –Le ruego me dé por escrito todo lo que ha cambiado. Es que me piden una comedia en París. No tengo ninguna y les daría esta. Es imposible reconocerla.

 

Un Nobel gruñón

El Premio Nobel de literatura, John Steinbeck acudió al otorrino aquejado de una sinusitis.

Tras un tiempo de tratamiento el médico le comentó al ver su recuperación:

-Estupendo, ahora usted podrá hablar bien de nuevo.

-Yo no hablo doctor, yo gruño- le espetó el escritor.

-Pues a partir de ahora, podrá usted gruñir mucho mejor, no lo dude.

 

El envidiado Cánovas del Castillo

Ramón de Campoamor recibió en cierta ocasión una invitación para acudir a comer a casa de, el entonces presidente del Gobierno español, Antonio Cánovas del Castillo.

El poeta no podía asistir y para excusarse le envió una nota de disculpa al anfitrión que finalizaba de la siguiente manera:

«Recuerdos a don Antonio, a quienes unos envidian el talento, otros la casa y todos la mujer»

 

Los años pasan para todos

El político y escritor gaditano del siglo XIX, Antonio Alcalá Galiano se encontró con una conocida a la que no veía desde hacía más de veinte años y ésta le espetó:

-Don Antonio, le encuentro muy viejo.

Él la observó y contestó:

-Tampoco usted está más joven. Le ocurre lo que a los que se embarcan por vez primera: que cuando el barco comienza su singladura les parece que es la tierra la que se va de ellos, y que ellos no se mueven.

 

Teorías sobre los hijos

John Wilmot, 2º Conde de Rochester era conocido por ser un escritor satírico, escéptico y cínico. Sus comentarios irónicos era algo que divertía a los que le rodeaban.

En cierta ocasión dijo:

-Antes de casarme tenía seis teorías sobre cómo educar a los niños. Ahora tengo seis hijos y ninguna teoría.

 

Borges y los caníbales

En una entrevista, en Roma, un periodista trataba de poner en aprietos a Jorge Luis Borges. Como no lo lograba, finalmente probó con algo que le pareció más provocativo:

-¿En su país todavía hay caníbales?

-Ya no, – contestó Borges -nos los comimos a todos.

 

La disculpa de Kafka

El escritor Franz Kafka acudió una tarde a visitar a un amigo pero, sin querer, al llegar despertó al padre de éste, que dormía en un diván.

Con los brazos en alto, como para disculparse, atravesó la estancia de puntillas, susurrándole al anciano:

-Perdone, considéreme un sueño.

 

Knut Hamsun y el idioma francés

El escritor noruego Knut Hamsun (Nobel de Literatura en 1920) visitó París por primera vez en 1894.

Al volver a casa, y antes de que empezara a explicar sus aventuras, le preguntaron:

-¿Tuviste algún problema con tu francés?

-No- replicó él -pero los franceses sí.

 

 

Fuentes y más anécdotas