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La curiosa anécdota de cómo Valle-Inclán perdió su brazo por culpa de una discusión en un café

¿Sabías que Valle-Inclán perdió su brazo por culpa de una discusión en un café?Cuatro años después de haberse instalado a vivir en Madrid y cuando todavía no era un dramaturgo conocido, Ramón María del Valle-Inclán solía acudir a las tertulias que se daban cita en el Café de la Montaña, situado en la céntrica Puerta del Sol.

Ocurrió el 24 de julio de 1899 y los hechos acaecieron tras una acalorada e insignificante discusión con otro de los contertulios. Ambos se enzarzaron en una pelea dialéctica que acabó con amenazas y un fuerte golpe de bastón de Manuel Bueno en el brazo izquierdo de Valle-Inclán, con tan mala fortuna que fue a parar a uno de los gemelos de la manga de la camisa a la altura de la muñeca, clavándoselo y provocándole diversas fracturas que astillaron los huesos.

La herida fue mal curada y acabó gangrenándose, por lo que, tres semanas después, tuvo que someterse a la amputación del brazo izquierdo.

 

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Fuente de la imagen: madridafondo

Divertidas anécdotas de famosos escritores

Rectificar es de sabios

Bien conocida era la animadversión que sentía Ramón María del Valle-Inclán hacia el polifacético  José de Echegaray, contra el que soltaba, cada vez que podía, más de un improperio en público.

Cierto día, en una de esas acaloradas discusiones que el escritor mantenía  con asiduidad en las tertulias a las que asistía, perdió la paciencia con uno de los contertulios al ver que éste defendía con fervor las obras escritas por el Premio Nobel.

Ni corto ni perezoso, el dramaturgo gallego espetó al hombre un sonado «¡pedazo de bruto!» a lo que el ofendido espetó :

«¡Retire usted esas palabras!»

Valle-Inclán quedó pensativo, se acarició su larga barba y dijo con toda la tranquilidad del mundo:

«De acuerdo, retiro solamente lo de “pedazo”»

 

El médico ni de lejos

Jean-Baptiste Poquelin, más conocido como Molière sentía autentica aversión hacia los médicos, por lo que trataba de no pisar ni una consulta, pero en cierta ocasión cayó enfermo, teniendo una fiebre muy alta, por lo que su esposa, ni corta ni perezosa, hizo llamar a un galeno para que visitase en casa a su marido.

Cuando el doctor se presentó en el domicilio, Molière llamó a su esposa y le dijo:

«Querida, no dejéis que entre; decidle que estoy enfermo y que ya iré yo a visitarle cuando mejoré»

 

Ganarse la vida como uno puede

En 1906, tras ser elegido Armando Palacio Valdés nuevo miembro de la Real Academia Española, apareció en todos los diarios del país la noticia del nombramiento junto a su retrato.

Sin darle mayor importancia de la que tenía, el académico entró en su cafetería habitual con la intención de tomar su desayuno. El camarero que sirvió su mesa se plantó frente al novelista y le preguntó.

«¿Es usted el que ha salido en los papeles de hoy?»

A lo que el escritor respondió afirmativamente.

«¿Y escribe novelas de esas?»

A lo que volvió a dar como respuesta un sí.

«Bueno, pues no se apure, que cada uno se gana la vida como puede»

 

Contando cornudos

El escritor Narciso Sáenz Diez Serra (más conocido como Narciso Serra) paseaba en cierta ocasión con un amigo cuando le preguntó:

«¿Cuántos cornudos te parece que viven en esta calle sin contarte a ti?»

El acompañante indignado contestó:

«¡Cómo sin contarme a mí! Esto es un insulto…»

A lo que el dramaturgo reformuló la pregunta:

«Bueno, no te enfades. Vamos, contándote a ti, ¿cuántos te parece que hay?»

 

 

 

Fuentes y más anécdotas

Fuentes de las imágenes: Wikimedia Commons 12 / enciclopedia.us.es / insulabaranaria

Diez curiosas anécdotas de famosos escritores (1)

Tras varias semanas sin traer ninguna entrada sobre curiosas anécdotas que empecé a publicar hace meses atrás y que estaban protagonizadas por diferentes colectivos de personajes  famosos (filósofos, matemáticos, pintores , físicos, monarcas y políticos 1 y 2), hoy le toca el turno al gremio de los escritores.

Espero que sean de vuestro agrado, tal y como lo han sido las anteriores.

 

Cela y el Premio Nobel

Nada más conocerse que le habían concedido el premio Nobel de literatura, un periodista le preguntó a Camilo José Cela:

-¿Le ha sorprendido ganar el premio Nobel de Literatura?

-Muchísimo, sobre todo porque me esperaba el de Física


La necesidad de conocer a tu ídolo

El polifacético escritor, periodista y activista político de origen húngaro, Arthur Koestler no entendía la necesidad de algunas personas de conocer personalmente a sus ídolos

Cierto día, tras ser saludado fervientemente por un admirador, Koestler comentó:

– Es como si te gusta el foie y ansías saludar personalmente a la oca

 

Escritor de buenas comedias

Recibió Jacinto Benavente la visita de un conocido suyo, el cual no tenía gran éxito como dramaturgo.

Durante el recorrido por la casa, el  invitado quedó asombrado por la amplia biblioteca que poseía el premio Nobel y exclamó:

– ¡Vaya don Jacinto! Con tantos libros ya se pueden escribir buenas comedias

Benavente le respondió agudamente:

-Pues adelante, amigo mío, están a su disposición

 

El aburrido Shakespeare

Siendo profesor de Filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires, Jorge Luis Borges le pidió a una alumna su opinión sobre la obra de William Shakespeare. Ésta contestó:

-Me aburre

Pero al instante puntualizó:

-Al menos lo que ha escrito hasta ahora

Borges, sin alterarse, le respondió:

– Tal vez Shakespeare todavía no escribió para vos. A lo mejor dentro de cinco años lo hace

 

Suficiente corrección

En cierta ocasión, Patrick (el hijo de Ernest Hermingway) le dio a su padre un manuscrito y le pidió que se lo corrigiese

Poco después, se lo devolvió, pero Patrick parecía contrariado:

-¡Sólo me has cambiado una palabra!- le recriminó, como quien no hace bien su trabajo

-Si es la palabra correcta es más que suficiente- replicó Hermingway

 

Una merecida medalla

Cuando el rey Alfonso XIII le otorgó a Miguel de Unamuno la Gran Cruz de Alfonso X Sabio, el escritor comentó:

-Me honra, Majestad, recibir esta cruz que tanto merezco

El monarca le contestó:

-¡Qué curioso! En general, la mayoría de los galardonados aseguran que no se la merecen

A lo que el escritor replicó al Rey:

-Señor, en el caso de los otros, efectivamente no se la merecían

 

Cabeza hueca

Alejandro Dumas (padre), tras publicar el libro titulado “El vacío doloroso”, fue visitado por un amigo que le dijo:

– Es un título sin sentido. El vacío no puede ser doloroso

-¿Que no? ¡Cómo se ve que nunca os ha dolido la cabeza, amigo mío!

 

El viaje en tren de Mark Twain

En uno de sus viajes en tren por EEUU, Mark Twain se topó con el revisor y no dio con el billete. Tas una larga espera, con el escritor rebuscando por todos sus bolsillos, el hombre le dijo:

-Ya sé que usted es el autor de “Tom Sawyer”, así que no se moleste, estoy seguro de que ha extraviado el billete

Pero Twain seguía buscando y el revisor insistiendo en que no hacía falta, hasta que le confesó:

-Es que, si no lo encuentro, no sé dónde debo bajarme

 

Los elogios mutuos entre Benavente y Valle-Inclán

Durante una de sus habituales tertulias literarias, Jacinto Benavente decía grandes elogios de Ramón María del Valle-Inclán, del que decía que era uno de los más valiosos escritores que tenía España.

-Pues don Ramón- le interrumpe uno de los contertulios –no opina lo mismo de usted

Benavente replicó inmediatamente con su característica agudeza verbal:

-A lo mejor estamos equivocados los dos

 

Tu cara me suena

Arthur Miller se encontraba sentado en un bar tomando una copa, cuando fue abordado por un hombre elegantemente vestido que le preguntó:

-¿No eres tú Arthur Miller?

-Sí, lo soy ¿por qué?

-¿No te acuerdas de mí?

-Tu cara me resulta familiar, pero…

-Soy tu viejo amigo Sam. Estudiamos juntos en secundaria…

-Me temo que…

-La vida me ha ido bien. Poseo unos grandes almacenes ¿A qué te has dedicado tú?

-Bueno, yo….a escribir

-¿Y qué escribes?

-Obras de teatro, sobre todo

-¿Alguna vez te han producido alguna?

-Sí, alguna

-Dime el título, a ver si la conozco

-Bueno… ¿tal vez has oído hablar de “Muerte de un viajante”?

El hombre quedó perplejo con la boca abierta. Su rostro palideció y quedó por un momento si habla. Un rato después preguntó:

-¿No serás tú el Arthur Miller escritor?

 

 

 

Fuentes y más anécdotas