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¿Cuándo se acuñó el término ‘Inteligencia Artificial’?

A través de mi perfil en Instagram, @yaestaellistoquetodolosabe2, me preguntan cuándo se acuñó el término ‘Inteligencia Artificial’.

¿Cuándo se acuñó el término ‘Inteligencia Artificial’?

El término ‘Inteligencia Artificial’ fue acuñado por John McCarthy en 1956, siendo éste uno de los pioneros en ese campo y desempeñando un papel fundamental en el desarrollo de esta disciplina.

John McCarthy, junto con otros investigadores como Marvin Minsky, Nathaniel Rochester y Claude Shannon, organizó un taller de verano en el Dartmouth College, donde se introdujo formalmente el término ‘Inteligencia Artificial’ para describir el campo emergente de la investigación que se centraba en la creación de programas de computadora capaces de realizar tareas que requieren inteligencia humana.

Además de acuñar el término, hizo contribuciones significativas al desarrollo de lenguajes de programación, siendo el creador del ‘lenguaje Lisp’, que se convirtió en un lenguaje de referencia en el ámbito de la IA y, también, estuvo involucrado en la creación de varios servicios que son utilizados actualmente en Internet.

La visión de McCarthy sobre la inteligencia artificial abarcó desde la resolución de problemas hasta cuestiones más filosóficas, como la conciencia y el libre albedrío en robots.

 

 

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El curioso origen del término ‘prestigio’

El término ‘prestigio’ tiene sus raíces en el vocablo en latín praestigium, que, originalmente, estaba relacionada con actos de magia, trucos y engaños, y, a su vez, provenía del verbo latino praestringere, compuesto por prae (antes) y stringere (atar), significando ‘amarrar’.

El curioso origen del término ‘prestigio’

En sus orígenes, el término ‘prestigio’ estaba vinculado a la magia y a la fascinación que ejercían los magos (llamados prestigiadores) sobre el público, a menudo a través de trucos,  sortilegios y engaños.

La entrada ‘prestigio’ fue recogida por primera vez en el Diccionario de Autoridades de 1737 con la acepción: ‘El engaño, ilusión o apariencia con que los prestigiadores emboban al pueblo’.

Estos ‘prestigiadores’ conseguían, a menudo, deslumbrar y asombrar al público, motivo por el que, con el tiempo, el significado del vocablo ‘prestigio’ evolucionó hacia una connotación más positiva, sirviendo para describir la buena fama que alguien o algo adquiere debido a sus méritos, virtudes o logros legítimos, siendo un sinónimo para referirse a al crédito, honra, logro, logro o consideración de un individuo e incluso de un lugar, producto, servicio…

 

 

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¿Desde cuándo la estatua del ‘Oso y el Madroño’ representa a la ciudad de Madrid?

La estatua del Oso y el Madroño, ubicada en la emblemática Puerta del Sol de Madrid, se erige como un símbolo representativo de la ciudad. Creada por Antonio Navarro Santafé y erigida el 10 de enero de 1967, esta imponente escultura de piedra y bronce pesa alrededor de 20 toneladas y se eleva 4 metros sobre un pedestal de granito.

¿Desde cuándo la estatua del ‘Oso y el Madroño’ representa a la ciudad de Madrid?

Este icónico monumento, que refleja un oso realista apoyando sus manos en un madroño, simboliza las armas heráldicas de Madrid. La iniciativa para su creación surgió de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, con un coste de 200.000 pesetas.

A pesar de su arraigo en la historia y la identidad de Madrid, algunos expertos sostienen que la representación del oso y el madroño podría, en realidad, ser una osa. La presencia de la osa en el escudo se vincula con las siete estrellas de la constelación de la Osa Mayor, aunque la razón detrás del cambio de género del animal a lo largo de la historia permanece incierta.

Desde el siglo XIII, las armas del oso y el madroño en el escudo de Madrid han simbolizado un acuerdo histórico sobre la propiedad de tierras. A lo largo de los años, la estatua ha experimentado varios cambios de ubicación en la Puerta del Sol debido a renovaciones en la plaza, incluyendo un traslado en 2023 al extremo oriental de la misma.

 

 

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¿Cuál es el origen del término ‘deliberar’?

¿Cuál es el origen del término ‘deliberar’?

Conocemos como ‘deliberar’ al proceso de considerar cuidadosamente los aspectos a favor y en contra de una decisión antes de tomarla, evaluando con detenimiento los pros y contras relevantes para llegar a una conclusión específica.

Este término tiene sus raíces en el latín deliberare, que se compone del prefijo de- (indicando intensidad) y el verbo liberare, relacionado con la idea de pesar, de la misma raíz que la unidad de peso conocida como ‘libra’. Este vocablo originalmente implicaba sopesar, tomar con ambas manos dos objetos para comparar su peso y valor.

 

 

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El origen etimológico del término ‘llorar’

Conocemos como llorar al acto de derramar lágrimas, una expresión emocional universal que refleja tristeza, alegría o dolor profundo.

El origen etimológico del término ‘llorar’

Etimológicamente, el término ‘llorar’ tiene sus raíces en el latín plorare, de idéntico significado. Como ya ocurre con otros términos latinos que empezaban en su origen por ‘pl’, al llegar al castellano se cambió por ‘ll’ (como es el ejemplo de plenus: lleno o plover: lluvia)

Curiosamente, hay idiomas que conservaron la pl inicial, como es el caso del francés (pleurer) y el catalán (plorar).

Desde su primera aparición en el Diccionario de Autoridades en 1734, la palabra ‘llorar’ ha mantenido su significado original de derramar lágrimas.

 

 

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¿Conoces el origen del nombre de los estados de Estados Unidos? (II)

¿Conoces el origen del nombre de los estados de Estados Unidos?

A continuación encontrareis, en orden alfabético, la segunda parte del post publicado anteriormente con el origen de los nombres de los estados que forman parte de Estados Unidos:

Míchigan:

Míchigan se deriva del lago homónimo, adaptado del ojibwe ‘meshi-gami’, que significa ‘gran lago’.

Minnesota:

Adoptado en 1849 del nombre del río, proviene del dakota ‘mnisota’, que significa ‘agua turbia’.

Misisipi (Mississippi):

Mississippi (españolizado como Misisipi) se origina en el idioma ojibwe y significa ‘gran río’.

Misuri (Missouri):

Missouri (españolizado Misuri), se basa en el nombre del grupo nativo ‘missouria’, que significa ‘el pueblo de las canoas de madera’.

Montana:

Derivado del español ‘montaña’, propuesto por James M. Ashley en 1864, evoca las Rocosas que recorren el estado.

Nebraska:

Proveniente del nombre nativo para el río Platte, su origen es incierto. Podría derivar del omaha ‘ni braska’ o el otoe-missouria ‘ni brathge’, ambos significando ‘aguas planas’.

Nevada:

El fraile franciscano y explorador español Francisco Garcés otorgó el nombre español Nevada a esta región en 1776. Su elección se basó en la presencia de la cordillera de montañas cubiertas de nieve en el extremo oeste y como recordatorio a Sierra Nevada de la Península Ibérica.

Nueva Jersey (New Jersey):

Designado por el británico George Carteret en 1664, New Jersey (Nueva Jersey) honra a su lugar de origen, Jersey, isla del canal de la Mancha.

Nueva York (New York):

En 1664, los británicos rebautizaron la colonia neerlandesa New Amsterdam (Nueva Ámsterdam) como New York (Nueva York) en honor al duque de York y Albany, Jacobo II de Inglaterra.

Nuevo Hampshire (New Hampshire):

Nombrado por John Mason hacia 1623, New Hampshire  (Nuevo Hampshire) honra al condado de Hampshire, en Inglaterra.

Nuevo México:

Conquistadores españoles le dieron el nombre por su semejanza cultural a los aztecas de México-Tenochtitlan.

Ohio:

Derivado del río homónimo, proviene de la voz iroquesa ‘ohi-yo’, que significa ‘gran arroyo’.

Oklahoma:

Allen Wright, nativo choctaw, propuso el nombre en 1866, combinando ‘okla’ (nación) y ‘homm’ (rojo), significando ‘pueblo rojo’.

Oregón:

Denominado en 1848, su origen es incierto. El nombre de Oregón tiene muy posiblemente raíces en el español siendo mencionado por primera vez en 1598 por Rodrigo Montezuma en la crónica Relación de la Alta y Baja California. Las interpretaciones varían, desde una conexión con Aragón, la palabra orejón y hasta la planta orégano e incluso una palabra taína que significaría ‘huracán’. Otra teoría indica que puede derivar del francés ‘ouragan’.

Pensilvania:

En honor al almirante William Penn, proviene de la unión de su apellido (Penn) y el vocablo en latín ‘silvanus’ (bosque), significando literalmente ‘bosques de Penn’.

Rhode Island:

Proviene del neerlandés antiguo ‘roodt Eylandt’, cuyo significado es ‘isla roja’, debido al color de sus acantilados.

Tennesse:

‘Tanasi’, nombre cherokee de un poblado, dio origen a este estado. El significado preciso de «tanasi» es desconocido.

Texas:

El nombre Texas, derivado de la palabra Caddo ‘táyshaʼ que significa ‘amigo’, se utilizó por primera vez en la ortografía del Este de Texas, Condado de Houston, cerca de la aldea hasinai de Nabedaches en mayo de 1690, próximo a la Misión San Francisco de los Tejas.

Utah:

Proviene de la tribu Ute y su significado es ‘gente de las montañas’. Sin embargo, no hay evidencia de tal palabra en el idioma ute, que se refiere a sí mismo como Noochee. La atribución del significado ‘la gente de la montaña’ se ha vinculado a los vecinos pueblo nativos y la palabra apache ‘Yuttahih’, que significa ‘los que están más arriba’. En español, se pronunciaba Yuta y los hablantes anglosajones adaptaron la palabra como Utah.

Vermont:

Su origen es incierto, pero algunas fuentes sugieren que proviene del francés ‘vert’ y ‘mont’, significando ‘montaña verde’.

Virginia y Virginia Occidental:

Homenaje a la Reina Isabel I de Inglaterra, conocida como la Reina Virgen por no haberse casado. Virginia Occidental se separó de Virginia durante la Guerra de Secesión en 1863.

Washington:

Adoptado en 1889, rinde homenaje a George Washington, primer presidente de los Estados Unidos. Inicialmente la capital estadounidense se denominó ‘Georgetown’.

Wisconsin:

Derivado del río homónimo, propuesto por exploradores franceses, su origen podría ser el ojibwe ‘miskwasiniing’, ‘lugar de piedra roja’.

Wyoming:

Proviene del monsee ‘chwewamink’, que significa ‘en la gran llanura del río’, tomado del poema ‘Gertrudis de Wyoming’ de Thomas Campbell.

 

 

 

Lee también: ¿Conoces el origen del nombre de los estados de Estados Unidos? (I)

 

 

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¿Conoces el origen del nombre de los estados de Estados Unidos? (I)

Cincuenta son los estados que componen EE.UU., un país pluricultural en el que su lengua principal es el inglés pero con una gran presencia de personas de todos los rincones del planeta y cuya denominaciones (topónimos) provienes de diferentes lenguas, ya sean propias del territorio (de los indígenas nativos que allí habitaban originalmente) como de las diferentes naciones que por allí han ido pasando y han dejado un importante legado (españoles, ingleses, franceses, neerlandeses…).

¿Conoces el origen del nombre de los estados de Estados Unidos?

A continuación encontrareis, en orden alfabético, la primera parte con el origen de los nombres de los estados que forman parte de Estados Unidos:

Alabama:

Alabama significa literalmente ‘cortador de plantas’, siendo un término heredado del vocablo de la nación amerindia Choctaw ‘albaamo’ empleado por los nativos de la región.

Alaska:

A finales del siglo XVIII, los exploradores rusos encontraron un polvo seco aplicado por los aleutianos durante un masaje, llamado ‘alaxsxaq’; adoptaron este término, dando origen a Alaska, que se traduce como ‘el objeto hacia el que es dirigida la acción del mar’ o ‘gran territorio’.

Arizona:

La etimología de Arizona ha provocado debates, pero no se originó del español ‘árida zona’, que muchos se empeñan en indicar. Un par son las teorías más respaldadas. La primera sugiere que podría provenir del o’odham (lengua uto-azteca) ‘ali-shonak’, que significa ‘lugar de breves primaveras’, o incluso del vasco ‘aritz ona’, que sería ‘roble bueno’.

Arkansas:

El nombre Arkansas se remonta al siglo XVII, cuando los franceses adoptaron y adaptaron el nombre de la tribu quapaw, que se autodenominaba ‘akansa’.

California:

California es el nombre otorgado por los conquistadores españoles a una región que abarca la península y una zona al norte de ella. La denominación tiene su origen en ‘Las sergas de Esplandián’, novela de caballerías escrita por Garci Rodríguez de Montalvo en 1510, donde se menciona un lugar imaginario. La elección del nombre para la región, inicialmente considerada una isla, sigue siendo motivo de debate. Es importante señalar que existe una leyenda urbana, ampliamente difundida en redes, que sugiere que el nombre California proviene del latín ‘calida fornax’, que significa ‘caliente como un horno’. Esta errónea explicación indica que la expresión reflejaba la primera impresión de los monjes españoles al llegar a la península norteamericana.

Carolina del Norte y Carolina del Sur:

En 1629, ambos territorios fueron llamados Carolina en honor al rey Carlos I de Inglaterra. La posterior división en 1710 llevó a la creación de Carolina del Norte y Carolina del Sur.

Colorado:

La elección del nombre Colorado se debe al río del mismo nombre. Los colonizadores españoles se inspiraron en el color rojizo del lodo que el río transportaba desde las montañas.

Connecticut:

Connecticut toma su nombre del río Connecticut. Los británicos adoptaron este término en 1644 para rebautizar su colonia, derivado del mohicano ‘Quinnehtujqut’, que significa ‘lugar del río largo’.

Dakota del Norte y Dakota del Sur:

Inicialmente, Dakota era un vasto territorio. El nombre proviene de la tribu amerindia dakota, que significa ‘amigo’ o ‘aliado’.

Delaware:

El nombre Delaware se origina en el río homónimo, designado así en 1664 en honor a Thomas West, tercer barón de De La Warr, quien gobernó Virginia.

Florida:

El español, Juan Ponce de León descubrió la península en 1513 en Domingo de Resurrección (Pascua Florida), nombrándola Tierra de la Pascua Florida.

Georgia:

Fundada en 1732, Georgia honra al rey Jorge II de Gran Bretaña (George II en inglés) y no en honor a George Washington, como erróneamente algunas personas creen.

Hawái:

Con raíces en el hawaiano ‘hawai’i’, que deriva del protopolinesio ‘hawaiki’, que significa ‘lugar de los dioses’. Tal denominación se vincula a los volcanes Mauna Kea y Mauna Loa.

Idaho:

El origen de Idaho es controvertido. Algunos sostienen que George M. Willing acuñó el término en 1860, basándose en el shoshoni (lengua uto-azteca) ‘ee-dah-how’ que significa ‘joya de las montañas’.

Illinois:

Illinois es la forma moderna del nombre dado por misioneros y exploradores franceses a los nativos americanos. Contrario a la antigua creencia de que significa ‘hombre’, su etimología proviene del verbo Miami-Illinois ‘irewe·wa’ que significa ‘hablar siempre’.

Indiana:

Este nombre sugiere ‘tierra de los indios’. Los colonos franceses lo acuñaron en el siglo XVIII para la región al norte del río Ohio.

Iowa:

Proviene de la tribu amerindia siouan ‘ayuxba’, cuyo significado exacto se debate, pero se asocia con ‘los adormilados’.

Kansas:

Kansas se nombra en honor al río homónimo. Los franceses adoptaron el término ‘kansa’ de la tribu sioux que vivía allí, relacionándolo con la idea del viento.

Kentucky:

Inicialmente asociado al río Kentucky, cuya etimología es incierta. Se piensa que puede derivar del iroqués o del shawnee, significando ‘prado’ o ‘pradera’.

Luisiana:

En 1682, René Robert Cavelier de La Salle nombró este territorio en honor al rey francés Luis XIV.

Maine:

Con origen incierto, Maine podría provenir de la provincia francesa homónima o ser un acortamiento de ‘mainland’ (tierra firme).

Maryland:

Literalmente ‘tierra de María’, honra a Enriqueta María de Francia, esposa del rey Carlos I de Inglaterra.

Massachusetts:

Nombrado en el siglo XVII, rinde tributo al pueblo nativo ‘massachusett’, significando ‘en la gran colina’.

 

 

Lee también: ¿Conoces el origen del nombre de los estados de Estados Unidos? (II)

 

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¿Cuál es el origen del término ‘bucólico’?

El término ‘bucólico’ tiene su origen en el latín bucolicus, que a su vez proviene del griego boukolikós, compuesto de bous (buey) y kolein (cuidar), y originalmente, el vocablo se refería a los cuidadores de bueyes o boyeros.

¿Cuál es el origen del término ‘bucólico’? Con el tiempo, el término se asoció con la poesía y la representación idealizada de la vida en el campo, como la que se encuentra en las obras pastoriles de numerosos autores.

En la actualidad, bucólico se utiliza para describir obras literarias, artísticas o cualquier cosa que evoca de manera idealizada la vida en el campo o la naturaleza.

 

 

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El origen del término ‘onomatopeya’

El origen del término ‘onomatopeya’

Conocemos como onomatopeya a las palabras formadas por la imitación de sonidos asociados con objetos, acciones o fenómenos. Por ejemplo, ‘miau’ para el sonido de un gato, ‘tic-tac’ para el de un reloj, ‘grilletes’ por la semejanza percibida entre el sonido de los grillos y el ruido que produce este objeto al cerrarse o al moverse, ‘bum’ para imitar el sonido de un golpe o explosión (aunque es más común la forma anglosajona boom) o decir ‘hacer tilín’ en referencia al sonido de unas campanillas (por poner unos pocos ejemplos).

Etimológicamente, el vocablo ‘onomatopeya’ nos llegó desde el latín medieval onomatopoeia (de exacto significado), siendo su raíz el griego clásico onomatopoiïa (ὀνοματοποιϊα), compuesto por onoma (nombre) y poiein (hacer, crear) y siendo su significado literal ‘creación de palabras’, siendo aplicado especialmente a los términos que se forman imitando los sonidos o ruidos que representan.

 

 

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¿De dónde proviene el término ‘higiene’?

¿De dónde proviene el término ‘higiene’?

El término ‘higiene’ proviene del griego antiguo y derivada de hygieinós, que significa ‘sano’ o ‘saludable’, y a su vez está relacionada con Hygíeia, la diosa de la curación y la limpieza en la mitología griega, quien era hija de Asclepio, el dios de la medicina, y de Epione, la diosa de la curación.

El término llegó al castellano a través del francés hygiène, vocablo utilizado en el siglo XVI por el cirujano Ambroise Paré en sus escritos médicos en la forma hygiaine, dándole el significado de ‘bueno para la salud’. Fue incluido por primera vez en el diccionario de la RAE en su edición de 1837, apareciendo con la acepción: ‘Ciencia médica, cuyo objeto es la conservación de la salud’.

 

 

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