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Guerra, cambio climático, crisis económica… ¿Qué hacer antes de que el karma te atrape?

Los occidentales nos alzamos sobre las cenizas de la colonización. Somos herederos de la expoliación de pueblos, su opresión y exterminio. La herencia sobre la que caminamos toma forma de un karma colectivo cargado de negatividad. Existe el karma individual, que no es más que el efecto de nuestras propias acciones individuales y luego existe el karma colectivo, que es el resultado de las acciones tomadas por las organizaciones a las que pertenecemos y los políticos que nos representan.

Pensando en términos de nuestra pequeña vida, es fácil que al preguntarte ¿qué culpa tienes tú de qué Occidente cerrara los ojos a la opresión soviética de sus pueblos y al régimen que la sucedió durante tantos años? ¿Qué culpa tienes tú del exterminio de pueblos indígenas en el nuevo mundo? ¿Qué culpa tienes tú de que se siga explotando a minorías étnicas a través del neocolonialismo de grandes multinacionales españolas que contaminan regiones y enferman a las personas que viven allí?, respondas que tú no tienes nada que ver con todas estas injusticias.

(Saad Chaudhry, UNSPLASH)

Pero esto no es así. Por indeseable que sea la herencia, aunque no estemos de acuerdo, aunque hayan pasado muchos años, aunque nos parezca que no podemos hacer nada, estas injusticias sobre las que nos alzamos tienen todo que ver con nosotros. Alguien siempre acaba asumiendo la responsabilidad o dicho de otra forma, pagando el pato. Si no somos nosotros los responsables ¿quién va a ser?

La prueba de nuestra responsabilidad es que las consecuencias de nuestras acciones, individuales y colectivas siempre llegan. Tardarán más o menos pero se van a presentar y ya lo están haciendo. Lo hacen en forma de una guerra inesperada, de la subida de la luz, del cambio climático, de un ataque terrorista, de una crisis económica o de cualquier otro entramado de formas. Si no las recibimos nosotros, lo harán las generaciones futuras.

Y mientras tanto ¿qué puedes hacer con todas estas semillas de negatividad plantadas en nuestro espacio colectivo? Atención: puedes hacer MUCHO. ¡Puedes hacer tanto! Puedes convertirte en agente purificador de karma colectivo, liberándote y liberando a las generaciones venideras de su tóxica losa y ¡atención!: puedes disfrutar haciéndolo. Te doy algunas ideas:

  1. INFÓRMATE. Infórmate y deja que la información relativa a tu karma colectivo te afecte, no para encerrarte en tu cinismo, sino para hacerte más humano, abriéndote el corazón.  Pídele a Dios que el dolor no te sea indiferente. Ensancha así comprensión de tu entorno y del maldito fardo que cargas, que cargamos. Asúmelo como tuyo.
  2. SÉ CRÍTICO CON TUS GOBERNANTES. Por ejemplo El PSOE dijo en su último programa electoral que respetaría el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Pues mintió. Cuando algo así ocurra con cualquier partido político, pues expresa tu desacuerdo y no les vuelvas a votar. Si muestras neutralidad frente a injusticias, estás como decía Desmond Tutu, poniéndote al lado del opresor.
  3. NO TRABAJES PARA EL MAL. Si la organización por la que trabajas explota a seres humanos, contamina, destruye o genera cualquier tipo de mal, no lo dudes, cambia de trabajo.
  4. CONTRIBUYE con lo que puedas. Habla de ello con tu entorno. Solidarízate con la causa que más te mueva. Dedica tiempo, energía y dinero, el que puedas pues ¡todo suma!
  5. SIENTE LAS EMOCIONES. Cuando te acerques a las injusticias, reconócelas y siente lo que emerja. Aunque pueda sonar a poco no lo es. Recuerdo que en la etapa del camino de Santiago desde Pamplona a la cuesta del Perdón, me entraron unas repentinas ganas de llorar sin saber porqué. Dejé brotar las lágrimas durante un buen rato, y al reprender la marcha encontré un cartel indicando que en aquél lugar habían sido fusilados una veintena de personas durante la Guerra Civil. Este post no da para explicarlo, pero cada vez que sientes emociones que no pudieron ser expresadas por las personas que recibieron el trauma, estás liberando a la vida misma de las cadenas causadas por acciones negativas1.

Te animo a ser consciente del karma colectivo, para que cuando llegue y te ponga de rodillas2, no te sorprendas demasiado. Muy pronto vas a estar muerto, así que ponte las pilas y conviértete en un agente purificador de karma. Brillarás y puede que sea lo que más sentido dé a tu fulgurante vida.

(1) Para más información, te recomiendo el trabajo de Thomas Hübl.

(2) De la canción Instant Karma de John Lennon.

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¿Evitas el compromiso al estilo Shakira – Piqué? Tal vez no sea una buena idea

Después de la ruptura de Gerard Piqué y Shakira, leo las declaraciones de Shakira en la entrevista en 60 Minutes, las razones por las que no había pasado por el altar: “Para decirte la verdad, el matrimonio me asusta un montón. (···) No quiero que me vea como su mujer. Prefiero que me vea como su chica». Por otro lado, Piqué compartía la visión de su ex en relación al matrimonio. Sea por la razón que sea, los patrimonios de ambos, su diferencia de edad, los miedos de cada uno… Shakira y Piqué no se casaron. No dieron el paso con uno de los mayores compromisos que pueden darse con otro ser humano.

No es posible saber si de haberse casado, se hubieran separado o no. Sin embargo, no comprometerse al cien por cien no ayuda a que las cosas funcionen y menos una relación de pareja con hijos – hablo por experiencia -, por mucho amor que haya por medio.

El futbolista Gerard Piqué y la cantante Shakira, en una imagen de 2016. / GTRES

Como cada día atestiguo en mi práctica de coaching, las personas evitan de mil formas el compromiso de pareja y lo hacen justificándose de distintas formas: “nuestro amor no necesita papeles”, “prefiero que se sienta libre”, “el casarse no cambia nada”…

Sin embargo, en lo profundo, cada uno sabe las razones por las que decide no comprometerse a través de una unión formal. Algunas de ellas, aunque cueste reconocerlas tienen que ver con estos términos de relación:

  • Estoy contigo pero si encuentro algo mejor te dejo
  • Estoy contigo solamente para pasar un buen rato y si las cosas se ponen mal, me largo
  • Como tú no estás al 100% en la relación, pues yo tampoco
  • Estoy contigo pero mantengo mis reservas (emocionales, financieras, de relaciones,…) por si las moscas
  • Con toda la oferta de relaciones que hay en redes sociales y más, no me voy a mojar

Da igual que no reconozcas los motivos que te mueven a evitar comprometerte. Estos motivos u otros similares están allí y modelan vuestra relación: las cosas que os decís y las que no, lo que esperáis el uno del otro, lo que podéis construir juntos,…y sobretodo, la resiliencia de la relación frente a los retos más difíciles.

Los retos llegan siempre: enfermedad, pérdida, crisis…Y es entonces cuando el compromiso marca la diferencia. Estar en una relación sin comprometerte es como navegar en una balsa de troncos, con las primeras olas bravas, la relación se va a pique. En cambio, con compromiso, el casco de la nave es fuerte y al igual que un velero en plena tempestad resiste los embates del viento y el mar, agitándose fuertemente pero sin volcar. Es en estos momentos que el compromiso te recuerda la promesa que hicisteis y el amor que os movió. Es el compromiso el que contiene a la pareja a través de las dificultades y del sufrimiento. No, el compromiso no te libra de la posibilidad de naufragar, pero la minimiza. Porque un buen compromiso facilita que cuando las cosas se pongan feas, lo primero que se te pase por la cabeza no sea marcharte, sino luchar para capear el temporal. Esta orientación sitúa a las parejas comprometidas y a las que no lo están en dos universos completamente distintos.

Cualquier relación de pareja madura es una olla a presión que saca a relucir todo aquello de tu carácter que necesita ser transformado para crecer y evolucionar. Y es el compromiso el que te facilita soportar las altas temperaturas, mientras las aristas caducas de tu forma de ser se funden, forjando a los dos en una alianza más fuerte.

Para comprometerse de verdad hay que estar dispuesto a reconocerse vulnerable. Abrir el corazón a otra persona sabiendo que puede lastimarlo. Significa mostrarse tal y como uno es y apostar por algo más allá de uno mismo. Al hacerlo uno se libra a una dura epopeya y también a una experiencia de profundo sentido existencial. Por ello, si prefieres conformarte con una relación o relaciones superficiales, no quieres evolucionar y tienes miedo a que te hagan daño, olvídalo, el compromiso no es para ti. El compromiso es sólo para los valientes que quieran una relación de verdad y tengan agallas para darse a ella.

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¿Qué sistema necesitas para hacer realidad tu propósito? El caso de Oscar Camps (Open Arms)

Visualiza una zodiac diseñada para llevar a siete personas cargada con treinta, cruzando los nueve kilómetros que separan a Turquía de la isla griega de Lesbos. Imagina que los mafiosos que pilotan la lancha hacen saltar a las personas al mar a menos de un kilómetro de la playa para evitar que les pillen. Imagina que muchos no saben nadar. Visualiza ahora a otra zódiac con dos socorristas intentando salvar a los treinta antes de que se hundan para siempre a pocos metros de la playa. Parece ficción, pero no lo es: así fue el comienzo de Open Arms como documenta la película  Mediterráneo.

En este post continúo la exploración sobre los elementos necesarios para cumplir tus propósitos de año nuevo  que sigue a las dimensiones exploradas anteriormente: relaciones, valores y creencias.

El esfuerzo personal de Oscar Camps por parar la sangría de personas que morían en el intento de de llegar a Europa desde Turquía, se transformó en un esfuerzo organizado tomando la forma de Open Arms. ¿Y qué es Open Arms? Open Arms son personas con un propósito y una misión mucho más allá de sí mismos. Open Arms son relaciones entre estas personas pero también con otros actores que actúan fuera del mar. Open Arms son las acciones que llevan a cabo cada salvando vidas e influenciando políticas. Open Arms también es un sistema.

Para cumplir su misión, el sistema de Open Arms se articula, a grosso modo, a través de:

  1. Dinero que reciben de sus socios y donaciones mediante los cuales financian personal técnico y material
  2. Personal técnico (capitán de barco, socorristas, personal médico…).
  3. Material técnico (barco, salvavidas, mantas térmicas…).
  4. Espacios y tiempos concretos: actúan en el Mediterráneo y también en situaciones de emergencia como la guerra de Ucrania.
  5. La tecnología necesaria para que todo funcione: web, redes sociales, etcétera.

Fíjate bien: dinero, personal técnico, material, espacio, tiempo y tecnología. Estos elementos son los componentes de cualquier sistema. De no contar con este sistema, la semilla de Open Arms no habría podido crecer hasta convertirse en la fuerza de cambio social y política que es hoy día: salvando vidas – ya llevan más de 61.000 – y denunciando las razones por las cuales el Mediterráneo es la mayor fosa común del planeta.

Para que tus propósitos florezcan, al igual que Open Arms, tu también necesitas un sistema. Crear un sistema consiste en generar las condiciones que hagan la realización del mismo inevitable. Por ejemplo si tu objetivo consiste en encontrar un trabajo más alineado con tus valores, probablemente necesites ponerte las pilas con Linkedin (tecnología) y tal vez formarte en algún ámbito nuevo (tiempo y dinero). Si tu propósito tiene que ver con superar las dificultades con tu pareja es probable que te convenga dedicar tiempo para hablar de vuestra situación (tiempo y espacio), tal vez necesites contar con una terapeuta (personal técnico y dinero) y dedicar el tiempo necesario a acudir a las sesiones (tiempo).

En cambio, si te olvidas de crear un buen sistema, la inercia de tu vida y todo tipo de resistencias boicotearan tu propósito. Sin tiempo dedicado a tu propósito, sin dinero, sin el material necesario, sin espacios, sin tecnología y sin personal técnico, tu propósito se ahogará como un bebé indefenso que cae al mar.

Sin embargo, enfocarse demasiado en crear un sistema ideal tiene un riesgo: paralizarte. Es decir no pasas a la acción porque no lo tienes todo perfecto para empezar. Si Oscar Camps hubiese esperado a tener Open Arms seguramente no hubiese ni siquiera empezado. Por esto empezar es tan importante, empezar eso sí, teniendo un propósito más allá de ti mismo. Te cuento más en un próximo post.

Ahora quiero invitarte a considerar esta pregunta:  ¿Qué sistemas necesitas poner en marcha para llevar a cabo tu propósito?

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Por qué tu salud mental te agradecerá limitar tu exposición a los medios. Pautas básicas para conseguirlo

En un programa reciente Pablo Motos le preguntaba a la cantante Valeria Castro sobre el estado de la Palma, isla en la que reside. Pablo explicaba “que al volcán de la Palma lo tapó la Omicron, a Omicrón la tapó la crisis del PP, a la crisis del PP la tapó la guerra, y así vamos.

Vivimos en un permanente estado de alarma sostenido por la industria de los medios de comunicación.

Esto no significa que las crisis no sean reales, ni graves. El problema emerge cuando por sobreexponernos a las noticias de determinada realidad, nuestra salud mental se ve afectada. Gómez y Berrio, investigadoras de la Universidad de Barcelona documentaban de qué forma exponernos a noticias de la crisis del covid estaba dañando nuestra salud mental. Yo misma lo he constatado en las personas que han acudido a mi consulta de coaching durante este periodo, muchas marcadas por un estado de ánimo depresivo y apático.

Salimos de una pandemia de dos años durante la que el miedo al contagio, a la muerte y al colapso del sistema sanitario nos ha acompañado. Ahora acaba de empezar el grave conflicto de la guerra ruso-ucraniana acaparando la mayoría de espacios mediáticos.

Ante cualquier situación de crisis es normal que surjan sentimientos de ansiedad y miedo. La clave está en cómo los gestionamos. Algunas personas intentan calmar su ansiedad consultando de forma compulsiva los medios de comunicación sobre el tema. Esto fija su atención en el problema y agudiza su ansiedad, pudiendo desencadenar en desórdenes mentales.

Manos de persona con ipad

(Taras Shypka, UNSPLASH)

La influencia de los medios de comunicación es fuerte pero no todopoderosa y es importante darse cuenta de ello. Tu vida está en tus manos y por esta razón puedes tomar medidas para proteger tu salud mental de las consecuencias de la infoxicación. Te doy unos tips para conseguirlo:

1-    MODIFICA TU EXPOSICIÓN A LOS MEDIOS de comunicación y observa cómo afecta a tu estado de ánimo. Por ejemplo, si los miras cada vez que no sabes que hacer, prueba a hacerlo tres veces al día por ejemplo y observa de qué forma cambia tu estado de ánimo cuando lo haces.

2-    PREPÁRATE ANTES DE EXPONERTE. Toma unos segundos antes de ver los medios para conectar con algo más grande que tú. Expande tu conciencia y considera que lo que vas a ver es un duro y complejo episodio de la humanidad de entre los muchos que ha habido.

3-    SUELTA LA CARGA después de exponerte a los medios de comunicación. A veces es necesario gritar, moverse, garabatear en un papel o ir dar un paseo para sacudir de tu cuerpo las emociones de aquello a lo que has estado expuesto. Si lo sientes así, hazlo.

4-    PROTEGE TU DESCANSO. La exposición a dispositivos electrónicos antes de ir a dormir está asociado a un empeoramiento del descanso y a una alteración del ciclo de sueño/vigilia. Limitar tu exposición a la tele, móvil, ordenador a partir de cierta hora por la tarde puede ayudarte a descansar mejor, lo que es fundamental para tu salud mental.

5-    CAMBIA DE TEMA en conversación. El usual monotema (covid, la guerra,…) se apropia de las reuniones sociales ante nuestra impávida indefensión aprendida. Practica el arte de cambiar de tema para evitar dejarte arrastrar a espirales negativas o angustiantes, o simplemente levántate y sal a tomar el aire.

Cultivar un estado de ánimo saludable, centrado y positivo no solamente no es un acto egoísta, sino que constituye una de las mayores responsabilidades que tenemos como adultos. Cuando lo haces, contribuyes silenciosamente al bienestar de todos lo que te rodean.

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