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Shakira, olvidarte de las formas y tuuuuuu

Una reacción popular a la última canción de Shakira con Bizarrap ha sido la de rasgarse las vestiduras por los contenidos de la letra: que si es antifeminista por cargar con la suegra y la novia de su ex, que si será perjudicial para los hijos, que si todo es un montaje para ganar pasta de la forma más rastrera…No me sorprende pues estamos en la era de lo políticamente correcto, en la era de la cultura woke. Sin embargo la corrección política, o lo que en la vida personal se traduce en guardar las formas, intentar quedar bien y no hacer daño a nadie, a veces puede ir en contra nuestro, a veces puede significar nuestro fin.

En la vida de verdad, esa que tiene lugar en el barro, con injusticias, traiciones, accidentes, enfermedades, amores que mueren, golpes bajos y humillaciones de todo tipo, en ciertos momentos es necesario decir las cosas por su nombre. A veces es necesario romper algunos platos. En ocasiones es preciso herir sensibilidades. Y esto es precisamente lo que hace Shakira en su última canción, cuando le canta las cuarenta a su ex y a su entorno, diciendo lo que piensa sin filtros ni tapujos.

Lo de Shakira es liberador, es empoderador, es inspirador porque tu vida, al igual que la suya o la de cualquier otro humano, a veces necesita que perdamos las formas y sintonicemos con la materia prima de lo que somos. Entonces, conectar con nuestro instinto nos permite decirle a una persona tóxica que no queremos volver a verla en la vida. Nos permite mandar a la mierda a nuestro jefe y dejar el trabajo que nos consume para encontrar uno mejor. Nos permite demostrarnos quienes somos a nosotros mismos y al mundo y así empezar de nuevo.

Porque pasarte de la raya, olvidarte de las formas y decir aquello que sientes y piensas al igual que una loba, a veces, es justo lo que necesitas para conectar con tus propias fuerzas, transformar la situación y seguir plantándole cara a la vida.

Uuuuuuu.

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Por qué no necesitas ser Shakira para sanar a través la expresión artística

Justo después de su separación de Gerard Piqué, Shakira empezó a sacar temas que eran demasiado parecidos a la situación que acababa de vivir. Aunque con su natural elegancia no lo reconocía abiertamente, a los ojos de todos estaba claro cuál era su fuente de inspiración: su dolor. El dolor de la rotura sentimental con el padre de sus dos hijos.

Shakira,  al igual que los artistas y creadores de todos los tiempos, tomó algo doloroso, indeseable y sin solución, y lo convirtió a través del arte en una forma de expresión que gustaría a millones de personas.

El primer hit fue el Te felicito en el que con su sonrisa angelical pronunciaba palabras demoledoras “La gente de dos caras no la soporto /Yo que ponía las manos al fuego por ti/ Me tratas como una más de tus antojos”. En su más reciente clip, resulta impactante ver a Shakira con un hueco masivo en el corazón que ha sido dinamitado brutalmente, por según ella la monotonía.

 

Cuando Shakira crea canciones sobre su traumática separación, no solamente está haciendo su trabajo, sino que también está curando sus heridas psicológicas. Lo hace, porque dar forma a nuestro dolor a través de cualquier expresión artística es terapéutico por definición. Lo es porque nos invita a intimar con nuestro dolor, aceptarlo y transformarlo, para en cierto momento de gracia, trascenderlo.

Tal vez te digas…¿y qué? Sólo hay una Shakira. Tienes razón, por ello no voy a animarte a imitarla. Sí que te invito en cambio, a tomar tus experiencias dolorosas, esas a las que preferirías darles la espalda, aquellas que rehuyes, de las que te avergüenzas y hacer lo que ella hace: explorarlas intencionadamente a través de una forma propia de expresión artística.

Para hacerlo puedes seguir estas pautas:

1- ELIGE UNA FORMA DE EXPRESIÓN: dibujar, escribir, cantar, componer, bailar, modelar barro, coser…tu imaginación es el límite.

2- (¡MUY IMPORTANTE!) OLVÍDATE DE HACER NADA BONITO: tu objetivo no es que tus creaciones gusten a nadie – seguramente no te gustarán ni a ti, lo que es lo de menos. Tu intención con esta práctica es intimar con aquello que te ha sucedido y la expresión artística es una forma de estudiarlo de forma curiosa y desde ángulos dispares.

3- MANTENTE CONECTADO CON TU INTERIOR: siente, siente y siente. Siente lo que sientas y no te juzgues por ello. Al crear, al expresarte, abrirás el cauce de sentir…déjalo correr sin control. En la orilla del proceso creativo estás a salvo.

4- NO BUSQUES EL SENTIDO: la creación a menudo es inconsciente y no es posible entender lo que creamos hasta después de hacerlo y a veces ni tan siquiera entonces. Por ello, mientras estás creando evita entender o etiquetar lo que vaya surgiendo. Simplemente sé un canal para que lo que quiera ser expresado se manifieste a través tuyo.

5- (SI TE SIENTES INCLINADO A ELLO) COMPARTE LO CREADO con un amigo, tu mascota, un árbol o tu pareja. Si decides hacerlo con un humano, explícale bien que no se trata de valorar la calidad artística de la creación, sino de escuchar lo que te ha movida a crearlo, lo que has sentido al hacerlo y tal vez lo que le sugiere a la otra persona.

6- GUARDA O TIRA TU CREACIÓN. Una forma de expresión que uso a menudo es dibujar o escribir en la pared de pizarra cerca de la cocina. El mantra o dibujo se queda unos días, y cada vez que paso por delante suyo algo interno se recoloca. Borrarlo es un gesto liberador. Me recuerda que no necesito aferrarme a nada, ni tan siquiera a valiosos aprendizajes.

Nadie escapa a lo indeseable por mucho que lo intente. Sanar de las experiencias traumáticas de las que está plagada la vida y recobrar la cordura a través de la expresión artística es algo que necesitas probar. Cuando lo descubras te preguntarás como has podido vivir tanto tiempo sin ello.

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¿Evitas el compromiso al estilo Shakira – Piqué? Tal vez no sea una buena idea

Después de la ruptura de Gerard Piqué y Shakira, leo las declaraciones de Shakira en la entrevista en 60 Minutes, las razones por las que no había pasado por el altar: “Para decirte la verdad, el matrimonio me asusta un montón. (···) No quiero que me vea como su mujer. Prefiero que me vea como su chica». Por otro lado, Piqué compartía la visión de su ex en relación al matrimonio. Sea por la razón que sea, los patrimonios de ambos, su diferencia de edad, los miedos de cada uno… Shakira y Piqué no se casaron. No dieron el paso con uno de los mayores compromisos que pueden darse con otro ser humano.

No es posible saber si de haberse casado, se hubieran separado o no. Sin embargo, no comprometerse al cien por cien no ayuda a que las cosas funcionen y menos una relación de pareja con hijos – hablo por experiencia -, por mucho amor que haya por medio.

El futbolista Gerard Piqué y la cantante Shakira, en una imagen de 2016. / GTRES

Como cada día atestiguo en mi práctica de coaching, las personas evitan de mil formas el compromiso de pareja y lo hacen justificándose de distintas formas: “nuestro amor no necesita papeles”, “prefiero que se sienta libre”, “el casarse no cambia nada”…

Sin embargo, en lo profundo, cada uno sabe las razones por las que decide no comprometerse a través de una unión formal. Algunas de ellas, aunque cueste reconocerlas tienen que ver con estos términos de relación:

  • Estoy contigo pero si encuentro algo mejor te dejo
  • Estoy contigo solamente para pasar un buen rato y si las cosas se ponen mal, me largo
  • Como tú no estás al 100% en la relación, pues yo tampoco
  • Estoy contigo pero mantengo mis reservas (emocionales, financieras, de relaciones,…) por si las moscas
  • Con toda la oferta de relaciones que hay en redes sociales y más, no me voy a mojar

Da igual que no reconozcas los motivos que te mueven a evitar comprometerte. Estos motivos u otros similares están allí y modelan vuestra relación: las cosas que os decís y las que no, lo que esperáis el uno del otro, lo que podéis construir juntos,…y sobretodo, la resiliencia de la relación frente a los retos más difíciles.

Los retos llegan siempre: enfermedad, pérdida, crisis…Y es entonces cuando el compromiso marca la diferencia. Estar en una relación sin comprometerte es como navegar en una balsa de troncos, con las primeras olas bravas, la relación se va a pique. En cambio, con compromiso, el casco de la nave es fuerte y al igual que un velero en plena tempestad resiste los embates del viento y el mar, agitándose fuertemente pero sin volcar. Es en estos momentos que el compromiso te recuerda la promesa que hicisteis y el amor que os movió. Es el compromiso el que contiene a la pareja a través de las dificultades y del sufrimiento. No, el compromiso no te libra de la posibilidad de naufragar, pero la minimiza. Porque un buen compromiso facilita que cuando las cosas se pongan feas, lo primero que se te pase por la cabeza no sea marcharte, sino luchar para capear el temporal. Esta orientación sitúa a las parejas comprometidas y a las que no lo están en dos universos completamente distintos.

Cualquier relación de pareja madura es una olla a presión que saca a relucir todo aquello de tu carácter que necesita ser transformado para crecer y evolucionar. Y es el compromiso el que te facilita soportar las altas temperaturas, mientras las aristas caducas de tu forma de ser se funden, forjando a los dos en una alianza más fuerte.

Para comprometerse de verdad hay que estar dispuesto a reconocerse vulnerable. Abrir el corazón a otra persona sabiendo que puede lastimarlo. Significa mostrarse tal y como uno es y apostar por algo más allá de uno mismo. Al hacerlo uno se libra a una dura epopeya y también a una experiencia de profundo sentido existencial. Por ello, si prefieres conformarte con una relación o relaciones superficiales, no quieres evolucionar y tienes miedo a que te hagan daño, olvídalo, el compromiso no es para ti. El compromiso es sólo para los valientes que quieran una relación de verdad y tengan agallas para darse a ella.

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