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Hoy es el día de la transición justa en la COP25

Hoy, 12 de diciembre, es el día de la Transición Justa en la Cumbre de Cambio Climático que está celebrándose en Madrid.

La transición justa es la transición hacia una economía baja en carbono y resiliente al clima, que maximiza los beneficios de la acción climática a la vez que minimiza los impactos negativos en los trabajadores y en los territorios afectados. La transición justa es una agenda de ambición climática y de solidaridad con los territorios y los grupos de población más vulnerables.

Hoy es un día de reconocimiento a la labor realizada para que la transición justa fuera incluida en el Acuerdo de París y sea un concepto consolidado en las negociaciones climáticas. Las organizaciones sindicales han peleado duro en el marco de las Naciones Unidas para mostrar las interrelaciones entre la acción climática, los derechos humanos y la justicia social.

También tenemos que felicitarnos porque, en el ámbito español, en poco más de un año y con un Gobierno “inestable”; se han producido avances fundamentales para disponer de un valioso marco estatal de transición justa. Esto es así por tres razones.

En primer lugar, porque el diseño de los borradores de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética y del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) han demostrado una voluntad clara de aumentar la ambición climática respecto al punto de partida en el que estábamos, -sin entrar a valorar que sean textos mejorables-.

En segundo lugar, porque, en un plazo exprés, el Gobierno ha tenido que hacer los deberes que dejaron sin hacer anteriores ejecutivos y ha logrado alcanzar un acuerdo social para minimizar los impactos del cierre de la minería, además de poner en marcha un plan de acción urgente para la reactivación de las zonas más afectadas por el abandono del carbón. Ha defendido el principio de que la transición justa exige proteger a los trabajadores y a las trabajadoras y a los territorios más vulnerables. España es, probablemente, el país que más rápido se está deshaciendo del carbón en toda Europa (a pesar de no haber establecido, como tal, un calendario de cierre) y para ello se están ampliando todos los mecanismos de protección social al alcance y se están comprometiendo más de 600 millones de euros para las zonas afectadas.

En tercer lugar, porque se ha adoptado una Estrategia Nacional de Transición Justa que deja claro que esta no sólo va del abandono  del uso del carbón. En el medio plazo se producirán otros procesos de cierre, como el derivado del final de la vida útil de las centrales nucleares, y la transición energética atravesará muchos otros sectores estratégicos como son la automoción, los sistemas de transporte o la industria pesada electro intensiva, entre otros. Además, la transición justa también es una herramienta para construir sociedades más resilientes.

Los escenarios de calentamiento global de más de 1,5 ºC auguran impactos severos en los países mediterráneos y, por tanto, será necesario adaptarse a un clima diferente, con extremos meteorológicos y a una menor disponibilidad de agua, entre otras consecuencias.

Eso representa también un desafío sin precedentes para repensar actividades como el turismo o la agricultura, que se sustentan en un desmedido consumo de agua y que son importantes fuentes de ingresos para muchas regiones.

España sigue ocupando los primeros puestos en tasas de desempleo, precariedad laboral, desigualdad de Europa y de proporción de trabajadores pobres de la OCDE. Ninguna estrategia de país puede dejar de lado las posibilidades de futuro de las actuales generaciones y de las que están por venir. Hoy es, por tanto, un día de celebración y reivindicación de la transición energética justa en España y en todo el mundo.

Por estos motivos, hoy jueves 12, en esta COP25, la sociedad civil alzará la voz por la justicia climática, la asunción de reglas fuertes que protejan todos los derechos humanos, los de la gente trabajadora, los de las mujeres, los de la juventud y los de las comunidades indígenas. Nuestras vidas, nuestros medios de subsistencia, nuestros empleos, nuestros territorios y nuestra dignidad dependen de que los gobiernos se comprometan y asuman con urgencia una mayor responsabilidad.

emisionesPor Begoña María Tomé – Gil – Patrona de Fundación Renovables y responsable de Energía y Cambio Climático de ISTAS

España no se merece que suspendamos sistemáticamente en el ranking de energía sostenible

Por Concha Cánovas – Experta en energías renovables

Un año más al llegar estos meses diversas organizaciones publican sus análisis sobre la evolución de los logros alcanzados durante el año anterior en lo que a política medioambiental y energética se refiere.

Y desgraciadamente viene ya siendo habitual que España presente  sistemáticamente y, por difícil que parezca,  un empeoramiento de nuestras magnitudes básicas como las emisiones de efecto invernadero, penetración de renovables en el mix energético, dependencia energética.., tanto con respecto al año precedente, como con los países de nuestro entorno.

A modo de ejemplo, entre las más recientes podemos mencionar:

  • El Informe 2016 del Observatorio de Energía y Sostenibilidad en España de la cátedra BP y la Universidad de Comillas ICAI-ICADE que destaca el continuo empeoramiento de los indicadores de sostenibilidad energética a lo largo del año con un aumento de la intensidad de carbono de la economía española, al contrario de lo que sucede en la OCDE: aumento de las emisiones de CO2, (un 16%) principalmente las asociadas al sector energético, aumento de la contribución  de las energías fósiles al mix energético en el año 2015 y especialmente el aumento del consumo de carbón (un 20%); lamentando que no se hubiera aprovechado la favorable coyuntura de precios de los combustibles bajos de estos años para mejorar nuestra eficiencia energética.
  • En el análisis comparativo que realiza Carbon Market Watch sobre los esfuerzos que hacen y quieren  hacer los países de la Unión Europea para combatir el cambio climático España se presenta como uno de los países que menos esfuerzos realiza.

Estos resultados son consecuencia de una política cada vez más cortoplacista, como vino a corroborar en su día el propio secretario de estado de energía al declarar que no era necesaria una planificación energética; que por encima de todo persigue maximizar el beneficio de lo que tenemos  perpetuando el estatu quo del sector, sin adoptar las necesarias políticas disruptivas que venimos reclamando desde hace tiempo desde la Fundación Renovables.

Y  precisamente en un contexto como el que acaba de señalar, y  en el que al mismo  tiempo la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su Declaración anual sobre el estado del clima en el mundo, alerta que el año 2016 rompió todos los récords al alcanzarse una temperatura máxima mundial sin precedentes, que un grupo de 24 expertos en energía ha enviado una carta abierta al presidente del Gobierno abogando por una transición energética en España con la finalidad de que “nuestro país retome el liderazgo en sectores como las energías y tecnologías limpias y eficiencia energética”; si bien la petición no deja de ser una pura utopía a la vista del interés demostrado en la materia por nuestros responsables energéticos, por lo menos cabe esperar que,  a la vista de que entre los firmantes se encuentran antiguos responsables en política energética  con gobiernos del propio partido popular, se les haga más caso que al resto de expertos que venimos denunciando la situación en estos últimos años, y por fin dejemos de aparecer en la cola de los países con peores ratios de evolución medioambiental y energético, posición que ni nos merecemos, ni nos corresponde como país.